Reseñas DC: The Green Team #1

 

Guión: Art Baltazar, Franco Aureliani
Lápices: Ig Guara
Tinta: J.P. Mayer
Color: Wil Quintana
Portada: Amanda Conner
Editorial: DC Comics
Formato: Grapa, 32 páginas
Precio: 2,99 $
Valoración:

 

En los tiempos que corren, con las clases medias desapareciendo y las clases altas elevando su estatus a inalcanzable, uno podría pensar que una serie sobre adolescentes multimillonarios no debería tener demasiado nicho de mercado. Pero amigos, la realidad nos enseña que es justo al contrario. Es precisamente en estos tiempos en los que proliferan los programas de televisión en los que los pobres se regocijan viendo “Mansiones de los ricos”, “Ricos por el mundo” o realitys sobre ricos. A la gente le gusta soñar en tiempos difíciles que las cosas irán mejor. De igual manera que niños y jóvenes siempre soñarán con tener súper poderes. Pero… ¿y si juntamos ambos deseos en uno? No es nuevo el concepto del multimillonario superhéroe. DC Comics estrenó el concepto en 1939 con Bruce Wayne y su traje de murciélago, pero luego otros le siguieron como Tony Stark, Oliver Queen o Danny Rand (Puño de Hierro). Aunque las diferencias con los jóvenes que nos presentan Art Baltazar y Franco Aureliani son muchas y muy diversas, y las veremos a continuación. Estas diferencias también se explican por otro concepto acuñado por DC: el de la reinvención. El de coger un nombre ya gastado o en desuso y darle un nuevo enfoque.  Así nacieron muchas de las grandes obras de la editorial y fue el eje central de su relanzamiento del Universo DC, así que de nuevo, los editores jefes rebuscaron en su fondo de armario y encontraron esta vez a The Green Team. Aunque su aparición en 1975 fue una presentación más que otra cosa (un solo número), aquí los guionistas toman retazos de aquella idea mal envejecida y la renuevan para que encaje en tiempos modernos.

Con esta serie y la ya reseñada The Movement intenta ampliar su plantilla de adolescentes después de que algunos de sus intentos como The Ravagers o la Legión de los Súper-Héroes hayan sido cancelados. Entro eso, la muerte de algunos de los más jóvenes y lo mal que lo pasan otros como Tim Drake, se echa de menos un grupo de jóvenes que realmente demuestren que lo son. Nos quejamos de que nuestra generación parece no encontrar relevo, pero al menos DC sigue intentando lanzar de vez en cuando productos que pueda enganchar a los más jóvenes. De ahí el fichaje de Baltazar y Franco para esta serie, dos guionistas que han probado su valía ganando un Eisner por su fresco y divertido trabajo en los Tiny Titans y autores también Superman y su familia, obra que precisamente recomendamos desde Zona Negativa este mes. El salto de los guionistas con The Green Team es grande, porque aunque esté dirigido quizá al público más joven del Nuevo Universo DC, éste sigue siendo mucho mayor que (supuestamente) el de sus anteriores obras. Pero los guionistas salen airosos del reto, consiguiendo seguramente a los adolescentes más creíbles de los Nuevos 52. Poco podemos comparar con los presentados por Gail Simone en The Movement, ya que allí se optó por un enfoque distinto, mostrándonos antes al grupo en acción que a sus personalidades o motivaciones. Aquí es al contrario, primero vemos a los jóvenes en su día a día habitual (que no es lo mismo que normal), y luego ya iremos viendo su propósito en la vida. Un propósito que de momento sólo encabeza uno de ellos, Commodore y que encaja perfectamente con una idea… ¿Qué harías tú si fueras millonario en el Universo DC? Sí, seguramente también querrías veranear en las Barbados pero si vieras el avión de Batman o la armadura de Cyborg… ¿No te gustaría tener uno igual?.

De esa idea parte la serie en un número que para mí es ante todo y sobre todo, honesto. Es honesto porque desde las portadas (la regular de Amanda Conner y la preciosa variante de Cliff Chiang) ya nos anuncia lo que es y lo que quiere ser. No es exploración sesuda de cómo vive el 1% de la población, sino una historia divertida de cómo la harían varios adolescentes con tarjetas platino en ese mundo de ficción. El que busque otra cosa se equivocará. En eso la serie no admite críticas, porque entonces también podríamos pararnos a pensar cómo se ha costeado Batman su último Batmóvil o cómo se ha pagado Stark su última armadura. ¿Acaso no ha sido gracias al consumismo que alimentan sus mega-corporaciones? Así que no, no vayáis por ese camino. Lo que vemos en este número es un Príncipe Árabe conocer a los adorados miembros del Green Team, un grupo de ricos famosos por quién sabe qué. ¿Qué más da? Mohammed, así se llama, asiste a una exposición secreta donde científicos financiados por ellos muestran sus últimos avances, como por ejemplo un coche alimentado por el tráfico de internet. De aquí es de donde el líder quiere sacar aquello que le ayude con su obsesión por ser un superhéroe, idea no conocida por todos ellos. Las cosas se complican contra nuestro protagonista, maravillado con poder conocer al grupo, publica fotos el internet y la ubicación secreta se va al retrete. Allí aparecerán enemigos con un atavío muy bien diseñado y que se hacen llamar The Riot Act. Aunque no descubriremos hasta próximos números si son villanos o activistas de algún tipo.

El dibujo de Ig Guara, aunque sin demasiadas pegas, es demasiado de la escuela DC. No aporta nada nuevo. Acierta sin duda con la caracterización de los jóvenes, que lo parecen de verdad. Falla en algunas secuencias, como en la que Mohammed entra a la Expo y dice “¡Guau!” y nosotros lo único que vemos es el techo de un almacén y un par de cacharritos volando. Sin duda un joven millonario acostumbrado a ver superhéroes en la tele todos los días debería necesitar algo más para quedarse boquiabierto. Sin duda lo mejor, como decía antes, es el diseño de los atacantes, que juega también con el concepto de la máscara de V de Vendetta pero de forma mucho más acertada que la de The Movement. En definitiva, es un dibujo ligero para un guión ligero. Ligero en sus planteamientos, aunque Baltazar y Franco, quizá no acostumbrados a este entorno, se lían demasiado en dar ciertas explicaciones y complican pensamientos o conversaciones que podrían ser más sencillas. Pero en definitiva, el número consigue su propósito. Quizá no sea un propósito acorde a todos los lectores, pero sin duda es el buscado por los autores. Con eso ya logran más que muchos.