Tres historias conforman este especial USA unidas por un denominador común, el sentido del deber, el respeto y la confianza. Tres pilares para los que Tomasi, Gleason, Russell y Ian Flynn recurren al talento de los dibujantes Hitch, Scott Godlewski, Kaare Andrews a fin de modelar un número en el que la esencia de Superman rezuma entre viñetas y nos recuerda que en nuestra mano está la posibilidad de hacer del mundo un lugar mejor.
En todo número en el que se encartan varias historias siempre existe cierto desequilibrio entre unas y otras. Las hay más eficaces, más simplonas, más elaboradas, fallidas e incluso las hay insípidas, es algo inevitable y es algo que se ha de asumir cuando se encara una lectura de este tipo. Sin embargo, este especial es una excepción, muy agradable, que se disfruta de forma muy homogénea aun siendo sus autores tan diferentes en estilo y forma.
En este especial también queda muy clara la versatilidad que tiene Superman para poder acercarse a cualquier tipo de historia, por muy maquillada que pueda estar por la acción típica y esperable del género en el que está entablado el personaje. Los cuatro encargados de guionizar este número tienen muy claro cuál es el objetivo de este, divertir al tiempo que de fondo añaden una seudo enseñanza, no podemos decir moraleja como tal, con la que poder cristalizar la esencia de Superman y por ende la de todos nosotros.
La historia que abre el número es la de Tomasi y Gleason y se centra en recuperar una trama que ellos mismo abrieron en la serie regular dedicada a Superman en la que acaba con Jon en una isla repleta de dinosaurios a los que hacían frente un batallón de soldados de la Segunda Guerra Mundial. Una trama que se recupera con el fin de cumplir una promesa y rescatar al capitán que les ayudó a volver a nuestro tiempo, sacrificándose por nuestros héroes.
La historia de Tomasi y Gleason busca emocionar y rendir tributo a los soldados, algo intrínsecamente americano, pero sin caer en romanticismos extremos o en el patriotismo exacerbado. El tratamiento del tema es sutil, para nada se oculta, pero sí se trata con suficiente elegancia como para no atragantar al lector y es de agradecer ya que la historia, sencilla y eficaz, se disfruta doblemente gracias a esta circunstancia.
La siguiente historia es la de Russell, con Hitch a los lápices, y resulta una historia muy interesante al tratarse de Russell, al que todos debemos agradecer obras tan maravillosas como Los Picapiedra o la que está desarrollando actualmente del Leon Melquiades.
Russell nos pone de golpe en la acción con Superman regresando de alguna misión espacial que lo ha mantenido alejado de la Tierra y de un sol amarillo. Por tanto, regresa exhausto, con ganas de descasar, ducharse y someter a su cuerpo kriptoniano a un baño de luz de alto nivel. Pero la vida del héroe no entiende de descansos y se ve obligado a intervenir cuando una criatura marina parece estar atacando Metrópolis. Y es en este punto donde Russell empieza a dar muestras de su talento y nos lleva al pasado de Clark, cuando vivía con sus padres en la granja, recibiendo la educación que acabaría por convertirlo en el hombre adulto que todos conocemos. Es muy interesante observar como lo que parece una conversación trivial entre padre e hijo esconde mucho más en su interior y permite a Superman entender mejor la situación a la que se enfrenta. Pero Russell va más lejos y no se trata solo de entender, se trata de respectar, de recordar, de honrar el pasado, no desde la nostalgia, sino desde el valor que tiene para para ser quienes somos en el presente. Una reflexión que esta ahí, bajo la primera capa de la historia, pero que se percibe sin problemas y enaltece a esta historia corta.
Y para cerrar el número queda volver a visitar una trama de las series de Superman en la que Atomic Skull forma parte de la brigada de policía especial de Metrópolis en su intento por reformarse. Esta es sin duda alguna la historia que más acción encierra en su interior, pero es una acción meditada, necesaria y que sirve para que podamos de nuevo rescatar el mensaje de como el valor de las personas se demuestra con lo que se hace y que las segundas oportunidades son necesarias. Ian Flynn logra asentar este concepto tan básico de forma muy elegante en la historia, que es sencilla y manida a más no poder, pero que funciona de forma excelente para lograr los objetivos que Ian Flynn se ha marcado.
Tres historias para conformar un especial redondo, donde las pretensiones de los guionistas se cumplen y logran transmitir sin caer en moralina facilona o forzada. Un cómic que llega antes del desembarco de Bendis en las series de Superman y que viene también a ser una especie de despedida para dar la bienvenida a un nuevo cambio en el destino del Hombre de Acero.
Guion - 7
Dibujo - 8
Interés - 7
7.3
Tres historias de Superman que buscan el lado más emocional del héroe para ensalzar los valores del heroísmo, la familia, el recuerdo y la posibilidad del cambio.
Me parece que Mark Russell es una de las mejores cartas con las que cuenta DC actualmente
Sin duda alguna es uno de los guionistas con la cabeza más despejada para encarar proyectos capaces de ir en nuevas direcciones, dinamitando hábilmente e inteligentemente, la sociedad en la que vivimos. Una lástima que no se prodigue más, pero mientras mantenga su nivel de calidad, casi es mejor así.