Back to the 90’s
«Spit… and shake»
Los noventa fueron unos años complicados. Acababa de caer el muro de Berlín. Finalizó la guerra fría. La abundancia ultraconsumista de Reagan quedó atrás. Vino una crisis económica. Guerra en Europa, más concretamente en los Balcanes. En algunos aspectos se parece a la época actual.
En el mundo del cómic fueron unos años especialmente significativos. La política megaespeculativa de Marvel con sus autores estrella hizo que el mercado entrara en una burbuja que se hinchó sin límite, al igual que el ego de los autores. Estos decidieron crear una editorial, Image, que marcó el estilo de una época.
Es injusto decir que los noventa solo fueron pistolones, dientes apretados, músculos imposibles, miradas intensas, cuero, clavijas y más dientes apretados. Hubo más cosas. Como The Sandman, Hate o la JLA de Giffen y DeMatteis. Cosas que han perdurado mucho más en el tiempo.
Sin embargo, el tópico siempre remite a la explosión de Image.
Cada cierto tiempo las décadas pasadas viven cierto revival. Ahora parece que es la hora de los noventa. Por una parte, porque les toca y por otra porque hay ciertos paralelismos con el presente.
En DC no se han hecho de rogar. Tenemos portadas en homenaje a la última década del siglo XX, el regreso de los WildCATS y el aterrizaje de Marc Silvestri en una miniserie de Batman.
Marc Silvestri fue uno de los siete (algunos les llaman desertores, otros valientes) que abandonaron Marvel para fundar Image. Hasta ese momento Silvestri fue el dibujante titular de dos de los títulos más importante de la editorial. Uncanny X-Men y Wolverine. Ahí es nada.
En Image creó el sello Top Cow. Ahí publicó sus colecciones, muchoas veces con la colaboración de su hermano Eric en los guiones. Los títulos principales fueron Witchblade, Cyberforce o The Darkness. El sello se caracterizaba por un universo plagado de demonios, agentes satánicos y fuerzas de la oscuridad. Sorprende tanta oscuridad y tormento en un tipo nacido en Palm Beach (California).
Silvestri dejó la compañía durante un breve periodo de tiempo por desavenencias con sus compañeros, regresando cuando se fue Rob Liefield.
Al igual que otros de los fundadores de Image, el creador de Cyberforce colaboró puntualmente en proyectos de Marvel y DC, una vez se vio que las grandes no pudieron borrar a Image del mapa, y aceptaron que el panorama había cambiado y no tenían otro remedio que coexistir.
Volviendo al presente. DC decide participar en este revival de la época oscura de los noventa y se trae a Marc Silvestri para que realice una miniserie sobre Batman y el Joker.
¿Qué nos encontramos al abrir las páginas del cómic?
Gotham está siendo asolada por una serie de asesinatos extremadamente crueles. La policía va de cabeza con el agravante de que James Gordon ha desaparecido. Como no, Batman sospecha del Joker. Sin embargo, el payaso asesino quiere detener a quien está cometiendo estos crímenes atroces y ofrece una alianza a su archirrival.
Batman acepta.
Silvestri nos trae una historia oscura, violenta, llena de mutilaciones y versiones extremadamente terroríficas del Joker. El guion tiene una estructura clásica, rayando el tópico pero se lee de manera agradable y divertida. El cómic da una cosa que siempre es de agradecer, entretiene. Lectura ágil.
El dibujo… a Silvestri se le acusaba de ser un clon de Jim Lee, quizás la palabra clon es excesiva, pero estaba clara la influencia del creador de los WildCATS. En el cómic que nos ocupa esa huella continua vigente. Es evidente que Silvestri sabe dibujar. Otra cosa es que su estilo nos remita a una época controvertida. Pero si intentamos ir más allá del tópico y dejarnos de prejuicios Silvestri nos ofrece un dibujo espectacular, mucho más maduro, detallado y oscuro (todo ocurre de noche), que es lo que pretende el cómic. Los personajes están perfectamente caracterizados y la narrativa fluye con picos de viñetas espectaculares, escorzos intensos y planos dinámicos.
Silvestri usa y abusa de las texturas, uno de los trucos habituales de algunos de los fundadores de Image. Las “rallitas” ayudan de esconder fallos o a establecer atajos efectistas. Sin embargo, el dibujante las usa para dar volumen y momentos de realismo en su dibujo, es por tanto, una muestra de madurez manteniendo las características esenciales de su estilo.
No puede evitar, eso sí, embarrarse en algunos de los tópicos de la primera Image. Criaturas monstruosas y horripilantes, versiones distorsionadas y psicopáticas de personajes clásicos, oscuridad, violencia, sonrisas siniestras y como colofón, el Batman más tópico y duro, con una boca que parece un buzón de correos.
En definitiva se trata de un cómic entretenido, lleno de acción y de clichés que hará las delicias de los fans de este estilo de historias. Para pasar el rato sin complejos. No deja poso.
Lo mejor
• Es entretenido.
• Para fans de los personajes y del autor.
Lo peor
• Tiene menos profundidad que un plato de ducha.
Entretenido
Guion - 6.1
Dibujo - 8.1
Interés - 6.5
6.9
Volvemos a los noventa para ver una versión (otra más) de un Batman violento y oscuro.
A mi Silvestri en X-Men me encantaba y creo que casaba mucho con lo que contaba en esa época (oscura) Claremont. Aquí, de nuevo, el dibujo me parece espectacular.
Por otro lado, Silvestri no «apareció» antes que Lee (en mi cabeza si XD).
Gracias por la reseña.