La segunda parte del Efecto Oz ha resultado ser un capítulo de transición, o más bien de preparación, para el desenlace que está por venir. Ha contestado a pocas preguntas, pero afortunadamente no ha abierto ninguna más. De hecho, ha arrojado algo de luz azul sobre el posible responsable de que Jor-El se encuentre en la Tierra y de que no es él quien realmente ha estado moviendo los hilos del Universo DC entre las sombras. Aún habiendo resuelto el misterio de Mr. Oz, seguimos sin saber quién es ese misterioso personaje…aunque ya es un secreto a voces.
Este segundo número del Efecto Oz nos deja algo faltos de acción y lo único que ocurre es el relato de Jor-El desde el momento de la explosión de Krypton hasta el presente. El padre de Kal-El narra cómo aterrizó en la Tierra, de una manera bastante desafortunada, y cómo una energía azul le protegió de la explosión de su planeta natal, separándole de su mujer, viendo como ésta y todo su mundo morían y él, en contra de su voluntad, sobrevivía y viajaba por el espacio, rodeado de trozos de kryptonita. Cuenta que no tuvo la suerte de Superman al caer en nuestro mundo, ya que llegó a un lugar mucho peor, que parece ser una ciudad de Oriente Medio en plena Guerra Civil. Allí experimentó la bondad de una humilde familia, cuyo hijo mayor acabó pervirtiéndose por la maldad de los señores de la guerra hasta cometer el peor crimen que Jor-El podría haber imaginado jamás.
Tras contarle esa historia, revela que volvió a ser tomado por esa misteriosa energía y le llevaron a un oscuro y desconocido lugar, donde le obligaron a conocer y contemplar la historia del hombre y su maldad. Es por ello que dice sentirse orgulloso de Kal-El, porque pese a haber crecido en un mundo tan lleno de maldad, crueldad y tan atroz, ha crecido y llegado a convertirse en una buena persona. Pide perdón a su hijo por haberle enviado a un planeta habitado por una raza de seres que no le merecen.
Aviso de Spoiler |
La segunda parte del Efecto Oz no está al nivel de la primera. Ni a nivel argumental ni en el gráfico. Más que nada porque Dan Jurgens nos baja la intensidad de la emoción y las expectativas generadas durante tanto tiempo al conocer una historia que, ahora mismo, está cambiando el canon del origen de Superman. O, más bien, completándolo de una manera que cuesta de encajar. Podemos entender que Jor-El aterrizara en Oriente Medio y conociera el lado perverso de la humanidad. Y que una vez descubiertos sus poderes bajo un sol amarillo, que a tenor de lo visto en este número ocurrió en cuestión de semanas o meses, como mucho, es secuestrado por ese ser misterioso de energía azul y expuesto a la maldad de la humanidad. Ha estado en ese lugar apartado de la humanidad durante décadas hasta hoy, que es cuando se ha puesto en contacto directo, por fin, con su hijo. Y ahora nos revela que todo lo que ha hecho hasta ahora era para terminar alejando a Kal-El del mundo que ha jurado proteger. Por el momento no sabemos si su idea es llevarse a Lois y Jon también con él. Es un planteamiento que puede estar, a nivel creativo, por debajo de lo que los lectores de Action Comics nos esperábamos.
En el apartado gráfico, Ryan Sook ofrece un trabajo que, aunque correcto, está muy por debajo del nivel que Viktor Bogdanovic venía realizando en los últimos números. Mucho más lejos aún del nivel y el tono que Patrick Zircher había dado a la serie desde el inicio de la etapa Rebirth. El color de Hi-Fi es perfecto, mejorando el nivel del dibujo. En cuanto a las portadas, la principal, de Robson Rocha y Daniel Henriques simplemente desvela parte de la trama y da una idea de lo que se va a contar en el interior.
La alternativa, de Neil Edwards y Jeremy Cox tiene más fuerza, muestra a Jor-El sufriendo en la prisión que le obliga a conocer la historia de los hombres.
Esa idea de que la humanidad es malvada y necesita decisiones drásticas para ser salvada recuerda mucho a la idea de Ozymandias, apoyada por el Dr. Manhattan al final de Watchmen. Entonces, ¿Jor-El quiere que Superman se huna a ellos en su cruzada? Esta cuestión no contesta la otra gran pregunta que envuelve a este personaje: ¿por qué ha secuestrado a Tim Drake? Puede que sobre este tema se arroje algo de luz en Detective Comics #965.
La historia de Mr. Oz no ha terminado todavía, pues aunque se cierra el Efecto Oz queda para continuar en Action Comics #989 dentro de dos semanas. Hasta entonces esperaremos a que Dan Jurgens nos ofrezca un giro que termine de maravillarnos, pues ahora mismo la emoción está un poco dormida con este segundo Efecto Oz. Además, todo apunta a que tendrá su verdadera conclusión con los acontecimientos que se esperan en Doomsday Clock, que dará comienzo el 22 de noviembre.
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Guión - 6.5
Dibujo - 6
Interés - 7
6.5
Capítulo de transición del Efecto Oz que responde alguna cuestión, pero baja en intensidad y detiene la acción de la hisotria.
Estimados, tengo una duda sobre esta trama que, si es posible, me gustaría que algún forista me conteste (les pido disculpas pero todavía no aprendo a manjar el aparato de los «spoilers», lo dejo un par de renglones abajo para el que no lo quiera leer):
Si este Superman es el de la continuidad «clásica» (o sea pre Flashpoint) que llegó tras los hechos de Convergence, ¿esto significa que este Jor-El también es del de la continuidad pre Flashpoint y el «algo azul» no solo lo salvó de un mundo a punto de explotar sino también de un universo que iba a terminar? ¿Tanto Jor-El como Kal-El son los últimos sobrevivientes de ese universo? Porque si la respuesta a esa pregunta fuera no, entonces éste no es el padre biológico de Superman, sino del Superman de los N52 y tanto padre como hijo (y capaz Dan Jurgenz) le estan errando a los lazos familiares
Pues ese tema es algo complicado viendo que hace nada se fusiono la continuidad de pre flashpoint con el de new 52 creando una sola entidad superman donde todo fue retconteado para encajar en la continuidad.
Como dice billyboy, este Jor-El tiene que ser el padre biológico real de Superman, porque tras el evento Superman Reborn las dos continuidades, pre flashpoint y New 52, quedaron unidas. Por ello, no tendría sentido la situación que planteas, aunque sería interesante…si no se hubieran fusionado.
Muchas gracias billyboy y Victor por el dato. No había leido Superman Reborn y no estaba al tanto de las realidades fusionadas, en cuanto pueda voy a tener que pegarle una leida.
Yo diría que es obvio que
…no es Jor-el. Es una treta para sacar a Superman de la tierra ya que es Superman y es el único que puede derrotar al mal, etc, etc
…pero nunca se sabe.
Tiene mucho más sentido, sobretodo sabiendo que no es la primera vez que Superman cae en estas cosas.
Por la trama paralela de Tim Drake en Detective Comics, parece que no hay más.
Pero tras este número, hay algunos detalles que me hacen dudar…
¿Y si no fuera exactamente Jor-El, sino su padre (el abuelo de Superman) Seyg-El? Parece que hay inconsistencias de cuan «viejo» era Jor-El antes de que Krypton desapareciese. Y fue el creador de Kelex.
¿Y si el Doctor Manhattan le puso los recuerdos de Jor-El en el maltrecho cuerpo de Seyg-El? Eso explicaría que hiciese un cambio tan radical del Jor-El de Krypton en la Tierra, pero que sería mucho más consistente con el Seyg-El que vemos al principio del número.
Hay una verdad oculta tras todas estas revelaciones, pero no estoy seguro hasta que punto puede realmente alterar la identidad conocida de Mr. Oz.
Saludos 😀
Un planteamiento muy parecido a lo de los gemelos Apocalipsis y su condicionamiento mental hecho por Inmortus, solo que más hilarante, al menos Inmortus los robo de bebe.. Aquí se lee ridiculo que un braguetón de la edad de super sea manipulado por su «papi»
Pues me parece un numero cumplidor y absolutamente necesario, aun faltan varios números para que este arco termine y tomarse su tiempo para contarnos la historia de lo que pasó con Jor-El me parece acertado. Por otra parte, hay cierta información que no me parece tan al azar, lo del abuelo de Kal ¿Para que mencionarlo sino fuese a tener un impacto a futuro? Lo de Kelex me parece que puede ser tambien una pista. Lo que si creo es que hay que tener paciencia.