Edición original: Marvel Comics. Guión: Sam Humphries. Dibujo: Alti Firmansyah. Color: Jessica Kholinne. Formato: Grapa. Precio: $3.99.
Suelo comenzar mis reseñas de Secret Wars con un párrafo de introducción que ponga en contexto al lector. Por lo general, es un resumen del volumen previo (si es que lo hay) y qué se puede esperar de la nueva serie. Todo siguiendo un tono neutro. En este caso, me resulta imposible seguir este esquema. Si me permitís hacer una excepción, empiezo explicando mi relación como lector con Sam Humphries. Mi primer contacto con el guionista, que recientemente firmó un contrato de exclusividad con Marvel, fue su etapa en The Ultimates. Jonathan Hickman abandonó la serie para preparar su etapa en los Vengadores que desembocó en estas Secret Wars. Humphries fue elegido sustituto, y la agonía que fueron sus Ultimates me sigue persiguiendo en mis peores pesadillas. El escritor le dio una cuantas patadas a la continuidad, no terminó de entender a los personajes, sus diálogos eran torpes y nunca supo estar a la altura de Hickman o Mark Millar. En sus manos, The Ultimates era una copia barata de los Vengadores y el universo clásico. Entonces, ¿por qué seguí leyendo? Soy muy fan del universo Ultimate y si Ultimatum no consiguió repelerme, nada lo haría. Pero también veía ideas buenas, y eso lo empeoraba todo. Cada vez que estaba a punto de tirar la toalla, Humphries se sacaba de la chistera una idea o una situación con mucho, mucho potencial. Entonces sentía que Humphries iba a mejorar. Nunca mejoró. Sus Ultimates me dejaron una muy mala impresión, y me quedó claro que Humphries es un guionista con mucho potencial sin explotar. Marvel cometió un grave error al ficharle y darle títulos importantes. Lo que Humphries necesita es aprender a desarrollar sus ideas en series donde tenga más libertad y menos presiones. No es ninguna sorpresa que Legendary Star-Lord sea una serie tan soporífera y que Black Vortex sea el evento más aburrido que Marvel ha publicado este siglo. En cambio, Avengers A.I., pese a todos sus defectos, puede presumir de una notable caracterización de su protagonista e ideas molonas.
Secret Wars está sacando el lado bueno de Humphries. Todavía le falta mucho para ser el guionista estrella que la editorial nos quiere vender, pero poco a poco se acerca. Planet Hulk está siendo una serie entretenida, aunque no termina de exprimir su potencial. Es imposible saber si Star-Lord and Kitty Pryde seguirá la misma senda, y terminará como un mero divertimento sin importancia, pero al menos no es el tostón que fue The Ultimates. A raíz de acontecimientos recientes, Peter Quill está solo en Battleworld. Se gana la vida como cantante en el bar de Rayo Negro (visto en Inhumans: Attilan Rising), sueña con su prometida Kitty Pryde mientras evade a una legión de mujeres admiradoras, y evita ser detectado por los agentes del Dios de Battleworld. Todo cambia cuando conoce a la Kitty Pryde de la Era de Apocalipsis. Ha sido enviada con una misión muy especial, y lo que nadie sabe es que la intromisión de Quill tendrá consecuencias catastróficas. Marvel señala esta serie como una de las más importantes de cara a la recta final de Secret Wars, pero su impacto real está aún por ver.
El primer número de Star-Lord and Kitty Pryde es, como no podía ser de otra forma, una introducción. No se sabe cuál es el propósito exacto de Pryde ni tampoco interesa, porque Humphries prioriza la conexión entre el lector y Quill. Le interesa que comprendamos la desolación que siente Star-Lord al saber que su prometida «murió» y la mezcla entre confusión y esperanza que supone la irrupción de una mujer fisicamente idéntica a su amada. Se intuye que la dinámica entre los dos protagonistas será el motor de la serie, y es de agradecer que Humphries no haya recurrido a manidos y empalagosos diálogos. Visto trabajos previos, queda por ver si sabe desarrollar su premisa sin necesidad de diálogos chirriantes o soluciones fáciles y sin mérito. Por el momento, existen motivos para ser optimista. Este primer número se lee con gusto y a mí ya me parece mejor que la mayor parte de la producción de Humphries.
Antes de dar por finalizada la reseña, es importante destacar la labor de la debutante Alti Firmansyah. Humphries la calificó como la dibujante revelación de Secret Wars, y quizá tiene razón. Antes de dar el salto a Marvel, Firmansyah solo ha trabajado en dos ocasiones para Titan Comics en el mercado mainstream. Se encargó de una serie basada en el evento musical Tomorrowland (no confundir con la película del mismo nombre) y una breve historia para una antología. En ningún caso podía presumir de un dibujo espectacular, pero el desafió de dibujar una serie Marvel le debió motivar porque la mejoría respecto a sus dos trabajos previos es muy grande. Su estilo, con similitudes a Tony Moore y Rob Guillory, casa con el guion de Humphries, y sabe expresar las emociones que los personajes sienten, aspecto clave en un cómic de estas características. Todavía tiene muchas limitaciones y cosas por pulir, pero, en general, Firmansyah es una muy agradable sorpresa a la que hay que tener en cuenta de cara al futuro.
Edición original: Marvel Comics. Guión: Sam Humphries. Dibujo: Alti Firmansyah. Color: Jessica Kholinne. Formato: Grapa. Precio: $3.99. Suelo comenzar mis reseñas de Secret Wars con un párrafo de introducción que ponga en contexto al lector. Por lo general, es un resumen del volumen previo (si es que lo…