En tiempos de pandemia nada mejor que una visión agorera de nuestro futuro
«They must be purged»
Hay autores que de manera recurrente nos explican la misma historia, nos llevan a los mismo lugares, nos enfrentan a los mismos dilemas y nos presentan a los mismos personajes. El caso de Woody Allen en el cine es paradigmático. Otros se adaptan y nos explican historias diferentes cada vez, por lo que a veces nos decepcionamos al esperar un remake de aquella historia que nos fascinó. Luego están aquellos que aprevechan diferentes productos para explicarnos historias que iniciaron hace tiempo, como el caso del John Byrne que de Namor a Iron Man se llevó los mismo villanos para continuar una trama a la que, por lo que parece, le tenía ganas.
Jeff Lemire sería una mezcla de los tres. Nos explica recurrentemente historias llenas de dramas familiares, de conflictos paternofiliales, de traumas no superados. Pero no podemos negar que no cambie de registro y genéro y por eso satisface a publicos tan diversos. Por mucho que nos gusten, todos conocemos a personas que pueden vibrar con Black Hammer que difícilmente tragaran con Essex County, y viceversa. Y también, como podemos ver en este Swamp Thing: Green Hell, Lemire retoma historias que ya ha terminado y las proyecta al futuro.
El guionista canadiense retoma los conflictos de lo verde, lo rojo y lo putrefacto en los que tanto profundizó en su etapa en Animal Man. En este caso nos sitúa en el futuro. La humanidad prácticamente se ha extinguido fruto de sus excesos. Los tres parlamentos han decidido acelarar el final y se unen para crear un monstruo, para crear su propia Swamp Thing y eliminar el resto de humanos.
Tenemos conflictos familiares con Donald y su hija Ronnie que deben sobrevivir en un planeta moribundo en lo físico y en lo moral, la irrupción de una versión terrorífica de La Cosa del Pantano y la aparición de un viejo y muy querido conocido inglés con un aire a Sting y a Malcolm McDowell.
Cuando se trata de tebeos protagonizados por Swamp Thing sabemos que pasaran dos cosas, habrá un subtexto ecologista y referencias a Alan Moore. Y si no están, como es el caso, las buscaremos.
Respecto a la ecología, es evidente que el planteamiento de la historia no disimula su crítica al maltrato al medio ambiente. Algo que el sistema ya ha asimilado y se ha vuelto mainstream. Lemire aprovecha su «tema», la familia, para plantarnos en la cara la reflexión sobre qué planeta les estamos dejando a las siguientes generaciones. Estas reflexiones con el guionista fluyen con naturalidad sin caer en moralejas y clichés.
Por otro lado, se agradece que el cómic no busque homenajear, continuar, corregir, ampliar o copiar a Alan Moore. Con los Before Watchmen, Reloj del juicio final, Rorscharch, serie televisiva y película tenemos más que suficiente e incluso un poco más.
En este caso las referencias que fácilmente vienen a la cabeza son The Walking Dead, La Cosa (de Carpenter) y al propio Lemire.
Este primer número tiene mucha acción y una presentación ágil de los personajes y la situación. Parece que a Lemire el formato le da para explayarse y plantearnos muchas cosas. 48 páginas es un espacio generoso y un guionista muy bregado lo sabe utilizar a la perfección. En cómics dibujado por el mismo, se recrea algo más en la narracción por lo que la trama avanza de forma más lenta.
En el apartado gráfico, Dough Mahnke (The Mask, JLA, Multiverso) ofrece un trabajo eficaz, detallado, con su estilo claro y transparente. Tiene un corte algo más clásico de lo que podemos ver habitualmente pero eso es una ventaja ya que potencia los elementos narrativos y facilita la lectura y el desarrollo de la acción. La representación de la Cosa del Pantano malvada nos retrotrae a cómics del género de terror de los que el personaje era originario. La muestra de violencia es fría y explícita, no escatima en detalles sobre mutilaciones y amputaciones. Lo que es de agradecer en una obra de este género.
Se trata, en definitiva de un cómic refrescante que nos saca de continuidades, homenajes, clichés y peajes, para llevarnos a una historia futurista, sin ataduras, entretenido y bastante violento. Lo cual nos podría hacer reflexionar sobre como hemos normalizado la violencia y su explicitud en los cómics actuales.
Lo mejor
• Lemire nos muestra una historia dura y violenta.
• La demostración de que se puede hacer un buen Black Label sin Batman.
• La representación de La Cosa terrorífica.
Lo peor
• Lo escaso de estos productos.
• A aquellas personas que les cansan las historias familiares de Lemire, se les puede hacer bola.
Un trabajo refrescante
Guion - 8
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7.8
Una historia de terror, con acción, violencia y crítica social.
Personalmente estoy de Lemire hasta los coj**** ¿No hay otro guionista por ahi? ¿Dónde están actualmente estos? O son Taylor, Williamson, King y poco mas. Es patético que DC ya pase de contratar otros talentos que no sean los de la casa. Por una parte bien por que no es un Black Label de Batman pero poner a Lemire en todo, ya cansa de sobremanera. Unos tanto y otros tan poco