Todos recordamos aquel pequeño, tartamudo y tímido cerdo que decía al final de cada episodio de los Looney Tunes: “¡Eso es todo amigos!”. Es una frase, unos personajes y un universo que traspasa fronteras y generaciones de todo tipo. Quizás ahora se estén olvidando un poco más para las niños de hoy en día, pero en general, todo el mundo conoce a los Looney Tunes y su larga lista de personajes peculiares y carismáticos, cada uno con su propia personalidad.
En el caso particular de Porky Pig, lo curioso es que a pesar de ser al principio un personaje secundario en los Looney Tunes, que simplemente nos introducía o despedía el programa, fue de hecho uno de los primeros de la factoría en debutar, apareciendo por primera vez en el corto I Haven’t Got a Hat (Freleng, 1935), y cuando se constituyeron los Looney Tunes como show particular, fue poco a poco ganándose su terreno, siempre con su carismática sonrisa y su agradable tartamudez, hasta compartir aventuras con el Pato Lucas o el gato Silvestre, o incluso protagonizar las suyas propias. Lo que está claro es que es uno de los personajes de los Looney Tunes que más ternura transmiten y que todo o casi todo el mundo adora.
Así pues, cuando me enteré de que DC Comics planeaba cruzar su vida con la del maquiavélico Lex Luthor, miedo me dio en lo que podría resultar, especialmente para el pobre Porky. Además, ¿Cómo puedes conjugar en la misma historia dos personajes tan diferentes? Solo el gran
¿Quién no ha deseado ser alguna vez ser nombrado el empleado del mes? Más allá de reconocer un único nombre por encima de los demás, algo que es más una «americanada» que otra cosa, la mayor parte de nosotros seguramente respondería que sí, alguna vez lo ha deseado. El reconocimiento a tu trabajo siempre es algo satisfactorio, hasta el punto de ser algo fundamental ya no para tu vida laboral, sino para tu bienestar personal en general. Bien lo sabe Porky Pig, que comienza como narrador de su propia historia, lleva de vaivenes emocionales, de caídas en picado y ascensos meteóricos.
Nuestro protagonista comienza el relato como un rico cerdo propietario de una empresa que tras sufrir un terrible hackeo, se hunde en bolsa hasta el punto de que Porky tiene que malvivir y mendigar un empleo. Gracias a un contacto, consigue un trabajo de camarero en un restaurante, pero se muestra infeliz puesto que no está preparado para ello. Es entonces cuando se encuentra con Lex Luthor, que le reconoce y le ofrece un empleo en Luthor Corp como director de un nuevo producto de la compañía llamado Lexema y que es básicamente una red social que la empresa pretende lanzar al mercado. Porky, que por naturaleza es agradecido, a partir de entonces idolatra a Luthor, y tendrá que adaptarse a este nuevo empleo, que vendrá acompañado de diferentes imprevistos que tendrá que solucionar a su manera.
Más allá de cómo continúe esta historia, lo importante a destacar aquí es cómo Russell aprovecha una vez más un número cuyo atractivo e interés pudiese ser nulo, para convertirlo en algo sorprendente, diferente a lo que se podía esperar, y por supuesto manteniéndose, como decía al comienzo de esta reseña, fiel a su estilo. ¿Y esto qué significa? Pues que Russell saca su ácida pluma a pasear, y nos pone de relieve en esta historia algunas de las polémicas más recientes de la sociedad norteamericana con una perspectiva crítica. Aquí tendrá especial importancia la polémica de Facebook con Mark Zuckerberg a la cabeza por filtrar datos de los usuarios de la red social, y que tiene su reflejo en el plan malvado de Luthor con su nueva idea, Lexema. A fin de cuentas, en un mundo globalizado como el de hoy en día, el poder ahora mismo reside en los datos, la información, o al menos es lo que Russell nos plantea. El pobre Porky, ajeno a este entuerto, refleja en cambio al trabajador alienado por el sistema que en pos de sobrevivir, ofrece lo que se espera de él,perdiendo así a veces los valores morales más básicos que nos definen como humanos.
Para finalizar, tenemos una historia backup escrita por
En el apartado artístico tenemos a
Guión - 8.5
Dibujo - 8.2
Interés - 8.5
8.4
Genial
Un brillante Mark Rusell nos trae una historia salpicada de la más reciente actualidad y escrita por su ya clásica pluma ácida que saca los colores como nadie a la sociedad estadounidense.
Russell ha demostrado ser un tremendo escritor, luego de esa magnifica serie de «Los Picapiedra». Ojala DC no lo pierda, por que tiene mucho que dar aún.
Una pena que esté coloreado por el impresentable Andrew Dalhouse. Que le haga un favor a la humanidad y se retire o cambie de oficio.
Ni he leído el cómic ni conozco el buen o mal hacer de Dalhouse, pero ni falta que me hace. Sinceramente, palabras tan gratuitas, que atacan una obra en una medida infinitamente mayor en la que expresan una opinión fundamentada, dañan al medio, a una profesión que sin duda desconoces, y a la vista. Incluso aunque tuvieras un talento a la altura de realizar algo mejor que aquello sobre lo que malversas, harías un gran favor a la humanidad cerrando el pico y zampándote tú solo tu absolutismo, porque de eso siempre hay bastante, por poco que haya.
Que escuchar/leer a lilos hablando como si fueran Eisner cansa muuuuuucho más que un coloreado pobre.
Pero gracias por tu comentario crítico, ¿eh? Gran aporte, ¡tú ere un maaaaquina!♂️