Primera imagen: Kurt y Rachel en la sala de peligro. Espadas en alto, enemigos a raudales…pero no es un entrenamiento. Sólo están divirtiéndose. Recordándonos los mejores momentos de aquella colección llamada Excalibur. Ver sonreir a Rondador Nocturno es toda una declaración de intenciones. Claremont y Davis, Davis y Claremont, quieren hacernos retroceder hasta aquellos tiempos en los que ser mutante, incluso en los momentos en los que eran marginados y temidos, era divertido.
Despojados de ese manto de oscuridad y dolor contínuo, esta nueva etapa de la patrulla invita a ser tenida en cuenta. Ya sabemos que Claremont no será ese guionista que dió todo a los mutantes (y que también le dió todo a él) pero nos enseña que quien tuvo, retuvo.
En esta vuelta de tuerca, se vuelve al tono mas superheróico de los últimos tiempos. Kurt es, de nuevo, ese seductor de sonrisa eterna, Lobezno un tipo incómodo de tratar, Tormenta una diosa…y así con todos y cada uno de los mutantes que aparecen.
Claro que todo es mas fácil de la mano de los lápices de Davis. Su trazo optimista llena las páginas de magia. No cabe duda que disfrutaremos los pocos números que dure su estancia.
En definitiva que volvemos a tener un buen cómic, después de un tiempo a la deriva.