Durante la posguerra las pocas fotografías que una persona poseía retenían momentos especiales de sus vidas.
En los últimos años el cómic español ha producido una enorme cantidad de obras de una calidad extraordinaria, gracias a unas generaciones de autores y autoras que se han atrevido a contar historias de toda índole y con total libertad. Una explosión de creatividad a la que ha contribuido de manera decisiva la apuesta decidida de muchas editoriales españolas por un formato, la novela gráfica, en el que cabe todo tipo de temas no hay ninguna restricción a la hora de elegir formato, duración o la inclusión de cualquier tipo de experimento gráfico. Algo que no era posible en formatos cerrados como el álbum, las revistas o las grapas, lo que no es óbice para que en esos formatos también se produjeron obras de una calidad indiscutible. De entre todos los autores que han surgido en los últimos años
Paco Roca articula la historia de Regreso al Edén en torno a una foto familiar de 1946 en la antigua playa de Nazaret de la capital valenciana, la única que Antonia, la madre del dibujante valenciano, conservaba de su madre, la abuela materna que no tuvo la oportunidad de conocer. A partir de esta foto y los testimonios de sus familiares, ejerce de un narrador que nos va contando la vida de su familia, centrada sobre todos en las mujeres de la familia. Una familia humilde, como la gran mayoría, que trata de vivir de la manera más digna posible en el entorno de miseria que había generado el Golpe de Estado fascista. Para ello tienen que lidiar con la falta de recursos para subsistir, lo que les obliga a acudir a un mercado negro que sirve para enriquecer a las elites franquistas, y una férrea moral católica liderado por un Estado y una Iglesia que, no contentos con ganar la guerra, buscan venganza contra aquellos que defendieron la libertad y aplastar cualquier intento de crear una sociedad más justa. No conviene olvidar que, aunque Roca se centre en su familia, esta no es más que el reflejo de la realidad cotidiana que sufrió la inmensa mayoría de la sociedad de la época. Al igual que en La casa en esta ocasión Roca no nos narra sucesos extraordinarios, todo lo contrario, estamos ante una historia costumbrista de gente normal y corriente.
Regreso al Edén nos nuestra la triste realidad de la mayoría de mujeres en la España gris que creo el golpe de estado fascista liderado por el dictador Franco, algo que ya habíamos podido ver en obras de otros autores como Jamás tendré veinte años y Las guerras silenciosas de Jaime Martín, El Ala Rota de Antonio Altarriba y Kim y sobre todo en la galardonada con el Premio nacional de Cómic de 2018 Estamos todas bien de Ana Penyas. Una situación que no difería demasiado de la que vivieron en otros países con dictaduras militares como Argentina como nos acaba de mostrar Sole Otero en Naftalina. Lo que convierte la historia en algo universal que cualquiera puede disfrutar.
Ahora que vivimos en una época polarizada en la que algunos nostálgicos de la dictadura tratan de reescribir la historia, son más necesaria que nunca obras como Regreso al Edén, puesto que sirven para recordarnos como era la vida en esos años de las personas corrientes que nunca asoman por los manuales de historia. El valenciano nos nuestra el día a día de cientos de mujeres, a las que la férrea propaganda ideológica basada en una peculiar interpretación de la religión católica, junto a la ausencia de las condiciones para que recibieran una educación, estaban condenadas a una vida cuya única finalidad era ser amas de casa y madres, dependientes de un hombre que podría maltratarlas sin que ninguna autoridad moviera un solo dedo. Su felicidad y que se sintieran realizadas como personas, nunca fue una prioridad para nadie. Una lamentable realidad que no solo vivieron las abuelas, las tías o la madre de Paco Roca, sino que también les sucedió a las mías y a las tuyas querido/a lector/a. Y es una situación que nunca deberían vivir ninguna mujer más, por eso es necesario tenerla siempre presente.
Aunque Regreso al Edén sea una historia que le toque de manera personal, Roca no esconde las miserias y defectos de alguno de sus familiares, algo que llena a la obra de verdad y cercanía, ya que en ningún momento es tan osado como para juzgarlos. A pesar de que nos cuenta una historia con momentos muy duros, como en casi todos sus trabajos siempre hay un final que consigue que acabemos la obra con un sentimiento positivo. Todo ello contado con el toque Roca, que consigue que los lectores empaticen con todos los personajes. Es esa capacidad para transmitir emociones al lector lo que ha conseguido que sus obras lleguen a un público más mayoritario que el habitual del cómic, sin necesidad de contar historias épicas ni maniqueas, simplemente relatando historias que podrían sucederle a cualquiera.
Además de contarnos como su madre y su familia vivieron la posguerra, Roca intercala pequeñas historias en las que nos explica los planes expansionistas del dictador que quedaron interrumpidos por la derrota del fascismo, como las elites de la dictadura se beneficiaban del mercado negro o como la religión fue usada por la jerarquía eclesiástica para mantener al pueblo oprimido, algo diametralmente opuesto a lo que defendía Jesucristo. Todo con el fin de que el poder no cambiara de manos y se pudiera construir una sociedad más justa y con menos carestías. También encontramos escenas bíblicas y las de un acróbata llamado Capitán Don Millán. Algo que junto a la figura del narrador confiere a la obra un carácter más documental que a sus anteriores trabajos.
El otro gran tema de Regreso al Edén es la capacidad que como seres humanos tenemos de ligar recuerdos a objetos y de alterar nuestro propio pasado para obtener una visión de esos recuerdos modificada a nuestro gusto. Esos es lo que hace Antonia con la foto, que se convierte para ella en algo similar a una reliquia que le devuelve un reflejo idílico de su pasado, algo que la inmediatez de la fotografía digital ha dejado de lado. Esa manipulación de los propios recuerdos que hacemos como seres individuales, casi siempre como medida de autoprotección, también se hace desde el poder para moldear la historia a su conveniencia. Una herramienta de control muy peligrosa.
El estilo grafico de Roca hace años que esté plenamente consolidado gracias a unos trazos limpios y claros que nos remiten a la línea clara más clásica, aunque se sale de su estilo para algunas escenas en las relata episodios bíblicos o las escenas explicativas sobre el funcionamiento de la dictadura. Además del dominio del tempo habitual en su trabajo, en esta obra demuestra un sabio uso de los silencios, como en la escena que el padre de Antonia se come solo la cazuela de caracoles que le ha traído su madre, que nos encoje el corazón y dice mucho más que cientos de palabras. Pero si por algo destaca Regreso al Edén es por la cantidad de recursos novedosos que vemos en su trabajo como la utilización de fotografías o diversos diagramas, además de aprovechar la distinta composición de página que ofrece el formato apaisado, que ya había usado en La casa, pero que en está ocasión le saca todo el partido.
Astiberri hace una edición con el mimo que les caracteriza, con una gran reproducción, diseño y papel. Lo ideal para disfrutar de un trabajo fantástico como este.
Regreso al Edén es una nueva confirmación, aunque innecesaria, del enorme talento que atesora Paco Roca. Una historia valiente, emotiva y dura sobre la terrible realidad social de una época marcada por la miseria y la injusticia, que unos pocos tratan de opacar para que se nos olvide. Un más que necesario homenaje a las mujeres que tuvieron que luchar contra el hambre y una sociedad machista que las convirtió en ciudadanas de segunda y que muchos (inserte aquí el adjetivo que usted quiera) parecen añorar. Pero también es una lúcida reflexión sobre la memoria y como los objetos más mundanos nos traen los recuerdos de los seres queridos.
Guión - 10
Dibujo - 9
Interés - 10
9.7
Mujeres
Paco Roca hace un maravilloso homenaje y reconocimiento a la terrible vida que tuvo su madre durante la posguerra, extensible a todas las mujeres que debieron sufrir la represión y miseria que trajo la dictadura. Unas vidas que deben formar parte de la memoria colectiva e histórica de España.
Obra maestra, al nivel de sus mejores obras
Gran reseña