Reseñas DC: The Lazarus Contract

A principios de los años 80, Mark Wolfman y George Pérez cogían a los Titanes y relanzaban la franquicia. New Teen Titans cambiaba el concepto de «versiones adolescentes de los principales superhéroes», para convertirla en una serie de superhéroes adolescentes, sin necesidad de estar vinculado a un superhéroe adulto preexistente. También esto abrió la puerta a múltiples villanos propios, y el primero de ellos fue Deathstroke. Este debutaba en New Teen Titans #2, cuando su hijo Grant Wilson, convertido en Ravager por H.I.V.E., moría al intentar capturar a los Titanes. Slade culparía a los Titanes por la muerte de su primogénito, y tomaría el contrato para dar caza a los superhéroes adolescentes – cómo cuando, años después en Mortal Kombat 2, tras el fallecimiento de su hermano mayor Bi-Han, Kuai Liang tomaría el manto de Sub-Zero -. Esto desembocaría 3 y medio años después en el Contrato de Judas. Entre las múltiples implicaciones que tuvo la historia, una de ellas fue la aparición del hermano menor de Grant, Joseph Wilson, que acabaría convirtiéndose en el Titan llamado Jericho. Pero estos no han sido los únicos hijos del asesino más caro del mundo, pues fue de su matrimonio con Adeline, tuvo una hija llamada Rose Wilson. Los hijos, fueran dentro de su matrimonio o bastardos, siempre han sido algo que ha definido a Deathstroke en los cómics. Y por ello, este mes de Mayo 2017 nos llegó el cruce entre series llamado El Contrato de Lázaro (The Lazarus Contract).

¿Y que es el Lazarus Contract? Un pacto/contrato que hicieron Robin – Dick Grayson por aquella época – y Deathstroke, un año después de la muerte de Grant Wilson. ¿Que supone esto con respecto a los hechos relatados en el Contrato de Judas? Pues a día de hoy, que conceptos como los New Teen Titans están en los «años perdidos» que mencionaba Wally West, en su regreso en DC Universe: Rebirth #1 – si bien es cierto, que la principal referencia, es una conversación entre Jericho y Wally West, y este último había abandonado la formación antes que el primero se uniese a los Titanes -. Y en este nuevo contrato, Deathstroke dejaba a los Titanes en paz, a cambio que Dick Grayson entrenase a su hija Rose Wilson en el «bando de los buenos». Algo que ya veíamos al principio de la serie de Christopher Priest. Y en dichas escenas de flashback/recuerdo, aparecía Dick ya con uno de sus primeros trajes de Nightwing. Esto es importante por 2 motivos. El primero, porque alguien ha secuestrado a Wally West, mientras los Titans se encargaban de agentes de H.I.V.E., o al menos eso pensaban. Realmente es una distracción para que Slade pueda secuestrar a Wally, pero además le deja un mensaje a Nightwing. El segundo, porque al final del Titans #11, descubrimos que Deathstroke también ha secuestrado al otro Wally West.

Kid Flash ha descubierto recientemente que su padre Daniel West, no sólo se había convertido en el villano Reverse-Flash, además había muerto en una misión suicida de la Task Force X. Así que el pobre chico anda falto de un buen referente parental. Que con Barry Allen, se lleva si-pero-no, ya que no le quiere contar a su tía Iris West que es en realidad The Flash. Por ello, poco se puede culpar de no conocer la verdadera identidad de Deathstroke, y que Slade se lo camelase con facilidad – ya había tenido experiencia con la nueva Power Girl -. Con ambos Wally West desaparecidos, Damian Wayne empieza a preocuparse por la situación. Un Damian que se comporta más cómo un Batman de Frank Miller o Mark Waid que un Robin de Peter Tomasi o Patrick Gleason. Él termina siendo tanto o más protagonista que ambos Wally West, y no precisamente es un elogio. Primero se comporta de una forma excesivamente dura con Kid Flash, por este haber sido responsable que Deathstroke se hiciese con la Speed Force, convirtiéndose en un enemigo que ni Wally West puede hacerle frente – algo mucho más lógico que la Diabolus ex Machina que se marcaron en la problemática Identity Crisis -. Esto lo hace Slade para poder volver al pasado, y evitar que su hijo Grant muera al convertirse en The Ravager.

Todos sabemos lo problemático que es cuando viajas en el tiempo para alterar el pasado – se pierde hasta calidad en la serie, cómo ha ocurrido en la última temporada de la serie The Flash en CW -, aunque sea para salvar una vida. Slade Wilson lo hace con la mejor de las intenciones, salvar a su hijo, y con ello dejar de ser Deathstroke. Pero nuestros jóvenes superhéroes, más allá de un principio ligeramente tosco, gracias al «talante» de Damian, logran hacer equipo y trabajar conjuntamente para detener a Deathstroke. Bueno, salvo Kid Flash. Y Jackson Hyde, que aún tienen que acordarse que lo habían aceptado recientemente dentro de su equipo de Teen Titans. Con la ayuda inestimable de Jericho, los Titanes logran viajar al mismo pasado que Slade intenta alterar. ¿Y que hace Damian para solucionarlo? Le para el corazón a Wally West. Que te lo haga Lex Luthor tiene un pase, pero Damian… En fin, que dejar muerto por unos instantes al primer Kid Flash, provoca unas alteraciones en la linea temporal, suficientes para dejar a Slade sin la Speed Force, y con ello traerlo de vuelta al presente antes que pueda alterar nada. Pero Deathstroke, para sus hijos, iría hasta la muerte y más allá. O en este caso, directo a la Speed Force. Todos celebran que se han quitado de encima a un asesino.

¿Todos? No, Kid Flash regresa justo para ver indignado dicha «celebración». Esto no entra en sus valores heroicos, así que decide ir a rescatar a Slade de la Speed Force. El otro Wally West, mucho más experimentado en entrar y salir de dicho lugar, decide ir a buscarle porque lo único que hará el pequeño Kid Flash será acabar como Deathstroke. Por ello, Jericho y el resto de Titanes se unen para que Wally pueda regresar. ¿Todos? No, obviamente Damian es incapaz de participar en el «rescate» de un asesino. Afortunadamente, en el único momento de ser empático de todo el Lazarus Contract, calma a Raven para evitar que toda la misión se vaya al traste. Finalmente, ambos Wally West traen a Slade Wilson de regreso, todo a punto para la pelea final… que no ocurre. Porque con todo lo que ha visto Slade, llega a la fatídica conclusión, que sólo hay una verdadera forma de poner fin a todo esto. Renunciando a seguir siendo el asesino a sueldo Deathstroke. Así termina el cruce, y sirve de punto y aparte en la serie Deathstroke de Christopher Priest. Este seguirá escribiendo la serie, pero pasará a ser una serie mensual. En la misma contará con ambos hijos con vida, la nueva Power Girl quien ya se pasó recientemente por la serie… y Kid Flash. Damian, siguiendo en su estela de dudoso liderazgo, pone todas las culpas en Wally y lo echa de los Teen Titans. Probablemente veamos en breve, en la serie de Ben Percy, al resto de miembros pedir que Starfire sea la líder – y quizás por ello en Super Sons se trae a Jon a la formación, aunque ya veremos si no le saldrá a Damian el tiro por la culata.

Pero sin duda, lo peor de todo de las acciones de Damian, ocurren en la serie de Dan Abnett. El golpe de Robin dejó a Wally West con un marca-pasos, y seguir siendo The Flash acabará por reventar-le el corazón. Desconocemos si esto se arreglará una vez venzan al mal detrás de los cambios temporales. ¿Será esto la gota que colme el vaso, y haga que Wally renuncie a la vida que una vez tuvo? Porque en los próximos números de la serie, parece más interesado en recuperar su romance con Donna Troy que con Linda West. ¿Debería estar Wally definido por su matrimonio y sus hijos? Volviendo al Lazarus Contract, cómo historia de Deathstroke pues está muy bien. Pero todo lo bien que Priest escribe a Slade y su familia, lo falla con Damian Wayne. Ya la primera vez que apareció en su serie, hubieron discusiones si era el enfoque adecuado con el hijo del murciélago. Puede también, que haya sido escrito así, para que los hechos ocurridos diesen pie a las otras series de Titanes. Claro está, que si a día de hoy no soportas a Damian, entonces la experiencia te será menos molesta. Y tendrás más motivos para justificar tu desprecio al nieto de Ra’s Al Ghul. A nivel gráfico, la serie va de menos a más. Es lo que tiene empezar con Brett Booth – pasando por Phil Hester & Khoi Pam, y Carlo Pagulayan en Deathstroke #19 – y terminar con Paul Pelletier en el Teen Titans Annual #1. No terminará teniendo esta obra la misma repercusión que el primer Contrato, pero algo de momento parece innegable, y es que si tendrá para la propia serie/personaje de Deathstroke, cómo la tuvo en su día para los New Teen Titans. Y en este sentido, con mucho interés con lo que tiene planeado para el futuro el bueno de Priest, quien ya se había ganado una nominación a los Eisner tirando de clásico.