Más Radiants, más lejos, más diversión
Los superhéroes son complicados. Mantienen su hegemonía en el mercado norteamericano desde hace décadas, lo que tiene sus pros y sus contras para los lectores. Su posicionamiento en la cultura popular los ha convertido en iconos, lo que asegura que siempre estén ahí pero también les otorga un gran inmovilismo. Este es un tema sobre el que se puede discutir mucho, pero el cambio no es precisamente el motor de estos personajes, especialmente en los más famosos que, por muchas maniobras que hagan, sabemos que siempre van a acabar volviendo a su estatus anterior. Esto no significa que sus historias sean malas (ni buenas) pero les condena a un eterno retorno que puede resultar tedioso. Ahora bien, fuera de las dos grandes también hay superhéroes, que las toman como modelo pero avanzan por lugares diferentes. Así fue Invencible y así está siendo Radiant Black.
Las comparaciones con la famosa obra de Robert Kirkman las ha hecho hasta el propio autor, considerando Radiant Black la obra perfecta para quien eche de menos las aventuras de Mark Grayson, pero en realidad el primer tomo nos ponía en una situación muy similar, a saber, la historia del origen de un superhéroe con algún que otro giro que lo separa de lo habitual. Poco más allá de compartir esta frescura se puede decir, pues ambas discurren por diferentes lugares. Eso sí, si Invencible resultaba una modernización de conceptos clásicos hay que recordar que han pasado veinte años desde su estreno, con lo que Radiant Black es más actual si cabe. Y ese es uno de sus puntos fuertes que los trabajos, los problemas y las reacciones de los personajes son las que hoy se pueden ver en nuestra sociedad.
Lo primero de todo, hay que tener en cuenta que es un cómic de superhéroes, con lo que la emoción y la acción han de estar presentes. En este segundo tomo lo están aún más que en el primero.
La primera parte nos había dejado con Marshall al frente, con otros Radiants de diferentes colores y con un enemigo que no tenía muy buena pinta para ellos. Este segundo tomo viene a profundizar en tres cosas, la relación de Nathan y Marshall, el origen del poder y los otros héroes, pero dejando más preguntas que respuestas. Al fin y al cabo esto es solo el segundo arco argumental. Eso sí, la sensación de avance es constante, de que todo lo que lees importa y de que esto no va a ser algo que un día alguien borre para quedarse en el cajón de turno, enterrado bajo el superhéroe de toda la vida. Los autores van al grano, saben dejar peso en las decisiones, todas ellas con sus consecuencias, más a nivel personal que otra cosa. Digamos que, obviando las críticas positivas por la simple comparación con el panorama actual, Radiant Black bebe de muchas fuentes pero sabe separarse de todas ellas para construir una historia propia. Era algo que nos parecía en el anterior volumen pero que este viene a certificar.
Las partes de acción son rápidas y están muy bien narradas. Marcelo Costa, que lleva el peso fundamental del tomo, hace un trabajo fenomenal, como en el anterior volumen. Si eso incluso ha mejorado la expresividad de los personajes, cosa muy importante si tenemos en cuenta que la acción contiene muchas pausas en las que los Radiants se van conociendo un poco mejor. La parte dentro de La Existencia es una maravilla gracias a esa forma de contar las cosas avanzando con el guion, quitando líneas y simplificando los colores. Y es que este tomo destaca mucho por un apartado gráfico de varios autores, dibujantes y coloristas, de los que no se puede decir nada malo más allá de que en ocasiones son parcos en fondos, pero con una clara herencia del manga en los aspectos de mayor acción. Tienen buenas ideas y un tono muy actual, en combate y en quietud.
En realidad he de admitir que esto es lo que más disfruto de Radiant Black, poder leer conversaciones entre personas reales que se están enfrentando a lo desconocido. Esos momentos en los que Marshall comienza a conectar con Radiant Red, conoce a Pink o la relación que establece esta con Yellow, con un capítulo dedicado solo a ellos, son los detalles que diferencia a esta colección. Lo que se hace más patente en la segunda mitad de la historia, con todo el tema de Marshall y Nathan, tremendamente bien llevado por los autores, que consiguen emocionar con personajes que apenas conocemos.
Además Costa y Higgins saben lo que se hacen, nos plantan ahí robots gigantes, conexiones metafísicas y grandes batallas espaciales, con una construcción cósmica muy atractiva. Lo único que le falta a esta serie es un buen villano y todo apunta a que eso está por llegar en el tercer tomo, que sale hoy a la venta.
En definitiva, el segundo volumen de Radiant Black certifica que estamos ante una de las series superheroicas del momento y que, como pasó con Rogue Sun, el Massive-verse tiene ideas propias muy interesantes que se basan en una actualización de los personajes que ya volvía a ser necesaria. Aquí la originalidad está en todos esos pequeños detalles puestos en el momento justo y necesario.
Lo mejor
• Radiant Black presenta personajes variados, actuales, con problemas reales y una definición envidiable.
• y sin olvidar sus grandes dosis de acción en la primera mitad del tomo.
Lo peor
• Es un cómic con un público muy determinado, si no te gustan las historias de superhéroes puede que no sea tu sitio.
Reseña de Radiant Black 1: Origen (no muy) secreto
Guión - 8.7
Dibujo - 8.6
Interés - 9
8.8
Radiante
¡Todos juntos! El equipo de Radiants triunfa con un segundo volumen emocionante, que sabe centrarse en los personajes sin olvidar la acción.
