Como ustedes habrán podido comprobar ya a estas alturas, semanalmente intento traerles obras de figuras clave (bajo mi humilde opinión) dentro del cómic alternativo/underground. Hasta este momento, no les había hablado de Peter Bagge, autor de enorme importancia dentro de esta clasificación. Bagge destacó sobre todo en los años 80 y 90 con publicaciones como Mundo idiota y Odio, en cuyas páginas cobraron vida Los Bradley, siendo Buddy Bradley el personaje central de la prolífica bibliografía del artista nacido Peekskill, Nueva York en 1957.
Influenciado, como no, por Rober Crumb, con quien colaboró en su revista Weirdo en sus primeros pasos como historietista, se diferencia de la mayoría de dibujantes de su sector por haber trabajado en otras editoriales más allá de Fantagraphics Books y Drawn & Quarterly (ambas reúnen a la flor y nata del alternativo norteamericano de las últimas décadas) como por ejemplo con DC Comics (tanto en DC como en Vertigo) y Dark Horse, y por no ser de izquierdas, como ha afirmado en más de una ocasión el propio artista.
Precisamente, Dark Horse fue la que publicó originariamente
Se nota que estamos ante un Bagge más adulto porque tanto su trazo como la historia, por muy inverosímil que ésta sea, se muestran más comedidas. De este modo, podría decepcionar, sobre todo, al fan del primerizo Bagge. Más allá de esto, sí que es verdad que no estamos ante un gran cómic, muy a mi pesar. Con una enorme influencia cinematográfica, con Regreso al futuro (1985) a la cabeza, hibridada con Black Mirror (aunque conviene señalar que recuerda al episodio Playtest de esta serie, pero que éste es de 2016, mientras que el cómic es de 2012; o sea, habría que decir que Bagge sirve de inspiración a Charlie Brooker y no al revés). Entonces, ¿por qué menciono a la serie que actualmente emite Netflix? Porque bien podría ser un capítulo de la misma. Con respecto a Regreso al futuro, los pseudoviajes en el tiempo que comienzan en 1985 más enriquecerse con las apuestas deportivas dejan más que patente el influyo del filme de Robert Zemmeckis. Y si continúo hablándoles de cintas que me recuerdan, en cierto modo, a este cómic les podría mencionar los siguientes títulos: La naranja mecánica (1971); Juego mortal, viaje interactivo (1994); El cortador de césped (1992) o La gran huida (1984).
El principal problema de este cómic es que me genera lo mismo que los tebeos de las últimas décadas de Mortadelo y Filemón: comienza bien, con risas y carcajadas aseguradas, pero poco a poco el silencio se hace presente, desapareciendo por completo las risas y haciéndose la lectura un poco pesada y cuesta arriba. Lamentablemente, esto es lo que sucede en
En cuanto a la parte gráfica, está más que presente el estilo visual de Bagge, aunque tampoco es uno de sus grandes trabajos con respecto al dibujo. En cambio, sí que son graciosas y está bien conseguidas las cuatro portadas de los respectivos números que conforman esta publicación y que La Cúpula recoge al final del tomo, y en los que su mujer, Joanne Bagge, se encarga del color.
En definitiva, estamos ante un cómic apto solo para los fans completistas de Peter Bagge, y para aquellos lectores que les interesan los viajes en el tiempo y/o la interacción entre realidad y “videojuego”.
Guion - 5
Dibujo - 6
Interés - 6
5.7
Game Over
Peter Bagge no consigue con la hibridación de referencias cinéfilas convencer del todo con este cómic. Por otro lado, esto no quita que estemos ante un autor clave dentro del alternativo, pero, en esta vida, no siempre se puede ganar.
Bagge es un fijo. Instant buy