Aún es posible una nueva versión de Gotham
«A bat? I’ve never seen one before.»
A veces da la sensación que Black Label (o Bat Label como la llaman algunos) es el patio de Batman en el que deja que también puedan jugar sus amiguitos. La mitología de Batman es tan extensa y está tan llena de momentos gloriosos que son materia obligada de revisitación, revisión y ampliación en la mayoría de las apariciones del murciélago en el sello.
Tenemos años uno nuevos, años uno y medio, años menos uno, segundas partes del Largo Halloween, Dark Knight Returns con Selina o con el propio Frank Miller ampliando su cúspide de aquella manera, regreso con Jason Todd y su trauma por haber sido torturado hasta la muerte por el Joker, etcétera.
Bueno, pues ahora toca el Tribunal de los Búhos. Recordemos el espectacular inicio de Scott Snyder como guionista de Batman con el no menos espectacular Greg Capullo. El Tribunal de los Búhos fue posiblemente el punto culminante de la etapa de Snyder, a partir de allí la cosa empezó a complicarse.
Recordemos también que en un ejercicio de retrocontinuidad se nos explicaba que en Gotham había una sociedad secreta (el tribunal de marras) formada por figuras poderosas y que mediante esta asociación dominaba la ciudad. Había vínculos con los Wayne, etcétera.
El arco fue un éxito, lleno de momentos tachán y un dibujo espectacular de Capullo. La estética de los Búhos permitió al ilustrador lucirse y como uno de los mejores dibujantes mainstream del momento.
En la miniserie de Black Label. Batman City of Madness (curioso que este título no se le hubiera ocurrido nunca a nadie antes) nos lleva de regreso a la Owl Gotham y la mezcla con un personaje clásico del panteón de villanos, Dos Caras.
La trama empieza con Jevoney, un chaval que se desplaza hasta Gotham para buscar a McKean (¿homenaje?), el policía que mató a su padre. Es un niño con una pistola. En paralelo tenemos una trama con los Búhos y otra con Havey Dent que le pide ayuda a Batman. El elemento novedoso y disruptivo es Batman Below, un mosntruo asesino que mezcla la estética lovecraftiana con el Caballero Oscuro.
Porque lo que nos ofrece Christian Ward (Aquaman Andromeda) como dibujante y guionista es una cómic oscuro, denso, intenso y terrorífico. Las dos apariciones de la carismática criatura debutante se saldan con amputaciones y mucha sangre.
Ward es un dibujante diferente a lo habitual. Es claramente un artista de especiales, prestigios, portadas y Black Label. Su punto fuerte son las atmosferas, la intensidad con la que plasma los ambientes dejan un poso emocional en el lector.
El adjetivo dibujante se le queda corto ya que su trabajo es un todo de dibujo, línea y sobre todo color. Desde la digitalización hemos visto (y sufrido) muchos tipos de coloristas. Inicialmente lo que teníamos era imitadores del color tradicional, posteriormente entusiastas de los brillos y degradados… pero las posibilidades del color digital apenas las estábamos testando. En la actualidad tenemos auténticos prodigios del color. Autores completos que consiguen un resultado mucho más personal y eficaz cuando se responsabilizan de todo el apartado gráfico. La versatilidad de estilos hoy día es apabullante. Y seguramente solo es una muestra de lo que nos espera.
Dicho lo cual, Ward es un torbellino de ideas, probaturas y riesgos. La mezcla de tramas, trazos y texturas con sus fosforescencias (las rayas del pijama de Alfred jajaja). El artista inglés nos quiere transmitir emociones y lo consigue en la opresiva y cruel atmosfera de esta Gotham sin piedad. En algunas ocasiones las líneas y el color superan los márgenes, como en la mitad fea de Dent, para darnos una sensación onírica, opresiva, de pesadilla.
La trama es interesante avanza con un ritmo adecuado, se precipita y tiene sus puntos de interés. Los diálogos tienen líneas interesantes y sintéticas que aportan sus momentos de micro-impacto. Sin embargo los personajes están poco detallados bajo la magnitud del resto de aspectos de la obra.
Ward no elude ningún reto y se atreve con escenas donde experimenta con la narración como la doble página de la reunión/ascensor o las terroríficas apariciones de Batman Below, sobretodo la segunda.
De todas formas, el dibujo es muy personal. Así como en algunas ocasiones está claro que va haber un aprecio mayoritario al apartado gráfico, en el caso Batman City of Madness habrá lectores a los que no les va a gustar.
En definitiva se trata de un inicio portentoso, innovador, arriesgado, intimidante que nos lleva a una versión de Batman y su entorno más cercana al terror que en otras ocasiones. Un cómic que solo podría estar bajo el sello Black Label.
Lo mejor
• El despliegue estílistico de Christian Ward.
Lo peor
• No es un dibujo para todos los públicos.
Lisérgico
Guion - 8
Dibujo - 9.5
Interés - 8.5
8.7
Apabullante ejercicio de estilo colorido y oscuro a la vez.