Para los más viejos del lugar, Millennium evoca otra época, un tiempo pretérito en la que DC encaraba el que era su tercer gran evento, con el objetivo editorial de repetir la fórmula ganadora que inauguró Crisis, dónde todo el Universo DC encaraba una amenaza común, buscando aportar cambios significativos al todavía reciente nuevo universo. Leer en un título actual este título resulta cuanto menos evocador y muy inquietante.
Por otro lado, sobre este título se hace referencia a la Legión, ese grupo del futuro de DC, apartado de los focos durante mucho tiempo, que regresa de nuevo de la mano de Brian Michael Bendis, para gozo y disfrute de una enorme cantidad de aficionados. La Legión es el futuro del Universo DC, figurada y literalmente, puesto que son el punto al que han de confluir todas las tramas actuales, siendo herederos del legado más puro de todos los héroes y heroínas de hoy en día.
Y, sin embargo, no se esta frente a un cómic propiamente dicho de la Legión, sino ante una primera parte, de dos, en la que ocurren una serie de acontecimientos alrededor de su protagonista, Rosa, en diferentes momentos temporales, para acabar siendo un preámbulo que a duras penas deja intuir lo que hay de fondo en esta historia. Una historia que esta llamada a recorrer mil años y que pretende conectar todas las líneas temporales de DC (objetivo ambicioso y complejo donde los haya), tanto distópicos como utópicos.
Para dar forma a esta obra y separar claramente cada momento temporal, Jim Lee dibuja la historia de Supergirl, Dustin Nguyen se encarga de Batman Beyond, Andrea Sorrentino de Kamandi y André Lima Araújo da forma a la trama de Tommy Tomorrow. Todo un despliegue visual.
Rosa, como sabrán los aficionados a DC tiene una personalidad oculta muy toxica, denominada Espina. Rosa no recuerda lo que hace Espina cuando esta está al mando de su vida, pero intuye que sus acciones dejan mucho que desear además de suponer que podría ser inmortal. Bendis juega con un personaje con poco fondo editorial, libre de la continuidad férrea, para poder campar a sus anchas y poder elaborar una historia muy alejada del objetivo de buscar ser coherente con la continuidad y ser todo un canto a la versatilidad, a la flexibilidad, que se exige cuando se habla de líneas temporales. Un viaje fascinante por las cosas increíbles que pueden suceder en los comics que requiere ser visitado con la mente de un asombrado turista y no como la de un erudito defensor de la continuidad más blindada.
Rosa y Espina son una pizarra en blanco, algo sobre lo que poder trabajar sin reglas y que permite a Bendis desarrollar sin obstáculos una historia cargada de trascendencia e intrascendencia simultáneamente. No hay fechas, no hay forma de definir un momento claro en la trama que permita saber en que momento de la historia se está (aunque se puede intuir el siglo 22, el siglo 23 y el siglo 24), pero es que a Bendis no le importa y tampoco debería importar al lector, puesto que el objetivo es hacer de este viaje algo grandioso y agradable.
Bendis quiere emocionar, ilusionar y encender la chispa de los aficionados por la Legión de nuevo. Un grupo que fue el más vendido de DC durante los años 70 y que había estado demasiado tiempo perdido, demasiado tiempo sin recibir cariño editorial.
Emitir un juicio de valor sobre este número, como ya se ha comentado, es una ardua tarea, pues todo dependerá de su segundo número, que será el encargado de establecer las bases sobre las que se debe producir el relanzamiento de la Legión de Superhéroes.
Otto Binder y Al Plastino crearon la Legión y su idea no podía haber sido más acertada. Con el tiempo la idea se fue volviendo más y más impenetrable tanto para los autores que encaraban lanzar una nueva serie, como para los lectores, por esa sensación constante de no saber por dónde empezar exactamente a contar la historia. Este cómic quiere resolver esta cuestión.
Un trabajo que desconcierta, que deja con ganas de más, que airea ideas muy sugerentes, locas, enormes, capaces de volver a inflamar pasiones entre los lectores, tanto positivas como negativas, que depende plenamente de su continuación para saber a ciencia cierta si estamos ante un inteligente movimiento editorial y creativo o se queda en algo superficial y anodino.
Desconcertante
Guion - 7.5
Dibujo - 8
Interés - 9
8.2
Una primera parte con más interrogantes que respuestas, que cumple con el cometido de crear expectativas y despertar el interés de los lectores por querer saber que hay detrás de esta atrevida propuesta.
¡¿Quién mejor para recorrer mil años y conectar todas las líneas temporales de DC que un CONOCEDOR y “RESPETADOR” de la CONTINUIDAD como BENDIS!?
La que me dejo es, un todo muy bonito, pero entendí poco y nada a que apunta la historia ( algo normal suponiendo que hay una segunda parte y algo preocupante a la vez).
Esperemos y el segundo numero deje una sensación mas satisfactoria.
No creo que esto sirva para presentar a la Legión la verdad. Y la gente que lo compre andará cabreada supongo. Se tenía que haber apostado por un evento 100% centrado en el grupo.
Y de la genialidad! de que Jim Lee dibuje al Capitán Bumeran en un «bumerdeslizador» nadie dice nada?
Creo que eso fue una idea de Morrison en un Flash de los 90s.