Si tan solo por un día pudiera sentir un cuerpo en mi cuerpo, una risa, un estornudo, un caudal de sangre, algo.
Como dice Gerardo Vilches en el prólogo,
Posiblemente el gran tema de la obra de Montatore sea la muerte, que en el fondo es hablar de la vida, ya que la muerte no deja de ser la última parada en la que todos nos bajamos. Así que en este cómic opta por contarnos una historia donde la personificación de la muerte, cansada de su trabajo, decide experimentar la vida para tratar de comprenderla y decidir si seguir con su trabajo o dejarlo. Este argumento de base no es particularmente novedoso, ya que la muerte como personaje ha sido tratada en diversos medios. Entre los más destacados podríamos mencionar a la hermana de Morfeo en la serie de Vertigo Sandman de Neil Gaiman, en el cine la película de Ingmar Bergman El séptimo sello y en novela habría que mencionar a la Muerte de Mundodisco de Terry Pratchett, que por el tomo cómico es la más parecida a la de esta obra, además argumentalmente Mort, la cuarta novela de la saga, tiene un planteamiento muy similar. Sin embargo, en Queridos Difuntos encontramos la pátina de originalidad que vemos en todas las obras de Montatore, un autor que siempre consigue crear una obra diferente y personal.
El tebeo tiene una estructura que recuerda mucho a una obra de teatro ya que está dividida en seis actos, además de contar con un coro que sirve para marcar el final de cada uno de ellos. En los distintos capítulos vemos como la muerte va descubriendo las emociones y con sus manifestaciones físicas que nos convierten en humanos. Su representación de la muerte resulta un ser encantador por su ingenuidad que contrasta con la picaresca del demonio que le acompaña. Juntos emprenden un viaje sin rumbo fijo que los lleva a cruzarse con una gama de personajes de lo más variopinto. Como siempre, el viaje resulta ser algo secundario, pero le servirá para conocer las lágrimas que acompañan a la pena, las risas que nos llenan de alegría y el dolor tanto físico y como espiritual. Todo ello le llevará a una reflexión sobre el sentido de la vida y la muerte que resultan un auténtico baño de la realidad más amarga. Pero lejos de ser un tebeo oscuro, su lectura resulta refrescante sobre todo por unos diálogos geniales mezclando con situaciones descacharrantes. Montatore tiene un fino sentido del humor heredero del que vemos en grandes de la literatura en castellano como Umbral, Mihura o Valle-Inclán o en algunas de las obras de Max, uno de sus grandes referentes según ha confesado en multitud de ocasiones. Esos referentes conectan su obra con una idea de hacer del arte algo popular, algo que también vemos en la forma de hablar de sus personajes y en las abundantes coplas que hay a lo largo del tebeo.
Gráficamente estamos ante un autor que mezcla las influencias más clásicas del cartoon, la escuela Bruguera, Jim Woodring y Max, consiguiendo un resultado moderno y vanguardista. Sus viñetas están repletas de colores planos y de personajes que son un ejemplo de como constrirlos con los mínimos trazos posibles, pero totalmente reconocibles, llenos de vida y de emociones. Estos personajes se mueven en unos escenarios que parecen sacados del Super Mario Bros. Todo ello con una estructura de página muy clásica y sencilla que facilita la legibilidad de la obra. Es una mezcla realmente extraña a primera vista, pero que funciona a las mil maravillas. La historia no hubiera funcionado igual con un dibuja más realista, en parte porque esa irrealidad es la que te permite alejarte y sumergirte en la historia.
Lorenzo Montatore es el seudónimo con el que Javier Lorenzo García (Madrid, 1983) firma sus últimos trabajos, anteriormente había empleado otros seudónimos como Loren o LM. Como gran parte de los autores de su generación combina el trabajo de ilustración con los cómics. Su debut en el cómic se produce en el año 2009 con Por ver el bicho volar (Bang Ediciones), posteriormente comienza una productiva carrera en el mundo fanzinero con obras como OHG!, DPO, VOOH!, (Un poquito) Bipolar, ¡Tan Linda!, Arrullo de Amor, California Rocket Fuel, El enigma de Boskov, Yo hice a Román Tesoro, Yellow Pad y Fabrizio en el Inframundo. Trabajos que alterna con su colaboración en la revista Voltio de La Cúpula y dos historias largas: La muerte y Román Tesoro (2016, DeHavilland Ediciones) y ¡Cuidado, que te asesinas! (2018, La Cúpula).
Sapristi hace una edición con un diseño realmente precioso y totalmente coherente con lo que pide la obra, quizás tendrían que haber optado por papel de mayor gramaje porque transparenta un poco. Como extras cuenta con un fantástico prólogo escrito por Gerardo Vilches.
Queridos difuntos es un tebeo fantástico de un autor con un imaginario propio que hace que la aparición de cada una de sus nuevas obras se convierta en un motivo para acudir a tu librería a buscarla. Más si tienen una escena final tan redonda como en este caso.
Guión - 8.5
Dibujo - 6.5
Interés - 8.5
7.8
Vida
Queridos difuntos es un cómic que destilada las mejores esencias de uno de los autores más interesantes de nuestro país.