Guión: Satoshi Kon
Dibujo: Satoshi Kon
Edición España: Planeta DeAgostini
Contiene: Kaikisen JAP
Formato: Libro tapa dura de 224 páginas
Precio: 14,95€
Valoración:
reside algún tipo de poder?»
La carrera del mangaka y director de anime Satoshi Kon, por desgracia, no resultó ser especialmente prolífica, pero si muy significativa e influyente, mostrándonos un universo onírico y mágico oculto en los recovecos de nuestra propia realidad. Las temáticas, conceptos e ideas manejados y desarrollados por este cuentacuentos moderno han tomado la animación como principal medio de expresión ofreciéndonos trabajos tan destacados y personales como Perfect Blue, Millennium Actress, Tokyo Godfathers, Paprika o la serie de televisión Paranoia Agent. Por otro lado, en el currículum de Satoshi Kon el manga sería algo residual, la base de sus sueños pero no la manera de expresarlos, porque siguiendo los pasos de sus maestros y compañeros Katsuhiro Otomo y Mamoru Oshii, con los que trabajaría en ¡Qué Horror de Apartamento! y la inconclusa Seraphim: 266,613,336 Wings respectivamente, pronto abrazaría la mayor libertad y comodidad que este medio le ofrecía para contar sus historias y relatos. El debut de Satoshi Kon como mangaka se produciría en 1984 con el relato corto titulado Toriko (Cautivos), incluido en el recopilatorio Historias Cortas de Satoshi Kon de Planeta DeAgostini, y no sería hasta 1990, después de una larga temporada de asistente del mencionado Katsuhiro Otomo, cuando se lanzaría a experimentar con su primera y gran obra en solitario: Regreso al Mar.
Este Regreso al Mar, Kaikisen en el original, sería publicado en la revista Young Magazine de la editorial japonesa Kôdansha, una historia que seguía las vivencias de Yôsuke, hijo de un sacerdote de un santuario sintoísta del pequeño pueblo costero de Amite y encargado de cuidar de la reliquia del templo: una joya conocida como el Huevo de la Sirena. La leyenda afirma que cada nueva generación de la familia de Yôsuke debe cuidar de esta reliquia, la cual será devuelta al mar después de sesenta años, cumpliendo así con el pacto realizado con el misterioso ser marino encargado de favorecer la prosperidad y la protección del lugar. Pero Yôsuke no lo tiene tan claro, no cree en supersticiones como su abuelo, ni tampoco lo hace su padre que como alcalde del pueblo ha llegado a un acuerdo con la perversa constructora Ozaki para planificar todo un centro vacacional destinado a llevar la modernización y progreso a la zona rural de Amite. El conflicto entre la tradición y progreso son la base del argumento de Regreso al Mar planteado por Satoshi Kon, una entrañable y preciosa fábula con mensaje medioambiental y crítica social la cual, como comentaba David J. ‘Batto’ en Ramen para Dos, se inspira en cierta manera en «la burbuja económica que atravesó Japón en la época de 1980, en la que el dinero nubló los principios de gran parte de la población y las empresas». Esto, lamentablemente, también establece hoy un paralelismo muy reseñable y vigente respecto a la historia económica reciente de nuestro país.
En el año 1994, Planeta DeAgostini editaría Regreso al Mar en un único tomo recopilatorio y, recientemente, coincidiendo con la publicación de una nueva edición de esta obra en Japón a raíz del fallecimiento del célebre director y mangaka en 2010, la editorial española ha recuperado esta historia de Satoshi Kon, su primer título de la colección Babel, en un nuevo tomo, en tapa dura, con las portadas originales de los once capítulos de las que se compone el relato y un sincero y modesto epilogo firmado por el mismo autor y publicado en 1999 por Bijutsu Shuppan. «El talento innato no es algo que crezca o se multiplique», comenta Satoshi Kon en este epílogo dónde narra su primeriza experiencia con Regreso al Mar, «pero la técnica sí va fermentando gracias a la repetición y el entrenamiento». Esto no deja de ser un deje de la personalidad de este autor, siempre inconformista y tremendamente autocrítico, describiéndose a sí mismo como «una persona con una alarmante falta de perseverancia, incapaz de permanecer quieto en el mismo sitio durante mucho tiempo». Es importante tener esto en cuenta para comprender la relación de Satoshi Kon con el manga, una faceta suya que él mismo reconoce quedó enterrada por su inclinación al cine de animación, recordando el proceso de serialización de Regreso al Mar como «varios meses de zozobra brutal» en los que según su perspectiva su juventud e inexperiencia jugaron en contra del resultado final. Pero, sin lugar a dudas, cualquier autor estaría dispuesto a firmar una obra fallida como la que nos intenta injustamente describir y hacernos ver Satoshi Kon.
No obstante, sí puede explicar esta insatisfactoria experiencia la escasa bibliografía de este talentoso personaje en el mundo del manga, pues como él mismo comenta ya por entonces fue incapaz de adaptarse «al método de producción masiva que implica «comprar» tiempo y calidad mediante la movilización de un ejército de ayudantes» porque la visión de sus historias siempre ha sido demasiado personal e intransferible. Y eso mismo tenemos en Regreso al Mar, Satoshi Kon en estado puro, una fábula social delicadamente escrita, una pequeña joya de apariencia frágil y con una sensibilidad a flor de piel como el mismo Huevo de la Sirena que aparece en su trama, con toques de misterio, fantasía y magia que nos hacen creer que el relato necesariamente es posible y real y haciendo que nos impliquemos emocionalmente con la historia y sus personajes con una naturalidad pasmosa. La crítica social puede no ser muy incisiva pero no lo necesita, con su sutileza logra que el mensaje se expanda más fluidamente a lo largo de su historia sobre todo por medio de una caracterización de personajes muy cercana y humana a través de la que estos expresan sus actitudes y personalidades manteniéndose siempre fieles a sí mismos. Esto puede no parecer un gran descubrimiento, o incluso una obviedad, pero no son pocos los autores que muchas veces se pierden en la forma, olvidando lo que hay en el fondo, y forzando fatalmente las personalidades de sus creaciones. No ha sido este nunca el caso de Satoshi Kon, muy preocupado por el trasfondo y mensaje de sus historias, y Regreso al Mar no podría ser mejor ejemplo y muestra de ello.
Por otro lado, en Regreso al Mar Satoshi Kon nos regala un dibujo acorde con la filosofía de su relato, fluido, limpio y fresco pero también meticuloso y preciso con escenas que se resisten a abandonar nuestras retinas y nos obligan a enamorarnos de la sencillez de su narración. La ternura y pureza que desprende y transmite el conjunto, sensación que se intercala con algunas estampas auténticamente bucólicas, en las que la mágica inmensidad de la naturaleza retratada por Satoshi Kon logra embaucarnos y cautivarnos, funciona en la misma medida que el relato de Regreso al Mar se va abriendo y ofreciendo sus misterios y nos adentra en las motivaciones y evolución de sus personajes. El resto, aventuras y algo de romance, lo justo y necesario para centrarse en la comunión del hombre y su entorno que no deja de ser la cuestión central de este cuento de hadas moderno perfectamente planificado y retratado. Puede que algunos vean en Regreso al Mar una pompa de jabón, una historia sin más relieve, pero la obra de Satoshi Kon logra como pocas transmitir esa sana y sincera espiritualidad tan japonesa, una sensación capaz de evocar recuerdos y la cual perdura en las futuras relecturas de la obra. Para disfrutar de esta historia se necesita el alma de un niño, un requisito imprescindible, por lo tanto, si Regreso al Mar de Satoshi Kon no te hace creer que las sirenas puedan existir de verdad en este mundo entonces deberás revisar tu corazón porque algo dentro suyo se debe haber marchitado y secado.
Imprescindible. Es cierto que puede parecer insustancial, pues no es la suya una narrativa de aspavientos y alharacas, pero tiene algo que te llega y se te queda y sigue ahí en cada revisión.
Gracias por recordárnoslo, Jordi.
Es una compra pendiente (e inevitable), pero no deja de ser curioso que, en sus animes, fuera mucho más experimental y efectista (en el buen sentido) que cuando era mangaka, ¿no?
Depende de lo que consideres experimental. Esta obra no se parece a nada. Es como un cruce entre Otomo y Taniguchi. Vamos, que original lo fue siempre. Uno de esos autores que gozan de especial libertad creativa y sensibilidad.
¿He dicho ya que Perfect Blue es una de las películas de animación que más me gusta de todos los tiempos (sino la que más)?
«¿He dicho ya que Perfect Blue es una de las películas de animación que más me gusta de todos los tiempos (sino la que más)?»
Por lo que hizo en Cisne negro, Darren Aranofski comparte su opinión.
Esos que van de genios saqueando las películas de otros…
El escrito del propio Satoshi Kon al final del tomo puede ayudar un poco a contextualizar. En la época en la que hacía «Regreso al mar» aún no se había puesto con el anime «en seriO» (tardaría años en dirigir). Así que es lógico que lo que vemos en «perfect blue» es algo mucho más evolucionado respecto a este manga.
Él mismo explica que apenas se sentía ya un mangaka cuando se hizo la reedición.
Gracias por los comentarios 😉
Estoy con lo que se comenta, Regreso al Mar hay que situarlo en su contexto, es la obra de un primerizo Satoshi Kon, su primera gran obra, en muchos aspectos, y por supuesto no será tan experimental como su posterior trabajo en el anime pero, a parte de ser campos distintos, supongo que a la hora de pensar en este trabajo pensó algo más abarcable. Los extras de la edición de Planeta DeAgostini son muy interesantes respectos a esto y, porque no decirlo, la edición me parece muy cuidada.