Una dinámica y entretenida primera parte de una miniserie de seis números que, al parecer, va a tener al Espantapájaros como villano principal, por encima de todos los miembros de la galería clásica de enemigos de Batman. Y es que, en esta presentación del nuevo título, al Hombre Murciélago le da tiempo de verse las caras con el Joker, a quien desbarata un plan que tenía en un almacén con unos cuantos rehenes y con Bane, Dos Caras, Pingüino, Enigma, Mr. Freeze, Killer Croc y Poison Ivy, a quienes zurra en su visita a Arkham para llevar al Príncipe Payaso del Crimen. En un descuido de la seguridad, un detalle que no se aclara, todos tienen la posibilidad de escapar justo cuando Batman llega al asilo. Éste apaga las luces y les da una somanta de palos como si fueran simples matones sorprendidos por la oscuridad.
Al finalizar esa pelea, avisan a Batman, que estaba discutiendo con una doctora del centro, de que el Espantapájaros ha escapado y se ha llevado a un rehén consigo. Entonces, el Caballero Oscuro va a su encuentro y es sorprendido por el Dr. Crane en el camino y gaseado con su clásica arma alucinógena. En esa caída del murciélago hacia sus peores pesadillas es cuando se termina este primer número. Cargado de acción, cameos y dejando abierta una nueva aventura en la que el Scarecrow será el antagonista.
Parece que tras un número de acción trepidante y peleas rápidas vamos a tener una aventura en la que la importancia del gas del Espantapájaros y sus efectos va a protagonizar la trama. Por lo que podemos vislumbrar tras esa última página, en la que vemos a Batman caer en el abismo, ante la mirada atenta y aterradora, con la sonrisa siniestra que atraviesa los harapos de la capucha del carismático villano, el héroe va a tener un camino incierto, oscuro y aterrador. Además, el propio nombre de la cabecera nos promete que ha de ser así. El gas del Espantapájaros provoca que el que lo inhala confunda la realidad con sus peores miedos, sus pesadillas más aterradores y ahora, por primera vez desde hace tiempo, lo tenemos acertando de pleno en su mayor enemigo.
Tal vez deberíamos preguntarnos si la imagen que vemos de Batman cayendo al vacío signifique algo más que una mera splash page espectatular para enganchar al lector a que lea el siguiente número. Si pensamos en teorías de significado, acerca de soñar con caer al vacío, encontramos que el sujeto que tiene pesadillas con esa amarga sensación suele ser alguien que podría estar atravesando momentos de inquietud y ansiedad en su vida diaria. También que su vida no se dirige en la dirección que uno cree que debería ser la correcta. No va como quiere. Esta hipótesis ha de trasladarnos ahora al tremendo monólogo del Joker en las primeras páginas, una vez ha sido capturado y obligado a subir al batmóvil camino a Arkham.
Durante unas cuantas viñetas interroga, inútilmente, a Batman y le pregunta porqué parece estar más cabreado que de costumbre. E intenta entrar en su mente. Reflexiona sobre la posibilidad de que la persona que hay tras la máscara está sufriendo, por alguna razón que desconoce y le sirve para incidir en el estado mental de su rival. También diserta sobre los oscuros secretos que todas las personas tenemos en el rincón más profundo de la mente. Además le dice que le entiende, que sabe lo que es despertarse todos los días sin saber cuándo o dónde atacará la musa, haciendo referencia a la inspiración de su ser: el crimen. O tal vez habla de él mismo. Calienta tanto a Batman que finalmente éste le gasea para que se duerma el resto del trayecto. Entonces, ¿podemos estar ante la idea de que Batman está atormentado en esta miniserie? ¿Más de lo habitual por algún asunto que le corroe? Y, en ese caso, ¿es por ello que ha sido representado en su pesadilla como que está cayendo al vacío?
Sea como sea, ese monólogo del Joker ideado por Scott Peterso es brutal y redime al malo en esta historia, que deja tan mal parados a los villanos clásicos. Como brutal es también el dibujo de Kelly Jones. Este es un artista que brilla dibujando historias oscuras, el terror se adapta a su estilo tanto como éste al género. El corte clásico, setentero, tan influenciado por autores como Bernie Wrightson, encaja como anillo al dedo en una historia como esta, que pretende explorar el miedo del propio personaje y sumergirse en sus terrores más profundos. Toda la historia está impregnada por una nocturnidad gruesa que anticipa el acontecimiento de algo que está por pasar. Y que finalmente pasa. Además, las páginas de acción están construidas de tal forma que el lector puede sentir un verdadero cansancio visual si quiere apreciar el sentido de las viñetas. Lo cual es una transmisión de sentimientos muy bien lograda. Al menos, en mi opinión. Si hay que poner un pero es la cantidad de viñetas en las que los personajes, enfocados de fondo, son monigotes sin cara. Un recurso entendible en el género del cómic, pero que tan poco me gusta. El color de Michelle Madsen es muy acertado y realza el dibujo de Jones. Engrandece las figuras con los sombreados, ayudando a transmitir más consistencia. Predominan los colores oscuros y el brillo negro perlado, cercano al morado y al azul marino, de la capa de Batman en algunos momentos de exterior, así como el gris en los de interior.
Estamos ante el inicio de una miniserie que, de pasar a la historia, seguramente, lo hará como un relato cargado de emociones, acción y quién sabe cuántas sorpresas que están esperando a Batman tras ese efecto del gas del Espantapájaros, que esperemos sean dignas de ser recordadas. Da igual la continuidad, da igual la situación actual del personaje en sus cabeceras principales. Estamos ante un cuento atemporal, que explora la mitología del personaje y su atmósfera, con la promesa de que uno de sus enemigos más longevos vaya a complicarle la existencia en las próximas entregas.
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8
8
Arranque de una historia en la que Batman va a realizar un viaje por sus pesadillas más profundas.
Este comic si que cae. Además me atrae que aprovechen al Espantapájaros un villano al que se le puede sacar mas jugo de lo habitual.
Me anoto con éste. El Batman de Kelley Jones es una de mis debilidades, y aunque su dibujo no tiene la fuerza, expresividad y dinamismo de hace 20 años, sigue siendo un deleite visual ver su versión de Gotham. Además, me atrae que el guionista sea Scott Peterson, que era el editor de Detective Comics en los 90, así que conocimiento del personaje y su mundo le sobra.