Entomología forever
Forever People (Jóvenes Eternos) fue una colección sobre un grupo de jóvenes superhéroes creados por Jack Kirby en su regreso a DC tras las desavenencias con Stan Lee en su exitosa y legendaria etapa en Marvel.
Eran los inicios de los setenta y Jack Kirby ya era más que un dibujante y un autor, era un huracán de ideas y conceptos. Muchos reciclados o copiados de la literatura de ciencia ficción, también. El Rey no llegó a DC para escribir y dibujar tebeos, llegó para crear un nuevo universo (aunque se integrara en el oficial).
El Cuarto Mundo, Apokolips, Nueva Genesis, Darkseid, Mr Miracle, Orion, Metron, Big Barda, etcétera, etcétera son muchos de los personajes y lugares que creó Kirby para DC. El derroche es inabarcable y lo fue para la editorial que lo digirió regular. Tardó años en integrar de forma coherente (si es que eso es posible en un universo superheróico) los conceptos kirbianos. Hoy en día están presentes con toda naturalidad y ante la duda son reconocibles por los inconfundibles diseños del Rey.
A pesar de la explosión creativa que supuso la llegada del autor, la calidad de los cómics que realizó fue controvertida. El mayor favor que le podía haber hecho a Lee, el mayor argumento para valorar el trabajo de Stan The Man era leer los guiones y diálogos de Kirby. Hay que reconocer que el creador de El Cuarto Mundo escribía y dibujaba cuatro colecciones simultáneamente con apenas algún ayudante (no cuentan sus redibujadores de rostros), pero los textos parecían meros borradores llenos de clichés, tópicos y verborrea innecesaria.
Sea como fuere, el paso de Jack Kirby por DC no fue el éxito esperado. La editorial ni lo lectores estaban preparados para esa catarata de ideas raras de ciencia ficción. Por lo que algunos de los personajes creados pasaron al olvido como fue el caso de los Jóvenes Eternos.
Forever People fue una colección de grupo. Un equipo de adolescentes con poderes criados en Nueva Génesis que eran enviados a la Tierra (ese campo de batalla) para frustrar los planes de Darkseid. El grupo era bastante estándar con su porcentaje de cuotas, con su líder guapete (Mark Moonraider), el chavalín alocado y gracioso (Serifan), la chica con su nombre nada cosificador (Beatiful Dreamer), el grandullón de buen corazón (Gran Oso) y el misterioso personaje de color con el peor nombre del grupo (Vikyn el Negro).
Cuando los chavales se unían y pronunciaban la palabra Taaruu invocaban a un ser superpoderoso que ocupaba su lugar llamado el Hombre Infinito. Kirby y sus ideas evolutivas de seres definitivos.
El grupo era una versión hippy de superhéroes, alegre y alocado. Las historias se movían entre los diseños locos del rey y sus ideas sobre la evolución y dioses que poblaron la tierra. Kirby, que entonces ya era un señor de mediana edad, homenajeó la cultura hippy a su manera y un lustro tarde, en 1971 el movimiento ya estaba en su fase crepuscular. Por cierto, Forever People tiene similitudes curiosas con un grupo creado años después por uno de los autores más influidos por Kirby, los Next Men de John Byrne.
La colección no cuajó y los personajes fueron guardados en un cajón, junto con el resto de aportaciones de la leyenda (aunque algunas tuvieron más fortuna). Kirby volvió a Marvel para hacer Los Eternos, Pantera Negra y todas esas cosas. El Rey ya no se bajó de sus desbocados conceptos y pareció dedicarse a continuar las ideas del Cuarto Mundo en Marvel.
Pasaron los años y un joven guionista de Brooklyn llamado Jean-Marc DeMatteis estaba por DC mostrando sus capacidades en DC (acababa de sustituir a Conway en la Liga en algunos números). Acordó con los editores recuperar uno de los muchos juguetes que DC guardaba. Un grupo creado por Kirky. De Matteis, fan del Rey, salivaba como un perro pavloviano.
Eran los ochenta. La década prodigiosa del cómic americano y cuya influencia lo volvió todo más oscuro. Mezclar el alegre y despreocupado grupo con el escepticismo, el cinismo y la oscuridad que estaban asolando el sector, era un desafío.
DeMatteis se dedica los seis números de esta miniserie a despertar poco a poco los conceptos e ideas de los Jóvenes Eternos, lo hace lentamente para que tengamos tiempo de saborearlos y digerirlos. La premisa es que una entidad oscura está avivando rencillas entre los antiguos compañeros, fomentando el individualismo, sus peores miedos, sus rincones más… eh… oscuros.
Cada número profundiza en un personaje y en una idea, hasta llegar al Hombre Infinito y al Superciclo (la gigantesca motocicleta que transporta a los Jóvenes Eternos). La trama trata sobre la lucha contra la oscuridad.
El reto de mezclar a un grupo de antiguos superhéroes hippies con los oscuros ochenta y el renacer del universo DC tras la primera crisis, tenía como objetivo integrar a los personajes en la continuidad. La miniserie es una presentación y resituación.
DeMatteis, hombre de su tiempo, no puede evitar que el subtexto de su trama se mezcle con el devenir de la época. El sueño muerto de los hippies, el cinismo de los ochenta, la oscuridad cruel y letal del reaganismo, las aristas venenosas de la década dorada del capitalismo son algunas de las ideas latentes que subyacen en la trama de estos tebeos.
Vemos a los personajes desengañados, desubicados… continúan siendo jóvenes (eternos) pero su desencanto les ha envejecido. DeMatteis nos desafía para que ubiquemos a unos alegres jovenzuelos encarando los retos del paso del tiempo, del cambio, de la decadencia… vemos el desengaño en sus ojos, la tristeza, el duelo, la pérdida e incluso el alcoholismo… la dificultad de adaptarse de unos seres que no envejecen. Esto es un tebeo de superhéroes (o superdioses) y la culpa la exorcizamos en un elemento externo, una entidad que les corrompe, la oscuridad.
Sin embargo, lo mejor de esta miniserie está en los inicios en los que DeMatteis intenta casar a los personajes con la crítica social. Nos habla de su época. Pero además dibuja bien a los personajes, les da entidad, personalidad y profundidad, dentro de los márgenes que permite el género, su pasado y la duración de la colección. DeMatteis reescribe algunos de los elementos, como el origen de los Jóvenes Eternos situándolos en la Tierra en lugar de Nueva Génesis
La miniserie se publicó en 1988, durante el primer semestre. En España llegó en los noventa cuando ya DeMatteis era conocido por sus afilados y desternillantes diálogos en la Liga de la Justicia. El contraste entre el dramatismo de Jóvenes Eternos y la comedia de la Liga es enorme y nos demuestra la versatilidad y el oficio de un guionista que estaba en su mejor momento.
El dibujo de Paris Cullins, un habitual de DC (Blue Devil y Blue Beetle), es deudor de su época y está por encima de la media. El volumen de las figuras y la caracterización son atractivas, le dan empaque a las viñetas. Los diseños kyrbianos lucen pero no nos ciegan por la espectacularidad como sí hacían en los lápices del Rey. La narrativa se tambalea un poco pero no deja de ser apreciable teniendo en cuenta la media el sector en aquellos años de transición.
Se puede leer ahora sin tener que resoplar ni levantar la mirada, no en vano, se nota que tiene unas décadas a sus espaldas. Destaca la espectacular portada del número tres (y del retapado) con Mark Moonraider chorreando oscuridad por todos sus poros.
Revisando la edición de Zinco es inevitable sentir el calor de las lágrimas de la nostalgia al ver los textos de presentación y contexto, la introducción de DeMatteis y los homenajes a Kirby, que tienen tanto valor como el propio cómic. Qué gran idea sería recuperar en un volumen (o varios) los textos que estuvo publicando Zinco durante los años dorados.
En definitiva, se trata de un cómic relativamente fácil de encontrar en mercados, tiendas físicas o virtuales de segunda mano, bastante interesante y testimonio de una época y de un lugar. Está escrito y dibujado con oficio. Su lectura ha envejecido poco (y que conste que el que esto escribe tiene un nivel de tolerancia bajo).
Por una parte sería fácilmente publicable ya que se trata de una miniserie de seis números introductoria y con un final cerrado. Además, apartada de la continuidad de la época por lo que el contexto es fácilmente inferible.
Sin embargo, vivimos los tiempos que vivimos, y sin película o serie audiovisual, serie de comics actual o cualquier otra excusa comercial otro pretexto es una utopía pretender la reedición de Jóvenes Eternos.
No en vano, ya en su momento el éxito de DeMatteis en la JLA fue la excusa el pretexto para publicarla en España. No estamos viviendo unos años tan raros, entonces.
Lo mejor
• La recuperación de los conceptos del huracán Kirby.
Lo peor
• Que no tuviera continuidad.
Divertida
Guion - 7.5
Dibujo - 7
Interés - 7.5
7.3
DeMatteis y Cullins reciclaron un grupo kirbyano olvidado.
A mi este comic siempre me ha dado perezón. Primero porque los diseños de los personajes (que ya me parecen de un Kirby con pilóto automático) se veían muy desfasados a finales de los 80, y segundo por el dibujo de Cullins que, discrepo, me parece por debajo de la media de la época. Pero me has vendido tan bien la labor de DeMatteis que lo mismo un día le doy un tiento 🙂
Cullins está por debajo de los buenos de la época. Pero para mi por encima de algunos de los que pululaban por ahí rellenando fill-ins. El dibujo está bien y tiene cositas de Kirby en las figuras. No es para echar cochetes pero no es de aquellas cosas que te hacan suspirar y decir «eran otros tiempos».
DeMatteis está muy bien, busca hacer crepusculares estos personajes tan «raros» creados por Kirby, que ya era un padre de familia de mediana edad algo rancio (a la chica la llama Beautiful Dreamer) y quiso hacer un grupo de superhéroes hippy. Supongo que se vino un poco arriba con la proyección que tuvo Estela Plateada en los 60. DeMatteis sabe seleccionar lo que hizo Kirby para adaptarlos a casi dos décadas después del movimiento hippy.
Me encantó esta mini, y me enamoré de los personajes inmediatamente
El trabajo de DeMatteis es muy correcto, con un primer número muy superior al resto de la miniserie, pero el que realmente brilla ahí es Paris Cullins, preciosamente embellecido por Karl Kesel. La mezcla de estilos de Cullins (Ditko y Kirby) me parece brillante, e hizo que buscara otras obras del autor. Su Blue Beetle, New Gods, y Blue Devil son magníficos y es una pena que estén inéditos en nuestro país.
Gracias por el artículo, ya que ha conseguido que vuelva a sacar esos comics del archivador donde los tengo guardados para volver a disfrutar de ellos.
Gracias a ti. Es verdad que empieza más arriba y que luego se vuelve todo un poco lioso pero aguanta bien el paso del tiempo. A mi también me ha gustado releerla.
Si hay un comic que todavía anda bastante por los saldos de las cajas de acá, es Jovenes Eternos. Por eso siempre me dio cosita, pensé que era malísimo, pero me despertaste para variar la curiosidad.
Lo leí en su momento y recuerdo que me gustó pero no entendí nada porque era una visión «algo» crepuscular de unos personajes de los que no tenía ni papa y parecía que si no sabías de ellos te perdías cosas. Antes de releerlo ahora esperaba que no me gustara, que me pareciera muy tostón (cada vez me cuesta más leer cosas de los 80) y no , has ido una leída fluida interesante para conocer mejor unos personajes de DC.
Es que es malísimo. Un #$¥o galimatías intentando plagiar el espíritu de los ochenta, DK, Watchmen o quizá en este caso concreto, Ronin.
El propio Miller, a finales de esa misma década, se refirió muy bien a este tipo de obras, florecientes en aquel momento: “la misma editorial que hace cincuenta años creó a Batman y Superman recibió un pequeño empujón con Dark Night y Watchmen y otro par de cosas más. Y mira lo que han hecho”.
Dicho lo cual, te animo a leerla y que nos saques de dudas (: mola o no mola?
Román,me has picado el gusanillo. Precisamente ayer lo compré en mi librería habitual, encontré el retapado de Zinco tiradísimo de precio.
Saludos.
Pues ánimo. Ya dirás que tal. No esperes que te cambie la vida. Café para cafeteros, según Gustavo. Pero se deja leer y es interesante porque son personajes super olvidados y arrinconados.
Gracias por comentar.
Recientemente adquirí el tocho reentapada de Zinco, Así que, con esta reseña, acaba de subir varios puestos en los «por leer».