Reseñas DC: Harley Quinn #1

Algunos opinarán que llegamos un mes tarde para reseñar esta nueva serie. Sería lógico pensarlo, porque la serie empezó con el Harley Quinn #0. Pero a diferencia de la oleada de nuevas series que debutaron en el «Mes Cero», el número del mes pasado hubiera sido engañoso usarlo como referencia a lo que podíamos esperar de la serie. Lo que suponemos pocos podían esperar, es que el número del mes pasado fuera el 2º más vendido en EEUU. Más datos económicos vendrán de la mano de nuestro compañero experto Pedro Monje, pero para un servidor ese dato le puso una gran sonrisa en el rostro. Todo empezó hace tres meses en el «Mes de los Villanos», con el Detective Comics #23.3: Harley Quinn, escrito por Matt Kindt, quien escribe al personaje actualmente en Suicide Squad. Casi al final del número, pasaba una escena que muchos puristas les provocó ser candidatos a recibir un anillo rojo. Y por ello, decían que si no se metía un retcon bien claro al respecto en la serie de Jimmy Palmiotti y Amanda Conner, que no querían saber nada más del personaje. Una lógica aplastante, especialmente cuando el enfoque prometido por la pareja de recién casados era opuesta a lo que esos aficionados se quejaban. De hecho, era posiblemente lo más cercano a la Harley Quinn de antes de los Nuevos 52. Pero nada, los aficionados de internet, estaban fijos en su posición de castigar la serie, por los pecados de otro autor en otra serie. Salvo por el hecho que ya hemos comentado antes, ya que estaría dentro de los 10 mejores inicios de series en las ventas de los Nuevos 52. Aquí claramente se han sumado varios factores.

El primero, fue el formato elegido para ese Harley Quinn #0, donde hubo un montón de artistas de primer nivel. Pero no fue únicamente eso, ya que con Justice League #23.3 – Dial E no evitó que estuviera en la parte baja – aunque eso en ese mes era relativo -, aunque si bien el formato de dibujante por página era el mismo, no aparecían en los créditos gente como Jim Lee, Adam Hugues o Tony Daniel – a efectos de vender en el mercado estadounidense. Si acaso, el número dedicado a Harley Quinn está más cerca de las ventas del mes pasado en comparación con el otro título. ¿Entonces los lectores les gustó lo que vieron allí, pese a las no muy buenas críticas al trabajo de Kindt? En parte también es posible. Pero otra razón, es una declaración de intenciones de los aficionados que echaban en falta una Harley Quinn más clásica, dentro de lo que permiten los cambios sufridos en los Nuevos 52. Mostrar que lo que quieren es la Harley Quinn que les prometen dar Palmiotti & Conner, y no otras interpretaciones. Oh si, casi me olvido. También esas ventas fueron un jarro de agua fría para los que buscaron polémica donde no la había, con el concurso para encontrar un nuevo dibujante para DC Comics. Aunque en ese caso, a medias, porque al menos lograron cambiar el panel de la discordia, en uno de esos momentos en que uno no tiene claro si DC Comics hizo bien en ceder ante las presiones. Obviamente las ventas irán bajando gradualmente al cabo de los meses, pero tenemos serie para rato. La cuestión es, ¿vale la pena que así sea?

La respuesta es bien clara: por supuesto. No sólo este número gustará a muchos de los aficionados de Harley Quinn, sino también a aquellos que busquen una serie más divertida y ligera, sin caer en algo totalmente cómico e infantil. Es básicamente lo que cabría esperar cuando según los autores, lo que pretenden en esta serie es recuperar el estilo que imprimieron en Power Girl. Para quien haya leído el Harley Quinn #0, suponemos que muchos se harán esta pregunta: ¿es Harley Quinn la nueva Deadpool de DC Comics? La respuesta en este caso sería no, al menos hasta donde un servidor ha leído y conoce del mismo. Y el motivo es muy simple: el número anterior no era una recreación de Deadpool, sino de She-Hulk, ya que el número en muchos aspectos es un tributo a la serie de Jennifer Walters hará casi 2 décadas. Por ello, su nivel de locura ya no traspasa la 4ª barrera. Si omitimos cierto guiño, donde entre su «basura» están cómics de los Nuevos 52 de Batman, Detective Comics y Suicide Squad. Por otro lado, está el castor disecado que le habla a Harley, donde a falta de más información suponemos que es una segunda personalidad o el subconsciente de la Dra. Harleen Quinzel. No es la única mascota que tiene, puesto que rescata a un pobre perro maltratado por su dueño. Los animales no son los únicos secundarios de la serie, y es que este primer número establece un buen número de secundarios y de tramas. Un antiguo paciente del Arkham Asylum le ha dado un enorme apartamento en Coney Island a Harley Quinn. Allí será la encargada de cobrar los alquileres de las plantas inferiores a la suya, lo cual asegurará interacción con el resto de gente del bloque. Pero como propietaria, tendrá que hacer cargo de todas los impuestos, y los alquileres sólo llegan a cubrir la mitad de los mismos. Eso obligará a pluriemplearse a nuestra protagonista.

Uno la obligará a maquillarse como si no tuviera toda la piel blanca y el pelo bi-color, en un giro a lo que era antes de los Nuevos 52, cuando se maquillaba sólo cuando se vestía como Harley Quinn. Lo cual era la mayoría del tiempo, y muchas veces el maquillaje parecía imborrable. Así que un servidor no vio mal el cambio establecido, puesto que básicamente siempre vemos a Harley Quinn con las «pinturas de guerra». El otro es el que aparece en la portada regular, a cargo de Amanda Conner, donde transcurre gran parte de la acción del cómic. Así pues, en un lugar puede hacer de Dra. Harleen Quinzel, y en otro de Harley Quinn. Pero ahí no acaba la cosa, puesto como se ve en la previa, alguien ha puesto precio a su cabeza. Y en esas escenas es donde hay un nivel de violencia más elevado. Bastante más bajo, cabe decir, que en los cómics habituales – mismamente sus apariciones en Suicide Squad -, pero posiblemente algo más explícito que cuando Harley Quinn solía estar involucrada en el pasado. Y si no fuera suficiente lo establecido en este primer número de cara a las tramas en los próximos números, aún hay cartas que los autores se guardan para los próximos números. Uno de ellos, será la aparición de Poison Ivy. Y es que otra de las intenciones de Palmiotti & Conner de cara al futuro, es intentar recuperar de alguna formas las Sirenas de Gotham. Serie a cargo de Paul Dini, vivíamos las aventuras de Selina Kyle, Pamela Isley y Harleen Quinzel – quien se pasó la mitad de la serie sin maquillaje ni su traje clásico. Y la verdad, así me gustaría que fuera, porque las 3 anti-heroínas/villanas no han destacado por recibir un profundo amor por parte de los Nuevos 52, especialmente sangrante el caso actual de Catwoman.

Otro aspecto importante que cumple con buena nota es el arte. Cuando en el primer momento se anunció que, de entre todos los artistas que participarían en el Harley Quinn #0, el dibujante habitual sería Chad Hardin, mi reacción fue negativa. Por aquel entonces, mi único conocimiento del dibujante había sido en el arco final del Demon Knights de Robert Venditti. El autor había mantenido el nivel dejado por Paul Cornell, algo que no siempre había pasado al anunciarse la cancelación de una serie con buenas críticas en el guión, como pasó con Captain Atom o Yo, Vampiro. Por ello, que se fallase en el dibujo, tras que el gran hacer de Bernard Chang lo llevase a Green Lantern Corps, al menos a mi me dolió bastante – aunque peor fue el número final, a cargo de Phil Winslade. Pero el autor se desquitó con el Justice League of America #7.3 – Shadow Thief. Y acabó de reconciliarse conmigo en su página del Harley Quinn #0, donde resultó ser una de las mejores – descartando joyas como la página de Darwyn Cooke. Entonces, revisando los números a su cargo de la serie medieval, descubrí que el problema vino en parte por las tintas de Wayne Faucher. Y digo en parte, porque ya habían trabajado anteriormente juntos en unos números de la serie Zatanna de Dini. Y el resultado fue mejor, pero es bien cierto que el estilo difería al que ha usado Hardin en los últimos tiempos. En cualquier caso, queda claro que entintándose él mismo genera mejores resultados ahora mismo. También los colores jugaron un papel mía y de tantos otros, allí a cargo de David Curiel, y aquí cuenta con Alex Sinclair al cual sin llegar a los altos niveles de otros compañeros suyos en DC Comics, aporta su parte para mejorar el producto. El arte de Hardin en la serie es claramente expresivo, tanto en las faciales como cuando tiene que haber acción. Muchos hubieran preferido que dibujase la serie la propia Amanda Conner, pero tras Power Girl renunció a seguir haciendo series regulares. Habrá que cruzar los dedos para que se atreva con un anual o un número especial, pero hasta entonces, han encontrado un más que adecuado compañero de batallas.