Reseñas DC: Cyborg Rebirth #1 y Cyborg #1

 

Edición original: DC Comics
Guión: John Semper Jr.
Dibujo: Paul Pelletier
Entintado: Tony Kordos, Sandra Hope
Color: Guy Major
Formato:Grapa, 32 páginas.
Precio:2,99 $.

 

 

Edición original: DC Comics
Guión: John Semper Jr.
Dibujo: Paul Pelletier
Entintado: Tony Kordos, Scott Hanna
Color: Guy Major
Formato: Grapa, 32 páginas
Precio: 2.99 $

 

La fusión entre lo orgánico y lo inorgánico, la unión del hombre y la máquina, el alma y la tecnología, es algo que ha fascinado a múltiples escritores por las inmensas posibilidades que tiene el concepto por sí mismo. Por un lado, se potencian las habilidades físicas de un ser humano, se eliminan sus carencias y se aprovecha todo el potencial de la mente de esa persona que ha visto cómo sus miembros y órganos han sido sustituidos por articulaciones, servos y tubos de acero. Un todo que evita la degeneración del cuerpo y preserva el yo que se materializa en el cerebro como pieza clave de esta compleja pieza de orfebrería científica que es un ciborg.

Por supuesto, no todo puede ni debe ser desarrollado como un camino de rosas, siendo complicado para el portador asimilar el cambio, más cuando se hace de forma traumática, ver como tu cuerpo pasa de ser algo propio a algo ajeno que te aparta del resto de tus semejantes. Marv Wolfman durante su trabajo en los Titanes ya desarrolló una historia con Victor Stone en la que nos lo presentaba como una persona que repudiaba su cuerpo, apesumbrado por su aspecto, taciturno, sumido en un eterno enfado que no era sino fruto de su propia incapacidad para aceptarse tal y como era. Un relato brillante que muestra a la perfección un perfil psicológico de Vic Stone muy cercano a la realidad y del que tan solo puede escapar cuando visita a unos niños que portan prótesis, en sus brazos, manos, pierna o pies, para ayudarles a poder llevar una vida normal y ven en Stone un modelo a seguir por su entereza y esfuerzo.

Muchas lunas han pasado desde aquella historia y mucho ha cambiado el personaje de Victor Stone, pasando de formar parte del grupo de adolescentes por excelencia de DC a ser miembro de pleno derecho de la Liga de la Justicia, para llegar a tener serie propia con la iniciativa DC You del año pasado.

Con el Renacimiento de DC la serie de Cyborg se cierra y se abre con un nuevo número especial Rebirth y el primer número de la nueva serie regular en manos del guionista John Semper Jr. y el dibujante Paul Pelletier y que vamos a reseñar, conjuntamente, a continuación.

Lo primero y más importante es que no estamos ante un cambio de rumbo radical, un borrón y cuenta nueva, un me olvido de todo lo anterior y construyo todo de cero, sino que Semper continua trabajando en la línea ya propuesta y nos trae un primer número especial Renacimiento con el que presentar al público al personaje de forma inequívoca, con un ejemplar que esconde, con la precisión de una manual, el origen de Victor Stone y su padre Silas, situándolo ya en el epicentro de la trama que va a acaparar la atención del primer arco argumental titulado: Imitación de la vida.

Victor hace un descubrimiento muy importante en Star Labs mientras se enfrenta a un nuevo villano que lleva a Victor a replantearse su propia existencia, algo que no es sino una forma más o menos refinada de precipitar a Victor a un estado emocional más vulnerable.

Una vez superado este preámbulo de obligada necesidad, llegamos al primer número de la serie regular que ya entra de lleno en la historia a desarrollar con este interesante personaje que tantas posibilidades ofrece a Semper.

En este número encontramos un buen equilibrio entre la acción pura y la personalización de los protagonistas. Semper mantiene un adecuado ritmo en ambas facetas del número y nos relata por un lado una noche de intento de diversión de un Victor más deprimido que nunca, con la llegada del nuevo villano al que hacer frente.

Aquí Semper, un escritor de dilatada experiencia en series de animación y programas de televisión, se marca un relato extraordinariamente audaz al mostrarnos como Victor, un ser conectado al mundo gracias a su parte inorgánica, ve lo difícil que es disfrutar de las cosas por su incapacidad para sorprenderse. Su acompañante, la ayudante de su padre, lo lleva a un club de jazz donde Victor recibe una lección de realidad filosófica como hacía tiempo que no se veía. Victor escucha y aprende, se deja llevar por las inspiradas palabras de un músico que atesora la sabiduría de la vida en su alma. Un relato profundo que gira alrededor de la música de jazz y que deja claras las intenciones de Semper con el personaje. El guionista entiende a la perfección la personalidad dual de Vic Stone y que no debe dejarse llevar por el lado superheróico, sino que la batuta de la serie, el tempo, debe venir marcado por la visión que tiene Victor del mundo y de sí mismo. Y mientras esto siga así podemos augurar que estamos ante una serie a la que no se le debe perder la pista.

En cuanto al apartado gráfico tenemos a Paul Pelletier que abandona las profundidades del océano de la serie de Aquaman para cambiar de registro y verse obligado a demostrar su talento a la hora de dibujar maquinaria y nueva tecnología, sin perder su capacidad para mostrar emociones mediante las expresiones faciales de un personaje donde la cara adquiere una relevancia más que importante. Pelletier realiza un trabajo muy interesante, sin perder para nada su estilo de línea gruesa, desarrollando con maestría el entorno high tech que debe tener una serie dedicada a un hombre mitad máquina.

Un arranque prometedor, lleno de buenos conceptos a desarrollar, que nos hace pensar en un futuro cargado de buenas historias alrededor de una de las personalidades más interesantes y profundas del Universo DC. La mente humana protegida por un cuerpo robótico. Un cuerpo mutilado, una mente fracturada, un objetivo en la vida, un camino a recorrer. Un ser humano capaz de hacer más que nadie y sin embargo perdido sin posibilidad de poder llegar a algo en su vida, más cuando ese algo es lo que todos nosotros tenemos y no valoramos: una vida normal.