Editorial: DC Comics.
Edición original: Secret Six #1
Guión: Gail Simone.
Dibujo: Ken Lashley.
Entintado: Ken Lashley y Drew Geraci.
Color: Jason Wright.
Formato: Grapa, 32 págs.
Precio:2,99 $.
Con el reboot de 2011, parecía que el cupo de “grupos de villanos que se unen para hacer misiones moralmente dudosas” estaba cubierto con Suicide Squad. Sin embargo, tras la cancelación de la serie del escuadrón y posterior relanzamiento bajo el calor del éxito de Harley Quinn (quien aparece en todas las portadas de forma prominente desde entonces), la editorial se ha envalentonado y ha dado luz verde a otro de los anti-grupos por excelencia: Secret Six. Y además, trae a una profesa enamorada del mismo, Gail Simone, para llevar a cabo las labores de escritura, como ya hiciera en el relanzamiento pre-reboot que llevó a cabo en el ya lejano año 2005. El resultado es un número 1 poderoso, que presenta, bajo una impronta clásica y bastante tópica pero férrea y divertida a los seis miembros del grupo pero que se diluye bajo un arte inconsistente donde la tinta de los dibujos –¿o debería decir bocetos? de Ken Lashley entorpece y quita potencia de fuego al buen guión de la escritora americana.
Como decía, la presentación de los personajes es entonadora de canto clásico pero firme y valiente. Los Seis Secretos son secuestrados por una misteriosa agencia y puestos en un cubo donde tienen que colaborar para responder a una sencilla pregunta: ¿Cuál es el secreto? Una premisa ya vista, sí, pero que no deja de ser interesante si está bien contada. Los ojos del lector aquí son los de Catman, a priori el futuro líder del grupo, un personaje violento donde los haya que no parará ni un sólo momento en intentar salir de la caja. Y si Catman es un personaje agresivo y con una personalidad bien marcada, el resto no lo son menos, contando con especial carisma la Ventriloquist (protagonista del descafeinado cliffhanger) y teniendo no menos carisma Porcelain, Strix o Black Alice. Una historia simple con personajes interesantes (y una alineación completamente diferente a la que vimos de los Secret Six antes del reinicio editorial) pero que dan ganas de seguir leyendo, sobretodo para saber quiénes han secuestrado al grupo, por qué y hacia donde se dirigen. Enigmas básicos, pero enigmas al fin y al cabo.
Sin embargo, todo lo bueno que puede tener un guión tan clásico como el que nos atañe, rápidamente queda sepultado bajo un apartado artístico inconcebible en un número 1. Resulta que el boom de números 1 ha llegado hasta tal punto que las editoriales no cuidan ya los aspectos del cómic llamado a vender la cabecera para los restos. Bajo el apartado artístico de este tebeo encontramos pues a un Ken Lashley que acostumbra a ser mucho más firme con su trazado, pero que aquí parece que las prisas han llevado a un bocetaje rápido –sin disculpa posible al pasar gran parte del cómic en una caja de metal–. Eso sí, sigue siendo un dibujante de confianza que no desentona con la caracterización de ambientes y personajes, siendo mucho más consistente que el entintado llevado a cabo por él mismo y por Drew Geraci, quien hace indudablemente un trabajo mejor que el propio dibujante en este apartado. Por ello, las tintas parecen caóticas en ocasiones, pasando de páginas más sobrias a otras mas caóticas donde las rayas rápidas y sin sentido al más puro estilo Jim Lee son demasiado molestas como para ignorarlas. Los colores, con tonos básicos que se alejan del coloreado tradicional superheroico y que dan importancia a las tonalidades naranja y azul, no terminan de convencer del todo. Hay un intento de acuarela informal bonita y llamativa pero que termina siendo molesta en ocasiones y que desluce algunas escenas, dotando incluso al cómic de cierta ilegibilidad en algunas de sus viñetas.
Un buen cómic lamentablemente lastrado por unas tintas que no hacen justicia ni al dibujo que ensalzan ni al guión sobre el que se mueve el apartado artístico. Una demostración más de que las editoriales americanas más poderosas descuidan ya hasta los números llamados a vender unos personajes y una serie cara al futuro. Si ya ni siquiera cuidan con mimo el apartado artístico de un número 1, ¿Qué podemos esperar de las series a largo plazo?
Review Overview
Guión - 7
Dibujo - 5
Interés - 7
6.3
Un buen guión y una premisa interesantes lastradas por un dibujo inconcebible para un número 1 que saca a relucir una desgana bastante frecuente en muchas series de carácter "secundario"
Suscribo. Si el guión no me hubiera picado sobre quiénes son estos personajes (yo que no conozco a ninguno), el dibujo pasa enseguida de lo interesante a lo decepcionante dentro del propio número. Y esto en un primer número. Tela-telita-tela. Confianza absoluta en la colección, ¿eh, DC?
Jope. Esta mañana leí una entrevista de Gail Simone en la que decía que Ken Lashley había modificado su estilo para adaptarlo al título… pero no esperaba que fuera que iba a empezar a dibujar mal 🙁
Hablando en serio, he leído varias reseñas usamericanas que destacan que la premisa y la historia molan, peor que el dibujo se va estropeando a medida que avanza el número. Y la verdad es que en la preview que divulgó DC no parecía tan malo. Ya le echaré un vistazo cuando tenga un rato.
En fin, por lo menos nos queda Grayson.
Sí se nota que a medida que avanza el número «algo» ocurre en la ilustración de Lashley (cambio de entintador? Falta de tiempo del dibujante?…), pero el dibujo está lejos de ser inapropiado ni para un #1 ni para este guión. Si es o no apropiado para un #1 es un tema de gustos, pero el tono más oscuro y el trazo «sucio» es perfectamente adecuado al tipo de historia que está contando Gail Simone.
Si en algo falla el cómic es precisamente la propia historia, con un planteamiento que hemos visto ya varias veces y que aquí no aporta nada interesante. Una mezcla de Saw + Lost sin apenas material que te enganche para esperar con ganas el siguiente número.
Si el fallo fuera el «trazo sucio» de Lashley, sí sería cuestión de gustos. El problema es que el cambio de entintado provoca que lo que en las primeras páginas es rabia y suciedad buscada, en la segunda mitad se vaya convirtiendo progresivamente en un tono casi cartoon. Es un cómic bipolar, y por eso yo me sumo a los que dicen que, en consecuencia, es un mal apartado gráfico para un número 1.
P.S. Y eso que en las primeras páginas Lashley dibuja mejor, y colmando los fondos de detalles, pero cuando en la segunda mitad no tiene apenas fondos (porque el guión lo requiere), el dibujo es peor (y no vuelvo a hablar de las tintas).
OJO, HIPÓTESIS:
El guión sufrió una alteración repentina, sea por cambiar cosas, sea por adelantar o atrasar acontecimientos, y Lashley no llegó a tiempo, provocando la necesidad de un segundo entintador y una irregularidad gráfica infranqueable.
Aunque el dibujo cambia, yo tampoco considero que sea lo peor del cómic, y en este caso estoy de acuerdo con Terrific en que lo que falla es la presentación de la premisa. Tampoco estoy de acuerdo en que sea algo que hayamos visto muchas veces -o a mi al menos no me suena haberlo visto antes en ningún cómic de superhéroes-, pero si que no consigue que sienta interés en este «Saw con supervillanos que plantea». Lo mismo más adelante mejora, pero en su presentación Simone invierte demasiado tiempo en blablabla y prácticamente nulo movimiento de la acción.
También es cierto que apenas sabemos nada de los personajes y al menos en mi caso tampoco consigue generarme interés. Sobre todo, con un Catman que si bien como lo guionizó en Secret Six me parecía un personajazo, aquí rersulta cargante a más no podre.
p.s.: El número de Nightwing de esta semana ha sido un pedazo de cómic de la serie que va camino a convertirse en una de las mejores series del panorama americano. Pero hay que darle un pequeño tirón de orejas a los señores Seeley y King por
¿Midnighter proponiendo matar a una niña pequeña? No no no. Está todo mal. Pero ante todo, si lo dejamos pasar asumiento que estamos en una continuidad nueva y que este no es el Midnighter de Os habéis metido con el hijodeputa equivocado, ¿cómo puede ocurrírseles a tres agentes tan curtidos como Dick, Helena y ‘nighter dejar una herida abierta sangrando en plena camiseta por el desierto? ¿No han oído hablar de la deshidratación por perdida de fluidos corporales?
«a los señores Seeley y King por»
Eso King, que es el tío que «trabajó para la CIA» y se supone que sabe de lo que escribe; aunque, claro, nunca especifica en qué trabajó. Lo mismo era bedel o algo así 😉
Pues sí, no he añadido lo de la CIA porque me parece todavía más sangrante
y nunca mejor dicho 😆
p.s.: Joder, que Midnighter y Dick tiran la mitad de su ropa a lo largo del número, ¿tanto les costaba hacer un vendaje para comprimir la herida? ¡Que es principio básico de manual de supervivencia!
No he leído los Secret Six originales de Simone, sólo la mini de Villanos Unidos que pillé medio saldada (y está muy bien), pero por lo que decís sería una lástima que se emborronara la imagen de una serie con tan buena fama. A ver si de aquí a marzo, antes de la cosa esa de la convergencia, remonta la cosa.
Bueno, por fin he tenido tiempo de leer el número.
Ligera decepción de momento. El dibujo no me gusta nada, ni al principio, ni al final, y creo que va a ser un handicap muy grande para la serie.
Este nuevo Catman no resulta tan interesante en principio. La gracia (al menos en su versión postcrisis) era que este tipo, que había sido zurrado por Batman y objeto de burla de Green Aroow, se reinventa como una especie de Batman en versión salvaje (incluso con Cheshire como su propia Talia). Un tipo al que las cirscunstancias le empujan a ser un villano a pesar de tener principios. Nada veo de eso, de momento.
Le doy un 5 y siendo generoso. Eso sí, confianza en que Simone tenga nuevas ideas para la serie.
Vista la mala impresión, he tardado en leérmelo. Y
a) no me ha parecido un guión soso en absoluto. Tiene mala baba, ritmo y buenos diálogos: todo lo que no tenía su -aburridísima- Batgirl.
b) el dibujo empieza bien, tiene viñetas chulas y luego se vuelve tremendamente inconsistente. Algo raro ha pasado ahí y espero que lo remedien para el número 2.
Pero, vamos, lo habíais puesto tan mal que me esperaba otra cosa.