Muchos se extrañaron al principio al enterarse del enfoque que quería darle Grant Morrison a las aventuras de Hal Jordan: una serie por “temporadas” como si se tratase de una serie TV y como si fuera una serie policíaca. Los fans más acérrimos del personaje se temían que el guionista escocés fuese a hacer un procedimental espacial sin alma, pero todo lo contrario: ha dado lugar a una colección con la estructura de The Mandalorian, el primer gran éxito de Disney+ y la primera serie de imagen real del universo Star Wars. Es decir, cada capítulo cuenta una historia autocontenida pero la trama avanza a un punto común: en este caso es el misterio que rodea a los antagonistas de esta primera temporada: los Blackstars.
En la reseña de los cuatro primeros números de la serie terminaba con el descubrimiento de Hal Jordan de este conflictivo escuadrón galáctico y el Green Lantern considera que lo mejor para ello es derrotarlos desde dentro. Pero los Blackstars no admiten a cualquiera y durante los números 5 y 6 de la colección someterán a Hal a dos duras pruebas: la primera, sobrevivir a varios desafíos en un planeta vampiro en un número con clara temática de terror (dentro de los parámetros de una colección regular). En cambio, la segunda aborda un dilema de corte moral ya que conlleva asesinar a Adam Strange, en una de las apariciones recientes del personaje junto a la del Superman de Brian Michael Bendis y que sirve para ubicar al personaje en el Universo DC de cara al siguiente volumen de Strange Adventures de Tom King, Mitch Gerads y Evan “Doc” Shaner. El piloto espacial deberá cumplir estos retos si quiere ser iniciado en el grupo con la aprobación de sus líderes, la Condesa Belsebeth y el Controlador Mu.
El próximo número tiene un carácter más poético y que sirve especialmente para el lucimiento artístico de Liam Sharp. Un cómic que tiene como principal atractivo la definición de la relación de Hal Jordan con su anillo y que sirve para asombrarse sobre cómo Morrison crea mundos con una facilidad pasmosa, como si de un Gaiman o un Pratchett se tratase. En cambio, el octavo número de la colección es todo un homenaje a una era del cómic que el guionista adora: la Edad de Plata, ya que reúne al héroe protagonista con uno de sus mejores amigos, Oliver Queen, Green Arrow. Ambos personajes saltaron a la fama con su colección conjunta de la mano de Dennis O´Neil y Neal Adams y en esta ocasión se alían para dar caza a un narcotraficante espacial. Finalmente el número 9 de la edición española tiene dos números, primero el primer Annual de la serie donde los dibujos corren a cargo de Giuseppe Camuncoli y sirve como crítica del guionista a la excesiva utilización de los móviles y los dispositivos electrónicos en las reuniones familiares cuando se debería aprovechar ese tiempo para hablar y conectar los unos con los otros, y el 9 de la edición USA, todo un cómic de magia y hechicería espacial. Pese a todo lo encomiable es que la trama nunca se pierde de vista. Hal Jordan sigue teniendo a los Blackstars en su punto de mira así como salvar la Tierra y el multiverso aunque estos episodios cuentan cada uno una historia con un principio y un final.
Morrison tiene pulso firme en todos los números y sus guiones son verdaderamente notables, cosa que no es sorpresiva pero hay que mencionarla. Destacan especialmente los de los números del 6-8, que dejan constancia de su habilidad como creador de mundos y del amor que le ha profesado a este medio y en particular a DC Comics cuando era niño. Quizá flojea un poco la moraleja que intenta dar en el Annual, y es que a veces no puedes llevarte bien con todos tus familiares, y cualquier evasión es llevadera.
Liam Sharp sigue en su línea. Tiene sus seguidores y sus detractores. Gente que considera que se ha reinventado y otros que consideran que es solo un heredero de los 90. A mi me gusta su trazo pero es cierto que hay números en los que no destaca especialmente, siendo el 7 el mejor de todos ellos. Giuseppe Camuncoli, en cambio, no está especialmente acertado en el Annual y sus lápices en ese número parece terriblemente genéricos, muy lejos de sus mejores trabajos (The Amazing Spiderman o Undiscovered Country). No puedo terminar sin mencionar los vivos colores de Steve Oliff, en especial como el verde (como era de esperar) predomina por encima del resto.
Concluyendo, Grant Morrison sigue construyendo su historia hacia el final de la temporada. Todos los números tienen un planteamiento, nudo y desenlace con su propia trama pero la historia general y hacia dónde se dirige siempre están presentes junto a argumentos frescos, divertidos e innovadores que saben mantener el interés del lector y que convierten a El Green Lantern en una de las mejores series de DC actualmente y que ayudan a aumentar el prestigio del escritor escocés en este medio.
Las desventuras del vaquero espacial
Guión - 8
Dibujo - 7
Interés - 10
8.3
Grant Morrison revisita varios de los recovecos del universo espacial de DC así como también homenajea diferentes conceptos de la Edad de Plata que tanto le gustan. Las nuevas aventuras del personaje continúan manteniendo el interés.
Yo aun diría más: el anual con Giuseppe Camuncoli es una caca sin pies ni cabeza y está dibujado con menos ganas que madrugar en domingo.
A mi la serie me está dejando algo frío. Soy de los que no está disfrutando «tanto» del maravilloso arte de Liam Sharp –pero sí de las tintas de Steve Oliff– y el guión de Morrison me raya en muchas de las ocasiones, con diálogos que no entiendo ni ubico y saltos en la acción que no consigo que se me expliquen. Esperaré a tener los 12 de esta temporada y la volveré a leer de una tacada (por que eso sí, las grapas te las lees del tacazo en un momento) y después ya veré que opino, pero de momento yo la pongo un 4,5/10. No es lo mejor de Morrison ni por asomo.
Pues yo muy de acuerdo con la reseña. Quitando el annual cada número es una pequeña joya, con un sabor clásico sin quedar desfasado. Ya podia usarse mas en la industria el que cada numero contase algo por si mismo con una subtrama general que una historia partida en 5-12 numeros…
Pues yo estoy un poquito entre Mr Cesar y Drury. Me encanta que cada número sea autoconclusivo y de sabor clásico… pero es cierto que una cosa son elipsis en las que el lector tiene que poner su parte (maravillosamente jugadas en su etapa de batman) y otra es saltos sin explicación que despistan más que otra cosa. Sharp me gusta día si, día no, aunque imposible no admitir como se lo está currando. Es cierto que Oliff hace genialidades. Lo de Camuncoli es tal bodrio que me impresiona cuando sacan al mercado truños así.