El campeón de los oprimidos.
«Some worlds simply cannot be saved. Not from themselves.»
Cerramos esta primera trilogía de series, tras Absolute Batman y Absolute Wonder Woman, en este nuevo universo traído por la mano de Darkseid. Kal-El es sin duda quien puede sufrir más las consecuencias, pues representa todo lo opuesto del que fue señor de Apokolips.
En cambio, comparte mucho con Batman y Wonder Woman, la santísima trinidad de DC. Diana era la hija de la reina de las amazonas. Bruce Wayne era hijo de una de las familias más ricas de Gotham City. Quizás los Kent eran un matrimonio humilde, pero sus padres en Krypton tenían un alto rango social.
Arthur Curry era el hijo bastardo de la reina de Atlantis. Oliver Queen, hijo de otro magnate multimillonario. Hawkman y Hawkgirl son reencarnaciones de príncipes egipcios. Siempre ha habido cierta clase entre los superhéroes más populares, aunque luego la mayoría rechacen esa buena vida y/o la utilicen para ayudar a los más desfavorecidos.
Quizás en parte por eso personajes como The Flash y Green Lantern eran tan populares. The Brave and the Bold. Currantes de clase media con los que era más fácil identificarse. Por su origen mitológico, no pudimos verlo mucho con Diana. Pero aquí en Absolute Superman lo vemos más si cabe que con Bruce.
Sin los Kent, Kal-El creció en Krypton antes que este sufriese su fatídico destino. Así que la granja se trasladó a nueve millones de años luz de la Tierra. Rao ha dejado paso a una sociedad donde la ciencia es la religión. Los hijos del Sol. En los escalafones más bajos, los currantes, marcados con el emblema de la ‘S’.
Allí están Jor-El y Lara Lor-Van, con futuros brillantes hasta que se atrevieron a criticar el statu quo, condenados a una vida lo que aquí llamarían “trabajos no cualificados”. La muerte del planeta fue más lenta, dándole tiempo a Kal-El a ser un adulto cuando finalmente cayó en una granja de Kansas.
El presente nos lleva a una mina de Brasil, aunque bien podría ser una mina de Botswana o la India, donde la Corporación Lazarus tiene el control de misma, cuya gestión recae en los Peacemakers. Estos tenían un trabajo muy pacífico, hasta que han encontrado una anomalía.
Nuestro Superman es forzado a salir al fin a la luz, acompañado de un traje con su propia programación llamado Sol. Uno podría pensar que han fusionado a Kelex, pero en verdad se siente más como si fuese el Erradicador, por su insistencia en proteger al último kriptoniano por encima del bienestar de otro planeta condenado.
El conflicto nos lleva a la aparición de otro personaje clave en la vida de Superman, pero cuya vida la ha llevado muy lejos de una redacción en Metropolis. También conocemos a su primer enemigo, quien dirige todo esto desde la ‘Area 52’ de este Absolute Superman escrito por Jason Aaron.
El autor de Scalped regresa por la puerta grande con esta serie, tras su paso por Marvel en varias de sus más importantes series. Le acompaña Rava Sandoval, quien ya no le acompañaba en las tintas Jordi Tarragona en su etapa en Action Comics, pero tampoco lo hace Matt Herms, siendo Ulises Arreola quien se encarga de darle mucha vida a ambos planetas.
Vivimos en tiempos donde el futuro ya no es una certeza, donde los derechos no están asegurados. De ahí que hace algún tiempo saliera el subgenero hopepunk, donde probablemente este universo, pero especialmente Absolute Superman, pueden encajar a la perfección. Esperemos que Aaron vaya siempre cargado de energía solar para alcanzar el nivel de sus compañeros en este nuevo universo
Lo mejor
• Superman nunca nos abandona, y menos aún en tiempos convulsos.
Lo peor
• Seguramente poco van a aportar los mineros más allá del primer arco.
Habria que agregar la coincidencia del dia que tenia que salir. Un nuevo viejo mundo.
Ahora que ya hace una semana de su publicación, y que han salido las 3 primeras series Absolute, para quienes hayáis podido leerlas todas. ¿cuál ha sido vuestra favorita de momento?