Reseñas DC: Catwoman Election Night

 

Edición original:Catwoman: Election Night.
Guión: Meredith Finch, Mark Russell.
Dibujo: Davis Shane, Ben Caldwell, Igor Vitorino.
Entintado: Mark Morales, Michelle Delecki.
Color: Jeremy Lawson, Gabe Eltaeb.
Formato: Grapa 48 páginas.
Precio:3,99 $.

 

El mes de noviembre en USA, cada cuatro años, es el centro de atención del mundo por celebrarse elecciones a la presidencia de ese país. Un acontecimiento que tiene, para bien o para mal, repercusiones políticas, económicas y sociales por todo el mundo. DC no es ajena a esta situación y motivado por ello lanzó hace unas semanas este especial que introduce la política en una historia en la que Catwoman estará envuelta y que entronca directamente con una segunda historia dedicada a PREZ, la serie donde la política es deshuesada con mucha mala baba.

El especial se abre con la citada historia de Catwoman, su infancia en un orfanato y la actualidad en la que el Pingüino se presenta para ser alcalde la ciudad de Gotham. Un panorama que desvelará un oscuro secreto del pasado y frente al que Selina Kyle no puede quedarse impasible.

La artífice de tal planteamiento es Meredith Finch, con Shane Davis en los lápices. La guionista nos construye una historia algo ingenua, con dos frentes abiertos en los que el pasado y el presente de Selina se dan la mano de tal forma que la parte política queda diluida. Cuando uno va leyendo se va dando cuenta que sí existe ese trasfondo político a pequeña escala como es la elección de un alcalde, pero es una trama que está insertada en la historia como ruido de fondo, sin llegar a ser relevante para el buen término de esta. El peso de todo lo lleva el pasado de Selina y lo que ocurrió en aquel orfanato.

Shane Davis, el mismo dibujante de Superman Tierra Uno, volumen I y II, se encarga de dar vida al guion deFinch, alejándose de su estilo geométrico y algo rígido, ganando más fluidez tanto en las escenas de acción como en las de conversación y desarrollo, con un resultado muy competente para el nivel de historia existente.

El conjunto funciona lo suficiente como para que no se pierda la atención, motivado más por la curiosidad que por el interés, en una historia que no parece bien planteada en cuanto a tiempos. Selina aparece al principio de la trama de niña, para luego ser ya una mujer adulta en el presente, plenamente integrada en su carrera como Catwoman, mientras que la gestora del orfanato aparece demasiado envejecida. Una sensación que se agrava cuando llegamos a la última página y que sirve como punto troncal que da paso a la segunda parte del especial dedicado a PREZ. En resumen la secuencia temporal no parece bien definida y terina por rechinar a lo largo de la lectura.

PREZ es una serie anómala en el panorama actual. En ella no hay héroes, superhéroes u otros aspectos relacionados con el género, centrando todos sus esfuerzos en hacer una desgarradora crítica al actual circo político que se vive en cualquier país democrático que se precie. Su planteamiento es demoledor cuando en la miniserie que precede a esta historia, una adolescente, Beth, gana las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos.

La anterior serie muy aplaudida por la crítica, pero denostada por las ventas, se dedicó a profundizar en la raíz de muchos de los problemas que rodean a la política actual, desvinculándose por completo de pretender ser un retrato político realista, que ataca a la base con planteamientos directos y muy cínicos a toda esa población que controla el devenir político, económico y social de un país.

En esta historia se retoma el estilo original, donde Mark Russell se limita a continuar con la misma dinámica a la que ya nos tenía acostumbrados, tomar uno de los temas de actualidad, como puede ser el de la planificación familiar, y tamizarlo con su particular visión ácida a fin de criticar las muchas insensateces que la burocracia política llega a cometer en estos casos. Una historia que sirve como colofón a su obra que cierra de forma abierta a la espera de mejores tiempos en los que las ventas y no solo las críticas favorezcan su propuesta.

Un especial que parece una moneda con dos caras, donde la cara es un cómic más, sin mucho donde poder agarrar, mientras que la cruz demuestra que Russell sigue en forma y que continúa disfrutando escribiendo un cómic que es puro fuego social.