Vuelve el Wayne más oscuro, el Batman más ambiguo
«I’ve killed a lot of people. Bad people. And I’m going to kill some more.»
Hace como unos diez años, Geoff Johns nos trajo una historia que reverberaría durante años (no en vano, dio inicio a los New 52). Era un Johns tardío y crepuscular, para el que parecía que ya habían pasado los mejores momentos y empezaba a repetirse. (Cómo no repetirse con las decenas de cómics épicos, rocambolescos y cósmicos que nos había estado dando).
Flashpoint fue recibido con cierto escepticismo pero con lo que quedaba por venir, la verdad, es que fue de lo mejorcito de aquella época. Incluso Andy Kubert no estaba demasiado mal, aunque muchos otros dibujantes hubieran encajado mejor.
Recordemos que con Flashpoint íbamos a una Tierra alternativa, en la que Joe Chill había matado a Bruce y Thomas Wayne se convertía en Batman. Un Batman mucha más implacable y práctico.
Las lecturas y subtextos de esta diferencia entre Bruce y Thomas son muy jugosos. Las posibilidades y la ideología que subyace nos permiten asomarnos al alma de Johns.
DC ha recuperado Flashpoint, una de las historias alternativas con más personalidad de los últimos años. Thomas Wayne como Batman/Vigilante asesino se ha paseado por algunas colecciones y ha mantenido vivo el recuerdo hasta el día de hoy.
Por lo que vamos viendo, DC lleva un tiempo tocando teclas, mezclando ideas, combinando elseworlds y reciclando versos en busca de un nuevo filón y diversificar más allá del hiper explotado y sobre expuesto Batman (aunque aquí también lo tenemos).
La editorial llama a Johns para que ponga su granito de arena y la maquinita empiece a rodar. El guionista escribe el primer número, el 0 y aporta ideas y líneas maestra para el siguiente, del que se encargan Jeremy Adams y Tim Sheridan.
En el número #0, el de presentación, vemos a Batman de Tierra Prima ayudado por Mimo y Marioneta para recuperar el reloj de Janey Slater. Por otra parte, Thomas Wayne se da cuenta de que está de vuelta en la misma línea de tiempo que luchó tanto por borrar. El mundo empeora día a día, y es difícil vivir según los estándares establecidos por su hijo, el mejor Batman. Solamente Barry Allen puede arreglarlo, el hombre vivo más rápido. Pero Barry ha sido asesinado en este mundo. Thomas Wayne empieza la búsqueda de su asesino.
Geoff Johns marca los puntos. Como no puede ser de otra manera, son enrevesados, referenciales y a pesar de haberte leído centenares de cómics y guías, te deja con la sensación de que te faltan cosas para pillar todos los ángulos y detalles. Parece que el guionista se ve obligado a dejar su huella, por lo que la presentación es densa y requiere de varias lecturas y niveles de análisis.
Jeremy Adams y Tim Sheridan se encargan de echar a rodar la cosa a partir del segundo número. Su trabajo es más vulgar, sencillo y centrado en “lo fácil y asequible”. En algunos momentos pierde fluidez, pero respetan la esencia de los personajes y “del tipo de historia”. Abusan en exceso de los cuadros de texto, por lo que el ritmo se resiente. Disfrutan dándole textura al Dr. Wayne.
En el apartado gráfico, por una parte tenemos Eduardo Risso (en el número #0). El argentino realiza un trabajo sintético y claro. Su estilo más puro. Con sus virtudes que son muchas y sus pocos defectos (esos personajes que al caminar parece que floten en un espacio de baja gravedad, por ejemplo). La caracterización de los personajes, el detalle, la composición de página y la expresividad son sus aspectos más fuertes. Gusta pero no sorprende. El color de Trish Mulvihill mejora el resultado final. Cuesta encontrar un color que mejore el dibujo y que se integre tan bien con la línea del ilustrador.
El ilustrador gallego Xermanico (uno de los protagonistas del 40 Comic Barcelona) se encarga del número #1. Su trabajo es más detallado y orgánico. Tiene más textura, es más realista y en algún sentido más convencional que el de Risso. La narrativa y la estructura de página facilitan la lectura y son el punto fuerte del número. Se trata de un trabajo solvente, eficaz, al servicio de explicar la narración de la mejor manera posible.
En definitiva, es un cómic entretenido, disfrutón y palomitero, a pesar del empeño de Johns en complicarlo. El carisma de ese Batman desatado y vengativo, el contexto de la guerra amazona-atlante son muy atractivos y moderadamente refrescantes para el fan DCeíta.
Thomas Wayne refleja una dureza acorde con los tiempos que vivimos y se trata de un personaje con bastante recorrido si la editorial le pilla las ganas, más allá de realizar probaturas más o menos inocentes.
Lo mejor
• El dibujo de Eduardo Risso.
• Volver a tener a Thomas Wayne repartiendo estopa.
• Horas de diversión para aquellos que pierden el sueño enumerando y jerarquizando tierras.
Lo peor
• Lo enrevesado que es todo deja una sensación de desorientación.
• La sobreexplotación de la bat-marca (aunque es una bat-alla perdida).
Entretenimiento.
Guion - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 7.5
7.8
Ya no esperamos que Geoff Johns nos cambie la vida. Pero con cositas como esta no dejeramos de quererle.
