Después del nivel de intriga y adrenalina que nos dejó el noveno capítulo de esta historia, que está siendo una genial obra firmada por Geoff Johns y Gary Frank, tenemos un falso número de transición, pues en él se revela un gran detalle aunque parece que está congelándose la acción mostrada en la entrega anterior. O, más bien, su responsable deduce el significado de su existencia y entiende su cometido. Sea como sea, es una entrega narrada desordenadamente, que se aleja, una vez más, de la acción principal que tuvimos sobre la superficie de Marte en el noven número, para narrar las reflexiones de uno de los personajes más carismáticos del Universo DC, que no necesita ni ser nombrado. Es una historieta genial, pero como siempre en esta colección parece que hay algo que no termina de quedar bien encajado.
No quiero entrar en demasiados detalles, pero el ávido lector de Watchmen sabrá deducir de quién estoy hablando. Pues el protagonista de este Doomsday Clock #10 está analizando la trayectoria de la vida de una persona, un actor de Hollywood llamado Carver Colman, una superestrella venida a menos. Habla de sus encuentros con él a través de los tiempos. Y está viéndolo, con el paso de los años, desde que es pequeño hasta que es mayor. Y pasan cosas. Le pasan cosas, y las va viendo. Pero interfiere solo cuando cree que es necesario, alterando con sus actos las consecuencias que el destino tenía preparadas. No deja de ser interesante, pues vemos varios momentos clave de la historia de DC, como el surgimiento de los héroes clásicos de la Golden Age, y esa histórica conversación en torno a la mesa redonda en el primer encuentro de la Sociedad de la Justicia, en la que, por cierto, estaban hablando de Superman. Personaje al que se le espera en este número y, como viene siendo habitual, su relevancia es cuestionable.
Aunque vemos mucho a Superman en distintos momentos de su vida y en distintos momentos a lo largo de los años, pues se nos presentan distintos orígenes surgidos durante los relanzamientos que ha vivido el personaje, consecuencias de los reinicios que ha sufrido el multiverso y sus consecuencias para los demás héroes. Todo un ejercicio de metaliteratura. Sin embargo, ¿es esto lo que queríamos a ver a falta de tres entregas para el final? personalmente, desde luego que no. Este número podría haber sido el #1 o el #2 de la serie y su efecto sería el mismo, aunque en esa altura podría haber disparado el interés en límites insospechados. Pero a estas alturas se siente como una parada innecesaria en un camino que ya estaba perfectamente trazado. En el capítulo anterior vimos al Dr. Manhattan enfrentarse con casi todos los grandes héroes de DC. Y a Wonder Woman ser atacada en la última viñeta por Giganta y Black Adam en la sede de la ONU. No podía terminar más emocionante. Ahora sufrimos un coitus interruptus literario. Disculpen la grosería, pero así me he sentido. Bastante tenemos que esperar entre una entrega y otra como para encima soportar que no continúe donde quedó la anterior. Se agradecen muchas de las cosas que se muestran, pero no llenan como deberían porque teníamos la expectativa muy alta tras el último final.
Tenemos un montón de guiños a la historia del Universo DC, como la mencionada reunión de la primera JSA, con Johnny Thunderbolt haciendo la foto. Tenemos un origen narrado de cada miembro sentado alrededor de esa mesa. Hay acontecimientos que suceden el 18 de abril de 1938 y unos cuantos orígenes de el Hombre de Acero, el original, el de Bryne, el Morrison, vemos el legendario coche verde estrellado. Flashbacks de Watchmen, citas a las crisis… «Worlds live. Worlds die». es casi un homenaje al Universo DC. Y tenemos un gran final, diferente al anterior. Como digo, si hubiera sido el primer número de la serie hubiera sido un arranque apoteósico. Pero donde está situado en la serie no termina de hacerle bien. O sí, esto está sujeto a interpretaciones y valoraciones temporales.
Aunque nada de lo que se cuenta es realmente intrascendente, viene a destiempo. Queríamos avanzar más en la trama y asentar algunas consecuencias de lo ocurrido, pero tenemos que esperar para ver la historia de Superman en el multiverso. O metaverso, un interesante concepto incluído en este número. Está todo muy bien, pero como digo, podría haberse contado antes para poder disfrutar acto seguido de lo ocurrido hace unos meses. Y es que la errática publicación de esta gran serie está matando la emoción. Doomsday Clock está siendo una más que digna heredera de Watchmen, pero no está siendo todo lo grandilocuente que debería. Aunque sus ventas son buenísimas, casi de record anual, su relevancia en el Universo DC es una incógnita y su influencia en la sociedad comiquera totalmente nula. Al no salir publicada periódicamente y estar espaciados sus capítulos en el tiempo, se ha perdido la emoción y el chispeo por hablar de la serie, como si de una entrega televisiva semanal se tratase, que es de lo que deberíamos estar hablando.
Y Gary Frank tiene parte de esta culpa. Él, que con sus retrasos en el dibujo está retrasando las publicaciones de la serie. Él, que es un artista como de los que casi no quedan, está dibujando magistralmente bien. Es único, tiene un estilo muy cuidado. Y está representando bien lo que es trabajar teniendo una obra de influencia tan grande en la estantería de al lado. Cada página de cada entrega es una obra maestra y muchas de ellas deberían estar expuestas en galerías de arte. Ya si hubiera sido capaz de entregar a tiempo todas las páginas sería la leche.
Ahora solo queda a esperar al siguiente y ver cómo encaja en el engranaje de este reloj la siguiente entrega, hacia dónde gira la manecilla.
Casi perfecto
Guión - 9
Dibujo - 10
Interés - 8.5
9.2
Interesante número de esta serie, llamada a marcar un antes y un después, lleno de homenajes y con una gran revelación final. Pero tal vez desordenado en la numeración.
Me he leído HiC antes que Doomsday Clock y ya ha sido como pasar de una ruptura con cuernos al día de tu boda. Este número es muy bueno, puro amor al universo DC.
A mi en lo personal me pareció un excelente numero, pasa muy a menudo que la gente no sabe que es lo que quiere de esta serie, a mi me parece que es absolutamente necesario, imprescindible y bien posicionado. La nueva definición de lo que es en realidad el universo DC me encanta, la espera de 3 meses va a ser todo un sufrimiento, pero eso si, viendo los últimos números se que valdrá absolutamente la pena. Por ultimo quiero agregar que no creo que ese personaje tan importante deba verse ahora como «villano» sino que desde la perspectiva de los demás héroes y habitantes DC él es precisamente eso.
Yo tampoco lo veo un villano, simplemente alguien que se pasó jugando a ser Dios. Por lo general parece una obra que busca tratar con mucho respeto Watchmen y al mismo tiempo ser una carta de amor al universo DC.
Es cierto que el origen de Superman que queda fijado al final es el de Morrison?
Uhmm…
Tengo que releerlo, pero creo entender que al ver tantos cambios en la continuidad, «reinicios», a Manhattan le apeteció cambiar algunas cosas siendo el causante del Superman de Morrison; pero obviamente ese Superman se fusionó en alma con de Geoff Johns / Byrne en Superman Reborn por lo que a día de hoy lo único que falla aquí es que jamás existió ni la Legión, que ayudó a madurar como héroe a Clark, ni la JSA.
saludos desde Venezuela. estoy igual que el redactor.. xq quería saber que pasaría con lo que quedó en el número anterior. pero he visto un twitter de Gary frank donde dice que esta feliz por la reacción positiva de la gente por este número… y en esta publicación hay muchos que apoyan este numero…entonces vale no puedo luchar contra la corriente ..confieso que no conocia mucho de watchmen y de los personajes antiguos de DC … de todas formas me encanto como siempre Gary frank y el temperamento y el carácter de Manhattan…
lo que nunca entenderé es porque el anda siempre con la «poronga, pipe.. o sea el pene» descubierto jajaja
otra cosa que me causa curiosidad es el papel de mime y mannekin y compañia en el desenlace ..
no puedo creer …3 meses más de espera para el #11
Este número es como si en una película de dos horas el villano (o contendiente) se pasara explicando sus motivaciones todas juntas hablando casi a cámara y mediante flashbacks durante 15 minutos.
Igual que en el número 8 de Heroes in Crisis.
Un poquito más de virtuosismo narrativo, que es una secuela a Watchmen, nada menos. Como si en Watchmen toda la información de la conspiración de Ozymandias fuera narrada en un número y no en un par de páginas y el resto oculto e desperdigado en las páginas de los números anteriores.