Arrodíllate ante el gran general Zod
«There is no other course, Ursa. His time has finally come»
El general Zod, o Dru-Zod es uno de los villanos clásicos de Superman que más ha calado y más ligamos al hombre de acero. En los últimos tiempos, le hemos visto más como villano en tramas corales o incluso como enemigo de los Green Lantern. A pesar de su iconicidad no es un villano tan explotado como Brainiac y Lex Luthor. Es el momento de cambiar eso, Joe Casey y Dan McDaid son los encargados de traernos la primera miniserie del personaje.
La premisa es interesante y recoge lo que había ocurrido en la serie de Hal Jordan de Venditti, Zod y su familia han tomado al planeta Jakuul, anteriormente renombrado como Nuevo Krypton y ahora como Nueva Kandor, convirtiéndolo en un planeta que hará las veces de hogar para los kryptonianos y sede de su futuro imperio. Nos planta la semilla de una duda en la psique de Zod, ¿qué es un general sin una guerra? El tirano no está planeando una guerra contra Kal-El ni intentando dominar la Tierra, quiere aprovechar la ciudad embotellada de Kandor para liberar a sus ciudadanos y repoblar a su raza. Zod nunca se ha visto como un tirano, cree en estar salvado a su gente, pero tantos conflictos han hecho mella en él. Esta versión nos muestra una persona que no está bien psicológicamente, que tiene distorsionada la realidad y que ni Ursa ni su hijo Lor entienden que es lo que está pasando dentro de su cabeza. Tiene visiones, es errático y se agarra como un clavo ardiendo a sus tradiciones.
Está claro a donde quieren llevar este personaje, están jugando con las expectativas que tenemos con un personaje tan emblemático y van a jugar con ellas hasta llevarnos a una subversión kryptoniana. Por el contexto, la historia y el dibujo parece que nos encontramos ante una obra de ciencia-ficción de los 90 a punto de llevarnos a lo más alto para destruirnos emocionalmente después, recuerda a obras como Heir to the empire. Es una obra continuista con la historia de la casa Zod, donde podemos ver como al mirar a Lor aun ve a Clark en él, pues fue adoptado por el mismo; aun así, se puede leer si has estado desconectado de las obras de Superman y de DC en general los últimos años.
Joe Casey es un veterano de la industria que ha sabido crear una amalgama perfecta entre el mito que es Zod en la cultura popular y lo que hemos visto de él en los últimos devenires editoriales. El disponer de más páginas de lo habitual le ha permitido hacer una presentación compleja con su espacio para Lor y Ursa y mostrarnos una acción brutal digna del gerente de Jakkul. Este primer número sabe gestionar perfectamente un comienzo lento con acción e intriga. Un guion muy solvente que hace sobresalir al cómic y dejarnos con ganas de ver como se desarrollo la maxiserie.
Dan McDaid es un dibujante británico que los fans de Doctor Who conocerán pero que no hemos visto mucho por la editorial. Hemos podido aun así disfrutar del artista en números del boyscout kryptoniano durante la década pasada. Su estilo artístico es peculiar, evoca a la ciencia-ficción pre-dosmilera con su acción confusa pero sin que los diseños o creaciones destaquen mucho. El dibujo emborrona un poco la acción del guion, haciendo que no destaque ni encuentre su espacio en la narración. Cuando tiene que tomar la voz cantante como los primeros planos no consigue transmitir tanto como debería.
En los colores tenemos el grandísimo trabajo de David Baron, un trabajo que no ha debido ser fácil con McDaid. Nos encontramos muchas viñetas vacías de fondo y con enfoques complicados en los primeros planos que no han dejado lucirse mucho. Estamos ante muchos tonos fríos que ralentizan la lectura y acompañan a un ritmo muy pausado. El color hace lo posible ante un dibujo difícil sin destacar mucho y acompaña, en la medida de lo posible, a la narración con esas paletas. Es en el uso de las visiones y flashbacks donde más juego le da y donde más consigue trabajar la simbiosis artística.
En resumen, estamos ante un cómic que destaca en el guion, un trabajo muy bueno de caracterización y que mantiene un ritmo lento en la lectura, dejando espacio para la intriga y la acción que esperamos de una cabecera con el nombre de Zod.
Lo mejor
• Un guion bien construido e intrigante
Lo peor
• El dibujo no acompaña y el color no facilita a la dinamización de la lectura.