La Iniciativa: Momento heroico

 

Guión: Dan Slott
Dibujo: Stefano Caselli
Formato: Tomo de 72 páginas.
Precio: 7,25€
Panini comics.

 

¿Quién vigila a los vigilantes?

Alan Moore ya escribió sobre ello hace 22 años, pero Marvel quiere aportar su propio enfoque de esta cuestión a raíz de los eventos descritos en Guerra Civil. ¿Quién vigila a los superhéroes? No sólo desde el punto de vista político, o moral, sino desde el punto de vista estratégico, de supervisión, de organización. Tradicionalmente, el vigilante enmascarado nunca ha tenido que responder ante ninguna autoridad: cualquier adolescente con una carrera frustrada en la lucha libre y sentimientos de culpa podía lanzarse a combatir el mal sin tener que dar explicaciones a ninguna persona o entidad por sus actos.

El cataclismo de Stanford (que no fue tan grave, pero algún punto de partida tenía que haber) puso en evidencia, al menos a ojos de los Pro-Registro, que un montón de jóvenes sin preparar pueden causar más mal que bien. Bajo esta premisa surge la Iniciativa. Una organización bajo coordinación gubernamental encargada de formar, preparar y lo más importante, identificar, a jóvenes con superpoderes. La próxima generación de superhéroes no irá por libre: antes de volar solos, serán instruidos por héroes con experiencia. Cuando salgan a escena, serán monitorizados y coordinados. Habrá alguien vigilando a los vigilantes.

La idea de la Iniciativa es buena. Quizá el pretexto sea exagerado, como lo fue Guerra Civil, pero alberga buenas ideas y abundantes posibilidades. Ahora bien, ¿y la ejecución? Como en casi todo, hay luces y sombras, aunque las primeras se llevan la peor parte. La instrucción militar tiene momentos divertidos, y Guantelete como Sargento Taladro tiene potencial, tanto por la capacidad de Dan Slott de crear frases divertidas como por su futuro papel crucial, mencionado en la serie Hulka por este mismo guionista. Por desgracia, otros aspectos empobrecen el resultado.

Por si hasta ahora no se habían lanzado suficientes pistas de que algunos Pro-Registro estaban desarrollando una metodología e idearios que hacen parecer al difunto senador McCarthy un hippy rebelde e indisciplinado, en Iniciativa se lanzan algunas más. Para empezar, todo es prohibido, todo es Secreto de Estado, todo son restricciones y críticas y todos los héroes tienen el ceño fruncido hasta cuando sonríen (en una señal de buen gusto, por lo menos no aprietan los dientes). Lanzar a jóvenes todavía verdes a enfrentarse a una aeronave de Hidra puede parecer una temeridad, pero está justificado, como lo está darles enormes armas de fuego con las que matar a los malos. Y por si no quedaba suficientemente claro que sus métodos pueden no justificar sus fines, que tienen su cara oscura y secretos que la población no aceptaría, la sutileza se lleva un gran tortazo con la incorporación al equipo de un científico nazi que inspira la misma confianza que un toro en una tienda de porcelana. La sutileza también se lleva soberanas bofetadas cada vez que el mencionado científico hace gala de su marcado acento germánico, o uso eventual de palabras cortas en su idioma natal, como corresponde a todo personaje de cómic no anglófono.

Estaría bien que Slott, o la dirección editorial, tuviesen en una más alta consideración a los aficionados en este aspecto y sustituyesen estos toscos brochazos por pinceladas, dejando que sea el lector el que se forme un juicio y una impresión de la Iniciativa. La labor mental de formarse una opinión nace en la ambigüedad y en las zonas grises. No en laboratorios secretos con nazis haciendo autopsias ante una colección de arrugas en la frente.

La caracterización peca de lo mismo en el caso de los dirigentes de la Iniciativa, siendo bastante más unidimensionales y poco atractivos que sus pupilos. Los reclutas de la Iniciativa tienen un comportamiento acorde a su edad y limitada experiencia, tienen entusiasmo pero también miedo, y en muchas ocasiones resultan cercanos, humanos, y es fácil empatizar con ellos. Además, algunos tienen poderes que pueden dar juego usados correctamente, o conexiones interesantes con otros personajes. Los secundarios que pueblan el tomo están correctos, y algunos tienen sus buenos momentos. En este aspecto, aprobado alto para Slott.

A nivel de historia no hay nada materializado, pero se plantan las semillas de futuras líneas argumentales, todas interesantes. Al tratarse de un concepto nuevo, Slott se ha tomado su tiempo en presentarlo y caracterizarlo sin necesidad de estirar.

El dibujo de Caselli es un punto positivo. Es claro, expresivo cuando le dejan, y vistoso cuando toca. Rico, con una buena composición y muy versátil, se adapta a todo tipo de escenas ya sean de combate – en tierra y aire – o conversación, y transmite una gran intensidad. Además, dota a los personajes de una gran expresividad (llega a rozar la caricatura en un par de ocasiones), aunque como ya se ha mencionado hay un marcado superávit de caras de cabreo. El resultado general es altamente satisfactorio, espero con ganas ver más trabajos suyos en el futuro.

En general, la Iniciativa es una buena idea con una ejecución un tanto farragosa. Tanto la premisa como la metodología de la Iniciativa tienen la suficiente ambigüedad moral como para que cierta caracterización y elementos resulten excesivos. No era necesario que fuese tan evidente. No obstante, numerosos aspectos positivos como el potencial de los nuevos reclutas, las futuras tramas, el sólido dibujo de Caselli y algunos momentos impresionantes sitúan a la Iniciativa por encima de la media. En cuanto se quite de encima la necesidad de recordarnos lo necesario que es el escepticismo y empiece a desarrollar historias y personajes podemos tener entre manos una serie estupenda. La buena materia prima está ahí. Veremos.