Renacimiento DC: Fase 1 (1 de 6)

Sinopsis: Después de los eventos acaecidos en Convergencia, en el que los Superman y Lois de toda la vida llegan al universo DC New 52, se esconden durante un tiempo intentando llevar una vida normal criando a su hijo Jonathan y no interferir, a nivel superheroico digamos, en las amenazas que pudieran ocurrir en ese nuevo mundo al que habían llegado. Todo esto está desarrollado además en la estupenda miniserie Lois y Clark, que ECC Ediciones publicó hace un par de meses. Para colmo de males, el Superman New 52 murió en la última etapa de su serie regular, reseñada recientemente por mi compañero Gustavo Higuero, en un evento muy emotivo que sirvió de transición para recuperar al viejo Superman de siempre, que recoge el testigo del anterior, y meterlo de lleno en el universo DC con Rebirth.

Después de esta breve introducción que nos meta en contexto, en la nueva etapa del hombre de acero tras Rebirth, Clark y Lois seguirán tratando de llevar una vida normal y oculta del resto del mundo en una granja, intentando criar de forma adecuada a su hijo Jon, mitad humano y mitad kryptoniano, que está empezando a manifestar sus poderes, por lo que necesita una correcta educación sobre cómo y cuándo utilizarlos, siendo esto precisamente uno de los temas centrales de este primer arco. Entre tanto, la Liga de la Justicia le hace una misteriosa visita a Clark, y poco después un viejo enemigo de Superman reaparece con confusas intenciones: El Erradicador. Y hasta aquí puedo leer, y debéis saber.

A destacar: La construcción de los personajes y sus relaciones entre ellos, y estoy hablando evidentemente de la familia Kent, está genialmente escrita. Este Clark adulto, padre de familia y superhéroe protector de la Tierra, sencillamente es un gustazo de ver. Y el pequeño Jonathan se comporta como todo niño de su edad haría, por muchos superpoderes que trastoquen y cambien su vida. Lois hace todo lo que una madre haría en su lugar, proteger a su familia a toda costa, aun cuando está en medio de una pelea que le supera con creces. Los tres se comportan como una familia normal, a pesar lo singular del padre y el hijo, lo cual le da un delicioso toque de “slice of life” que ya quisiera el propio Inio Asano, y que jamás pensé que podría ver en un cómic de superhéroes de una forma tan brillantemente escrita, cuya culminación puede verse en el excelente número siete. Me gusta el Superman adulto y padre de familia, y además todo rezuma un olor a nostalgia muy agradable, con la recuperación de un villano como el Erradicador, así como del propio Superman de toda la vida y que tanto echábamos de menos muchos.

Y por supuesto, esto no va reñido con una acción frenética y a raudales prácticamente durante todo el primer arco, que es sencillamente espectacular. Esto es consecuencia del estupendo trabajo de los dibujantes: Patrick Gleason, Jorge Jiménez y Doug Mahnke, que se reparten los números de este primer arco. Muy destacable especialmente el patrio Jorge Jiménez, que hace un trabajo genial, por lo que esperamos verle muy de vez en cuando por esta colección.

Recomendación: Un primer arco excelente en muchos aspectos, y muy recomendable para los nostálgicos del viejo Superman al que echaban de menos, así como también para los que quieren ver a un hombre de acero diferente, mucho más maduro y adulto, que va a marcar un devenir muy diferente a esta colección que la que estaba llevando desde hace unos años. Se aleja de la perspectiva mainstream habitual para acercarse a un tono serio y familiar perfecto para aquellos que busquen un cómic de Superman diferente a lo que se ha visto en los últimos tiempos. En definitiva, estamos ante el mejor cómic del hombre de acero en muchos años, y yo como fan del personaje lo celebro con fruición en cada número que leo.

Sinopsis: Hal Jordan, recién incorporado de nuevo al cuerpo de los Green Lanterns con un anillo propio creado gracias a un creciente poder en su interior, se encuentra sólo en una galaxia dominada ahora por Sinestro y sus Sinestro Corps que han dominado la fuerza de Parallax. Sin embargo, el cuerpo de Green Lanterns que llevaba tiempo desaparecido ha vuelto a este universo con Guy Gardner y John Stewart a la cabeza…

A destacar: Robert Venditti escribe este renacimiento de Hal Jordan con piloto automático: cuanto más se parezca a la etapa de Geoff Johns, mejor. Y así, tenemos aquí gran parte de lo que hizo Johns con la serie: guerras interestelares a gran escala, grandilocuencia desatada y el regreso de Sinestro y su idea de orden.

Lo malo, todo lo demás: todo es demasiado parecido a lo que vimos antes. Venditti no aporta absolutamente nada de nueva cosecha y se dedica a hacer realidad el mandato de los editores. ¿Cuándo se leía más Green Lantern? Cuando estaba Geoff Johns. Pues vamos a hacer lo mismo. Dicho y hecho. ¿Querías Green Lantern? Pues toma dos tazas.

Recomendación: Si eras muy muy fan del Green Lantern de Geoff Johns, encontrarás aquí una reminiscencia clara de aquella época de la que, a pesar de intentos pasados, la serie es incapaz de separarse. Venditti aparta toda su personalidad para que, si tienes en tu habitación un poster de las Sinestro Wars, tengas aquí una buena dosis de lo que te gusta. En caso contrario, lo mejor es que inviertas el dinero en otra cosa.

En los últimos años la serie regular que ha liderado las ventas de la compañía de Burbank ha sido Batman, de ahí que sea una de las cabeceras mas cuidadas por DC; tras Grant Morrison y con la llegada de los new 52, se le dio el mando de Batman al joven Scott Snyder, que había sorprendido en Detective Comics y junto a un brillante Greg Capullo, crearon durante 52 números una etapa para recordar. Con Renacimiento había que buscar un nuevo equipo creativo y DC entregó el manto del murciélago a Tom King, uno de los guionistas que mas alabanzas recibió durante el pasado año, ya fuese por las series de DC Grayson y Omega Men, la Vertigo, Sheriff of Babylon o la Vision de Marvel, del dibujo se encargarían David Finch y Mikel Janin, alternándose en los arcos.

En palabras de Tom King, el primer año de su Batman estará compuesta por tres arcos argumentales: I am Gotham, I am Suicide y I am Bane que constituirán una historia unitaria.

El primero de ellos, I am Gotham que ECC va a comenzar a publicar en Diciembre, está formado por siete números, los seis primeros dibujados por David Finch y el séptimo, que funciona a modo de epílogo, tendrá a Ivan Reis al dibujo.

Sinopsis: La portada de Batman#1 es muy significativa, pues muestra gran parte de los personajes principales de este primer arco; Batman, Jim Gordon, con un papel muy secundario y que se diluye a lo largo de la trama, Duke, que va adquiriendo cierto peso y tras ellos, esos dos personajes jóvenes vestidos de superhéroes que responden al nombre de Gotham y Gotham Girl. También se puede apreciar un Batmovil, un avión y la ciudad de Gotham, los cuales, aunque parezca mentira, tienen su importancia durante el arco. Además de descubrir quienes son estos dos nuevos personajes creados por Tom King y cuales son sus orígenes, motivaciones y su relación con Batman, hará acto de presencia un par de villanos que trastocarán las fichas del tablero, ocasionando un final de arco sorprendente de cuyas consecuencias vendrán tanto el crossover La noche de los Hombres Monstruos como I am Suicide.

A destacar: El Batman de Renacimiento supone un cambio drástico respecto al arquetipo de historias realizadas por Scott Snyder, pues Tom King crea en cada número de I am Gotham relatos autocontenidos al mismo tiempo que desarrolla la historia central durante los siete números, en donde, aun sin ser el tono principal, hay momentos de humor memorables e inesperados. Otra característica de I am Gotham, es que el guionista de Omega Men recupera del ostracismo personajes clásicos así como secundarios, ya sea para convertirlos en piezas fundamentales de la trama o para hacer un guiño a la historia del cruzado enmascarado. Además, la lectura de este arco es crucial para entender y disfrutar del mencionado crossover de la batfamilia La noche de los Hombres Monstruos, puesto que aunque el primer cruce en Renacimiento de Detective Comics, Nightwing y Batman está dirigido por Steve Orlando, sin duda alguna está orquestado por Tom King, ya que únicamente en I am Gotham se muestra las causas y el porqué de la trama de La Noche de los Hombres Monstruos y de igual modo su desenlace es continuación directa de la primera historia de Batman.

Otro de los puntos fuertes es el dibujo, logrando que no se eche de menos a Capullo y si en el número de Batman: Rebirth, el patrio Mikel Janin se mostraba espectacular, David Finch no se queda atrás y en los primeros seis números confirma que se encuentra en muy buena forma e Ivan Reis vuelve a demostrar su valía en el epílogo. Junto a ellos, la omnipresente y eficaz Jordie Bellaire, que aun manteniendo la oscuridad de la serie, crea un escenario muy diferente al de los últimos cinco años que no desentona, siendo predominante los tonos anaranjados, azulados, marrones y verdes.

Anteriormente se ha señalado como algo positivo el cambio radical respecto a la etapa del Batman new 52, pero algo que tenían Snyder y Capullo y que aún no han ofrecido King y Finch son unos cliffhanger potentes, aunque la razón pueda deberse a que con Renacimiento la espera entre número y número USA solo es de quince días en lugar de un mes. Otra de las diferencias con la anterior etapa, es que en I am Gotham, con la presencia de los dos nuevos personajes, Gotham y Gotham Girl, desaparecen personajes, como Julia Pennyworth o su relevancia es mínima, como Gordon o Duke, respecto a este último, su desarrollo aun esta en manos de su creador, Scott Snyder en All Star Batman. Y por último, todo aquel lector que compre estos números tras la lectura de Justice League#50 y DC Universe : Renacimiento#1 con la intención de saber más sobre la sorprendente revelación de la existencia de los tres Jokers o respecto a la icónica chapa del Smile encontrada en la Batcueva, ha de saber que en I am Gotham no hay ni una mera referencia respecto a estas interesantes e intrigantes cuestiones.

Recomendación: Un muy buen inicio para Batman, una lectura atrayente que agradará tanto a los que disfrutaron como a los que no de la anterior etapa de Scott Snyder y Greg Capullo, menos explosiva que esta, pues Tom King en esta ocasión está cocinando a fuego lento, lo que no impide que su ritmo sea trepidante. Sin olvidar que el juicio sobre I am Gotham, como la posterior I am Suicide solo podrá realizarse de manera justa tras la finalización de I am Bane.

Sinopsis: Estamos frente a un primer arco argumental donde Flash/Barry Allen debe investigar por qué tras un aparente asalto a las instalaciones de Star Labs, se produce una tormenta que concede dones asociados a la Fuerza de la Velocidad a numerosos ciudadanos de Central City, incluido su mejor amigo, un policía como Barry, que se convertirá en esa sombra del legado que parece haberse recuperado con Renacimiento.

A destacar: Flash es una de las colecciones que más de cerca se ha de seguir por la simple razón de estar directamente entroncada con los acontecimientos que Geoff Johns nos narra en Renacimiento. Si bien es cierto que su guionista, Al Williamson, no va a detenerse mucho tiempo en dar vueltas sobre ello, sí que debemos mantenernos a la expectativa ya que, de una forma u otra, la serie ha de ser un reflejo de ese legado que se ha recuperado. Puede que tardemos en verlo, pero no resulta muy complicado el poder sentirlo entre las páginas del Velocista Escarlata, por mucho que sea Barry Allen quien esté detrás de la máscara.

La serie de Flash sigue siendo fiel a sí misma y no vamos a encontrar grandes cambios en cuanto al tipo de historia que Williamson plantea al lector, logrando, eso sí, un mejor equilibrio entre la trama principal, la vida personal del personaje y su entorno. Eso, de primeras, permite que la serie discurra de forma más natural, sin ver que el guionista manipula la historia a su conveniencia, forzando las situaciones, como lo que se pudo ver en el último arco argumental antes de Renacimiento. Williamson, al contrario que Venditti, es más sencillo en sus planteamientos, dejándose más espacio para contar las cosas, por lo que todo fluye más orgánicamente. Leer Flash ahora es una experiencia satisfactoria para los sentidos, tanto por lo que se nos cuenta en forma de misterio y acción superhéroica, como por el excelente trabajo que se realiza a nivel gráfico.

Si en la anterior etapa el dibujo era un dolor lacerante y sangrante para el lector, aquí se ha convertido en lo contrario, pasando a ser un aliado muy importante en todo el conjunto que une a guion y dibujo. El trabajo de Di Giandomenico, un dibujante de estilo rabioso, original, atrevido, con línea muy rota y tendencia a la exageración anatómica, luce espléndidamente y parece haber nacido para dibujar a Flash. Su trazo no es fácil de digerir en un primer momento, pero página a página, número a número, va dejando poso en el lector, ganándose su confianza viñeta a viñeta, gracias a su extraordinaria puesta en escena y narrativa contundente. Atrás han quedado esos números en los que Flash lucía desgarbado sin sentido ni forma alguna, donde el caos reinaba entre las viñetas y el aficionado deseaba que Breet Booth tuviera que tomarse un descanso para que también los agotados ojos de lector pudieran disfrutar de otros dibujantes mucho más válidos para la colección, como es el caso de Jesús Merino.

Recomendación: Una historia donde hay de todo un poco y se adereza con nuevas aportaciones al concepto de la Fuerza de la Velocidad de forma que esta dimensión siga adquiriendo más y más importancia dentro de la propia mitología del personaje. Flash es una serie que no va a cambiarle la vida a nadie. No estamos frente a una revolucionaria etapa, ni frente a una fractura con todo lo anterior. Flash es una serie continuista, que deja ver claramente que tiene puesto el punto de mira en una evolución paulatina, sosegada, aunque eso sea algo irónico en esta serie, y que permite que se vaya distanciando de lo que se había estado haciendo últimamente con el personaje.

Merece nuestro tiempo, merece nuestro dinero y merece nuestra atención por aglutinar entre sus páginas la esencia de una historia de superhéroes al uso, tal vez en algunos momentos demasiado al uso, capaz de divertir, entretener y hacer disfrutar como antaño. Williamson merece que estemos atentos a lo que vaya haciendo, esperando que deje de lado la espiral de autocompasión que parece rodear a Barry en todo momento y que puede sea uno de los puntos más flojos de todo el conjunto hasta ahora descrito.

Sinopsis: Hitch quiere darnos algo más grande que lo que nos ofreció en su etapa de la JLA y enfrenta a la Liga a una amenaza de proporciones planetarias al verse la Tierra amenazada por un extraño visitante de un universo desaparecido, en lo que parece ser el preludio a la llegada de algo más grande y más devastador, un enemigo que parece será capaz de poner en jaque a la Liga de la Justicia.

A destacar: El punto focal de las colecciones de DC es la Liga de la Justicia. En ella se dan la mano los principales personajes de la casa y es donde se viven las historias más grandes. La Liga de la Justica es la consecuencia directa de por qué el mundo necesita héroes. En esta nueva encarnación, en manos de Bryan Hitch, al que ya pudimos ver en su doble faceta de dibujante y guionista en su etapa al mando de la JLA, vuelve para hacerse cargo esta vez tan solo de la parte escrita dejando la labor gráfica a otros dibujantes como son Jesús Merino y Tony S. Daniel.

Recomendación: Hitch peca de dejarse llevar por su lado de dibujante y plantea una amenaza de enormes proporciones, desperdigando a la Liga por el mundo de forma que va lidiando con los diferentes equipos que hacen frente a las amenazas. Esta forma de empezar, de poner el listón tan alto en cuanto a que uno luego se pregunta que vendrá después, juega en contra de Hitch al no ser capaz de encontrar un buen equilibrio entre lo que quiere contarnos y sus esfuerzos por dar espacio a cada uno de los personajes que conforman la Liga. No acaba de tomarles el pulso de forma individual, haciendo que sus reacciones frente a ciertos problemas o situaciones resulten algo extrañas y repetitivas. Hitch debería haber empezado por algo más pequeño, más cercano, de forma que hubiera podido tomarle mejor el pulso a la serie y a los personajes. A fin de cuentas, sus dos incursiones con la Liga han sido para hacer frente a dos grandes amenazas, pero en lo pequeño, en lo cotidiano, también está la grandeza.

No estamos frente a una serie floja por definición, sino que peca de extrema irregularidad en una historia que se le va de las manos a Hitch en su afán de mostrar los mayores y más ruidosos fuegos artificiales de esta fiesta que es Renacimiento. Aun así no hay que olvidar que la Liga de Justicia de Johns arrancó su periplo en los Nuevos 52 de forma también muy titubeante, con una historia simplona, carente de personalidad, que sin embargo no lastró para nada el trabajo posterior desarrollado por le guionista. Hitch tiene ante sí el importante reto de encontrar su propio equilibrio entre su vertiente más visual y lo que nos quiere contar. Aguardemos con paciencia y veamos que nos depara el futuro.