Si mi yo de 2015 hubiera viajado en el tiempo hasta mi yo de diez años en el pasado para avisarle de que en el futuro una editorial española recuperaría íntegramente a mis queridos Johan y Pirluit y, en vista del éxito obtenido, crearía un sello ad hoc para resarcir a nuestro mercado de carencias endémicas en la BD infantil y juvenil, créanme: le habría pegado un tiro por embaucador. En 2005 una línea como Fuera Borda, acogiendo en gruesos tomos series maltratadas como Natacha o Benito Sansón, más que una quimera era un dislate absoluto. Entonces yo ni sabía que, ocultas a mi radar comiquero, había piezas tan maravillosas como Quena y el Sacramús, creados por
Gos, quien había colaborado con
Como vimos, El continente de las dos lunas, última entrega recogida en el volumen anterior, introducía cambios sugerentes en el pasado y las motivaciones de los protagonistas y abría un rico universo de posibilidades argumentales, amén de suponer una referencia de calidad. El tótem del espacio arranca de estos elementos para, en un abrir y cerrar de ojos, regresar a los terrenos de El heredero del inca (también en el tomo precursor), con su lúdica mezcla de ciencia ficción y fantasía barnizada de secretos de civilizaciones perdidas. Esta cuarta aventura, en forma de invasión frenética, conjuga intereses variopintos: navíos del espacio, dominación mental, robots implacables, dinosaurios parlanchines, rayos materializadores, etc. Los conceptos se suceden sin respiro, aliviados por el humor constante y las certeras explicaciones del Sacramús, siempre con respuestas, trucos y diversas valentías para salvar los peligros que les acosan. El dibujo afianza logros pasados (por ejemplo: las dinámicas coreografías para las secuencias de acción) y gana en confianza, sobre todo en la perfecta integración entre los protagonistas humanos y los distintos animales poseídos por la inteligencia exterior. Es posible que el ritmo desmaye un poco hacia el final, por acumulación de peripecia tras peripecia, pero las planchas se devoran con diversión genuina.
La sombra del clásico La guerra de las Siete Fuentes, del maestro Peyo, parece sobrevolar el capítulo El fantasma del cosmos, al menos en lo que respecta a la inspiración del espectro sobrenatural. Por supuesto, la trama es muy distinta. Un alienígena busca en la tierra un dispositivo de almacenaje de conocimientos antiguos que permitirían sobrevivir a su especie, devastada por las guerras. Quena y el Sacramús se embarcarán en una trepidante persecución espacial para despistar a los enemigos del fantasma, con escenas que anticipan episodios de la celebérrima saga galáctica de
La llegada de los galaxianos marca el sexto álbum de la serie: La fuga del Sacramús. Estos pequeños extraterrestres verdes venían protagonizando sucintos cameos desde el tercer episodio (El continente de las dos lunas, de nuevo), con breves acotaciones y chistes; aquí hacen su puesta de largo y volverán a menudo, comenzando por la siguiente entrega (en el volumen 3), titulada, en su provecho, Los galaxianos. Si la portada no anunciara la irrupción de los nuevos seres, nadie habría sido capaz de predecirlos atendiendo a las páginas iniciales: el Sacramús, frustrado por la obligación de permanecer oculto a los ojos curiosos del vecindario, ensaya distintos planes para revocar su encierro. La situacion se descontrola cuando traba amistad con un juguetero a quien propone crear un muñeco electrónico con su semblanza. La trama parece burlarse del sensacionalismo de los caza-ovnis profesionales, insiste más en la comicidad que en la fantaciencia y deja para el siguiente título cabos sin atar. Inevitablemente, los galaxianos recuerdan a los pitufos de Peyo, en los que Gos había trabajado como asistente (p.ej.: Los pitufos y el Ketekasco), aunque carecen de idioma propio y la distinción por habilidades, aficiones y tareas (el pitufo bromista, el fortachón, el romántico, el pastelero, etc.) se antoja menos clara.
Completa el volumen un estupendo artículo del especialista
Animado por tu reseña del primer tomo y por apoyar a mis queridos amigos de dolmen( son veinte años ya con ellos en mi vida)me anime a adquirir dicho volumen y no me arrepiento nada.una delicia llena de ritmo diversión y un , como no, delicioso dibujo.perfecto para desintoxicarse de complicaciones super heroicas varias .
Acabará por caer este segundo
la verdad es q dolmen se lo esta currando mucho,la cole de johan y pirluit es genial,y la de los hombrecitos esta muy bien,espero q sigan recuperando mas material de fuera borda,a mi si me sacan tomos de bermudillo y el agente 327 me haran un hombre muy feliz,de esta del sacramus es q tengo pocos recuerdos de niño,pero cuando disponga de mas capital pienso comprarme los dos tomos q ya han salido
Para mí esta serie ha sido la gran revelación de la línea Fuera Borda. No la conocía de nada y me tiene enganchado. Después de Johan y Pirluit -absolutamente insuperables en mi podio particular- Natacha y Quena son mis favoritas.