Redlands es una obra que me resulta un poco más difícil de definir de lo habitual, no me atrevería a decir que es un cómic de terror, aunque tiene sus momentos, mucho menos de acción, a pesar de que la hay, la magia importa, pero no tanto como parece al principio, quizás policíaca, teniendo en cuenta que una parte importante de la trama se podía calificar como tal, drama sin duda, no hay nada que nos haga reír, aunque esto es decir poco, y puede que familiar, en el sentido de que las protagonistas se tratan entre sí como si lo fueran, no confundir con “para toda la familia”, el sexo y la violencia están presentes en todos sus números y, siendo sinceros, se necesitan los ojos de una persona adulta para poder interpretar realmente lo que está sucediendo. La cuestión es que este primer tomo de Redlands dice mucho, nos cuenta muchas pequeñas cosas, pero deja muchos vacíos sobre la trama general y hay muchas partes que el lector tendrá que ir interpretando. Creo que la mejor definición que se me ocurre sería la de “una historia inteligente”, pero no porque pretenda inventar nada ni porque se necesite un gran conocimiento para entenderla, es una serie que tira más de sentimientos y empatía, sino por la manera en la que está construida, dando los detalles justos de cada personaje, hablando con los silencios, sin caer en redundancias o explicaciones de más, muy bien estructurada pero siempre manteniendo ese halo de misterio.
Es un cómic muy maduro, no parece una primera obra y lo es, en este caso de la guionista, aunque ya tiene callo en el mundillo. Redlands está escrito por Jordie Bellaire, a ella le debemos varias cosas, fundamentalmente ser una de las mejores coloristas que ha tenido y tiene el medio, La Visión, Ojo de Halcón, Bella Muerte o Inyección, entre muchas muchas otras, han crecido gracias a su arte y su buen gusto, de hecho aquí lo hace y ha sido premiada en múltiples ocasiones por ello. Pero también le debemos que en gran medida gracias a ella todos nos hemos fijado un poquito más en la labor de los coloristas, siempre relegados a un segundo plano pero que tienen la capacidad de encumbrar un cómic… o hundirlo. En ese aspecto este cómic está bien cubierto, estaba claro que Bellaire iba a escoger un estilo que pegase con su historia, oscuro en general, apagado en sus momentos y sabiendo qué resaltar. Pero es cierto que Bellaire nunca había publicado ningún guion de cómic suyo y, repito, no lo aparenta, por el ritmo, los diálogos, los movimientos de personajes… parece que estamos ante una autora que lleva años escribiendo, con mucha seguridad y metiéndose en temas de manera compleja. También es cierto que la dibujante se lo pone fácil, Vanesa Del Rey es una artista excepcional, con un estilo muy propio, muy personal, ya lo demostró en la serie de La Bruja Escarlata, pero aquí se nota que está libre del tono imperante en el cómic de superhéroes.
De hecho hay un cambio importante de estilo del primer número a los siguientes, la serie comienza años atrás con una historia de unas brujas sitiando una comisaria de policía, donde ellas son el enemigo oculto y los protagonistas son los que están en el interior. Tanto la historia, que parece de terror, como el dibujo, con un trazo más difuso y colores oscuros que contrastan con el fuego, nos llevan a pensar que es un cómic cuya intención es hacernos sentir miedo, algo muy atrevido pues ya en el siguiente capítulo de este tomo nos vamos por otros derroteros, donde las brujas ya no parecen malas sino que son ellas las que protegen Redlands de manera aparentemente legal, siendo parte del cuerpo de policía con el que ellas mismas habían acabado, y metiéndose dentro de la estructura política del pueblo.
Ahí hay un cambio de ritmo y de estilo que se asemeja más a una obra detectivesca, donde lo que seguimos es la vida de Bridget, Ro y Alice en su defensa del pueblo, con sus asesinatos y sus problemas, reales y mágicos, mientras asistimos a las relaciones entre ellas, como miembros de un mismo aquelarre. No se trata de historias sueltas, aquí habrá dos crímenes que estarán íntimamente relacionado con sus vidas y con el pueblo que tratan de proteger, mezclando así dos mundos, el interés que nos dan las resoluciones de los crímenes se suma a esa intriga por saber más de los personajes, muy misteriosos, nada estereotipados y de los que se dice lo justo, de ahí lo que comentaba al principio del testo sobre la importancia de los silencios. Hay muchas cosas que no nos hace falta saber, en ese sentido van a grano, pero las autoras saben muy bien qué no decir para mantener al lector enganchado. El dibujo es muy importante en este sentido, aun no siendo un trazo habitual, su expresividad es inmensa y nos dice mucho sobre la forma de ser de cada personaje, no solo ellas tres sino también secundarios interesantes como el cazarrecompensas, el detective o el forense con los que trabajan.
Pero además de ser una buena historia con buenos personajes tiene un fondo de esos que nos dejan pensando, con muchos detalles, que es por lo que gana la obra, pero me quedo con la manera en la que reflejan la normalización de la violencia, de todo tipo, contra las mujeres en la sociedad, haciendo hincapié en lo que a la parte rural de Estados Unidos se refiere, pero extrapolable a diversos lugares. No es una obra que pretenda aleccionar con la confrontación (lo cual también es necesario vistos los últimos días) sino enseñar mediante ejemplos reales, lo que es muy satisfactorio.
A día de hoy la serie lleva doce números publicados y recopilados en dos tomos, digamos que va a tomo por año como ya es habitual en las colecciones de este tipo, por mi parte solo puedo decir que Redlands es uno de los mejores estrenos del año en España, léanla, reléanla y disfruten.
Redlands
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
8.5
Mágico
Redlands es una obra muy prometedora, un gran principio y un mejor desarrollo. Sus autoras realizan una labor inmensa.