Reseñas Secret Wars: Planet Hulk #1

 

Edición original: Marvel Comics.
Guión: Sam Humprhies.
Dibujo: Marc Laming.
Entintado: Marc Laming.
Color: Jordan Boyd.
Formato: grapa USA.
Precio: $3.99.

 

Es pública y conocida la faceta más independiente de Axel Alonso, jefe máximo de la Casa de las Ideas. Sin embargo, aunque la editorial ha duplicado el número de eventos (y su magnitud) durante su mandato respecto a la etapa de Joe Quesada, la realidad es que muchos de los detalles creativos, coordinativos y puramente emocionales recaen sobre los hombros de sus editores lugartenientes, sobre todo en el caso de Tom Brevoort. Axel Alonso encuentra una mayor afinidad, implicación y empatía sobre las series de un perfil más bajo (y unas ventas proporcionales). Los casos recientes de Howard The Duck, Iron Fist, el nuevo volumen de Hawkeye o Ant-Man son dos ejemplos entre los más recientes (Viuda Negra o Punisher de la generación anterior) muy claros en los que el editor jefe en persona ha sido el encargado de seleccionar a mano a los autores implicados con esos conceptos. Axel Alonso encuentra cierto regocijo en la publicación de estas series, como lo hizo en su día en otros de sus proyectos en la casa de las ideas que recuerda con más añoranza como fueron los casos de Rawhide Kid o, por supuesto, X-Statix, por nombrar un par de los más famosos. Cuando Alonso nombra a un nuevo proyecto como su favorito, es casi como un “sello de aprobación” independiente. Por ello, a nadie debe sorprender que entre las cincuenta series asociadas a Secret Wars, Axel Alonso tenga sus series favoritas y, desde un primer momento, Planet Hulk se encontraba en el top tres, compitiendo con tal honor con el western marvelita de Gerry Duggan (Marvel 1872) o Weirdworld, de Jason Aaron y Mike Del Mundo.

Planet Hulk, que hereda un título de una de las sagas más aclamadas del Coloso Esmeralda de los últimos diez años (en unos tiempos pre-Jeph Loeb, que desde la perspectiva actual casi parecen prehistoria), es por tanto una serie sobre la que tenemos que estar atentos. Los encargados de ella son Sam Humphries (autor del desaguisado de Avengers A.I., del último volumen de Star-Lord y impulsor del nefasto crossover reciente Black Vortex) y Marc Laming. De entrada, no es un equipo creativo potente que atraiga en masas a los lectores, pero el resultado es sin duda altamente llamativo a la vez que ligado, en su cantidad justa, al evento principal de las Secret Wars. La premisa de la serie es, por sí sola (al igual que las portadas), un motivo suficiente de compra y lectura. El Capitán América en una versión Conan/He-Man/Gladiator junto a su sidekick salido de Jurassic Park (o, lo que es mejor, de la mente de Jack Kirby) Dinosaurio Diabólico, enviados a Greenland para derrocar a Red King, siendo Greenland una tierra donde todos los habitantes han sido irradiados por rayos Gamma y se han convertido en Hulk, con lo bueno y lo malo que ello conlleva (¿conlleva algo bueno?). Una conjugación de elementos perfecta para dejarse llevar sobre una estructura básica (premisa, dilema, cliffhanger…, todo ello ayudado de una historia de back-up a modo de flashback) que es difícil que no entre por los ojos ya desde la primera página, donde al estilo Señor de los Anillos (o créditos de intro de Juego de Tronos) tenemos un mini-mapa de lo que seguramente acabe siendo un tour frenético por GreenLand.

El dibujo de Marc Laming (semidesconocido en sus periplos por DC/Vertigo,Image, Fleetway o Boom!Studio) es impresionante y despliega todo un elenco de registros y situaciones que dejará sorprendido a más de uno y preguntándose por qué no conocía a este dibujante hasta la fecha. Capaz de dibujar varios Hulks y varios Thors sin caer en ningún atajo y diferenciables entre sí (este es precisamente uno de los pocos defectos que se le pueden achacar a Esad Ribic, perdonable únicamente por la cantidad de curro que tiene por culpa de Hickman). Además, el diseño del Capitán América mantiene los rasgos identificativos suficientes pero ha sido cambiado en su justa medida para resultar original y atractivo, todo ello ayudado magistralmente por Jordan Boyd al color.

En definitiva, tenemos un arranque prometedor a cargo de dos autores que demuestran en todo momento que se lo están pasando muy bien con los juguetes que tienen entre manos. Misterio e intriga al servicio de la presentación del mundo y de los personajes, información en pequeñas pero diversas dosis y una relación justa y suficiente con el evento principal, todo ello envuelto con un dibujo sencillamente perfecto. Con ganas de leer más.