La historia de la humanidad está plagada de grandes personalidades que han marcado con sus acciones, directa o indirectamente, el devenir de los tiempos. Grigori Rasputín fue una figura esencial en los estertores del régimen zarista ruso, a comienzos del siglo XX. Nacido en Siberia, este místico con pretendida apariencia de Jesucristo fue una figura de gran influencia en la esfera política y personal del último Zar, Nicolás II, especialmente para la esposa de este, gracias a que sus tratamientos hicieron mejorar la salud de su hijo y heredero al trono, quien padecía de hemofilia.
Gracias a su carismática personalidad, Rasputín se ganó también el favor de parte de la aristocracia rusa. Sin embargo sus constantes ataques a las clases altas y la amenaza que suponían sus palabras, su creciente influencia y su proximidad a la familia real le convirtieron en enemigo tanto de la nobleza como de los revolucionarios bolcheviques que se oponían al régimen zarista. Así un complot urdido por un grupo de aristócratas puso fin a su vida el último día del año 1916.
SATÔ Masaru, el autor de la novela autobiográfica en la que se basa este manga, traza un paralelismo entre el monje loco y YÛKI Mamoru, su álter ego, un influyente analista informativo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón. El comienzo de la historia se sitúa en el 14 de mayo del año 2002, momento en el que Yûki es detenido en el archivo diplomático del Ministerio de Asuntos Exteriores, en Tokio, por un presunto delito de abuso de confianza, a causa de su estrecha relación con TSUZUKI Mineo, parlamentario japonés investigado por la fiscalía del Estado. A partir de su posterior ingreso en prisión, se alternan dos líneas temporales que se entrelazan para mostrar una visión global de la historia, de forma que la resolución del caso se ve enriquecida por los acontecimientos más importantes de la carrera profesional del acusado.
Así, los autores nos ilustran con los últimos pasos del protagonista en la universidad, las motivaciones que lo llevan a ingresar como funcionario del ministerio y sus procedimientos diplomáticos en Moscú durante la caída de la Unión Soviética , que llamaron la atención de Tsuzuki y lo convirtieron en una figura influyente a nivel político, especialmente para este parlamentario, a quien asesoró en su objetivo de recuperar los terriotorios del norte, un grupo de islas septentrionales próximas a Hokkaidô que permanecían bajo control ruso. Al mismo tiempo que conocemos el pasado de Yûki, asistiremos al interrogatorio al que lo somete el fiscal, quien pretende obtener una confesión del reo, produciéndose un combate dialéctico entre ambos en el que cada uno de ellos intenta ir por delante del otro para averiguar sus intenciones.
El guion adaptado corre a cargo de NAGASAKI Takashi, conocido en nuestro país por ser colaborador de URASAWA Naoki en obras como Master Keaton, Master Keaton ReMaster, Pluto o Billy Bat, publicadas por Planeta Cómic, así como por encargarse también bajo el pseudónimo de WOO Richard del guion de Inspector Kurokôchi, editada actualmente por ECC Ediciones. Como aspecto positivo hay que destacar la fluidez argumental y las suaves transiciones entre pasado y presente, haciendo un uso correcto de las elipsis, sin que una de las líneas temporales destaque por encima de la otra. Sin embargo, también se percibe la sensación de tratarse de una historia artificial, que desprecia muchos aspectos del proceso y que aborda el mismo de manera superficial. Además, realiza sin disimulo un esfuerzo por resaltar las bondades y cualidades del protagonista y sufre de un acusado maniqueísmo, al presentar al acusado como una persona intachable mientras que el fiscal es descrito como alguien sin escrúpulos, de métodos controvertidos y pérfidas motivaciones.
El dibujo es obra de ITO Junji, mangaka conocido por sus relevantes trabajos en el género del terror y del que poco a poco nos van llegando muestras de otra de sus vertientes, las adaptaciones de novelas al manga, como ya hiciera anteriormente con Frankenstein e Indigno de ser humano. En esta ocasión, se muestra menos implicado que en otras ocasiones, contagiado quizás por los defectos de guion mencionados con anterioridad. Si bien observamos su característico diseño de personajes, combina capítulos donde hace un mayor esfuerzo por recrear los entornos donde ocurre la acción, especialmente los transcurridos en Rusia, con otros caracterizados por la ausencia de fondos y el uso de planos que le permitan prescindir de detalles. En general, resulta un dibujo aséptico, menos pulido que en otras ocasiones y en el que se percibe cierta desgana por parte del autor.
La edición de este manga corre a cargo de ECC Ediciones, quienes siguen empeñados en traernos todas las obras de Ito. Se trata de un tomo en formato B6 (130×180 mm) propio de los seinen, en rústica con sobrecubiertas a un precio de 9,95 euros. Es una edición correcta, aunque carece de las páginas originales a color, cuya inclusión habría sido de agradecer. La serie, que tendrá una periodicidad bimestral y está finalizada en su país de origen, cuenta con seis tomos recopilatorios.
Guión - 6.8
Dibujo - 7.7
Interés - 6.5
7
Diplomacia internacional
Rasputín, el patriota es la crónica de una purga política en el seno del Ministerio de Asuntos Exteriores japonés. Aunque consigue mantener el interés del lector a lo largo de sus páginas, acusa una serie de errores en sus planteamientos que la simplifican y estandarizan en exceso. A pesar de todo, se agradece poder completar nuestra biblioteca Ito con uno de sus trabajos más alejados de sus conocidas inquietudes.