ReGénesis: Kieron Gillen marca un nuevo comienzo para Uncanny X-Men

Hace medio siglo, cuando Stan Lee y un talentoso grupo de dibujantes entre los que se incluían Jack Kirby, Steve Ditko, Gene Colan y compañía revolucionaban el comic de superhéroes haciéndolo más cercano al lector con conceptos como los Cuatro Fantásticos o Spider-Man, el por entonces responsable de la compañía Martin Goodman recibía en su mesa un proyecto de nueva serie bajo el título de Los Mutantes. Centrado en un grupo paramilitar compuesto por adolescentes con bizarros poderes otorgados por una dotación genética única y que bajo el liderato de un enigmático mentor confinado en una silla de ruedas se enfrentaban a otros de su misma especie (quienes con fines mucho menos altruistas, pretendían valerse de sus talentos ppara subyugar a la humanidad), se dice que a Goodman no le acababa de convencer el título por lo que Lee se vio obligado a probar con algo más sugerente.

Así fue como acabarían viendo la luz The X-Men de Stan Lee y Jack Kirby. Una serie que sin estar entre las obras más destacadas del mítico duo de artistas, con el paso del tiempo se ha convertido en una de las franquicias más exitosas de la historia del comic con docenas de spin-offs y uns historia río repleta de personajes y lugares propios que se levanta desde sus primeros tiempos hasta la actualidad. Pese a que mucho se dijo de que Lee los creo como mera excusa para poder inventar personajes sin necesidad de tener que otorgarles un origen o su posible inspiración en Hijos del Átomo de Wilmar H. Shiras (por no hablar de la más dudosa posibilidad de que usaran como modelo la Doom Patrol de Arnold Drake y Bob Haney) en su breve andadura estaban las semillas de lo que un par de décadas más tarde se convertiría en un enorme coloso editorial. Pero antes, la Patrulla-X pasaría por las manos de un naif Roy Thomas e incluso la cancelación (pese a la llegada de un inspirado Neal Adams como preludio de los tiempos de gloria que aguardaban a la colección) hasta que a mediados de los setenta, Len Wein la rescatase por el clamor de un irreductible grupo de seguidores dejándola en manos de un tal Chris Claremont.

Con los guiones del escritor londinense y dibujantes de la talla de Dave Cockrun y John Byrne, la serie se convertiría en una referencia del medio situándose entre los principales títulos de la editorial en los albores de los ochenta. Renombrada como Uncanny X-Men, aquella suerte de fábula socia a favor de los desfavorecidos combinada con el género de superhéroes se erigiría como el título que había que seguir mientras marcaba tendencias a la par que artistas como Paul Smith, John Romita Jr, Alan Davis, Marc Silvestri o Jim Lee pasaban por sus páginas. Sin embargo, fue su propio éxito lo que acabaría colocándole la soga al cuello y con la llegada de los 90, Lee (Jim, no Stan) se las ingeniaría para desplazar a Claremont cuando la serie se dividió en dos con el lanzamiento de un segundo título centrado en la Patrulla-X. Con el eje de la franquicia repartido entre dos títulos, Uncanny comenzaría a perder fuelle ante la más novedosa X-Men permaneciendo bajo el reinado de Scott Lobdell durante la friolera de cinco años. Cuando al creador de Generación-X se le terminó el crédito con el editor Bob Harras, este entregaría la serie a un prometedor Steven T. Seagle iniciando un periodo de equipos creativos que apenas superaban el año de vida con Alan Davis y los regresos de Chris Claremont primero y el mismo Lobdell después.

A principios del siglo XXI, la llegada de Grant Morrison a la serie hermana agudizaría la condición de Uncanny X-Men como reliquia en plena senectud editorial sin que las modernidades de Joe Casey, el vodevil culebronesco de Chuck Austen ni el enésimo regreso de Claremont pudieran hacer nada por mejorar esa situación. Avalado por su paso por Gotham Central y Capitán América, Ed Brubaker llegaba con ganas de poner fin a la maldición de la serie estampándose contra la dura realidad cuando tuvo que finiquitar antes de tiempo su macrosaga cósmica al no conseguir el respaldo de los lectores. Sin embargo, su paso por el título marcaría un punto de inflexión en el que X-Men: Complejo Mesiánico y la finalización de la etapa de Josh Whedon en Astonishing X-Men permitieron que la editorial reconfigurase la línea mutante devolviendo a Uncanny X-Men como buque insignia en solitario de la misma.

Para consolidarla como tal, Brubaker cedería el testigo a su amigo y compañero en El Inmortal Puño de Hierro Matt Fraction, quien llegó a la serie para alternarse saga tras saga con él y que de repente se encontró como guionista único de la cabecera con un planteamiento heredado. Al frente de Uncanny X-Men, Fraction trató de reforzar su condición como epicentro de la franquicia apostando por las señas de éxito con las que habían dejado huella las más laureadas etapas del cosmos mutante. Con un poco de los X-Men iniciales de Claremont, otro tanto de los New X-Men de Morrison, algo de los X-Statix de Peter Milligan y las dosis de novedad necesarias para evitar el deje a refrito, Fraction intentó conseguir una receta ganadora que no cuajaría del todo al morder más de lo que fue capaz de tragar. Cerrando la mayor parte de sus tramas tras el crossover X-Men: Advenimiento, Fraction cedería su lugar a Kieron Gillen de forma idéntica a la que le convirtió en principal responsable de la franquicia dejando en manos del guionista de Phonogram la colección.

Dejando buena nota de su talento durante la última docena de números de la colección, con motivo de los acontecimientos de X-Men: Cisma Gillen podría fin al longevo primer volumen de la serie en su entrega 544. Ahora, el escritor nacido en Stafford se prepara a relanzar el título en un nuevo volumen como replica a Lobezno y los X-Men de Jason Aaron teniendo como protagonistas al núcleo central de los X-Men de Utopía. Bajo el liderato de Cíclope, el inconquistable reducto de la comunidad mutante continuará tratando de levantar a su especie desde la isla artificial situada en la Bahía de San Francisco con una actitud beligerante espejo ahora más que nunca del sempiterno lema odiados y temidos por un mundo al que han jurado proteger. Organizados como un ejército bajo la batuta del sucesor Charles Xavier, los X-Men de Utopía estarán estructurados varios escuadrones con cometidos diferentes siendo el que podríamos considerar como primer escuadrón mutante en los que se centre esta nueva serie.

Bautizándolos como Equipo Extinción, Scott Summers reunirá en esta JLA mutante a los pesos pesados de los X-Men para hacer frente a amenazas de proporciones tan colosales como los Celestiales o La Falange. Con la soberana de Wakanda y amazona de los vientos Tormenta como su leal mano derecha y la poderosa telépata Emma Frost como su Lady MacBeth personal, el equipo de Cíclope se completa con los indómitos Namor y Magneto además de la imparable fuerza del acero orgánico de Coloso (más poderoso que nunca desde que se convirtió en el nuevo avatar del ancestral Cyttorak) y los conocimientos místicos de su demoníaca hermana, la teleportadora Magik. La supuesta mesías mutante Hope Summers y el apoyo logístico de la entidad holográfica Peligro completan el noneto dando forma a una de las alineaciones más poderosas y regias de la historia de los X-Men. Seleccionados cuidadósamente por el líder de Utopía, cada uno de ellos cubre un campo específico para erigirse como protectores globales de la especie mutante (incluyendo al bando de Lobezno) y feroces enemigos de todo el que se atreva a plantarles cara (lo que de nuevo nos lleva al equipo de Wetchester).

Aprovechando los lazos entre los distintos componentes del equipo, Gillen pretende congeniar los peligros a nivel planetario y genuinos momentos de desarrollo mediante la interacción de personajes en historias de un ritmo vertiginoso en el que usará al equipo como metáfora del la situación actual de los mutantes. Una metáfora llena de hostias (Gillen afirma tener muy claro que género está escribiendo) sin descuidar la parte psicológica en la que nuestro compatriota Carlos Pacheco como principal aliado del británico bordando el lado humano y el superhumano por igual.

Continuando la progresión en escalada que inició desde su llegada a la cabecera, cada nuevo arco argumental enfrentará a los X-Men a amenazas cada vez más complejas ya sea en el campo físico, emocional o filosófico (lo que incluye alguna que otra crisis interna). Grandes retos a los que tendrán que sobreponerse. Utilizado ya por el escritor en el número epílogo del anterior volumen, Mister Siniestro volverá a poner en apuros a Cíclope y sus compañeros en el primer arco de la serie usando los restos del Celestial Dorado para invocar a los colosos cósmicos liderados por Arishem el Juez (otro viejo conocido de Cíclope durante sus tiempos en X-Factor) para forzar la extinción de la humanidad. Probablemente el villano más importante de la franquicia con el permiso de Magneto, el bicentenario científico evolucionista Nathaniel Essex se libraba recientemente de las frías manos de la muerte volviendo a acechar a los X-Men desde las sombras mientras prepara su próximo plan maestro.

Describiéndolo como El villano por exelencia del grupo, Gillen lo considera como la opción perfecta dado a que supone una amenaza tanto a nivel físico como personal y, en la forma que tiene planeado reinventarlo, contra los propios principios del grupo. Perteneciendo a la opinión de que los villanos más interesantes son aquellos que ponen activamente bajo cuestión las bases del heroismo mutante mismo, si Magneto es la grieta en el sueño de Xavier, Fénix Oscuro la encarnación de la idea de que los mutantes son peligrosos y Apocalipsis una lectura teñida en sangre de las doctrinas del darwinismo, los hilos de Siniestro se mueven siempre entre las sombras del misterio echando raíces entre los andamiajes más personales sobre los que se erige el grupo. Sinonimo de maquinaciones específicas contra sus personas y agitación intelectual, desde Xavier hasta Hope pasando por los hermanos Summers, el clan de los Grey, los Rasputin, Gambito, Magneto y otros cuantos más (incluso Arma X estaba ligada sus trabajos) la mayor parte de los componentes de los X-Men han sido en algún momento conejillos de indias en sus manos. Con su regreso, el bueno de Essex desvelara los frutos de décadas de trabajo con consecuencias inesperadas para el destino de los mutantes.

Tras este primer arco inaugural, Brandon Peterson volverá a la franquicia mutante para dibujar un número autoconclusivo centrado en el actual estado psicológico de Coloso como nuevo avatar del demonio de la octasencia Cyttorak en un enfrentamiento contra la revivida Falange. Después, Greg Land retomará el testigo para un tercer arco en el que la serie se nutrirá de los últimos acontecimientos de Uncanny X-Force viajando a Tábula Rasa en una misión que implica a Mariposa Mental. Durante la misma, Gillen introducirá a un nuevo grupo de villanos estrechamente ligados a la peligrosa localización situada en el norte de Montana. Tras esta saga, el equipo retomará su actitud viajera como en los mejores tiempos de Claremont y Byrne salvando gente a la par que dejan bien claro que más vale no provocarles.

Hablando individualmente de dos de sus incorporaciones más polémicas al equipo, el guionista británico afirma que el que Hope haya optado por permanecer en Utopía pese a sus numerosas diferencias con Cíclope se debe fundamentalmente a que el enfoque docente planteado por Lobezno se aleja por completo de su misión de búsqueda y rescate tras la pista de los nuevos mutantes que vayan apareciendo a través de todo el mundo. Inculcada en tácticas de combate en un futuro inhóspito y brutal, quedarse sentada en clase mientras Bobby Drake le da clases de álgebra no es algo que vaya demasiado con la lanzada actitud de la pelirroja.

Respecto a la adición de Peligro, Gillen es consciente de que la langiana doncella de hierro Sh’iar cread por Josh Whedon no solo no cuenta con demasiados partidarios, sino que un buen puñado de seguidores de la franquicia (y otro tanto de casuales) se han mostrado bastante molestos por su incorporación al grupo. Según el punto de vista del escritor, no importa a que personaje incluyas en tu grupo que siempre habrá un puñado de gente que estará en contra de ello. Por consiguiente, preocuparse por tales comentarios no solo no le llevaría a ninguna parte, sino que además limitaría las posibilidades de aportar novedad a la franquicia. En su caso, aunque en principio pensó en Dazzler finalmente se decantaría por Peligro dado a que Alison resultaba en cierta medida redundante dada la similitud de sus poderes con Cíclope y no encajaba con el tono intimidante que debe tener el equipo, mientras que con la autómata sentiente tenía la oportunidad de cubrir un nicho muy concreto que beneficiaba al equipo. Introduciéndola para ofrecer cobertura científica y logística al equipo en las misiones de campo sin por ello perder potencia de fuego, Peligro será una suerte de Mars Rover con personalidad propia con la capacidad de adentrarse en terreno hostil recopilando datos mientras se mantiene en contacto directo con los chicos del X-Club (quienes pronto disfrutaran de una miniserie propia a cargo de Simon Spurrier). Siendo un rol poco común en los supergrupos, Gillen espera que su papel beneficie al equipo tanto por la diversión que pueda ofrecer el contraste entre su actitud lacónica y la altiva hiperactividad del laboratorio dirigido por el Doctor Némesis como por las posibilidades visuales a la hora de crear la atmósfera del título. Añadiendo que ve potencial en ella para narrar buenas historia con las que sorprender al publico, el guionista continúa exponiendo que su naturaleza inhumana y su todavía proceso de rehabilitación le servirá como réplica respecto al ancla moral que ofrece Tormenta.

Además del X-Club otros escuadrones de Utopía como el equipo de seguridad interna liderado por Mariposa Mental (cuyas aventuras tendrán como plataforma X-Men a cargo de Victor Gischler), los Nuevos Mutantes de Danielle Moonstar o los compañeros de la mesías pelirroja en Generación Hope se asomaran de vez en cuando por estas páginas sin que esto suponga ningún cambio en el elenco central. Según palabras de Gillen, el primer equipo de Cíclope se mantendrá como elenco principal alterando su plantilla únicamente en caso de que sufran alguna perdida durante sus misiones de campo (algo que tampoco descarta dado el tipo de amenazas a las que hacen frente).

Volviendo al líder del grupo, Gillen describe la importancia simbólica de mantener Utopía como bastión mutante frente al resto del grupo y como los últimos eventos le han situado en un delicado momento emocional. Sobreponiéndose a estos sentimientos al ser consciente de que el destino de la raza mutante es más importante que sus angustias y decepciones personales, Cíclope considera que al llevarse a la mitad de los X-Men consigo, Lobezno ha puesto en peligro la supervivencia de los suyos para embarcarse en un proyecto ingenuo y autoindulgente sin más fin que aliviar su propia conciencia. Pese a que cuando se disponía a abandonar la isla le tendió su mano ofreciéndole su ayuda si lo necesitaban, no cabe duda de que este hecho provocará una suerte de tensión silenciosa entre ambos cuyas consecuencias todavía están por ver. Lo que si podemos tener claro por tanto, es que esta nueva etapa del título nos traerá una acalorado hervidero interpersonal tanto en cada uno de los títulos como entre los diferentes grupos y facciones. En lo que respecta a su colección, el cúmulo de personalidades fuertes y actitudes agresivas promete traer como resultado una intensa diversión. En particular, Gillen nos avisa de que prestemos atención a la interacción entre Namor y Hope, probablemente una de las que mas ha disfrutado escribiendo.

Respecto a los personajes que echará de menos tras su marcha al bando de Lobezno, Gillen cita a Kitty Pryde, Bestia y Oya como los que más le ha dolido perder. Habiendo hecho un importante trabajo a la hora de desarrollarlos en su situación actual, el guionista afirma que siempre resulta difícil dejarlos en manos de otro, mientras que con otros como el Hombre de Hielo no puede evitar sentirse aliviado pues le hubiera costado encontrar un rol para él en su serie. Y sin nada más que añadir, pediros disculpas a los que os encontraseis ayer de golpe con el post cuando todavía se encontraba en paños menores. Estos puentes es lo que tienen, que le descuadran las fechas a uno.

Por lo demás, esta semana podremos disfrutar a través de su edición americana del primer número del segundo volumen Uncanny X-Men para juzgar si esta prometedora etapa a cargo de Gillen esta a la altura o no. Describiendo como una enorme responsabilidad cerrar el primer volumen de la serie, el guionista británico se esforzó en encontrar un enfoque adecuado con el que poner una guinda que estuviera a la altura de su vasta historia y a la vez llevarla un paso más allá abriendo las puertas de este nuevo acto de la historia mutante. Saliendo a la venta hoy mismo en las principales tiendas de comics del país de las barras y estrellas, desde la editoril nos recomiendan además que no nos perdamos el especial Point One en el que se darán importantes pistas sobre los proyectos futuros de este universo de ficción único. Con argumentos ligados a la parcela mutante, será mejor tenerle la vista puesta por lo que pueda suceder.

Fuentes: Marvel, Comic Book Resources