Reseña DC: Justice League of America: The Ray Rebirth#1

Antes de acabar la semana y entrar en el fin de semana, toca dar un repaso a lo que da de sí el nuevo especial que nos presenta a uno de los miembros de la nueva Liga de la Justicia de América, dedicado a Rayo. Un personaje de enorme atractivo que vuelve a estar entre los más grandes.

Todo empezó en 1940, en el número 14 de la colección Smash Comics de Quality Comics, en la que se Lou Fine presentaba a un nuevo personaje conocido como Rayo. En ese número el reportero Lanford Terrill, mientras seguía una noticia, quedó atrapado por una fuerte tormenta eléctrica. Durante el trascurso de la misma fue alcanzado por un rayo que, en vez de matarle, le indujo poderes relacionados con la luz. No fue hasta pasado un tiempo que descubriría que no se trató de un accidente fortuito de la naturaleza, sino un accidente deliberado y que lo que pensó que era un rayo era en realidad una bomba de luz genética que modificó su ADN. El responsable de ello fue el Dr. Dayzl que a día de hoy sigue en paradero desconocido.

Cuando DC Comics se hizo con el catálogo de personajes de Quality, integró en su universo a Rayo uniéndolo al grupo del Tio Sam y los Luchadores de la Libertad, ubicándolos en Tierra X. Tras Crisis toda su continuidad se cambió y formó parte de la JSA. Se casó y tuvo un hijo, Joshua, que heredó los mismos poderes que su padre, convirtiéndose en Spitfire, su ayudante. Todo parecía ir bien hasta que Spitfire mató accidentalmente a su madre, lo que motivó que su padre lo pusiera en animación suspendida y abandonara después su identidad como Rayo.

Se casó por segunda vez y tuvo otro hijo, Raymond Terrill, repitiéndose de nuevo la historia al heredar este los poderes, potencialmente mortales, de su padre. Para evitar que estos se manifestaran Raymond fue criado bajo una mentira en forma de enfermedad mortal asociada a la exposición solar. Estos acontecimientos se nos narrarían en la miniserie en la que el guionista, Jack C. Harris y el dibujante, Joe Quesada, serían los encargados de modernizar al personaje en 1992.

Raymond descubre la verdad en el lecho de muerte de su padre y a la edad de 18 años sus poderes se activan tras una vida de reclusión y aislamiento social. Su mundo cambia con esta revelación, que no será la única, ya que en realidad quien ha fallecido no es su padre, sino su tío, apareciendo Lanford Terrill de nuevo con su clásico uniforme y un aspecto rejuvenecido. En la miniserie Raymond debe hacer frente a su propio legado y a una doble amenaza en forme de villano con control sobre los campos magnéticos, el Dr. Polaris, y una poderosa entidad de luz que amenaza con destruir el mundo.

Este trabajo llevado a cabo por Harris y Quesada revitalizó al personaje de tal forma que logró que pasara a ser considerado por otros autores para formar parte dela Liga de la Justicia y tener serie propia en solitario. Harris realizó un trabajo excelente de caracterización dotando a Raymond de una personalidad única y original, con grandes fracturas emocionales, que añadían un enorme interés al personaje. Quesada, por su parte, aportó un diseño novedoso, enérgico, moderno y atractivo que era difícil de olvidar.

A mediados de los años 90 el personaje apareció en dos cabeceras bien distintas. La primera fue la de la Liga de la que formó parte tras la muerte de Superman. La segunda fue su propia serie en solitario escrita por Christopher Priest y dibujada por Howard Porter durante un total de 28 números, comprendidos entre 1994 y 1996.

En su serie en solitario Raymond se enfrenta a toda una serie de villanos, Vandal Savage, Triumph, Death Masque y a un niño que tiene sus mismos poderes y que termina siendo su hermanastro Joshua. Mientras tanto se producirá un emotivo reencuentro con su madre, Lanford Terrill le había hecho creer a su mujer que el niño había nacido muerto, lo que se traduce en un bálsamo emocional para Raymond. Priest, con los lápices de Oscar Jimenez, también se encargaría de escribir un especial Año Uno del personaje donde cruzaba su camino con Superman.

Son también historias importantes las que mezclan a Raymond con los acontecimientos del evento La Noche Final, en el que ayuda para intentar crear un sol señuelo que engañe al devorador de Soles que acecha al Sol de nuestro sistema solar. También será tentado por Nerón durante los acontecimientos del evento Underworld y luchará contra ImperieX en una batalla que lo llevará a las puertas de la muerte.

A partir de este momento el personaje irá apareciendo de forma regular en diferentes eventos y acontecimientos editoriales para formar parte de los reservistas de la JSA con los que hace frente a Mordru, Obsidian y Eclipso. Se enfrentará a Adam Negro durante la serie 52. Se rediseñará su traje en los especiales Un Año Después, concretamente en el número siete de la serie el Tio Sam y los Luchadores de la Libertad, al tiempo que desvela al traidor, Stan Silver, como un agente de SHADE encubierto. Es una pieza clave en la batalla contra Darkseid en Crisis Final. Y durante la Noche Más Oscura encerró un anillo negro en un cubo de luz para que Simón Stagg pudiera investigarlo. Un continuo ir y venir editorial que acabó abruptamente con la llegada del Nuevo Universo DC, los Nuevos 52, en la que el personaje simplemente desapareció hasta 2011.

Fue ese año, el 2011, cuando se anunció una nueva miniserie a cargo de Jimmy Palmiotti y Justin Gray donde presentan a un nuevo personaje, Lucien Gates. Este socorrista coreano-americano de San Diego sufre un accidente en que queda atrapado en un haz de partículas lumínicas puras, con el resultado de adquirir cualidades metahumanas. Lo más interesante de esta miniserie es que, aunque pueda parecer que los autores ignoran a los anteriores personajes a la hora de introducir al personaje en los Nuevos 52, estos introducen referencias en las que Gates nombra el origen de Raymond, lo que hace pensar que Gates no es el primer Rayo de este Nuevo Universo, dejando la puerta abierta a lo que llegaría poco después.

Y hoy, tras el cambio de rumbo que ha significado Renacimiento en el Universo DC, nos llega este especial en el que se recupera de pleno a Raymond Terrill, el Rayo de los años 90.

 

Edición original:The Ray Rebirth #01.
Guión: Steve Orlando.
Dibujo: Stephen Byrne.
Entintado:Stephen Byrne.
Color:Stephen Byrne.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio:2,99 $.

 

Orlando continúa realizando estos especiales siguiendo la norma, lo que para nada es criticable, ya que su función es dar a conocer al personaje a los nuevos lectores y recordarles a los más curtidos que el Rayo de los años noventa ha regresado. Para ello recorre el pasado del personaje y se posiciona en lo que Harris y Quesada nos narraron en su miniserie de los años noventa.

El guionista apuntala este número en la particular forja del héroe que está predestinado a ser Raymond. Su infancia y adolescencia las ha pasado recluido, apartado del mundo, a oscuras, sin recibir la luz solar o artificial, con el fin de evitar que sus poderes se manifestaran. Su vida la ha pasado delante de una pantalla y es curioso como Orlando moldea la personalidad del protagonista usando una serie de televisión. Una serie en la que discurren las aventuras de un intrépido espadachín que se convertirá en el único modelo de conducta positivo de un niño condenado a vivir apartado de la luz.

Resulta también curiosa la forma en la que Orlando juega con la luz y la oscuridad. Como entre las tinieblas se forja un héroe que actúa como se supone que deben hacer los héroes, asumiendo la responsabilidad, asumiendo su condición de tal forma que su vida adquiere el sentido que antes no tenía.

Raymond ve el mundo con optimismo, con ganas de cambiarlo, de aportar algo que logre que las cosas mejoren, mientras aprende a vivir en la luz de nuevo. Orlando no ahonda mucho más, tan solo deja plantadas las semillas que le permitan poder desarrollarlas en la serie de la Liga de tal forma que todo el potencial del personaje salga a relucir en su interacción con los demás miembros del grupo.

Stephen Byrne es el autor completo de este número con un dibujo que destaca por el buen control anatómico , un trazo y acabados muy limpios y un color aplicado por el propio Byrne, que acaba siendo el talón de Aquiles de su trabajo. Sin embargo el conjunto es adecuado para el tipo de obra que se pretende lograr.

Por tanto, tenemos unos sólidos cimientos sobre los que construir de nuevo la leyenda de un personaje que en los noventa resurgió y ahora renace de nuevo para deleite de todos los nuevos lectores y para aquellos que en su día pudieron disfrutar del trabajo de Harris y Quesada. Trabajo que fue editado por Zinco, pero que no tuvo más continuidad, quedando en nuestro país inédita su serie en solitario. Tal vez haya llegado el momento de recuperar de nuevo estas aventuras del héroe más luminoso de DC.