AURORA: No sin mi mujer o me lío a tiros
Sinopsi: Viorel en un hombre de unos 40 años, un poco soso, pánfilo y sin mucha energía. Un hombre corriente. Tiene una vida anodina, trabaja en una fábrica de acero (o similar), con un coche barato, le gustan las mujeres y las armas. Vemos como se desarrolla su vida, pausada y sin muchas diferencias a otras muchas miles pertenecientes a la clase obrera. Pero Viorel nos tiene preparado una sorpresa: se compra una escopeta. Los primeros movimientos parecen indicar al suicidio, pero ….. ¿qué hace vigilando a escondidas una mujer y sus hijas? Ah, después de una hora de ir para aquí y para allá sin mucho que contar nos enteramos que es su amante. También conocemos a la madre de su ex mujer, que tiene a su cargo las niñas del matrimonio. Viorel ejecutará su plan asesino contra los que cree que provocaron el divorcio con su mujer, el cual no ha aceptado y se niega a asumir su nueva realidad
Vistazo: Aurora es de esas películas que tardan una hora en arrancar. Es más, creo recordar que la primera escena significativa de lo que quiere hacer el protagonista llega a los 75 minutos. ¿Qué hemos visto antes? Pues escenas de la vida rutinaria del protagonista, conocer su forma de hacer, sus reacciones, su entorno vital. No es una construcción de personaje paulatina, sino que en pocos minutos ya vemos como es. El misterio aguanta esos 75 minutos para luego continuar una media hora más de escenas vacuas sin saber muy donde te quiere llevar la historia, llena de esos tramos de cinta donde te pones a pensar en qué vas a cenar cuando llegues a casa porque….. realmente ocurre poca cosa. Pero el personaje tiene cierto magnetismo con su forma de ser que te hace seguir viendo escena tras escena preguntándote a donde va todo eso.
Cristi Puiu, el director, guionista y principal protagonista de Aurora, construye un personaje que es incapaz de asumir una nueva realidad en su vida. Más allá de las dos horas de proyección aprendemos que se divorció de Aurora, su ex mujer, posiblemente condicionada por la opinión de sus padres, los suegros de Viorel. Esta no aceptación de un nuevo escenario en su vida hace de Viorel un outsider, un inadaptado desequilibrado que hace cosas sorprendentes, con interacciones surrealistas con gente de la calle (impagable su comportamiento dentro de la tienda de ropa femenina buscando cierta persona, recurriendo a comportamientos totalmente opuestos a lo que es habitual, como exigir el nombre de la dependienta cuando es él el que está irrumpiendo en la tienda de forma extraña sin identificarse), un carácter taciturno, preciosista, que comprueba las cosas varias veces, creando pequeños bucles de interpretación (por ejemplo comprobar 3 veces que has cerrado el coche) y que, en vez de desesperar a la audiencia, impregna un magnetismo a la historia que hace que dejes ir pasando las escenas para cuando el director tenga a bien explicarnos qué pasa para estar ahí para comprender algo.
No hace falta decir que el metraje para tal historia es excesivo, lleno de escenas que no llevan a nada ni aportan información, con nulo sentido de la elipsis. Un ejemplo perfecto es, rebasadas las 2 horas, Viorel va a buscar una de sus niñas a la escuela, en horario escolar. Se la lleva a casa de los vecinos, y el director se distrae describiéndonos como es la familia vecina, peculiar todo sea dicho (varios hijos mayores holgazanes, uno de ellos intentando timar al padre, otros montándoselo en el lavabo, etc) por un total de más de diez minutos, cuando en un par de minutos puedes solventar la secuencia a postre de que esa familia vecina NO tiene ninguna relevancia en la trama, simplemente les dejas la niña y ya está. En total calculo que se podría haber abreviado en dos horas, dejando intactas algunas escenas importantes por lo que transmiten del personaje pero aligerando mucho el lento devenir de la historia que hincha una hora de diálogos superfluos (esos comentarios sin sentido entre los policías en la última escena, por ejemplo).
Valoración: Aurora, personaje que no aparece en todo el metraje y que aumenta el nivel de misterio durante la proyección, es la historia de un inadaptado que no puede aceptar el nuevo escenario que se instala en su vida, y de cómo reacciona violentamente dentro de su quietud. La historia y muchas de las escenas superfluas se aguantan por el magnetismo que irradia Puiu, que lejos de hacer una interpretación llena de gesticulación, aporta templanza y contención al personaje. Un director recordado por la tragicomedia La Muerte del Sr Lazarescu con la que comparte el ritmo lento y de pequeñas dosis de información y, que en ciertas tomas, recuerda físicamente a Sergi Lopez. La paciencia tiene recompensa, y aunque la explicación delante de la policía en palabras del mismo Viorel es surrealista (no podíamos esperarnos otra cosa), sí aporta suficiente información para cerrar de forma óptima una larga proyección llena de vacíos pero con un ambiente especial que te hace proporcionar cinco minutos extra a cada escena lánguida para ver si nos enteramos de qué va esto. Una nota final de 6,1 puede considerarse como de muy buena sabiendo lo poco que me gustan las cintas contemplativas de enfocar como alguien se pela una manzana durante dos minutos de cinta.
APART TOGETHER: Reencuentros que curan heridas y reviven viejos amores
Sinopsis: “La proclamación de la República Popular China en 1949 causó la dolorosa separación de muchas parejas debido a su militancia política. Muchos exiliados tuvieron que partir hacia la isla de Taiwán. Esta película se basa en una historia real, la de los exiliados que no pudieron regresar a la China continental hasta 1987, es decir, casi 50 años después. El film parte en el punto en que el hombre exiliado regresa y se encuentra con la mujer que amaba. Esta ha formado una nueva familia y, pese a todo, él quiere recuperarla y regresar junto a ella a Taiwán.”
Vistazo: La familia como valor importante en nuestras vidas es un tema recurrente en el cine,. No en vano, en este mismo festival podemos encontrar varios ejemplos que pivotan en torno al concepto de clan, como Le Pere de Mons Enfants o Pequeñas Mentiras sin importancia. Si en el primero se nos narra el “desencuentro” físico con uno de los miembros, y en el segundo nos sumergimos en los malos rollos que surgen si se grata un poco la hipocresía social (o un “desencuentro” psicológico), en el caso de Apart Together somos testigos de un reencuentro y sus consecuencias. El antiguo marido que fue deportado a Taiwán consigue volver por unos días (de forma legal, se les permitió regresar durante X días una vez al año), para conocer a la familia actual de su ex mujer, con varios hijos ya mayores y la vida hecha. La recepción, con las emociones a flor de piel, es variopinta según el miembro de la familia: desde el cariño profesado de su ex mujer y el buen recibimiento ofrecido por el actual marido, hasta la indiferencia y/o disgusto de alguno de los hijos, que considera que esa persona es extraña y que no merece el reconocimiento que se le otorga. Las emociones y disputas se disparan cuando el hombre anuncia que su verdadero propósito es llevarse a su ex mujer a Taiwán, levantando ampollas, rencores y ultimátum entre ellos. Y todo ellos se hace en muchas ocasiones en torno a una mesa, durante los actos sociales de la comida o la cena, cuando se reúne la familia y podemos ver las junturas y desavenencias entre ellos. La comida y el ritual de reunirse con otros para comer es algo que podemos ver en múltiples películas orientales, incluso directores que lo convierten en su leif motiv, como Ang Lee y sus iniciáticas Banquete de Boda y Comer, Beber, Amar.
Apart together nos habla de cómo la guerra truncó familias, proyectos de vida y futuros junto a tu amado o amada. Y de cómo un amor puede sobrevivir años enterrado bajo otra relación, de bienestar y profundo respeto, pero no de auténtico amor. De cómo afronta una noticia cada uno de los miembros, con sus circunstancias, pensamientos, opiniones, reproches, rencores por no acabar de hablar bien algún aspecto,… Nos habla del paso del tiempo, de la importancia de la familia, del respeto, del sacrificio por otro y por la comunidad, de querer vivir tus últimos años por ti mismo y con alguien al que has amado de verdad, de la importancia de las tradiciones (plasmado en un nuevo piso en un rascacielos donde se muda el matrimonio principal y donde no les va a visitar nadie, ergo, lo moderno desune).
Y todo esto se nos presenta con un manto de espiritualidad oriental, esa forma de hacer tan característica donde el respeto hacia el prójimo, el ritmo impreso a la historia, la educación, esa habilidad en la dirección de actores que hace una escena aparentemente banal y larga de un banquete se convierta en una magnífica descripción de un personaje que se plantea qué ha hecho hasta ahora con su vida y de si ha servido de algo privarse de algunos lujos, o ese toque mágico que surge entre los dos actores principales, que sin tocarse prácticamente están mucho más unidos que si los viésemos hacer el amor (que se presupone pero no es el objetivo, ya que su amor que ha superado 50 años de distancia y tiempo ya está por encima de un revolcón en sus avanzadas edades), una chispa entre dos magníficos actores (junto con el resto de familiares que también rayan un buen nivel) que dan rienda suelta en la escena final del regreso a casa a un torrente de emociones cautivas y abortadas durante 50 años realmente emotiva.
Valoración: Apart together es, pues, una historia de amor interrumpida a la que la vida le da la oportunidad de continuar ni que se por unos pocos días. Una historia sencilla pero llena de sentimientos, emociones, deprimente en la superficie pero terriblemente optimista en en el fondo, abogando por las relaciones humanas sinceras llevadas por el amor puro, sin que decisiones de la gente con poder pueda afectar su curso, con la familia como el puntal donde se afianza la felicidad de cada uno de sus integrantes. Una redención con el pasado y una oportunidad de vivir felices el resto de sus días. Una de esas historias que te hacen salir feliz de la sala de cine, reconciliándote con la vida y con el medio cinematográfico a la vez, ya que la realización es perfecta, comedida, sin escenas redundantes ni sobrantes, todo en su justa medida, con actores brillantes, una puesta en escena pulcra y un sentimiento de cine en estado puro terriblemente bien llevado que se gana un 8,5 con el deseo de que todas las películas de lo que queda del BAFF que vengan a partir de ahora fuesen como esta, de calidad pero accesibles. Una auténtica joya a descubrir, algo que pocos cineastas occidentales pueden llegar a hacer con el grado de fuerza conmovedora como ha hecho Wang Quan’an.
CARACREMADA: La Meva Lluita (Mi Lucha)
Sinopsis: «“Caracremada”, apodo utilizado por la guardia civil para referirse a Ramon Vila Capdevila, reflexiona sobre la resistencia libertaria al régimen de Franco a través del que fue su último guerrillero en activo. Cuando en el año 1951 la CNT decretó la retirada de sus hombres, Ramon Vila permaneció en los bosques del interior de Cataluña para reemprender en solitario su lucha. Ramon, último reducto de la vieja resistencia fundacional, se convierte en una sombra que es pura determinación, rechazo y lucidez obsesiva, encarnación de la lucha inefable.»
Vistazo: El cine catalán ha estado bastante movido últimamente. Pa Negre es posiblemente la referencia que conoce tdo el mundo, por los premios conseguidos en los Goya y ha coronado a Agustí Villaronga después de una prolífica carrera detrás de las cámaras. Herois ha servido de antesala del gran éxito en TV Polseres Vermelles, del mismo director y con parte de los actores de la película. Estas y otras propuestas han conseguido sacar a la producción catalana de cine del guetto o submundo de la TV Movie y acceder a las salas comerciales. Una de ellas es Caracremada, que nos cuenta la historia del maqui Ramon Vila que siguió su guerra particular incluso cuando el conflicto ya había acabado. En medio de las montañas, aislado del mundo, sigue la guerra en este caso saboteando las líneas de alta tensión (posiblemente un símbolo de modernidad en ese momento, aparte símbolo de ocupación franquista, posiblemente solo en la mente del maqui). Viviendo solo, rodeado de montes, con muy poco contacto con la gente de la zona, con una sola idea en la cabeza, convierte su lucha en una obsesión, en su objetivo en la vida. Parco de palabras y de mirada penetrante, el personaje recreado por Lluis Soler (grandísimo actor con una portentosa voz como se hizo patente en el excelente documental Hollywood contra Franco, con una excelente modulación) se alzará doblemente contra los grises (a los tricornios casi solo les vemos la sombra, como si la persona en sí no importase, sino el Cuerpo de la Guardia Civil en busca y captura de Caracremada) y contra su propio grupo, la ilegalizada CNT, que había ordenado el repliego de sus maquis y el cese de actividades en los montes. Conocedor del terreno montañoso (no en vano había hecho de guía de resistentes, maquis y gente que traspasaba fronteras), veremos a Ramon pasar los duros inviernos en la comarca del Baix Llobregat, acondicionar caserones abandonados o restos de castillos para su refugio, creación y pulido de armas (básicamente sierras), vigilancia, etc.
El problema básico de Caracremada es que es una cinta muy monótona. Con largas escenas con poco movimiento, cámaras muy fijas, silencios prolongados, críptica, austera y una historia que se resume en dos líneas se convierte en algo difícil de tragar. Cierto es que las imágenes tienen cierta fuerza visual y que las escenas, casi sin palabras, nos transmiten lo que quieren expresar, pero hay demasiados momentos vacíos y algunos no muy bien explicados como la aparición de la chica de la CNT. Esos momentos muertos podrían haberse usado para meter flashbacks de su lucha pasada, junto con otros personajes, para saber de su historia hasta el momento actual y otorgar más variedad y cuerpo al relato. Desde luego no es una cinta para todos los públicos, más dirigida a los que soportan bien escudriñar durante varios minutos caminatas por el monte o como se acondiciona un viejo lugar derruido. No niego que sea arriesgado hacer algo así actualmente y que tenga una buena fotografía, pero falla bastante en aspectos como el enseñarnos las torres de alta tensión caídas. Esta claro que no van a derribar una de verdad, pero en ningún momento se ve ninguna de cuerpo entero en tierra y los trozos que se ven se comprueba demasiado el plástico (es como esas películas con muñecos en vez de bebés o simular un perro muerto con un muñeco que se ve a la legua que es falso).
Me gustaría hacer un paralelismo con otro producto catalán, Bruc,la llegenda (dirigida por Daniel Benmayor). De temática similar (Bruc nos explica lo que podría haber sucedido en las montañas de Montserrat después que un grupo de soldados ganara una batalla contra las tropas de Napoleón, y su subsiguiente venganza casi enfermiza dando caza a el Timbaler), sin embargo cada una opta por caminos distintos. Mientras que Bruc es claramente ficción, con un alto ritmo de acción y evidentemente de corte más comercial, Caracremada boga por ser más realista, minimalista, ávida de recrear la vida solitaria en los rupestres parajes del Baix Llobregat resiguiendo el curso del río hasta Balsareny donde encontró la muerte, y por lo tanto más alternativa, para paladares especiales. De carrera comercial bastante exitosa (según su propio productor), Bruc es también más coral, pese a estar centrada en el personaje del Timbaler, junto con un elenco de caras conocidas como Santi Millan o Vincent Pérez, sin contar con la ya sabida de Juan José Ballesta. La historia de Ramon, por lo contrario, se sustenta casi exclusivamente en Lluis Soler, que presta su físico y presencia, entiende la filosofía del producto (nada comercial, desde luego), pero no evita cierto sopor por tener que aguantar una historia mínima con muchas escenas parecidas y con poco diálogo.
Valoración: Caracremada es pues, un arriesgado experimento de explicar de forma no convencional los últimos meses en la vida del maqui Ramon Vila, perseguido por la Guardia Civil al ser símbolo de la resistencia anarquista en época franquista, en medio de los bosques. Con un tempo muy pausado, casi sin diálogos ni acción, la cinta se detiene a detallar sus quehaceres del día a día, ya de por sí extraordinarios, de vivir en medio de la montaña sabiéndose perseguido. Una existencia dedicada al sabotaje continuo de líneas de alta tensión, serradas por la base cuál busto de dictador derrocado. Una historia mínima que no será del agrado de todos, que se tiene que ver con paciencia y adaptándose al material filmado, ya que de lo contrario no se disfruta. Soy aficionado al buen cine, al cine original, de propuestas nuevas, bien realizadas, pero no soy precisamente muy fan de este tipo de cine contemplativo que solo parecen gustar a los críticos de las revistas de cine. Pese a todo, gracias a cierta intencionalidad en las escenas y la bonita fotografía, se lleva un 6,5.
EL EXTRAÑO CASO DE ÁNGELICA: La Muerte es Bella
Dirección y guión: Manoel de Oliveira
Reparto: R. Trepa, P. Lopez de Ayala, F. Vargas
Karma Films (6,5)
Sinopsis: Isaac, un fotógrafo judío, es reclamado en medio de una noche lluviosa paera cumplir un extraño encargo: asistir al velatorio de una difunta chica y hacer fotos al cuerpo de la muerta para así, según las creencias de la familia, recordarla en su máximo esplendor. Dicho y hecho, el chico hace el trabajo y mientras está haciendo la fotografía, percibe a través de la cámara que la bella chica muerta abre los ojos y le sonríe. Sorprendido, Isaac se lleva las fotos a revelar en su piso donde descubre que la chica sigue teniendo “vida” dentro del a fotografía. Obsesionado con el suceso y la chica, Isaac se cerrará al mundo cada vez más hasta que consiga unirse en alma con el espíritu de la traspasada.
Vistazo: Cine centenario, doblemente. El expertísimo director Manoel de Oliveira sobrepasa los 100 años de edad haciendo películas a pares cada año, desde hace unos 20, y es conocido por no otorgar comercialidad a sus cintas. Ver un Oliveira suele significar estar cerca del “cine en mayúsculas”, aunque también hay gente que dice que es aburrirse. En mi caso es la primera vez que me encuentro con este director, pese a conocerlo desde hace años al ser regular visitante de las salas de cine más independiente de la ciudad. Y pese a ser una película lenta, no puedo decir que me haya disgustado. Es más, es posible que sea la película “lenta-contemplativa” que más me haya gustado de este festival. Y realmente no es que sea contemplativa, tiene un ritmo curioso, se detiene en aspectos aparentemente ajenos a la historia, diálogos que no sabes muy bien a donde van, pero que van moldeando la historia.
Algo que ayuda a soportar la mínima historia es el hecho de que la película es muy metafórica/alegórica. Una de las cosas que primero chocan es el tratamiento del velatorio de Angélica. Una casa vieja, oscura, deprimente, llena de familiares y plañideras, un viaje al pasado, contrasta con la luz que irradia el cuerpo de la muerta, vestida de blanco, rezumando pureza y calma para el largo viaje. Estirada en un sofá mas que en un ataúd, parece que esté descansando y que, efectivamente, se tenga que levantar en cualquier momento. La expresión de Pilar López de Ayala es de paz infinita, de optimismo por lo que tiene que llegar más por lo que se ha dejado atrás. Isaac, por su lado, es un chico bastante parado, anodino, fuera de la sociedad. Eso lo vemos en sus actos, en el hecho de que no se sienta a comer con el resto de inquilinos en el hostal donde reside, es muy amable y solícito con el resto pero no se mezcla con ellos. Todos lo encuentran apuesto y le tienen en buena consideración pero admiten que es algo raro, poco accesible. Realmente no tiene mucha relación con este mundo. Por eso es posible que acepte de buen grado la invitación que le hace el espíritu de la fallecida, con la que se obsesiona de todo corazón, de abandonar el plano terrenal y viajar cuál Superman y Lois Lane volando por parajes, estrechando su lazo de amor.
Decíamos al empezar que el cine de Oliveira es centenario. El segundo aspecto que viene a corroborar esta afirmación es el sentimiento que desprende cada plano de la película que nos transmite el amor por lo viejo, por lo tradicional. Aquí no hay móviles, ni coches modernos, ni alta tecnología. El trabajo acompasado, en equipo, farragoso y lento de unos payeses labrando el campo le sirve al director para abogar por las cosas hechas a fuego lento, como antes, olvidando la frialdad de una máquina agrícola que podría hacer este trabajo en menos tiempo y observando el labrado de la tierra junto con otro aspecto tradicional que se está perdiendo, las canciones de ánimo que el capataz del grupo canta para hacer más llevadero el trabajo de sus compañeros. Todo lo que ve Isaac lo ve a través de una cámara analógica, antigua, clásica , con funda de piel y tacto rugoso, como las que tienen nuestros padres y abuelos. La fotografía, parte también del hecho de hacer cine, devuelta a su estado más primigenio, la de un juego de lentes combinado con un espacio vacío y una impresión de lo captado en la fina película del rodete. De hacer una buena fotografía y no 100 sin sentido. La cámara de Isaac capta y encuadra el alma del cuerpo sin vida y siendo el aparato una extensión del fotógrafo, se queda el espíritu para él. La realización de la historia es también clásica: el efecto especial de unir cuerpo y espectro recuerda los viejos trucos visuales de los pioneros del cine, con Segundo de Chomón al frente. Engaños visuales sencillos pero que sigue maravillando ahora como entonces, teniendo en cuenta todo lo que hemos visto y el nivel que tenemos actualmente contrarrestado con la inocencia en la que estaban inmersos esos primeros espectadores del cine de Chomón, Lumiere o Winson McCay en animación. En definitiva, un canto a las épocas donde las cosas se hacían más poco a poco, de forma más artesanal, saboreando el tiempo empleado sin pensar en multitasking, redes 3G, pantallas táctiles e interconexión global. La vida más sencilla.
Valoración: El extraño caso de Angélica es una historia de amor que sobrepasa dimensiones y mundos paralelos. Vemos a Isaac no precisamente muy apegado a su vida, no es precisamente la alegría de la huerta y parece que deambula por el mundo sin realmente conectar con nadie. Así, parece que quisiera realmente trasladarse al mundo etéreo de los espíritus y las energías. No es una película fácil, pero tampoco es un hueso duro de roer, aunque puedes encontrarte con caras conocidas de otras producciones del autor, especialmente el protagonista, R. Trepa, habitual del director. Tienes la sensación de que sobra alguna escena, pero no sabes exactamente cuál. Quizá mas que sobrar cortaría pequeños segundos aquí y ahí, y en cierto momento la historia no va ni para adelante ni para atrás, pero en el global queda en el recuerdo como una realización curiosa, algunas veces con resultados anacrónicos como la música de piano insertada en ciertos momentos a contrapelo con lo que nos muestran las imágenes. Realmente no es una película para todos los públicos (pocas hay en este festival, pero haberlas haylas), pero la experiencia del director hace que te interese la historia y vayas saltando de una metáfora a otra, aunque haya momentos algo errantes o sobrantes. Y aunque parezca una tontería, oír hablar portugués de tanto en tanto dentro de una sala de cine es muy placentero, siempre acostumbrado a escuchar, aparte de los idiomas oficiales en España, los habituales francés e inglés o los habituales del cine asiático, los a veces chillones chino, coreano, japonés (no siempre claro, que no se me enfade nadie), … Una historia de amor sin azúcar ni mucha sal pero que se las ingenia para llevarse un 6,5 al otro barrio. Y este hombre tiene al menos una más en cartera…
EL HOMBRE DE AL LADO: ¿Quién es ese tio?
Director: Mariano Cohn, Gastón Duprat
Guión: Andres Duprat
Reparto: R. Spregelburd, D. Aráoz
Aleph Media (8)
Sinopsis: Leonardo es un arquitecto de éxito que vive en una lujosa casa hecha por el famoso arquitecto suizo Le Corbusier, la llamada Casa Curutchet en un lujoso barrio de La Plata en Argentina. Tiene mujer e hija aunque las cosas parece que no van muy bien entre ellos. De repente aparece un extraño vecino, de rudos modales, y empieza a tirar abajo una pequeña parte de una de las paredes secundarias de la casa, para hacerse una ventana por donde pase el Sol. Al enterarse, Leonardo recrimina a Víctor, su nuevo vecino, de que eso es ilegal y que ya la está tapando. El extraño carácter del vecino, una mezcla de rudeza, hombría violenta y desfachatez sin límites, hará que salga lo peor de Leonardo, todos sus defectos, temores y trapos sucios de la familia. Su lucha legal porque Víctor no invada su intimidad acabará con su paciencia. Pero a veces, las apariencias engañan. ¿Realmente conoces bien a todos tus vecinos?
Vistazo: Los vecinos, esos extraños seres que habitan cerca nuestro pero que a veces parecen venir de Marte. Seres retraídos, oscuros, amables con desagrado, falsos hipócritas que te desean buen día cuando están deseando saber quién salió ayer por la noche de tu casa a altas horas de la madrugada. O por lo contrario, amabilísimas personas que te ayudan con el carro de la compra, te guardan el ascensor o te ofrecen sal siempre que lo necesitas. O quizá lo más común sea un punto medio entre estos dos extremos. Todos tenemos vecinos, todos somos vecinos de alguien, y muchos de nosotros no sabemos de ellos mucho más allá de lo que podamos saber de algún conocido amigo virtual que vive a miles de kilómetros, o incluso menos. Conocimiento superficial.
De eso trata El hombre de al lado, de conocer a tus vecinos. De no dejarte engañar por las apariencias. Pero también del derecho a la privacidad. Vamos por partes:
La primera lectura que podemos hacer de esta comedia negra es la de preguntarse hasta donde llega la libertad individual, el derecho de cada uno sin inmiscuirse en la vida de los otros y del derecho a la privacidad. El abrir una ventana que de a la ventana de la casa del otro puede ser motivo de enfrentamiento. En este caso, las dos ventanas están construidas en un trozo marginal del edificio, en un recoveco donde las fincas distan pocos metros entre ellas (hasta se podría pasar de una a otra con habilidad y seguridad). La negativa inicial de Leonardo es la de pérdida de privacidad, más que de seguridad. Posteriormente Leonardo intenta revocar la ya construida ventana con la excusa de que malogra parte de un edificio histórico, el único creado por el famoso Le Corbusier en toda Argentina. Aunque otra vez el espectador se posiciona alternativamente de parte de los dos ya que realmente la zona dañada es una hendidura marginal entre la conjunción de las dos casas, con lo que no causa perjuicio visual a la obra del famoso arquitecto. Las siguientes tentativas de Leonardo para que Víctor cese en su empeño de crearse una ventana las dejo para que las descubráis vosotros, pero ya avanzo de que el estado de ánimo del arquitecto se va minando más y más, atacado por todos, intentando solucionar el tema con palabras porque a golpes tiene las de perder contra tal bestia humana que es Víctor, que lo tumbaría en un suspiro. La falta de intimidad también se refleja con las constantes visitas de extraños a visitar la fachada del edificio, conocida por cualquier aficionado a la arquitectura. Pero hay gente que quiere entrar en la casa y él se lo impide. Este trasiego de gente continua fuera de la casa haciendo fotografías es también una forma de perder independencia, de perder intimidad, verse fotografiado decenas de veces al día, convertirse en el centro de atracción turística de la ciudad. Y un peligro latente.
El otro aspecto que trata la película se centra en el gran papel que desarrolla Daniel Aráoz como Víctor. Un personaje por el que no das dos duros, peligroso, de voz ronca, mirada penetrante, actitud provocativa y una sensación de que si te lo encuentras por la calle de noche no vas a sobrevivir. Un personaje peligroso que parece quererse meter en tu vida a toda costa, crear la ventana para espiar (y ya no digamos fijarse en tu hija adolescente con desconocidos y sucios propósitos), que conoce todos tus movimientos y que parece que tenga una cámara dentro de tu casa porque sabe mejor lo que pasa dentro que tú mismo. Una presencia así pone nervioso a cualquiera, y Leonardo lo acaba pagando. Aráoz se convierte en el puto amo de la situación, pese a ser el malo de la película simpatizas enseguida con él aunque sepas que te va abrir la cabeza con una hacha. Hasta el punto de que la fiesta en casa de Leo se convierte en la confirmación de que hace lo que quiere con Leonardo, atosigado por su mujer, ninguneado por su hija en una edad difícil, comprobando como su posición en el mundo se tambalea. Y aquí es donde se cruzan virtualmente ambos protagonistas, un Víctor que sin ser trigo limpio cada vez te cae mejor, ya que de hecho no está haciendo nada ilegal con su forma de ser y hacer, subiendo su popularidad mientras que la de Leo baja estrepitosamente, desmoronando la fachada perfecta de buena persona como si destrozasen el trabajo de Le Corbusier, hasta el punto de perder los papeles invitando a cenar y a coger a una de sus alumnas, la cual evidentemente rechaza de plano.
Valoración: La incomunicación, el aislamiento, el no interesarse por la vida del prójimo, la superficialidad, lo engañoso de las apariencias, la libertad individual sin invadir la del otro. Todo esto cabe en El Hombre de al Lado, una comedia negra parida al alimón entre dos directores, que repiten experiencia después de varios proyectos juntos, entre los que se encuentra Yo Presidente. Con un fantástico guión plagado de pequeños detalles, a veces ni tan solo verbalizados, con una fuerza en los diálogos basada en el intercambio de golpes entre los dos protagonistas, como un ping pong se tratara, aunque la bola se caiga siempre del lado de la mesa del pobre Leonardo. Víctor se le mea encima tantas y tantas veces pero con una clase (barriobajera pero clase) y una actitud que te hace pensar que es el auténtico amo del cotarro. Leonardo, una mezcla de Mariscal y Ricardito Bofill Junior gafapasta, aparenta ser buena persona cuando de hecho es rencoroso (machaca sin piedad a sus alumnos pero dora la pastilla a la que quiere agenciarse, en una interesante escena paralela), ni ama a su mujer y ni entiende a su hija, solo se interesa por él mismo en su prisión de lujo admirada por todos (genial la referencia a la Wikipedia xD). Un despótico egoísta que ha levantado su torre de cristal sin pensar que un simple taladro puede derrumbarle su felicidad. Y ese taladro es Víctor, que sin dejar de ser él mismo derrumba y derrota continuamente una mente demasiada acostumbrada a los planificado, a lo cuadrado, a lo aburrido, a la ejecución fiel al plano. Víctor es imprevisible, peligroso, se sale de las reglas, un portento del habla y de la manipulación de emociones (genial la mirada que le clava a Leo en la puerta de su propia casa al estilo “te la he clavado hasta el fondo a la derecha, y te duele horrores”). Una excelente y sobria puesta en escena junto con un fantástico guión describiendo los personajes con detallismo extremo convierten esta propuesta en lo mejor del festival, y el espectador desearía que la mayoría de cintas presentadas fueran de este estilo: de autor pero con contenido, y con contenido accesible y deleitable, no escondido tras minutos de vacuidad gratuita y contemplación de una vaca rumiando durante 5 minutos de rollo de cinta(¿a alguien le suena la premiada Uncle Bonmee?). Los vecinos ya han aparecido otras veces por la sala de cine, desde la clásica La ventana Indiscreta de Hitchcock o la más moderna Arlington Road, que posee ciertos momentos parecidos con la que nos ocupa. Unos temas a tratar que ya se intuyen en los primeros minutos de visionado gracias al montaje paralelo de unas obras que empiezan en un piso y la curiosa forma que presenta el logo de la película, usando el negativo en las propias letras, donde blanco ahora es negro y viceversa. Una muy interesante propuesta que se lleva un aplaudido 8. Ojalá los próximos festivales del Cinema d’Autor siguiesen este camino: propuestas frescas, de autor pero de visionado más que interesante.
Nos vemos un domingo de Junio para la segunda y última parte de este repaso de películas de autor proyectadas este mes de Mayo en Barcelona. Espero que os haya gustado.
Reconozco que no soy un espectador habitual del llamado cine de autor, pero he leído cosas interesantes aquí; especialmente me ha llamado la atención El extraño caso de Angélica. Creo que voy a lanzarme, siempre está de lujo ir viendo y aprendiendo cosas nuevas; Muy ameno el artículo, Jordi! Zenkiu.
se dice zankiu !!!
esta gente que no conoce a chespir…
El articulo cojonudo XD
Eso!! Zankiu, leñe. Si es que no estoy yo muy políglota hoy XD Hay que retomar a Güilian Chespir, si..
Que el luso Manoel de Oliveira siga haciendo cine con 102 años ya es toda una jodida hazaña.
Pues si, Armin, aunque las segundas unidades de filmación y un equipo que debe trabajar siempre con el deben hacer ya mucha cosa, que el hombre este delante del proyecto ya es meritorio. Y me ha sorprendido el nivel de publicidad que ha tenido, supongo que por la presencia de Pilar Lopez de Ayala, que traerá gente al cine pero no se yo si esta gente saldrá contenta de la peli (Pilar creo que no dice ni mu). Creo que la ultima peli de Oliveira que tuvo bastante publicidad fue la anterior, Singularidades de una chica rubia. Y de las anteriores solo me suenan (ya digo que no había visto aún ninguna), Una Película Hablada por ser de casting mas internacional y Belle Toujours por tener relación con Bella de día de Buñuel. El resto, no se si salen de Portugal.
Y como que estamos polideporglotas, os digo «Aill be bag», como dijo el Chuache en Terminalator.
PD: Me alegro que os hayan gustado.