Plastic Man No More
«I’m dying»
DC nos da un sorpresón y nos trae una miniserie de Black Label con le inclasificable Plastic Man.
Plastic Man fue creado por Jack Cole y debutó en Police Comics #1 en 1941, bajo la editorial Quality Comics. Su popularidad creció rápidamente, y en 1943 recibió su propia serie, Plastic Man, que duró hasta 1956. Cuando Quality Comics cerró, DC Comics adquirió sus derechos en 1956, integrando al personaje en su universo.
Aunque estuvo inactivo por un tiempo, Plastic Man regresó en los años 60 y 70, apareciendo en varias publicaciones de DC, incluyendo la JLA. En los años 2000, tuvo una serie limitada escrita y dibujada por Kyle Baker, que fue muy bien recibida. Desde entonces, ha seguido siendo un personaje (poco) recurrente en el universo de DC, conocido por su humor y habilidades.
En esta miniserie nos encontramos con un repaso de su trayectoria vital. Los autores nos sitúan con el origen del personaje. Eso se resuelve en un plis plas para entrar en materia. En una misión con la Liga el Hombre Plástico sufre un ataque aparentemente inocuo pero que tiene como consecuencias que su cuerpo empieza a descomponerse. Sufre una suerte de gangrena. La gravedad de la situación es ignorada por sus compañeros, ya que PM está etiquetado como bromista y un personaje nada serio. O’Brian aprovecha esta circunstancia para intentar cerrar los cabos sueltos de su vida.
Christopher Cantwell (Iron Man) es el guionista. Su trabajo demuestra su capacidad de síntesis y pericia narrativa. En un plumazo, nos sitúa en el momento del personaje. Con la misma facilidad explica las emociones por las que pasa O’Brian, incomprendido, tomado a broma por sus compañeros, despreciado por su hijo. Plastic Man es un personaje desubicado que se está descomponiendo, que muere mientras todo el mundo ríe a su alrededor o directamente le ignora para dedicarse a “cosas más serias”.
Cantwell nos habla de marginación, incomprensión y empatía. Humaniza a un personaje que suele ser tratado con desde por autores y editores. Ahí puede que haya algo de subtexto por parte del guionista.
Centrarse en un personaje tan histriónico y cómico como Plastic Man tiene la dificultad del riesgo de que se va a molestar a los puristas y la ventaja de que el cambio de registro prácticamente garantiza la originalidad. Sin embargo, el tono alegre y cartoon es casi imposible dejarlo de lado.
En el apartado gráfico tenemos dos partes claramente diferenciadas: la de Jacob Edgar y la de Alex Lins.
Lins explica la historia principal, más oscura y turbia. Con un trazo orgánico, oscuro y plagado de texturas nos cuenta la parte de la trama más dramática con tintes de terror. Su dibujo es ideal para explicar los aspectos más trágicos del protagonista. Además, posee una narrativa poderosa y vital, plasma las ideas de Cantwell con dinamismo desaforado por un ladoy con introspección y detenimiento cuando lo requiere la historia.
Por su parte, Edgar explica la parte de la trama en la que Plastic Man interacciona con la liga, como si su estilo, mucho más cartoon y cercano a Bruce Timm, representara como ven los demás al Hombre de Plástic, más alegre, loco y por tanto deshumanizado.
Se trata de un primer número con buena pinta, falta ver por donde saldrá la serie más adelante, pero que nos da la ocasión de poder conocer y profundizar, desde un punto de vista más adulto, un personaje diferente, original y bastante arrinconado.
Pero ya es una excelente noticia que Black Label se atreva a tratar con seriedad a Eel O’Brian.
Lo mejor
• El regreso de O’Brian.
Lo peor
• Que acabe siendo su despedida.