Reflexiones sobre la Liga de la Justicia: lo que fue, lo que pudo ser y lo que es. PARTE 1.

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Firma invitada: Juan Iglesia Gutierrez

La Liga de la Justicia de América (JLA por sus siglas en inglés) no es un título cualquiera del panorama superheroico. Se trata del cómic que confirmó el renacimiento del género, que definió la Silver Age de DC y que paradójica e indirectamente propició la irrupción de Marvel como la fuerza creativa más pujante del medio.

Introducción: en los albores de la Silver Age.

Son varios los acontecimientos que marcan el inicio de la Silver Age. La referencia más primitiva la encontramos en la primera aparición de J’onn J’onzz, el Detective Marciano, en Detective Comics #225 (1955). Se trata del primer personaje superheroico creado tras los duros años que llevaron a la imposición de Comics Code. En él se hace evidente la influencia de la moda de las películas de alienígenas que en ese momento está en auge.

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También destaca la primera aparición de Brainiac, uno de los peores enemigos de Superman, en Action Comics #242 (1958). En este caso, como en el de J’onn, tenemos a un personaje inspirado en la moda de los alienígenas pero esta vez en el papel más común de villano. El debut de Brainiac debe tenerse en cuenta ya que aparece en las páginas de la publicación precursora del género y una de las más vendidas en ese momento. Esta etapa del Hombre de Acero, bajo la férrea dirección del legendario Mort Weisinger, merecería un capítulo especial. Por esto qué menos que, dada su influencia en el medio, se apunte su contribución en los albores de la Silver Age.

Sin embargo, fue la nueva versión de un viejo personaje de la Golden Age, presentada en Showcase #4 (1956) la que estableció un nuevo paradigma entre los superhéroes abriendo toda una época en el género. Su nombre: Flash.

Durante la Golden Age, en los años cuarenta, el personaje conocido como Flash, llamado Jay Garrick en su identidad civil, obtenía supervelocidad por la inhalación de unos vapores de agua pesada mientras se encontraba en el laboratorio de su universidad. Pero el Flash que aparece ahora poco tiene que ver con aquel salvo el nombre y la supervelocidad. Barry Allen, el nuevo Flash, era fulminado por un rayo que lo empotra contra una estantería llena de productos químicos. Pese a que en ambas versiones se mantiene un origen por accidente de laboratorio, las fabulaciones pseudo-científicas del nuevo Flash pronto dejaron muy atrás las del viejo Jay Garrick. El concepto de supervelocidad se desarrolla de tal manera que permite al nuevo Flash atravesar objetos sólidos gracias al control de las vibraciones de sus moléculas, superar la velocidad de la luz o moverse por toda la línea temporal. Tiempo y espacio eran definitivamente relativos en los pies de Barry Allen.

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Por tanto: J’onn J’onzz, Brainiac y Flash. Un marciano justiciero, un invasor alienígena y un policía científico dotado de supervelocidad cuántica. ¿Qué elemento común conecta a estos tres personajes aparecidos a finales de los años cincuenta? Exacto: la ciencia-ficción.

Rediseñando personajes en un auto-cine de serie B.

Durante la Golden Age, habían proliferado superhéroes que basaban sus poderes o los adquirían gracias a las más variopintas explicaciones: magia, ciencia, artefactos, fórmulas, accidentes, entrenamiento, etc. En los años álgidos de la Golden Age, cuando debutan los principales personajes, no se conocía el poder del átomo desatado ni la radiación era un tema tan recurrente como lo sería después.

En la Silver Age por su parte, la mayoría de las explicaciones dadas a los superpoderes van a tratar de sostenerse en una base científica muy al uso de la época y con clara influencia del cine de Serie B de los años cincuenta. Si las pruebas nucleares podían generar a un bicho como Godzilla, ¿por qué no iban a convertir a un científico raquítico en un coloso esmeralda? Si la radiación atómica hacía que arañas u hormigas crecieran hasta convertirse en monstruos gigantescos, ¿por qué no iba a generar un híbrido de hombre y araña? Al fin y al cabo, la ciencia-ficción basa su planteamiento en coger lo poco que sabemos y especular con lo mucho que desconocemos.

Alienígenas, alta tecnología, radiación, el poder del átomo, la física haciendo diabluras… Todo ello en un telón de fondo propicio: la carrera espacial y la Guerra Fría en su punto más caliente. Es difícil indagar en los orígenes de los principales personajes que debutaron al inicio de la Silver Age y no hallar vínculos con la ciencia-ficción de la época.

Viendo el éxito obtenido con la nueva versión de Flash, DC apostó por un relanzamiento del género bajo el influjo de la ciencia-ficción. Así, se aplicó la particular “reingeniería de producto” empleada con el Velocista Escarlata: coger un viejo personaje, darle un nuevo enfoque más actual y así abrir posibilidades comerciales y creativas nuevas. En algunos casos, de la vieja versión sólo quedaba el nombre, en otros los poderes. Se les dotó de nuevos uniformes e identidades civiles. Así, no tardarían en presentarse nuevas versiones de otros personajes de los años cuarenta como Green Lantern (Showcase #22, 1959), donde el anillo verde pasaba de ser un artefacto mágico al arma más poderosa del universo al servicio de un cuerpo de policía intergaláctico; Atom (Showcase #34, 1961) que dejaba de ser un diminuto tipo duro súper-fuerte para ser un científico que reduce su tamaño gracias a la materia proveniente de una estrella enana; o Hawkman (The Brave & the Bold #34, 1961), que de ser la reencarnación de un príncipe del Antiguo Egipto cambió a policía alado de un lejano planeta. Policías espaciales, materiales estelares y extraterrestres alados: más préstamos de la ciencia-ficción.

Hubo actualizaciones no fueron tan evidentes ni relevantes. Este fue el caso de Aquaman. Creado en More Fun Comics #73 (1941), llevaba desde entonces protagonizando series de complemento. En Adventure Comis #260 (1959) se le introdujo la identidad civil de Arthur Curry y un plantel de secundarios, sin alterar ningún otro aspecto del personajes. Otras se harían esperar, como la de Green Arrow, que debutó en también en More Fun Comics #73 como un sosías de Batman y tuvo que esperar hasta The Brave and The Bold #85 (1969) y su estancia en la serie de Green Lantern para adoptar un nuevo aspecto y carácter que le convirtieron en un personaje totalmente distinto. Su identidad civil, sin embargo, permaneció inalterada. También hubo casos producto de sonados despistes editoriales. Esto fue lo que ocurrió con el Hombre Elástico (Flash #112, 1960), actualización del Plastic Man que la editorial Quality publicó durante la Golden Age y cuyos derechos había adquirido DC sin que Schwartz e Infantino, los creadores del Hombre Elástico, lo supieran.

Aunque no estén en la portada aquí debutaron Green Arrow y Aquaman.
Aunque no estén en la portada aquí debutaron Green Arrow y Aquaman.

Problema a parte fueron los grandes personajes de la editorial, Superman y Batman que, junto con Wonder Woman, eran los únicos cuyas series seguían publicándose ininterrumpidamente desde la Golden Age. En estos casos, no se produjo una ruptura entre una época y otra del personaje simbolizada en el cierre y posterior reapertura de la colección , sino una evolución más o menos intensa conforme a los gustos de la época y las posibilidades de cada personaje.

La Silver Age deceíta adoptaba un carácter de revival, de homenaje, de retorno a un pasado actualizado por la ciencia-ficción. No en vano, los principales impulsores de este renacer superheroico eran Julius Schwartz y Gardner Fox, dos amantes de la ciencia-ficción curtidos en la DC de los años cuarenta.

De entre las ideas que iban rescatando y revisando de la Golden Age, había una que aparecía con fuerza: la del primer equipo de superhéroes de la historia, la Sociedad de la Justicia de América (JSA), que ya escribiera Fox bajo las órdenes de Schwartz. La JSA debutó en All Star Comics #3 (1940) y su concepto no era más que reunir a un puñado de personajes populares, con la conveniente exclusión por motivos editoriales de Batman y Superman , en aventuras de corte patriótico y fantástico. Wonder Woman, conviene recordarlo, era miembro en calidad de secretaria, algo humillante y totalmente incoherente con la aguerrida mujer que aparecía en las páginas de su propia colección.

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Y en esto que llegó la Liga.

Un Supergrupo All-Star.

Eso es lo que era la Liga en su concepto básico: la unión de todas las estrellas. Lo que podríamos llamar “clausula Schwartz” imponía que ningún personaje sin serie propia podría ser miembro de la Liga . Esto hizo que la alineación original reuniera verdaderamente a lo-mejor-de-lo-mejor, la crème de la crème de la nómina de personajes de DC: Aquaman, Batman, el Detective Marciano, Flash, Green Lantern, Superman y Wonder Woman. Un verdadero grupo de “Galácticos” a los que se les acabaría conociendo coloquialmente como Los Siete Magníficos.

La formación original reunía a las dos estrellas actualizadas más rutilantes (Flash y Green Lantern), un personaje nuevo de clara raigambre en la época de la ciencia ficción (J’onn J’onzz) y cuatro viejos personajes de suertes totalmente dispares. Aquaman venía apareciendo en More Fun Comics y Adventure Comics desde 1941 pero como complemento , siendo un personaje escasamente popular. Wonder WomanBatman y Superman, este último seguramente en la cúspide de su popularidad, con cinco colecciones mensuales vendiendo entre 400.000 y 800.00 ejemplares . Introducir a los dos grandes en la Liga fue todo un golpe de efecto, pues ni siquiera habían formado parte de la JSA. Por eso la cosa tuvo su truco al principio: Batman y Superman fueron más bien figurantes en los dos primeros años de la serie y apenas aparecían en portada. E incluso después su protagonismo fue relativo. Sobre todo el de Batman que, con un nivel de poder mínimo en comparación al de sus camaradas, estaba lejos de ser explotado como el “estratega supremo” del Universo DC como lo fue posteriormente.

Si bien la idea del grupo de superhéroes tenía su precedente en la JSA, y la propia Liga se podía concebir como un homenaje a ésta, respondía a un concepto diferente y más atractivo. Había una fuerte e innata inclinación a la grandeza en este selecto equipo de súper-poderosos.

El paso de denominar al grupo de “Sociedad” a “Liga” fue explicado por Julius Schwartz atendiendo a las connotaciones de extrema formalidad, casi empresariales, que tiene cualquier grupo denominado “Sociedad”, mientras que una “Liga” suena a deporte, ocio y, sobre todo, juventud. La popularidad de las ligas profesionales de beisbol o fútbol americano indicaba la orientación de la nueva marca. Una nueva Liga venía a unirse a la NFL o la MLB para captar el interés de la joven América: la JLA.

Estamos en septiembre de 1960. Tras unos números de prueba en un título genérico (The Brave and the Bold #28-30), la Liga estrena serie propia.

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En esta etapa fundacional con el equipo creativo formado por Gardner Fox & Mike Sekowsky (JLofA #1-64, 1960-1968) la serie configuraría su perfil dentro de los usos y costumbres deceítas. El planteamiento general es claro: un grupo de superhéroes se reúne para hacer el bien, luchar contra el mal y todos son amigos. Punto. No hay drama. Sólo aventuras.

Siguiendo las rígidas normas marca de la casa, ese planteamiento se concretó en una fórmula de composición del cómic que repetía punto por punto el esquema de las viejas aventuras de la JSA: primera página para pasar lista (“The Roll Call!”), después un breve planteamiento de la amenaza de turno y división en grupos para combatir diversos aspectos de la misma. Así, cada grupo protagonizaba por separado un capítulo de una extensión parecida. Después se reunían todos en el clímax, luego la batalla final y para terminar el epílogo, donde siempre había espacio para una moraleja o un guiño de complicidad con el lector. Parece que la distribución de los personajes en capítulos fue una imposición editorial para que cada héroe tuviera el mismo peso en la historia.

Las tramas se construyen sobre los tópicos y lugares comunes al uso del género y de la época, sin ir más allá. Por su parte, el meollo de cada capítulo solía versar sobre la debilidad del héroe o héroes en cuestión (kryptonita, fuego o color amarillo) o una técnica o artilugio secreto que le permite al villano salirse con la suya sin más hasta la inevitable derrota final. En consecuencia, los capítulos eran repetitivos, llegando los héroes a las mismas conclusiones o situaciones en varias secuencias sucesivas, con un desarrollo lineal, prácticamente ausente de subtramas (en caso de haberlas, se resolverían en ese mismo número). En las escenas de batalla, éstas se representan con una estricta división y distribución de espacios, planos y viñetas. En su composición sobresale la limpieza, la simetría y el equilibrio. Las figuras son proporcionadas, estilizadas, incluso elegantes, pero la falta de intensidad dramática es notable.

Al final, la lectura del cómic tiene gráfica y literariamente un ritmo repetitivo. Su narrativa es esquemática y plana.

La peor consecuencia de esta fórmula y su tratamiento es que no hay sensación de grupo. La colección parece una antología de aventuras de cada personaje o, como mucho de parejas o tríos, pero sin que haya una dinámica de grupo más allá de la reunión inicial y la batalla final. La interacción entre personajes es mínima. Los mismos personajes hacen gala de un carácter casi intercambiable. Todo es civismo, amistad, altruismo. Incluso Batman aparece sonriente, amistoso, feliz. Al menos Wonder Woman ya no asume como secretaria y adopta un rol activo en combate.

En cuanto a la alineación sufriría poco cambios. Se parte del grupo original, a los que se les van sumando unos pocos en un goteo moderado. Durante esta primera etapa sólo veremos las incorporaciones de Green Arrow, Atom y Hawkman y ninguna baja. Todos los nuevos tenían serie propia, por supuesto, lo cual convertía la Liga en un club de muy difícil acceso. Los protagonistas de cada número iban variando, pero sobre la base de esa plantilla fija. Algunos miembros aparecen más, otros menos e incluso hay largas ausencias que no se explican ni se justifican.

Las amenazas siguen el patrón del género y la época: magia , alienígenas y tecnología . Atacan individualmente o en grupo, formando el reverso malvado de la Liga (“anti-Ligas” como los Campeones del Crimen o el Sindicato del Crimen –la anti-Liga más exacta-). Con la llegada de las tierras paralelas entrarían en juego las amenazas cósmicas, que tanta importancia tendrían (¡ese Hombre Anti-Materia!). También cada héroe aporta algún villano de su galería particular. El que más aporta es Batman, con el Joker o el Pingüino, pero también aparecen el inevitable Luthor o el Señor de los Espejos, Capitán Boomerang, etc. Se sigue percibiendo, en todo caso, la presencia de temas de ciencia-ficción, así como de explicaciones pseudocientíficas que trataban de dar algo de empaque a las soluciones deus ex machina habituales.

Es necesario detenerse en JLofA #21 (1963). Un punto definitorio de la serie y de todo el Universo DC va a llegar en este número. Vamos a presenciar el primer encuentro entre la JLA y la JSA. ¿Cómo fue posible? Pues gracias, como siempre, a Flash y a Gardner Fox.

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De la fértil imaginación de Fox había surgido una inocente historia publicada en el ya clásico Flash #123 (1961): “El Flash de Dos Mundos”. En ella un accidental viaje interdimensional de Barry Allen propicia su encuentro con Jay Garrick, el Flash de la Golden Age , que existía en una tierra paralela a la de Barry. Este argumento se repitió en un par de números de Flash, llegando Jay Garrick a presentarle a Barry a la JSA. Se estaba preparando el terreno para lo inevitable: el encuentro entre las dos formaciones. Este se dio en las páginas de JLofA . Aquí se aclaran conceptos ya esbozados en Flash: se establece que los héroes de la JSA viven en una tierra distinta (desde ahora llamada “Tierra Dos”) ubicada en un universo paralelo separado por vibraciones del universo “convencional” donde está la bautizada como “Tierra Uno”, hogar de la JLA. Pese al salto dimensional, el tiempo transcurre sincrónicamente entre ambos universos, de tal manera que la “actualidad” de ambas tierras es la misma, estableciéndose que los héroes de Tierra Dos llevan en activo desde los años cuarenta, o lo que es lo mismo: desde que empezaron a ser publicadas sus aventuras. Así, la línea del tiempo real se introducía en la narración del cómic. Es una de las primeras ocasiones, o sin duda la más importante, en la que el tiempo real influye en el tiempo de ficción deceíta esbozando una primigenia continuidad. Desde sus orígenes, los personajes DC habían estado asentados en un no-tiempo perpetuo, pero con la aparición de las tierras paralelas el paso del tiempo irrumpe en la ficción deceíta de manera extraordinariamente singular: vinculado a la existencia de universos paralelos.

Las aventuras “Crisis en Tierra-Uno” y “Crisis en Tierra-Dos” en JLofA #21 y 22 tuvieron tanto éxito que establecieron una tradición anual de encuentros entre una joven JLA y la veterana JSA. Había nacido el Multiverso DC. Y casi como una premonición, vinculado a una crisis entre universos que altera todo el continuo espacio-temporal, aunque en este caso el cambio sólo afecta a la percepción del lector. Los personajes, sin embargo, no han experimentado cambios en su trayectoria, tan sólo la han descubierto, la han integrado a sus aventuras.

El inicio del Multiverso de la mano de Flash.
El inicio del Multiverso de la mano de Flash.

Con este ingenioso truco, seguramente el más influyente ejercicio de retrocontinuidad de la historia del cómic de superhéroes , queda explicada la diferencia entre los personajes de los años cuarenta y sus actualizaciones de los años sesenta: pertenecían a universos distintos, con sus propias trayectorias y continuidades. Más trabajo supuso explicar las diferencias entre los personajes que no habían sufrido un severo reboot como Superman, Batman o Wonder Woman.

No hay que perder de vista las múltiples lecturas que ofrece la argucia. Hay una transferencia de significado que conecta un proceso real con un proceso ficticio. El proceso creativo-editorial de la actualización de los personajes se había introducido en el propio cómic en la figura de un relevo generacional interdimensional. Los héroes de la Golden Age, reconocidos como veteranos, pasaban el testigo a los personajes de la Silver Age, algunos de ellos, versiones suyas modernizadas. Esto abría a su vez un inmenso campo narrativo. De repente, los héroes DC formaban una especie de genealogía, como las mitologías de la antigüedad, como las estirpes bíblicas, como los caballeros medievales. Sus personajes se reencarnaban, se transfiguraban, trascendían como en las grandes sagas heroicas. El tema del legado, de la trascendencia de unos personajes que empezaban demostrar ser algo más, está apenas planteado pero daría un enorme juego posterior y contribuyó poderosamente a definir todo el universo de ficción deceíta.

Más allá de esos temas, la serie seguía pecando de un desarrollo lineal y plano. No hay evolución de los personajes, sus relaciones son tan carentes de conflictos e inalterables como ellos mismos. La colección proyecta una sensación de perpetuo equilibrio, de responder a un statu quo inalterable.

Pese a lo que se pueda pensar al valorar estas historias con ojos del presente, esta etapa es una de las más exitosas comercial y creativamente: personajes y conceptos se suceden. Para la DC de la época, JLofA es una gran serie, dentro de una gama media-alta de calidad. Hablamos de una época en la que vimos a Batman vistiendo un traje arcoíris y viajando por el espacio en un Bat-Cohete y a Superman moviendo planetas con un dedo o inmerso en historias imaginarias de diversa índole.

Al final de esta época, es sabido que la colección se aprovecharía descaradamente de la primera batmanía, producto de la serie de TV (1966-1968), destacando a Batman en cuantas portadas se pudo. La cosa fue muy bien comercialmente, pues mantuvo al título en el Top Ten. Sin embargo, creativamente, ya se hacía notar el impetuoso avance de la competencia.

Y en el caso de los supergrupos la competencia no era otra que Los Vengadores.

La Liga como inspiración de Los Vengadores.

“¡No nos interesa la venganza sino la justicia!”
La Liga en JLA: Year One #12

Venganza y Justicia se suelen tener por conceptos antagónicos. Nuestros sistemas políticos y más concretamente nuestro Derecho, trata de realizar y defender la Justicia. Las sociedades modernas tienen la Justicia como uno de sus valores supremos. Sin embargo, la venganza es lo antitético del Derecho, está totalmente fuera de la Ley y se considera un principio claramente contrario a la sociedad. Es más, se diría que su uso es generalmente individual, ante la dificultad que implica que toda una sociedad o un colectivo sean “vengativos” sin que eso afecte a su propia cohesión como grupo. Este antagonismo se va a dar, sui generis, en la relación entre la Liga y Los Vengadores.

Un vínculo poderoso va a unir a los Mejores Superhéroes del Mundo y a los Héroes Más Poderosos de la Tierra. Una suerte de inspiración, de emulación o de simple calco y copia que va a acompañarles en toda su paralela trayectoria.

El impacto de la Liga en la Maravillosa Competencia es de sobra conocido. La leyenda urbana cuenta que, en una partida de golf, un alto ejecutivo de DC (algunas fuentes hablan de H. Donenfeld, otras de J. Liebowitz) presume ante el Publisher y propietario de Marvel Martin Goodman de las ventas del nuevo título que supone un esfuerzo creativo casi nulo (los personajes ya están creados) con una rentabilidad pasmosa (en principio, los seguidores de cada personaje son compradores potenciales). El bueno de Goodman hace lo esperado: encarga a su Editor-in-Chief, el legendario Stan Lee, que copie la idea. La idea no es más que sacar una nueva serie de superhéroes. Entonces Stan Lee y Jack Kirby crean Los Cuatro Fantásticos y cambian la historia. Estamos en septiembre de 1961. La Marvel Age irrumpe en el mundo del cómic.

Los 4F rompen moldes por muchísimas razones que ya se han explicado profusamente y no vienen al caso. Lo que sí viene al caso es que los personajes que forman los 4F han sido creados expresamente para formar parte de ese grupo, por lo que el concepto de un Supergrupo All-Star sigue sin plasmación en Marvel. Y Marvel no puede usarlo porque carece de la premisa fundamental: “stars”. Estas van a llegar goteando en series propias o complementos al tiempo que el incipiente Universo Marvel va conformándose. Así, Hulk, Thor y el Hombre Hormiga aparecen a lo largo de 1962, Iron Man y la Avispa a principios de 1963, hasta que por fin, en noviembre de 1963 nace la contrapartida marvelita de la Liga: Los Poderosos Vengadores.

Es interesante señalar la excusión de Spider-Man, creado en 1962 y que acabaría siendo el personaje más popular y símbolo de la editorial. Frente a los recurrentes vetos editoriales de DC en este caso se debió a un criterio creativo: Lee pensó que el carácter marcadamente marginal y solitario de Spidey no ofrecía un buen encaje en ese selecto club de campeones . Al quedar fuera, se reforzaba su perfil de anti-héroe. Un grupo de estrellas no era lugar para el proscrito Hombre-Araña.

Eso fue todo. Siendo sinceros y objetivos, la influencia de la Liga sobre Los Vengadores, excepto casos puntuales que veremos más adelante, se acaba aquí: en la idea inicial, en el concepto fundacional. A partir de aquí, cada grupo seguirá su camino y, pese a que a Los Vengadores les costará encontrarlo, su sendero resultó a la postre mucho mejor que el emprendido, inicialmente con muy buen pie, por la Liga.

La etapa primitiva de Los Vengadores, con Lee y aun los primeros números de Roy Thomas, es errática. La serie no consigue cuajar. Por los problemas de coordinación con los otros títulos sacan a las estrellas (Iron Man, Thor y el Hombre Hormiga inicialmente, pero también al Capi después) e introducen personajes aparecidos en otras series (Ojo de Halcón, Bruja Escarlata, Mercurio, Hércules o Pantera Negra) o creados en la misma colección (Espadachín, Caballero Negro y Visión). Así poco a poco Thomas comienza a ensayar elementos que le darían el tono definitivo a la colección.

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Primero introduce un gran villano de cuya creación va dando pistas a través de varios números y de la que es responsable un vengador (Ultrón, en Avengers #55, 1968), luego añade a un personaje vinculado en origen al villano que aporta drama y conflicto al grupo (La Visión, en Avengers #57, 1968), reintroduce a las estrellas (a partir del Avengers#66, 1969), inicia una subtrama romántica con muchísimo juego entre La Visión –un androide- y la Bruja Escarlata –una mutante- (a partir de Avengers #75, 1970) y como colofón mete al grupo en una gran aventura espacial: la Guerra Kree-Skrull (Avengers #89-97, 1971). En menos de medio centenar de números Thomas ha moldeado y cambiado el grupo a su antojo, lo ha enfrentado a amenazas de creciente calibre y ha tejido una tupida red de interrelaciones que abarcan a los héroes pero también a los villanos. Ya está la fórmula. Después, en la también dilatada trayectoria de Steve Englehart (Avengers #105-151, 1972-1976), la serie alcanza su máximo esplendor.

Al no ser un equipo de alineación fija, se dan situaciones dramáticas cuando un vengador pasa a la reserva o cuando ingresa otro nuevo. Los números donde se anuncian las nuevas alineaciones son especiales aunque aleatorios. De nuevo resalta la flexibilidad de Los Vengadores con la rigidez de la Liga. En ésta, la inclusión de un nuevo miembro sigue un estricto rito de entrada donde el aspirante ayuda al equipo en un caso. La portadilla interior de los escasos números donde se produce una incorporación sigue un diseño que se repetiría en cada ocasión, con una reproducción a media página del certificado de miembro donde se destacan las insignias de la Liga, el nombre del caso y la frase “JLA hereby elects” (“Por la presente la JLA elige”).

Al cambiar frecuentemente la plantilla, las interacciones también, por lo que el culebrón y el drama al estilo Marvel están asegurados. Es como una renovación periódica de personajes, tramas y situaciones. El conflicto interno está siempre presente. Desde el choque de caracteres que tendrían el Capi y Ojo de Halcón al principio de la serie o la que durante muchos años y de manera muy soterrada sostendrían el Capi e Iron Man. Otro ejemplo paradigmático es la introducción de Mantis (Avengers #114, 1973), mujer que flirtea con todos los miembros masculinos del grupo para su desesperación, o Wonder Man (Avengers #160, 1977), rescatado de los primeros números de la serie y convertido ahora ni más ni menos que en medio hermano de La Visión (el cerebro androide de éste se basa en el humano de aquel) y rival por el amor de la Bruja Escarlata.

Un extraño trio en Marvel.
Un extraño trio en Marvel.

Como manda el género, el tema general de las aventuras no es muy original. Villanos individuales de variados poderes (sobresalen tecnológicos, apenas hay enemigos mágicos o sobrenaturales), grupos de villanos (el “anti-Grupo”) o grandes amenazas cósmicas (imperios alienígenas, dioses locos, seres cósmicos). Sin embargo su tratamiento tiene una intensidad y una potencia dramática apabullante. A nivel gráfico, recogiendo la herencia de Kirby y gracias a las poderosas figuras que salen del lápiz de John Buscema, los combates lucen colosales, las composiciones y los planos de las batallas son dinámicos, enérgicos, vibrantes. La acción se desparrama por las viñetas y salta de las páginas, incapaces de contenerla. Pero lo más original es sin duda el tratamiento narrativo. Se tejen extensas sagas de varios números que desembocan en otras sagas sin apenas pausa, todo atravesado por conflictos personales y cambios en los personajes: todo sucede siguiendo una evolución coherente. La gran cantidad de subtramas que afectan a los personajes o que se refieren a futuras amenazas aparecen y desaparecen diseminadas por la serie y la dotan de una sólida cohesión y férrea continuidad. Es casi lo simétricamente opuesto a lo que ofrece la Liga.

La presencia de temas de actualidad, tratados de manera inevitablemente naíf, también se puede apreciar y aporta cierta frescura, en contraste con el delirio fantástico que preside las andanzas de la Liga. Posteriormente daría mucho juego las relaciones entre el grupo y el Gobierno Federal de los EE UU: enlaces del FBI, intervencionismo gubernamental, medidas de discriminación positiva, protocolos de actuación, estatus de prioridad, etc. Esta compleja relación será un elemento tan distintivo de la serie que en la versión Ultimate pasarán a ser directamente una especie de “task force” metahumano del Departamento de Defensa de EE UU. Irónicamente, pese a ser conocidos como Liga de la Justicia de América, la Liga va a tener escasa relación con la política de EE UU salvo excepciones pues desde el principio se orientó a un enfoque mundial, planetario. De hecho, la dinámica posterior ha tendido a abandonar o minimizar la apelación a América (EE UU). Actualmente ni siquiera forma parte del título de la colección. Otra cosa, obviamente, es el mensaje ideológico de la serie.

El perfil del grupo queda claramente establecido. Nadie lo definió mejor que el Capi: “La Patrulla-X sigue unida porque todos son unos proscritos, se necesitan mutuamente. Los 4 Fantásticos son una familia. Pero Los Vengadores existen por una sóla razón: él o ella quieren ser vengador. Tenemos habilidades únicas y nos hemos dado cuenta de que trabajamos muy bien unidos. Eso convierte a Los Vengadores en un equipo” (Avengers #194, 1980). Eso es. Los Vengadores son el grupo de operaciones especiales del Universo Marvel, el cuerpo de elite. Si los superhéroes no son más que una especie de superpolicias o supersoldados, los Vengadores son sus Swat, sus GEOs, sus Boinas Verdes. Profesionales, precisos, eficaces, versátiles. Y a todo esto le sumamos el sentido de drama a la manera Marvel: dudas, secretos, peleas, traumas, traiciones, amoríos, celos. Puro culebrón.

Algo que llama poderosamente la atención es la diferencia en la autoconciencia de grupo, en su esprit de corps. La Liga y Los Vengadores se saben formaciones poderosas, selectas. Las composiciones de sus reuniones rebosan solemnidad y jerarquía. Pero sólo Los Vengadores cuando hablan de sí mismos suenan creíbles. La Liga rara vez. ¿Será por su grito ritual (“¡Vengadores reuníos!”)? ¿Será por el constante entrar y salir de miembros? ¿Será por la interacción con otros grupos? El papel de Los Vengadores en el Universo Marvel parece más claro, más definido. Su interacción con otros grupos los reafirma, refuerza su perfil de grupo de elite. Los 4 Fantásticos son exploradores y, ante todo, una familia; la Patrulla-X son estudiantes y, sobre todo, unos marginados. Los Vengadores son lo más parecido a “camaradas de armas”. Entre ellos se llaman “vengador” y refuerzan su sentido de grupo (“una vez vengador, vengador para siempre”). Esta compenetración, esta camaradería no se observa en la Liga. Interactúan con los veteranos de la JSA y tienen una especie de división juvenil (Los Jóvenes Titanes) pero parece que no se le saca todo el jugo a un planteamiento tan interesante como tres generaciones de héroes (la Sociedad, la Liga y los Titanes) unidos en combate.

Tal vez sirva de colofón para ilustrar estas diferencias los miembros juveniles honoríficos de ambos grupos. Mientras que la Liga tiene a un “Snapper” Carr insoportable, tratando de ganarse la complicidad del joven lector sin conseguirlo, Los Vengadores tienen a Rick Jones, que si bien no es ninguna maravilla demuestra algo más de empaque y se relaciona con cada vengador de manera distinta porque cada uno es distinto.

Como en otros casos durante la Silver (Marvel) Age, los muchachos de Lee acabaron por ganarle la partida a Schwartz, Fox y compañía.

Los Vengadores como inspiración de la Liga

Una vez retirado el equipo creativo fundacional de Fox & Sekowsky y con Los Vengadores pisándoles los talones, llega Dennis O’Neil en JLofA #66 (1968) para sacudir un poco la serie. Casi al mismo tiempo, también aterriza alguien que le entregaría muchos años de su vida a la Liga, el legendario dibujante Dick Dillin.

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O’Neil introducirá unos cambios que luego serán profundizados por otros autores como Mike Friedrich, Len Wein o Martin Pasko con desiguales resultados. Entre esos cambios que se introducen o se dejan ver en la estancia de O’Neil vemos la renuncia de dos miembros fundadores como Wonder Woman y J’onn J’onzz, la incorporación de Canario Negro (lo que supuso el inicio de un par de tramas románticas) o la traición y expulsión de “Snapper” Carr (¡bravo!). A su vez, O’Neil aprovechó los cambios en el uniforme de Green Arrow para dotarle de un carácter muy politizado y radical, y contraponerlo a un Hawkman convertido ahora en un modelo de conservadurismo. A su vez, la estructura narrativa se hace más fluida, menos encorsetada, abandonando la división en grupos y capítulos, excepto en los cruces con la JSA, donde seguiría siendo un recurso recurrente.

Pero sin duda, el cambio que más marcó el devenir del grupo fue el traslado de su base de operaciones desde el Santuario Secreto (una cueva situada a las afueras de la ficticia ciudad de Happy Harbor) al mítico satélite en órbita geoestacionaria a más de 35.000 km. sobre la atmósfera terrestre. El satélite de la Liga marcó toda una época con total justicia, pues aportó algo para lo que el grupo estaba dotado pero que no se había conseguido explotar del todo: lo grandioso, lo épico. En todo caso, pese a su innegable grandeza, pese al carácter cósmico de muchas de sus aventuras, la Liga no consigue transmitir ni el sentido del drama ni de pertenencia del que rebosan Los Vengadores. Ahora con el satélite, el grupo tiene un fondo de escenario ideal para ofrecer una visión más sólida y atractiva de su carácter icónico.

Así, se van perfilando más las diferencias en un contraste favorable a priori a la Liga: si Los Vengadores mantienen relaciones con el Gobierno de EE UU, la Liga se codea con la ONU. Si Los Vengadores tienen una mansión en pleno Manhattan, la Liga tiene un satélite desde el que observan todo el planeta. Si Los Vengadores son financiados y equipados por Tony Stark, la Liga disfruta de los millones de Oliver Queen y Bruce Wayne, pero también de tecnología kryptoniana y oana.

Poco a poco se irá renovando la galería de villanos aportando amenazas más cósmicas y poderosas (Starbreaker, Hombre Nébula, Eclipso, Libra y, sobre todo, Darkseid) o anti-grupos que plantean sagas más largas y complejas (Banda de la Injusticia, Sociedad Secreta de Súper-Villanos o, de alguna manera, Los Manhunters). También hay espacio para algunas aventuras de corte más social, del gusto de O’Neil, con temáticas ecologistas y pacifistas. No obstante, la tendencia es de crecimiento. Todo se hace más grande: las amenazas, las historias, el grupo.

Manteniendo el criterio de que los Siete Magníficos son el grupo básico, se producen nuevas altas de personajes que, en algunos casos no protagonizan series sino que son secundarios que ofrecen propias perspectivas de desarrollo. El grupo empieza a asumir una “política de minorías” muy de la época (John Stewart o Rayo Negro ) o introduce personajes misteriosos como El Fantasma Desconocido . Es una Liga más plural y diversa. Se busca romper el equilibrio, la imperturbabilidad del grupo.

Los encuentros con la JSA adoptan un tinte definitivamente épico y en esta etapa es donde se narran los más memorables. No contentos con haber presentado a la JSA y Tierra Dos, pronto hay que sumar un tercer grupo/tierra a la ecuación. Así, JLofA se convierte en la colección estrella del Multiverso DC: cada crossover presenta una tierra paralela nueva, se rescatan personajes de la Golden Age, grupos como los Siete Soldados de la Victoria, los Luchadores de la Libertad, la Familia Marvel o el All-Star Squadron (creado en el presente pero ubicado en la Golden Age mediante retrocontinuidad). Todos debutan en la JLA: es el portal de entrada al Multiverso DC. Esto no dejaba de tener su segunda lectura, como en el caso de la JSA: a la adquisición por parte de DC del catálogo de personajes de una editorial se le correspondía la integración de ese universo de ficción en el Multiverso DC a través de las páginas de JLofA.

Otros grupos presentes en el Universo DC pero de otros tiempos también comparten el cruce anual JLA-JSA como la Legión de Súper-héroes del S.XXX, o los Cinco Guerreros de Antaño . A su vez, en un territorio limítrofe entre el Universo DC convencional y una tierra paralela más estaba el “Kirby-verso”, donde se desarrollaba la epopeya del Cuarto Mundo, que fue introducido en el Universo convencional en una inolvidable saga. Incluso hubo tiempo para jugar a la meta-ficción e introducir a los guionistas de la serie como protagonistas de un número (Elliot S! Maggin y Cary Bates). La idea no era original, pero hacerlo en el marco de la solemne reunión anual JLA-JSA no dejaba de tener su mérito.

Sin embargo, el problema sigue siendo el mismo: el uso reiterativo de la receta la acaba agotando. La inclusión un tercer grupo en discordia más la necesidad de un villano o grupo de villanos de altura más la obligación de cumplir con la cita anual suponían un límite a la creatividad a largo plazo de este tipo de aventuras. Abocados a un “cada vez más grande” pero a su vez constreñidos por el patrón asentado desde la etapa de Fox, los encuentros fueron perdiendo fuerza e impacto.

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Se mejora algo en cuanto a la caracterización pero no sin cierto acartonamiento. Green Arrow pasa a ser el pendenciero oficial, pero no consigue dejar de parecer un pobre trasunto del Ojo de Halcón marvelita . Da pena ver a un personaje con el potencial de Ollie convertido junto con el Hombre Elástico en un desahogo cómico, en el nuevo “Snapper” Carr de la serie. En principio, la inclusión de Canario Negro debía aportar tramas románticas pues al ser una segundona se la puede emparejar con un segundón sin problemas (léase Green Arrow). Sin embargo, hay que pasar por el trauma de un patético intento de acercamiento entre Canario Negro y Batman urdido y resuelto en el escalofriante espacio de dos páginas en JLofA #84 (1970). La ejecución de la trama es todo un indicador. En un número cualquiera y sin venir a cuento, sin sembrar durante meses y meses como se habría hecho en Los Vengadores, Dinah le hace pucheros a Bats, éste se confiesa atraído y se besan ¿No había otro menos creíble? ¿Cuándo fue la última vez que Batman había mostrado interés romántico por alguien? Después de esto, viene lo peor: la cosa queda ahí y ¡punto! No se vuelve a hablar más del tema. No fue hasta décadas después que algunos autores (sin duda aun traumatizados) juguetearon un poco con la idea dándole más sustancia. Canario se convierte en la pareja oficial de Green Arrow de manera igual de súbita y se acabaron las tramas románticas.

Lo peor, sin duda, es lo de Tornado Rojo. Un personaje creado tan descaradamente copiando las pautas marvelitas de dramón y traumas varios que se hace inaguantable por lo impostado, lo forzado. Un androide que quiere ser humano, tener familia, identidad, sentimientos. Lo más gracioso es que sentimientos demuestra, lo que no consigue es empatía. En fin, una Visión de tercera categoría que, irónicamente fue creada y planteada antes que su contrapartida en Marvel . Otro ejemplo de cómo robar la cartera.

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Una vez más, la mejor inspiración vendría en la otra dirección: a modo de broma entre dos amigos íntimos como eran Roy Thomas, guionista de Avengers, y Mike Friedrich, que hacía lo propio con la Liga. En JLofA #87 (1971) debutan los Campeones de Angor que homenajean a algunos destacados Vengadores en una historia sin más trascendencia. El mismo mes, en Avengers #70 (1971) aparece el Escuadrón Siniestro (después Supremo), grupo basado en los principales miembros de la Liga. Este grupo tendría un extenso desarrollo posterior, más allá de las páginas de Avengers. Para el recuerdo de todos quedó su participación en la saga de la Corona Serpiente (Avengers #141-148, 1976). Un homenaje no exento de parodia a las historias de universos paralelos y cruces JLA-JSA con algún que otro ejercicio meta textual . En título del número 147 lo decía todo: “Crisis en otra Tierra”. Por su parte, en el número 148, titulado “20.000 Leagues under Justice” se copiaban los diseños de portadilla y de división por grupos y capítulos propios de los cruces JLA-JSA. Puede que DC no supiera hacer comics a la manera Marvel, pero Marvel sí sabía caricaturizar las fórmulas de DC.

La dinámica de grupo existe pero su ejecución sigue siendo demasiado esquemática. El reparto de papeles es el obvio, pero no se le consigue dotar de intensidad, de tridimensionalidad, de conflicto. Superman ejerce un liderazgo formal, moral y en combate, Batman ejerce como cerebro, Green Arrow como broncas oficial secundado por Hawkman. Canario Negro y una retornada Wonder Woman aportan una “feminidad” previsible (cuando hay que traer refrescos, cortar un pastel o cuidar a un herido, allí están ellas las primeras). Ya enfilando el último tramo de la serie Firestorm asume el papel de junior y poco más. Los demás personajes pasean sus recién estrenados traumas de sus propias colecciones (muerte de Iris en el caso de Flash, problemas con su padre en el de Lantern). El problema es que estos elementos están tratados o introducidos de una forma tan forzada, tan poco natural, aparecen y desaparecen con tal ligereza que no aportan nada al tono de la serie.

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Apenas se notan complicidades. Mientras que en Los Vengadores hay amistades, enemistades, rivalidades e incluso malos tratos (el Capi e Iron Man -magníficamente llevada-, la Bestia y el Hombre Maravilla, el Hombre Maravilla y La Visión, Ojo de Halcón y Bruja Escarlata, Dragón Lunar y Thor, Hank Pym y La Avispa), en la Liga se sabe que Arrow y Hawkman no se aguantan, que Canario y Arrow son pareja (hay que ver el juego que da Arrow) y poco más.

La búsqueda de la fórmula de Los Vengadores va a llevar a que varios autores de Marvel recalen en la Liga. El caso más evidente es el de Englehart (JLofA #139-150, 1977-1978). Uno de los grandes artífices de la época dorada de Los Vengadores, fichado por DC para revitalizar una Liga en horas bajas. Después de un buen trabajo, cumple su compromiso de un año y se vuelca en su ambición de escribir Batman, donde hará historia. Le sustituye Gerry Conway (curiosamente, el mismo que le sustituyó en Avengers), otro auténtico “chico Marvel”, que permanecerá en la colección hasta casi el final (JLofA #151-255, 1978-1986). Otro caso destacado es el de George Pérez, considerado por muchos el dibujante definitivo de ambos grupo. Sus números y sagas son valorados como los mejores de ambas colecciones. Sin embargo, frente a los 25 números que llegó a realizar de Los Vengadores en su etapa clásica, en la Liga no pasó de 11. Eso sí, en ambos casos realizó el nº 200 (Avengers #200, 1980; JLofA #200, 1982). Curiosidades.

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Esta dilatada etapa de la Liga sufrirá altibajos comerciales. Sus peores momentos fueron el paso a bimensual con reediciones de sus primeros números como complemento: toda una señal de lo cerca que estuvo de una eventual cancelación (JLofA #103-115, 1972-1974). Justo en esos años, Los Vengadores están viviendo su edad dorada de la mano de Englehart. Curiosamente en esos mismos años, inicia la mítica serie de dibujos animados “Super-friends”, que mantuvo durante más de una década la popularidad del grupo entre los más pequeños.

Por el contrario, también tuvo momentos de esplendor. Uno fue con Englehart, con números de doble extensión, por lo que se pudieron contar más cosas en menos números . Pero sobre todo fue con George Pérez cuando más cerca se estuvo de un tratamiento adecuado de la grandeza e iconicidad inherentes a la serie. Entró accidentalmente, como sustituto de Dillin, muerto de un infarto mientras se ocupaba del nº 183 de la serie. Era el inicio de la que seguramente fue la mejor saga del grupo en su periodo clásico: “Crisis en Nuevo Génesis” (JLofA #183-186, 1980). Pese a lo reiterativo del planteamiento (enésimo cruce JLA-JSA, integración en el Multiverso de un nuevo Universo, división en grupos para afrontar la amenaza) y la apresuradísima resolución (todo se resuelve en dos páginas y no hay epílogo que ate cabos) esta saga aporta un gran dibujo, un villano colosal (Darkseid) y una aventura cósmica muy entretenida. Y sin embargo, se nos queda la sensación de que daba para más, que había implicaciones y desarrollos posibles en la trama y las situaciones de los personajes: el sórdido magisterio que ejerce la Abuela Bondad en el Orfanato, la infiltración de Bats y Miracle en la Fortaleza de Darkseid, el choque entre deidades de la antigüedad y neodeidades, la maldad de Darkseid o las dudas de Superman.

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Precisamente en un buen momento para ambas series, a principios de los ochenta, se iniciaron los trabajos para un cruce entre Los Vengadores y la Liga. El evento tendría lugar de manera natural tras haberse cruzado ya los principales personajes de ambas compañías (Superman y Spider-Man, Batman y Hulk) y sus grupos de moda (La Patrulla X y los Nuevos Titanes). El dibujante elegido, George Pérez, no puede contener su entusiasmo. Sin embargo, por diversos desencuentros con el entonces Editor-in-Chief de Marvel, el todopoderoso Jim Shooter, el cómic no vería la luz hasta muchos años después para profunda decepción del fandom.

La Liga había empezado con muy buen pie, poniendo en marcha una idea atractiva como era la de reunir a los mejores personajes de la editorial bajo un único título. Había nacido como colofón del revival de la Golden Age deceíta experimentado al inicio de Silver Age. Había propiciado la aparición de un universo de ficción inmenso, rico y con una identidad propia y singular. Su éxito movió a Marvel a tomar cartas en el asunto del resurgir del cómic de superhéroes iniciando su propio universo de ficción. Sin embargo, al verse superada comercial y creativamente por Los Vengadores, la serie se lanzó a una carrera por copiar su fórmula, pero era incapaz de asimilar el novedoso tratamiento de personajes de Marvel y cuando lo intentaba solía quedar postizo e incluso resultaba ridículo.

Es cierto que en esta extensa y decisiva etapa fue donde la colección alcanzó sus mejores cotas narrativas, donde se forjó la imagen clásica de la Liga que permaneció en la memoria de los aficionados durante muchos años. La “época del satélite” fue una etapa de madurez de la serie. Sin embargo, pese a potenciarse las fortalezas del grupo, seguían sin mejorarse los aspectos de caracterización e interacción de personajes, a pesar de los esfuerzos de los autores traídos de Marvel. Se había ampliado el carácter cósmico y trascendente del grupo pero sin implicar a los personajes, sin alterar su statu quo. El potencial era enorme, pero no se aprovechaba del todo. En parte por un excesivo y reverencial respeto por el propio grupo y los personajes.

Los elementos identitarios de la serie, tanto a nivel creativo como a nivel de ficción, caían con demasiada facilidad en la reiteración. Los Siete fundadores, la división en grupos, el rito de entrada, los encuentros anuales con la JSA: todo contribuía a conformar un bagaje donde resaltaba el sentido de tradición. Ese era uno de sus puntos fuertes, de su distinción, pero al mismo tiempo también era su debilidad, su lastre. Pese a los intentos de introducir tensiones, seguía notándose carencia de conflicto. Seguía habiendo demasiada rigidez y equilibrio. La grandeza e iconicidad habían alcanzado una dimensión mayor, pero también jugaban en contra de las posibilidades narrativas de la colección. Al ser reafirmadas constantemente era difícil plantear situaciones que desafiaran al grupo, que cuestionaran su identidad con intensidad y dramatismo, dándole un nuevo y más cercano enfoque a su fortaleza.

La tremenda fuerza creativa de Marvel y los corsés editoriales y argumentales de DC estaban llevando a la colección a un callejón sin salida. Estaba empezando a cuestionarse a sí misma.

La Liga como… ¡¿La Patrulla-X?!

Un triste final. La historia de emulación entre la Liga y Los Vengadores acaba con un giro dramático. Era obvio el agotamiento de la fórmula de “los mejores superhéroes del mundo combaten a la gran y definitiva amenaza cósmica”. Sin embargo, también es cierto que el potencial icónico del grupo y sus consecuencias en las interrelaciones seguían sin explorarse desde nuevos enfoques. Dos botones de muestra. Uno: el difícil encaje de un personaje tan determinado, solitario e inflexible como Batman queda plasmado como nunca en un par de páginas de Mike W. Barr y Jim Aparo justo a tiempo para justificar que dé la espalda a la Liga y funde los Outsiders (Batman & The Outsiders #1, 1983). Dos: en apenas otro par de páginas, Alan Moore expone la grandeza del grupo y las tensiones inherentes a la misma entre semi-dioses como Superman y simples mortales como Green Arrow con más sutileza, cariño y estilo que la mayoría de los números de la serie de la Liga. “Hay una casa por encima del mundo donde los seres superiores se reúnen”, empieza el número 24 de The Saga of Swamp Thing (1984).

La mítica portada.
La mítica portada.

Tal vez Conway no supo jugar con esos elementos. Tal vez pensó que sin un dibujo que acompañara eran implanteables (la marcha de Pérez para volcarse en los Titanes parece ser que tuvo mucho que ver en esto). Tal vez los editores preferían una Liga aventurera sin más, a la manera de Super-friends, que seguía en antena tras varias temporadas. El caso es que con unas fórmulas progresivamente sobreexplotadas (esos team-up anuales con la JSA…), sin avanzar en la caracterización (Arrow sale de la Liga, Arrow vuelve a la Liga, Firestorm la caga en plan niñato, Firestorm madura en plan héroe) y con unas interacciones sin gancho la serie entra en un proceso de imparable decadencia. Para colmo, las estrellas, el único y verdadero sostén del título, van a empezar a desaparecer: Batman dimite, Superman y Wonder Woman cada vez aparecen menos, luego Hal Jordan renuncia al anillo de Green Lantern y Flash es acusado de asesinato y desaparece. La decadencia de la Liga es la de DC. Sus estrellas necesitan un ajuste. Todo el Universo DC lo necesita. Sin embargo, la Liga va a jugar una última y sorprendente baza, al alimón de la moda del momento.

Ante la imposibilidad que manifiesta de la Liga de sacar todo el partido a su carácter icónico se va al otro extremo, a ser un grupo de jóvenes inseguros e inadaptados como la Patrulla-X o Los Titanes, los títulos en liza de la época. Un movimiento extraño pues Batman, el más antisocial de los miembros de la Liga, ya se había ido a formar un grupo de inadaptados (Los Outsiders).

Los Titanes van a ser un caso curioso. De Liga juvenil han pasado a ser un grupo con un perfil propio y una marcada continuidad e interacción entre personajes. Eso le hizo ganarse el oficioso título de “el cómic DC más parecido a un cómic Marvel”. A principios de los ochenta, son el único título DC que planta cara a los mutantes marvelitas.

Así las cosas, en los números 233-236 de JLofA (1985) los Mejores Super-Héroes del Mundo dan paso a unos semidesconocidos personajes que se supone nos deben enganchar por su carácter más terrenal, sus conflictos más encarnados y su sentido de grupo, definido no por su pertenencia a una élite sino por la más humana solidaridad entre marginados. A modo de metáfora, el hogar de nuestros héroes pasa del satélite (arrasado en una invasión marciana) a un bunker en Detroit. De nuevo todo una declaración de intenciones: la nueva Liga ya no está en el cielo, observando y controlándolo todo, ahora está bajo tierra, escondida. Ha sido sepultada.

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A la Liga no le sirvió ese cambio, de igual manera que a DC tampoco. Se impone por tanto un cambio no ya de tal o cual colección o personaje, sino un ajuste estructural en toda regla. Éste se dio en una serie limitada de doce números publicada entre 1985 y 1986. En su título resonaba el eco de más de dos décadas de aventuras interdimensionales: Crisis en Tierras Infinitas. La última aventura del Multiverso DC. El épico y trágico final de la Silver Age deceíta. Y también un homenaje en toda regla a la colección de la JLofA, verdadero corazón del Multiverso DC, por cuyas páginas se habían sucedido crisis por doquier, descubierto infinitas tierras, afrontado primitivas amenazas de anti-materia, organizado un sinfín de grupos que combatían a través del tiempo y del espacio y en alguna que otra ocasión también El Espectro había salvado el día.

El Multiverso en decadencia moría y se reencarnaba en uno solo más coherente e interconectado reflejando la idea de una Liga menos grandiosa pero más interrelacionada. Si el Multiverso había sido el campo de batalla de la Liga (colosal, cósmico, trascendente) ahora se trataba de ir a un Universo terrenal, único e interpersonal, como el que aparecía en los Titanes. La Liga fue la referencia en el Multiverso. Los Titanes lo eran en el Nuevo Universo.

Crisis también supuso la última aventura de Barry Allen, que pereció heroicamente en uno de los combates. Su legado sería recogido por su sidekick Wally West, ex-Titán. Una vez más realidad y ficción se funden: el personaje precursor de la Silver Age desaparece al agotarse el impulso renovador que lo creó. Una nueva renovación se abre paso y el personaje que posibilitó el Multiverso y en cuya colección fue presentado ya no era necesario en un universo unificado. El impulso de la Silver Age y el devenir del Multiverso parecían trágicamente unidos a las zancadas del más noble de los Velocistas Escarlata.

De una manera totalmente indigna la Liga apenas sí se hizo notar en la Crisis. El fin del Multiverso también acababa con parte de su esencia. El establecimiento de una nueva continuidad, pese a las ventajas que suponía, significaría no sólo el abandono del concepto fundacional de la Liga, sino también cambios en su pasado que echarían al traste el rico bagaje acumulado desde aquellos albores de la Silver Age.

La Liga como (Super)F*R*I*E*N*D*S.

La Liga que surge tras la Crisis ha perdido parte de su identidad. El establecimiento de una nueva línea temporal unitaria suponía que el pasado de la Liga no podía contradecir los profundos cambios operados en muchos de los personajes principales. Teniendo en cuenta que Superman o Wonder Woman iban a modificar buena parte de su trayectoria, esto suponía alteraciones muy importantes en el pasado de la Liga.

Para empezar, los Siete Magníficos dejaron de ser el grupo fundador. Se buscaba des-enfatizar el papel de Batman y Superman en la Liga, así que se les quitó el estatus de miembros fundadores. Se estableció que se unieron a la Liga en un momento indeterminado pero no quedaba claro su grado de implicación. Wonder Woman no sólo perdió su estatus de fundadora, sino que según su nueva continuidad inició su actividad años después de fundarse la Liga, de tal manera que nunca había formado parte de ella. El grupo fundador quedaba conformado por Aquaman, Green Lantern, J’onn J’onzz y Flash a los que se sumaba Canario Negro como única fundadora en sustitución de Wonder Woman. La Trinidad quedaba fuera de la Liga, lo que suponía una tremenda pérdida de poder crudo y fuerza icónica. ¿Se podía seguir diciendo que eran los Mejores Superhéroes del Mundo?

Otro problema era la validez de las historias anteriores: ¿seguían contando en la nueva continuidad? Unas sí y otras no, pero nunca quedó claro. Al desaparecer el Multiverso, se estableció que todos los cruces con la JSA no habían tenido lugar. En cuanto al resto, se tendió a explicar retroactivamente que las historias habían tenido lugar pero eliminando la participación de la Trinidad en las mismas.

Sin embargo, esta retrocontinuidad sólo funcionaba a nivel de flashback pues a pesar de que la Liga estrenó serie desde el número 1, esta no empezó por los nuevos orígenes del grupo en la versión post-Crisis, sino contando historias actuales dentro de la nueva continuidad. Como además era un equipo nuevo basado en un concepto distinto, se buscó desvincularlo lo más posible del pasado. El impulso por el cambio era tan fuerte en aquel momento en DC que se pasaron por alto las dificultades e incoherencias que suponían esos cambios en la continuidad post-Crisis.

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Tras una trágica y triste saga de despedida que tuvo lugar en los números 258-261 de JLofA (1987), la serie se cancela después de un prolongado periodo de decadencia. En mayo de 1987 aparecía Justice League #1.

CONTINUARA…

Firma invitada: Juan Iglesia Gutierrez

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Raúl López
Admin
24 noviembre, 2015 10:21

Quiero aprovechar este comentario para dos cosas, primero dar las gracias a Juan Iglesia por este magnífico artículo que nos ha regalado, es tan extenso y tan bueno que hemos optado por dividirlo en dos partes, en segundo lugar pedirle disculpas porque aunque me lo envió hace semanas no fue hasta anoche que hemos concluido su maquetación.

Esperamos que lo disfrutéis.

Thorin_II
Thorin_II
Lector
24 noviembre, 2015 11:01

Por el amor de Dúrin!!! Que gran artículo y muy trabajado pero esto tengo que leerlo tranquilamente 🙂 . Se agradecen estas cosas, mi más sincera gratitud.

frankbanner49
frankbanner49
Lector
24 noviembre, 2015 11:18

entra en la categoria de #articulazoluegomeloleo,pero,sin duda,lo haré.más tarde o más temprano.merece la pena.

mí enhorabuena a juán iglesia por un articulo que pinta muy,pero que muy bien.

Igverni
Lector
24 noviembre, 2015 11:48

Mi más sincero agradecimiento a Juan Iglesia y a ZN por este ARTICULAZO!!

Impresionante, por contenidos como este merece la pena pasarse por aquí (casi) todos los días. Espero con ganas la 2ª parte, muy correcto el dividirlo en 2 partes, facilita mucho la lectura, sobre todo en móvil.

Lo único malo, Juan, es que te has puesto el listón muy alto para próximos artículos, cuando estás en la cima solo se puede ir hacia abajo… 🙂

AlbierZot
AlbierZot
Lector
24 noviembre, 2015 11:53

La JLA, esa gran desconocida. Siempre he tenido la sensación (barra) creencia de que no hay muchas etapas realmente memorables de la Liga. Espero que estos artículos sirvan para diferenciar eso.

billyboy
billyboy
Lector
24 noviembre, 2015 12:08

«La maravillosa competencia»,muy bien dada esa,ya esta bien de ver solo a DC como la competencia,aqui hay dos opticas y no solo desde el punto de vista de un lector de Marvel.

tiamath
tiamath
Lector
24 noviembre, 2015 15:19

Artículos como éste son la razon por la que empece a seguir zona negativa hace mucho tiempo.
Aunque últimamente suelo ser bastante crítico con la calidad de algunos artículos publicados en ZN he de decir que este ha sido un alarde de conocimientos del género, tanto por su calidad como su extensión y profundidad.

De obligada lectura para todo aquel recién llegado a este mundillo que no haya tenido la oportunidad de profundizar aun en las últimas décadas del cómic pijamero americano.

Seguid así.

the Kajun
the Kajun
Lector
24 noviembre, 2015 15:46

Genial artículo! con ganas de la segunda parte.

mespinpe
mespinpe
Lector
24 noviembre, 2015 16:03

Por fin un artículo como dios manda sobre la Liga clásica.

Yo me empecé a leer la saga ésta de Apokolips con Pérez y no me la terminé, no me enganchó lo suficiente y Pérez sufre un entintado bastante mejorable. Si ésto es lo mejor no sé yo…

Por la que tengo curiosidad es por la etapa de Englehart, que estaba en el momento más dulce de su carrera. ¿Se anima el articulista a ampliar datos? Muchas gracias!

Juan Iglesia Gutiérrez
En respuesta a  mespinpe
25 noviembre, 2015 14:06

Puedes encontrar una entrevista a Englehart sobre su trabajo en JLA muy interesante en este enlace:

http://jlasatellite.blogspot.com.es/2008/04/jla-satellite-interview-with-steve.html

Si trasteas mucho hay páginas de sus números por la red.

El punto fuerte de su etapa fue, como en el resto de la época en la que está inserta, dotar de más conflictividad al grupo. Así, hay fricciones con Wonder Woman, Hawkgirl se une a la Liga, Wonder Woman y Canario Negro ponen en evidencia a Arrow. También en esa línea introduce a Willow, un personaje que el mismo considera la Mantis de la Liga.

También introduce elementos en el canon bastante significativos: revisa e origen de la Liga, introduce a los Manhunters (que luego usaría en Millenium). La historia con los Manhunters además sería adaptada en la serie animada.

Pero vamos, por lo que dice en la entrevista, él quería escribir Batman, pero le plantean que antes haga un año de la Liga, que anda de capa caída. Él cumple (ni siquiera escribió el crossover anual JLA-JSA que le tocaba) y ya.

mespinpe
mespinpe
Lector
En respuesta a  Juan Iglesia Gutiérrez
25 noviembre, 2015 15:02

Gracias crack!

Mondo
Mondo
Lector
24 noviembre, 2015 16:45

Monumental artículo, deberías escribir un libro Juan, y aunque no te lo compre ninguna editorial autipublicarlo en amazon porque esto es una fuente de conocimiento inmenso. Aun lo estoy terminando pero es absolutamente genial, he descubierto cosas que no tenia ni idea, así que enhorabuena a Juan y a zonanegativa por publicar este articulazo y los que vengan después. Por cierto, a ver si se anima ecc y publica material clásico de la liga, que estamos a dos velas.

TigreHobbes
TigreHobbes
Lector
En respuesta a  Mondo
28 noviembre, 2015 9:04

clásicos DC!? Eso no da pasta! (Y en esas estamos…)

Shaggy Man
Shaggy Man
Lector
24 noviembre, 2015 16:48

Se afirmaba en una película que » nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos» y eso es una verdad absoluta en nosotros como lectores y en la LIga en particular .
Prolijo y exhaustivo artículo sobre el que quizà sea el más icónico grupo de la «Distinguida Competencia».

Un artículo, con ínfulas de ensayo por su extensión y calidad, a falta de leer la segunda parte que se nota que esta hecho con, si me permite el autor, con «amor».

Amor al grupo y al medio pero con espíritu crítico y cotejando aquí y allá los distintos referentes y etapas más destacadas.

Sólo puedo decir que me ha despertado ese » sense of wonder» y que me ha hecho soñar porque en realidad lo mejor de la. Jla esta, como bien apunta el Sr. Iglesia, en nuestra cabeza, en ese imaginario colectivo. De esas aventuras que nunca fueron y sin embargo todos tenemos ahí. Si hay un grupo capaz de hacer eso, Sres , esa es la Liga de la JUsticia.

Se necesitaban más artículos o ensayos con esa calidad y profesionalidad. Y no hace más que avivar el ferviente deseo, creo que compartido por muchos, que ECC asumiera algún riesgo y editara algo de esa DC Clàsica que nos sigue haciendo soñar … Y que no debería permanecer en el olvido.

Marcos Martín
24 noviembre, 2015 20:16

Gran artículo, esperando ya por la segunda parte. Me ha encantado cómo se explica la evolución y tratamiento de los grupos en los cómics. Si bien DC tuvo la idea original, Marvel la perfeccionó. De aquí se pueden sacar muchas ideas para la gente que se adentra en este mundillo del noveno arte pijamero.

Ein
Ein
Lector
24 noviembre, 2015 20:50

A quien corresponda: no habéis pensado en editar estos articulazos en alguna revista? A mí es que estas cosas me gusta leerlas en papel impreso…

Pedro Pascual Paredes
25 noviembre, 2015 1:21

Estupendo trabajo de arqueología -recuerdo que me enganche a zona negativa por los maravillosos dos artículos/reseña de los primeros números de El multiverso de grant morrison, que también mostraban una intensa labor de historicismo- y a la espera de la 2 parte.
Enhorabuena Juan Iglesia y espero que nos ofrezcas mas artículos de este tipo

flashpoint
flashpoint
Lector
25 noviembre, 2015 2:03

Ufff que me costó terminar de leerlo jajaja…

A mi en lo personal considero que la Liga contó con muy buenos momentos en especial los cruces con la JSA y los números escritos por Pasko y dibujados por Dillin, que sin duda para quienes los lean les llamará la atención las buenas ideas del guionista y el excelente trabajo en los lápices del artista que si no hubiese fallecido (RIP) en una de esas sería recordado como uno de los grandes.
Además como dice el artículo el combate contra Darkside fue muy bueno para la época.
Yo no creo que Los Vengadores fueran superiores en todo a la JLA, porque el título de DC siempre supo sacar provecho a la franquicia que tenía. El problema estaba en que no avanzaba se quedaba estancada… Claro esto hasta que llegó la Crisis.
En fin… yo igual disfruto esas viejas historias.

Afalxp
Lector
25 noviembre, 2015 3:25

Gran artículo. Es un valioso aporte ya que análisis sobre «La Liga» pre-crisis, de este nivel de calidad y profundidad, escasean. Como comiquero te digo: Muchas Gracias.

Solo tengo una duda, espero me puedas contestar: ¿Cuáles son los números y series que contienen todos los relatos del 4° mundo q creó Kirby?

Juan Iglesia Gutiérrez
En respuesta a  Afalxp
25 noviembre, 2015 14:33

Yo puedo decirte que la saga donde el 4º Mundo es introducido de pleno en el Universo DC (había debutado en la colección de Jimmy Olsen, que formaba parte de los títulos de Sueprman, pero iba bastante a su bola) es en la Liga nºs 183, 184 y 185.

Ahora, el resto de la saga original del 4º Mundo de Kirby se desarrolla en :

– New Gods 1-11
– Jimmy Olsen 133-150
– Mr Miracle 1-18
– Forever People 1-11

Afalxp
Lector
En respuesta a  Juan Iglesia Gutiérrez
25 noviembre, 2015 14:39

Muchas gracias. New Gods ya la tengo, pero siempre supe q habia más. Es q muchos hablan del «4° mundo de Kirby» pero pocos se detienen a decir donde están… gracias por la respuesta y nuevamente gracias por el artículo

Isidro de Maliver
Isidro de Maliver
Lector
25 noviembre, 2015 8:15

¡Excelente artículo! Y seguro que la «secuela» está a la altura.

obnose
obnose
Lector
25 noviembre, 2015 8:52

Pues ya tiene ECC una guía para saber qué material clásico de la Liga debe reeditar jejejeje Magnífico artículo, Juan. Deseando leer la segunda parte (yo fui de los que nos enganchamos a JL con Giffen, deMatteis y Maguire) y leerte más por esta web.

anesthesia777
anesthesia777
Lector
25 noviembre, 2015 13:55

Espero que ECC se ponga las pilas con las recopilaciones en tomos!!!

TigreHobbes
TigreHobbes
Lector
En respuesta a  anesthesia777
28 noviembre, 2015 9:09

Queda una silla libre al fondo a la derecha. Pase y siéntese cómodo.

Juan Iglesia Gutiérrez
25 noviembre, 2015 14:44

Muchas gracias a todos por vuestro comentarios! También a «Zona Negativa» por darme la oportunidad de compartir mis chaladuras y a Raúl López por el curro de maquetación y por valorar como «publicable» semejante mazacote.

Espero que os guste la 2ª parte!

Raúl López
Admin
En respuesta a  Juan Iglesia Gutiérrez
25 noviembre, 2015 15:18

Gracias a ti por permitirnos publicarlo y que sólo sea el primero de muchos. Eso sí, buena parte del mérito en la maquetación se lo debemos a Gustavo que fue el que le pegó los dos últimos empujones esta semana para que viese la luz y el que anda con la segunda parte que publicaremos a mediados de la próxima semana.

Babelggg
Babelggg
Lector
26 noviembre, 2015 21:03

Increible articulo

TigreHobbes
TigreHobbes
Lector
28 noviembre, 2015 9:10

Hacia tiempo que no se leía algo de tanto nivel por aquí. Enhorabuena.

jaque
jaque
Lector
28 noviembre, 2015 10:53

Colosal!! Y sólo es la primera parte!! Enhorabuena.

Juan Iglesia Gutiérrez
En respuesta a  Katar
25 noviembre, 2015 14:38

Gracias por tus aportes Katar! La saga «El fin de la JLA» la verdad es que es sobrecogedora, una muestra primitiva del talento de DeMatteis para el drama psicológico que tanto le caracterizaría después.

Muy interesante lo que apuntas de la JSA, lo desconocía por completo.

TigreHobbes
TigreHobbes
Lector
En respuesta a  Katar
28 noviembre, 2015 9:07

Todo esto que cuentas no solo no suena nada atractivo sino que que seguramente nadie esté interesado en leerlo y mucho menos en comprarlo. De editarlo ya ni hablamos.
IRONIC MODE OFF