Retro reseña DC- El Rayo

Vuelve el héroe de los años 40... ¿o no?

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Edición original: The Ray #01-06 (DC Comics, 1992)
Edición nacional/España: The Ray #01-06 (1993)
Guion: Jack C. Harris.
Dibujo: Joe Quesada.
Entintado: Art Nichols.
Color: John Cebollero.
Formato: Grapa, 24 página. 150 ptas.

Un héroe para los noventa

Este texto no existiría sin la inspiración de uno de nuestros lectores, Cesar Bustamante (@cesart01), con el que mantuve una conversación por X en la que nombró esta minisiere. Aquello fue lo que me hizo querer recuperarla y aprovechar su lectura para esta nueva entrega de retro reseñas DC. Así que mil gracias por ello.

Tenemos nueva entrega de la retro reseña DC y para la ocasión recuperamos una obra editada una sola vez en nuestro país, como es norma en la sección, y le dedicamos unas líneas para volver a aquellos días en los que Zinco la publicó en nuestro país.

En febrero de 1992 llegó a las tiendas de Estados Unidos el primer número de una miniserie dedicada a un personaje que parecía ser de nuevo cuño: El Rayo. Su guionista, Jack C. Harris, que llevaba más de cinco años alejado de los cómics, se unió a un casi desconocido, Joe Quesada, para conformar un éxito inesperado.

Hagamos un poco de arqueología para narrar la génesis de esta obra y luego retrocederemos aún más.

Jack C. Harris era en aquellos días un guionista que iba por libre. Su teclado se vendía a las necesidades de los clientes, pero Harris era, sobre todo, un apasionado del noveno arte y en concreto de los cómics de superhéroes. Por tanto, no dudó en trabajar para DC en 1988, enfrascándose en un proyecto con Mike Gold, que más tarde heredó Elliot Maggin y que acabó en manos de James Owsley (Christopher Priest en la actualidad), relacionado con unos anuales con equipos creativos diferentes. Aquello no llegó nunca a buen puerto. Pero ese trabajo forjó una relación de amistad entre Owsley y Harris, que puso en marcha los engranajes necesarios para que hoy estemos hablando de esta miniserie.

DC tiene una larga lista de personajes. Un variado, diverso y nutrido grupo que puede estar en tres estados editoriales: en espera, en uso o en trabajando con él. Y es que cuando Harris y Owsley estaban trabajando en esa nueva idea que diera pie a un nuevo proyecto, se repasó es estatus de diversos personajes y al ir pasando el dedo por encima de cada uno, Harris no pudo sino detenerse en uno que enseguida llamó su atención: El Rayo. Y por supuesto, su estado era en espera.

¿En blanco y negro a quién os recuerda?

En la historia de DC hay varios momentos claves en los que la editorial se hizo con los derechos de los personajes de otras editoriales. Ocurrió con Fawcett (el Capitán Marvel y su familia), con Charlton (Capitán Atom, Question, Blue Beetle, entre otros) y Quality, que es la que nos atañe hoy, cuya actividad empresarial se concentró entre 1937 y 1956.

Entre los personajes de Quality podemos encontrar a Plastic Man, Blackhawk… y a los Luchadores de la Libertad, un grupo formado por el Tio Sam, Doll Man, la Bomba Humana, Condor Negro, La Dama Fantasma y el Rayo.

Así que con DC siendo dueña de estos personajes, Harris no tenía más que indicar a Owsley su inclinación por el personaje, dado que cuando era pequeño fue uno de los primeros cómics que tuvo. Unido a esta singular casualidad, se articula que Harris se formó como lector en la denominada Edad de Plata, una etapa de los cómics USA de resurgimiento, de nuevo despertar, de reinvenciones y de revitalizaciones. En los años 40 DC tenía personajes tan lustrosos como Green Lantern o Flash, así como otros miembros de la JSA. En los años sesenta había un nuevo Green Lantern, un nuevo Flash y la Liga de la Justica, parecía que eran las viejas ideas remodeladas con una buena capa de pintura. Un personaje de los años 40 que no tenía su correspondiente reinvención era algo a lo que Harris no podía decir que no. Y mucho menos dejarlo pasar.

Pero revitalizar algo no implica seguir las normas de este tipo de maniobras. No tiene por qué ser otro personaje distinto con poderes similares. No tiene que ser una actualización del personaje original, Puede hacerse de otra forma y ese es el camino por el que se optó para traer a los noventa al Rayo. Y para acabar de aderezar este coctel Quesada apareció para añadir su particular visión de este conjunto de ideas nuevas de las que hablaremos una vez desgranemos el pasado de El Rayo.

Viajamos al año 1940, hasta esa editorial que ya hemos nombrado, Quality Comics, a su serie Smash Comics, y en concreto a su número 14. Pues fue en esta entrega cuando el Rayo hizo acto de presencia. Creado por Lou Fine que se mantuvo al frente de su creación hasta 1943 (Smash Comics #40). El Rayo tiene dos orígenes distintos. El primero el que se le creó en Quality y el segundo el que se le diseño cuando DC publicó Crisis en Tierras Infinitas. Y es que tras la compra de los personajes de Quality, DC alojó a todos estos héroes en Tierra X como miembro del citado grupo los Luchadores de la Libertad. Con Crisis se acabaron las Tierras y por tanto debían reunificar todo para que tuviera sentido y de ahí la necesidad de disponer de un nuevo origen. Y es precisamente este origen, el segundo, el que nos interesa, porque es sobre el que Harris construye su historia.

El origen del Rayo en Quality respondía al típico (no en 1940) accidente científico. Esta vez no era en un laboratorio, sino en un globo aerostático donde, Langford Terrill, quedaba expuesto a una combinación de luz solar y relámpagos que le otorgaron de la capacidad de volar convertido en un fulgurante haz de luz, entre otras habilidades. Algo sencillo y directo, mirando a la ciencia, pero también saltando sobre ella sin miramiento alguno.

Con Crisis ya asentada en el Universo DC y los personajes de Quality integrados en ese nuevo Universo, tocaba dotar al personaje de un nuevo origen y aquí las cosas cambian bastante. Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense creó una organización, denominada RONOL, encargada de realizar investigaciones relacionadas con la luz. La luz tiene un nombre diminuto, para ser algo tan importante en ciencia. La luz es una onda electromagnética, con diferentes longitudes de onda, lo que determina su color, que está formada por fotones cuya principal característica es la de poder comportarse de manera dual, bien como onda o bien como partícula, lo que explica su comportamiento físico. Algo tan aparentemente sencillo trajo de cabeza los físicos durante mucho tiempo, hasta que llegó Einstein a poner orden.

Con esto en mente el Dr. Dayzl, enunció la teoría de que la luz se originó en un punto del universo concreto, casualmente el que ocupa la Tierra (o más bien su órbita), extendiéndose por el universo hasta que lo circunvalara y acabara regresando a su origen como una entidad consciente y peligrosa. Y para evitarlo era necesario poder comunicarse con ella a su regreso. El Dr. Dayzl, carente de todo tipo de escrúpulos y aplicando eso de que el bienestar de muchos está por encima del bienestar del individuo (que terrible frase), engañó al reportero Langford Terrill para que pilotara un globo aerostático hasta cierta altura, con el fin de documentar la hazaña para su periódico. Una vez allí el Dr. Dayzl detonó, sin que Terrill lo supiera, una bomba de luz genética que dotó al periodista de los ya citados poderes lumínicos. Pero el plan del Dr. Dayzl iba mucho más allá, pues no era Langford el destinado a detener a la entidad de luz, sino su descendencia, que manifestaría la fusión entre la energía humana y lumínica. Terrill ejerció como superhéroe, pero abandonó el traje en 1950, cuando toda esta trama llegó a su conocimiento.

Aquellos años en los que ejerció como héroe, se casó y tuvo un hijo, Joshua, que heredó los poderes de su padre y lo acompaño en sus misiones bajo el nombre en clave de Spitfire. Sin embargo, algo no estaba bien en Joshua. Sufría severos cambios de humor con ataques de ira desenfrenada, que le llevaron a matar a su madre de forma accidental en 1954. Aquello llevó a su padre a ponerlo en animación suspendida.

Y la vida siguió su curso. Una vida que enlaza directamente con la trama de la miniserie de Harris y Quesada y que viene a definir a este nuevo Rayo y su inclusión dentro del universo DC.

Harris arranca con una historia que juega al despiste, a que el lector no sepa a qué atenerse. En un momento en el que el protagonista, Raymond Terrill, debe lidiar con la muerte de su padre… Thomas. Para los entomólogos de aquellos días seguro que esto les hizo levantar una ceja y preguntarse qué estaba pasando. Y es que Harris teje la maraña alrededor la figura de Raymond (que maravilla de aliteración) y no saber de quién es hijo en realidad. Un pasado oculto en una casa sin acceso a la luz, bajo el pretexto de ser alérgico a la luz solar, con el objetivo de no activar sus poderes heredados… ¿de Thomas? Pero Thomas ha fallecido y nadie parece tener respuestas.

Rayo

En este punto la historia se convierte en una carrera hacia la verdad, en la que Harris retiene la información de manera férrea, casi demasiado, para dejar que todo fluya hasta donde debe fluir. Y esta es una de las grandes pegas de la obra, esa dosificación tan severa de la información que acaba por penalizar al interés por seguir leyendo. Sin embargo, y aquí Zinco se equivocó al no incluir un texto explicando es origen postcrisis del personaje, dejando espacio para traducir textos relacionados con la serie del propio Harris y Owsley. Saber ese origen hubiera ayudado a tocar tierra de manera más adecuada a los lectores y diluir esa sensación de no saber muy bien por donde iba esto de Raymond y su padre Thomas muerto y el que aparece de nuevo diciendo que es su padre. Fácil, ¿verdad?

Con estas piedras por el camino, la miniserie logra triunfar ante la adversidad, porque Harris al final aclara todo de manera satisfactoria, con un Quesada deslumbra en cada página.

El apartado gráfico de esta miniserie es fundamental para poder entender su éxito. Quesada llegaba de dibujar Spelljammers en DC (1991) y de ahí se hizo cargo de esta miniserie. Un trabajo que precisaba de un artista capaz de rediseñar a un personaje clásico de la compañía y hacerlo atractivo a los lectores de principios de los años noventa. El reto estaba en dotar de una imagen fresca y dinámica, sin caer en los dientes apretados, la hombreas y las armas de tamaño demencial que ya empezaban a imperar en las páginas de los comics. Quesada lo logró con nota.
Su Rayo impacta y entra por los ojos desde el primer momento. El casco, para seguir anclado a su imagen clásica, así como la dualidad de color cuando esta apagado a cuando usa sus poderes, unido a esa cazadora, hacen de Terrill, vistiendo como el Rayo, un héroe atractivo visualmente, con un denso entramado familiar que resulta suficientemente potente como para seguir desarrollándolo.

Pero un comic no puede solo sobrevivir con un personaje de diseño impactante (que se lo digan a la Image en sus inicios), por lo que Quesada aporta ese estilo tan particular, que tiene todavía algunos toques de Mignola, pero que ya define muy bien como evolucionaria con el tiempo. Solo hay que visitar su trabajo en La Espada de Azrael para que quede patente.

Su narrativa y potencia visual en los combates aportan ese tono fresco y diferente que quiere tener el guion de Harris, que explota a la perfección las fortalezas de Quesada en cada momento. Es un claro ejemplo de cómo un guion con problemas de definición y dosificación se ve premiado con un dibujo que es capaz de sostenerlo hasta la última página.

Zinco editó la miniserie en grapa a lo largo del año 1993. Y también se lanzaría a publicar el primer anual de la serie en formato prestigio, en que los lectores patrios pudimos encontrarnos a Oscar Jiménez, luciéndose a lo grande.

Un momento, ¿primer anual? Si, así es, la miniserie funcionó muy bien y eso permitió que desde DC se diera paso a una serie regular del personaje. Una serie que duró un total de 25 entregas, con un número 0, perteneciente al evento del año, Hora Cero, con guion del propio Priest (en las 25 entregas) y dibujo de Howard Porter, entre otros.

El personaje no se quedó solo en esas páginas publicadas por Zinco, ya que se le pudo ver siendo integrante de la Liga de la Justicia de América (con otro de sus compañeros de los Luchadores de la libertad) Condor Negro (adecuadamente remasterizado).

Y nos quedamos aquí, aunque Raymond se dejó ver de nuevo en los Nuevos 52 y Renacimiento, pero esa es ya otra historia. Esperamos que estas líneas os traigan el recuerdo de este trabajo e incluso os hagan sacarlos de donde lo tengáis almacenado para volver a leerlo. Nos vemos dentro de un mes con otra retro reseña.

Lo mejor

• Aunar el pasado y el presente en un ejercicio de entomología de manual.
• Quesada como no puede ser de otra forma.

Lo peor

• Un guion algo atropellado y algo cargado de ideas que no acaban de funcionar del todo bien.

Edición original: The Ray #01-06 (DC Comics, 1992) Edición nacional/España: The Ray #01-06 (1993) Guion: Jack C. Harris. Dibujo: Joe Quesada. Entintado: Art Nichols. Color: John Cebollero. Formato: Grapa, 24 página. 150 ptas. Un héroe para los noventa Este texto no existiría sin la inspiración de uno de nuestros lectores,…
Guion - 6
Dibujo - 8
Interés - 9

7.7

Efectiva remodelación.

Un trabajo que peca de excesivo celo con la información, así como tener sobre la mesa demasiadas ideas, pero que cumple su función, la de rejuvenecer un viejo concepto y permitir que el personaje vuelva a estar plenamente disponible para el público actual.

Vosotros puntuáis: 8.08 ( 7 votos)
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Manin
Manin
Lector
14 abril, 2024 8:54

De siempre me quise pillar lo que publicó Zinco porque me flipaba Quesada y en el último segundo siempre me arrepentía y la devolvía al estante de la librería porque pensaba que era irrelevante y me decantaba por otra opción

Manin
Manin
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
14 abril, 2024 17:12

Gracias a vosotros por estas secciones que tanto disfruto, hombre

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
14 abril, 2024 15:03

Gracias Gustavo! Amo estas DC-Zinco-retroreseñas. Otra serie de la cual vi la tapa en todos lados pero nunca le entré, como al resto me llamaba Quesada por la Espada de Azrael (esa si la tuve via Vid) y una parte del anual Duelo de Batman (Perfil en Grandes Historias No7). Leyendo tu reseña de la historia lo que mas resalta es el respeto que tenían por el legado en DC. Tranquilamente, con lectores como la mayoría de los que escriben y leen este blog, que arrancabamos nuestra vida lectora y teniamos ninguna o poquisima información previa a Crisis, podían limpiar por completo los 50 años previos de historia. Y sin embargo eligieron que no, incluso con los más desconocidos como este, y eso le dio una arista muy especial al reinicio, retrocontinuidad sin perder el pasado. Justamente, con sus fallos y aciertos, creo que es lo que no entendieron (o no quisieron?) al hacer todo de cero en N52, y encima con una generacion que SI tenía un gran acceso a la información.

Last edited 6 meses atrás by Dr Kadok
Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
14 abril, 2024 18:06

Mirá, de Zinco te puedo decir bien porqué me tocó justo la época del resago de Zinco de allá, de principios a mediados de 90, y compitiendo directamente con la edición local de Perfil. Y además bastante en solitario ambas, porqué de Marvel-Forum en los kioscos no se veía, si a finales de década. Cuando arrancó Planeta (en el medio llegó muuuucho Vid) yo ya estaba totalmente en otra, pero si vi varias cole de Superman (repitiendo y completando lo de Byrne creo), de Batman (también de la misma época, de Año Uno hasta la caída creo, algún tomo tengo), cosas de Vértigo y después si me parece que salió mucho en la época Crisis Infinita, 52, etc. Pero no se si llegó mucho fuera de Superman-Batman en general.

Jaime Sirvent
Jaime Sirvent
Lector
15 abril, 2024 22:44

Curiosamente suelo ver un retapado con la edición de Zinco de esta miniserie en mi librería habitual, y aunque últimamente estoy comprando este tipo de reliquias de Zinco, nunca me he decidido a darle una oportunidad a la miniserie y comprarla.

Supongo que influye el no conocer a Harris,que el personaje no sea muy conocido y que yo no sea muy fan de Joe Quesada como dibujante.

Como siempre muchas gracias por la sección.

Un saludo.

Mr. Cesar
Lector
16 abril, 2024 10:14

Una gran reseña, Gustavo, de una etapa prácticamente olvidada por el fandom y que, si no es por vuestra labor de arqueología comiquera, quedaría relegada al ostracismo total. Ni que decir que te agradezco la mención al principio del artículo, la cual me ha hecho mucha ilusión como lector veterano de ZN.

Comentarte, por último, que no hace muchos meses tuve un «encendido debate» con un amigo y usuario de Twitter/X sobre el anual y los autores implicados y eso hizo que me lo volviera a leer. Mantiene el encanto de la época pero no ha envejecido muy bien. Ahora me buscaré la miniserie y le hincaré el diente, ya que has hecho que se activen muchos recuerdos con tu artículo.

Un saludo y gracias de nuevo.

Jaime Sirvent
Jaime Sirvent
Lector
17 abril, 2024 23:52

Perdón por el off topic,lo comento aquí al ser una reseña DC. No están habilitados los comentarios en la entrada de las novedades de ecc de julio.

Enrique Doblas
En respuesta a  Jaime Sirvent
18 abril, 2024 8:39

Ya se puede