El árbol de la vida florecerá de nuevo en el círculo sagrado…
Para todos a los que se nos rompió el corazón con el hermoso final de esa autentica obra maestra de la BD que es Buddy Longway, Ponent Mon nos ha traído otra joya de la mano de genial
Claude de Ribaupierre, conocido en el mundo del cómic como Derib, es un historietista suizo nacido en 1944. Comenzó su carrera en 1964 como ayudante de Peyo para luego realizar otras series de carácter infantil como Oncle Paul con guiones de Joly, Arnaud de Casteloup con guiones de Jadoul, Attila con Rosy o Pitagoras con guion de Job con el que posteriormente crearía en 1974 una de sus series más famosas: Yakari (Norma). 1971 es un año clave en su carrera ya que por fin cumple su sueño de realizar un western Go West que cuenta con guiones del maestro Greg. El éxito de esta serie le permite lanzar su obra cumbre ya como autor completo: Buddy Longway (Ponent Mon) uno de los mejores western de la historia del cómic y en la que trabajaría hasta el año 2011. En los años 80 realizó otros proyectos paralelos como el Red Road que nos ocupa, además de varios álbumes junto a Job de marcado carácter social. En los últimos años ha publicado álbumes tan interesantes como Tu seras reine, La patrouille o Le galop du silence que esperemos ver por nuestro país en breve.
Este integral se compone de tres álbumes (Agua de tormenta, La danza del sol y El árbol de la vida) publicados entre 1983 y 1985. En ellos Derib nos cuenta la vida del joven indio Agua de tormenta, que posteriormente se convertirá en Chaman y cambiará su nombre a El que nació dos veces. A través de sus ojos y su vida veremos el futuro que espera a la nación india tras su contacto con el hombre blanco además de conocer sus costumbres.
Es una serie que funciona mejor como integral de lo que lo haría en tomos sueltos, ya que la narración es una historia-rio de iniciación, madurez y muerte. Los tres álbumes se podrían dividir entre niño, joven y adulto en función de la edad de Agua de tormenta. Además el segundo integral se desarrolla casi 150 años después de este, así que la forma de publicación es todo un acierto.
Red Road es el sentido homenaje que Derib rinde a la cultura y forma de vida india. La cultura india jugaba un papel muy importante en Buddy Longway y Yakari, aunque en ninguna era el principal, en Buddy Longway porque el protagonista era blanco y en Yakari porque a pesar de que el protagonista era indio es una serie pensada para los niños y había cosas demasiado complejas para explicarlas en ese tipo de historias. En cambio, en el primer integral de Red Road es el eje central de la narración, ya que estamos ante una historia casi costumbrista aunque queda espacio para la aventura. Son tres series que se complementan para ofrecer un amplio tapiz sobre el pueblo indio. Derib siempre se ha caracterizado por ofrecer una visión del oeste alejada de los tópicos. Sus indios ni son todos malvados ni son un pueblo atrasada, simplemente tienen unas costumbres y creencias distintas a las del hombre blanco, lo cual ni las hace mejores ni peores. Cada página es una prueba de los enormes conocimientos que Derib posee de la cultura india y nos los consigue trasmitir de manera muy amena y didáctica.
Como hemos dicho, no es solo un compendio de costumbres y tradiciones, sino que Derib nos cuenta la vida de Agua de tormenta de manera muy sólida y creíble sin tener que forzar ninguna situación. Consigue integrar las partes mitológico-fantásticas dentro de la narración de manera que no chirríen. Y como siempre nos nuestra la violencia de manera realista pero sin recrearse el ella. Además construye unos personajes que aunque quizás algo tópicos funcionan muy bien, ya que cada uno cumple su función dentro del camino de Agua de tormenta, desde su maestro hasta los miembros de su familia. Todo ello narrado con tino y la sensibilidad que caracterizan al suizo.
Como en todas sus series, Red Road es un alegato ecologista a favor de la naturaleza, que nos muestra en todos sus aspectos, mostrándonos tanto belleza como su crudeza. Además también es una crítica a la injerencia del hombre en ella que ha provocado que el medio ambiente se encuentre amenazado por la irresponsabilidad y egoísmo del ser humano, empeñado en perseguir un progreso que a veces no lo es tanto. La maldad inherente al ser humano es otra de las constantes del su obra, pero también aparece como es el amor incondicional hacia la familia y los seres queridos, como parte de la generosidad de la que somos capaces como raza e individuos.
En el apartado gráfico vemos a un Derib que ya ha asentado su estilo deudor de Jijé, cuya evolución pudimos ver en el primer integral de Buddy Longway. Como siempre destaca su capacidad para mostrarnos la naturaleza, tanto la flora como la fauna. Sus páginas hace tiempo que han roto con cualquier tipo de estructura y vemos todo tipo de composiciones, desde las clásicas hasta viñetas a sangre, pero siempre teniendo en cuenta la narrativa para que la lectura sea fácil. Es una obra en la que los tiempos, los silencios y las miradas juegan un papel vital y Derib los sabe interpretar a la perfección. Además destaca el uso del color que le sirve para detallar la majestuosidad de la naturaleza.
Ponent Mon hace una gran edición con buen papel, diseño y reproducción. El integral cuenta además con un interesante dossier sobre la serie, obra de Élan Noir. Esperemos que en un futuro nos traigan más obra de Derib.
Red Road. Primera Época es un western distinto, en el que los indios son los protagonistas absolutos, donde Derib demuestra todas la cualidades que caracterizan su obra tanto en guion como en dibujo, mezclado emoción, crítica y ecologismo con aventura, sin que ninguna destaque por encima de la otra. Cuento los días para poder leer el segundo integral.
Guión - 8
Dibujo - 8.6
Interés - 8.5
8.4
Indios
Derib nos regala una historia sobre indios que derriba los tópicos con los que nos los suelen mostrar, en la que vuelve a demostrar su sensibilidad y enorme capacidad para mostrarnos la naturaleza con toda su majestuosidad.