El Super-Equipo
Parece que las retroreseñas gustan, aunque cometamos algún errorcillo (a la redacción DC al completo nos gusta tanto Epicuro que obviamos su reedición). Pero esta vez de verdad de la buena que la reseña de hoy no se ha vuelto a ver en nuestro país desde el 1994… ¡el Superman post muerte y resurrección!
Que sepamos, el último intento de llegar a tales historias fue por parte de ECC con los tomos del Reinado de los Superhombres y el Regreso de Superman, que en la versión de Zinco equivaldría hasta sendos números 5 del tercer volumen de Superman y Superman: El Hombre de Acero. Pero hubo mucho más después de esto y antes de que la añorada editorial muriera definitivamente (snif).
Pongámonos en contexto, el super-equipo comandado por el editor Mike Carlin ha cumplido sus sueños más locos y han matado a Superman. Aunque la muerte fue un poco tal que así, es cierto que se aprovechó muy inteligentemente para mostrar tramas de pérdida, de consecuencias, de aceptación… y toda la maravillosa historia de los falsos supermanes hasta la trágica destrucción de Coast City.
Pero se acabó, hemos vuelto al estatus quo y hay que hacer seguir funcionando la máquina. Tenemos al genial Roger Stern (guión) y Karl Kesel (argumento) junto al elegante Jackson Guice (dibujo) y Denis Rodier (entintado) al frente de Action Comics, una innovadora Louise Simonson (texto), con un dinámico Jon Bogdanove (imágenes) y Dennis Janke (tintas) para Man of Steel, la estrella Dan Jurgens (completo) con Joe Rubinstein (entintado) en Superman y el ex-entintador Kesel (historia), el energético Tom Grummett (lápices) y Doug Hazlewood (rotus) presentando Adventures of Superman. Y, atención, el infatigable Glenn Whitmore al color de las 4.
Zinco se manejó por medio de especiales que abarcaban dos números para el par de series mencionadas, cubriendo 4 números USA al mes. Cuando El Hombre de Acero tuvo que cerrar, se cubrió las espaldas con algún extra o algunos tomos de los llamados «otoñales» (por la caída, ejem, de las hojas). Aunque su camino estaba condenado, fue la última serie regular en grapa de la editorial. Pero no adelantemos acontecimientos…
Para empezar esta epopeya toca saber qué pasó exactamente con Superman, ¿cómo revivió? Pues la historia es algo enrevesada y no muy convincente, pero al menos queda claro que estaba bien hilvanada y las pistas no se puede negar que se fueron dando. Lo más importante es que se va desplegando la trama de la rebelión de bajomundo y el “hijo” de Lex Luthor va revelando sus cartas.
De los superhombres sólo nos queda Superboy (no lo llaméis así) y un renqueante Erradicador. Cada uno terminará protagonizando su propia serie, especialmente el primero porque el segundo será parte de unos renovados Outsiders. Aunque ambos seguirán apareciendo de vez en cuando para alegrar las historias.
Otra de éstas es especialmente trágica, mientras Superman se recarga de energía (algo que, como todo lo que pasa por estas series, tendrá consecuencias) vuelve un enemigo del pasado. El juguetero ha sufrido un cambio y su trastorno le llevará a una crueldad nunca vista antes, que terminará en el asesinato del hijo de Kat Grant.
También aparece por ahí el nuevo Bloodsport, que ahora no sólo es blanco, sino que demasiado orgulloso de ello. Vamos, es un racista como la copa de un pino. Pero lo peor os puedo asegurar que no es eso, sino la substitución de Grummett por un Barry Kitson desatado, al que las minuciosas tintas de Ray McCarthy no hacen más que potenciar su estilo noventero.
Bloodsport muestra sus conexiones con el líder de Bajomundo mientras que Kat muestra la suficiente sangre fría para no caer en la venganza. Siguen cociéndose a fuego lento otras tramas (se suma la interesante investigación por parte de Lois de la desaparición de Sasha Green, entrenadora personal de su probable asesino Luthor) pero para entretener tenemos el regreso de Lobo que sirve para devolver a nuestro héroe al espacio. Se crea un nuevo musculoso enemigo, Masacre, que dará guerra.
En todo caso, la cosa va perdiendo fuelle que no salva ni el (alargado) regreso de Bizarro. Lo mejor, la llegada de un novato Stuart Immonen para ayudar a un algo desganado Jurgens a los lápices. El nuevo dibujante hace subir enteros con su suave estilo entre el realismo y la necesaria narrativa superheroica. Una subtrama que si se desarrolla con tino es la enfermedad de los clones. Por un lado, alimenta la rebelión de bajomundo, mientras que por otro deteriora a un Luthor cada vez más mezquino
Lo que también ha seguido evolucionando es la energía de Superman, que está sobresaturada y comienza a afectar al Hombre de Acero también físicamente. Nos queda esa portada de Bogdanove para el recuerdo. Las portadas, uno de los fallos de Zinco por entonces, que no daba pie con bola en ese aspecto. La edición USA de Action, sin embargo, recibe merecidamente por entonces el reconocimiento de Mejor Serie Mensual de la Asociación de Creadores de Comics de Gran Bretaña.
La revuelta de Bajomundo llega a Metropolis, provocada por Davney Donovan (un prototípico doctor chiflado que llevaba en las sombras desde que Byrne dejara la colección) y un Lex Luthor manejando los hilos en las sombras. El villano, demacrado tanto física como moralmente, empieza a desplegar una serie de artefactos y contramedidas que convierten Metropolis en una zona de guerra.
Pero mientras sucede esta Caída de Metrópolis pasan muchas cosas interesantes, como el regreso de Supergirl (que había conseguido miniserie propia bajo la batuta de Stern) y su ruptura definitiva de Luthor. O la boda de Lana Lang y Peter Ross, dibujada por Curt Swan en coqueto homenaje. De hecho, se cuelan numerosos dibujantes invitados en esta saga, pero el único que dura más de un episodio es mi “querido” Bret Anderson. Aunque tengo que admitir que por esta época por fin se ha emancipado de su influencia Adamesca y recuerda mucho a la ductilidad de Bissette.
El verdadero problema está en los guionistas, pues se marcha Stern (substituido por David Micheline), gran artífice (con permiso de Carlin) de toda esta soap opera que ha sido la serie desde casi los orígenes. Entre eso y que un desganadísimo Jurgens vuelve a colocarse como autor completo la cosa decae bastante. En estas condiciones pasamos por un larguísimo cruce con Hora Zero del que sólo vale la pena destacar el impresionante trabajo de Bogdanove haciéndonos gozar con las distintas versiones de ¿Batman?
Pero para alargado y rollo todo lo referente a Conducto, un enemigo de Supes inventado mediante retrocontinuidad que aporta poco. Como siempre, el super-equipo saca oro de la nada y, a lo tonto, comienza una nueva trama que hará subir enteros de nuevo a la serie. Aparece un cadáver de Superman que podría ser el verdadero… ¿ha sido un farsante el que nos ha dado tanta aventura desde entonces?
Las dudas y la lenta pero constante locura que crece en el héroe son muy bien llevadas por los artistas de todas las colecciones. Además de que con la excusa hacemos un repaso a grandes enemigos y estrellas invitadas hasta llegar al verdadero enemigo en la sombra, que no es otro que (retro-spoiler alert) Brainiac. En resumen, cuando parecía que la colección más renqueaba, levanta el vuelo con esta entretenidísima e intrigante saga.
Después de tal esfuerzo se suceden episodios más autoconclusivos, con el aliciente de que Imonen vuelve para quedarse, acompañado por José Marzán a las tintas. Nuevos amigo-enemigos tienen su momento de gloria, como el misterioso Dragon Sombra, Trampa Mortal, Espina o la vampira Babe. Aparte de estrellas invitadas como Mister Miracle, Shazam, la LJA al completo o Guy Gardner.
Para variar, el super-equipo aprovecharía para iniciar otra de las sagas más interesantes. Tanto, que se publicaría como dos tomos aparte por Zinco bajo el título de La Muerte de Clark Kent. Pero como esos tomos si tuvieron reedición por parte de Planeta, los excluiremos de la presente retro-reseña (quizá para otra ocasión).
Reseña que se acaba, pues la pobre editorial barcelonesa estaba en las últimas. Ni la vuelta de Stern con nueva colección (Man of Tomorrow, en la que también volvía Grummett), ni el regreso de Luthor en plenas capacidades, ni la entrada de nuevos dibujantes capaces como Kieron Dwyer o Rodolfo DaMaggio salvaron el final.
Una pena, especialmente porque no hayamos visto de nuevo esta macrosaga en nuestras tiendas. Mientras otras editoriales americanas tienen la suerte de ver cualquier “cosa” (por ser benévolo) noventera reeditada, seriazas como ésta que mostraban el buen hacer editorial y el esfuerzo colectivo de sus artistas se quedan en el recuerdo. Nos quedamos sin ver la evolución de una Simonson cada vez más empoderada, un Kesel maquinador como nunca, un Guice que derrochaba talento y el mil veces nombrado Bogdanove que no hacía más que epatar.
Espero que esta reseña os sirva para, al menos, ojear en una tienda de saldo o puesto desvencijado aquellas grapas dobles de Zinco y la nostalgia os lleve a traeros a casa un pedacito de historia. Quizá no la Historia mayúsculas de los cómics, pero desde luego de un bastión de artesanía y talento en una época que no lo apreciaba.
Lo mejor
• Una serie a la antigua usanza, en la que pasaban cosas y los personajes evolucionaban.
• Que sigue siendo perfectamente legible y disfrutable.
Lo peor
• La falta de reedición.
• La sufrida edición de Zinco, salvada por los correos de Saavedra.
Guión - 7.5
Dibujo - 7.6
Interés - 8
7.7
Super retro
Una telenovela de superhéroes que se alejaba de los tendencias noventeras del momento
Pues sí,es una pena que todo esto no se reedite, aunque si saliese no me cabe duda de que saldría jibarizado.
Muchas gracias por el trabajazo Enrique, un saludo.
Muchas gracias Jaime, es siempre un placer
Gracias Enrique amo estas retroreseñas!! En mi caso (y supongo que el de todo argentino de esa época) tengo leido pedazos entre los rezagos de Zinco y lo que llegaba de Vid (mas recortado y con esas letras y diseños horrendos…). Como siempre resalto el trabajo de tratar de crear una continuidad (no solo dentro de las series de Superman sino entre todo DC), por más que creara inevitables errores, lo importante era el interés de la historia-río. Y lo otro era la enorme importancia de los secundarios, desde la era Wolfman-Ordway. Creo que era lo que más resaltaba de las series de Superman, cosa que no pasaba con Batman por ejemplo. Tramas diseñadas por años. En lo negativo, justamente eso. En español lo leiamos en tomito, pero me me imagino el yanki que tenia que leer si o si todas las colecciones para entender todo. Felicitaciones de vuelta.
Gracias Kadok! Tienes toda la razón, comparado con Batman en aquella época era un placer seguir la vida de otros personajes que no fueran sidekicks o villanos.
Publico de nuevo, que mi comentario se perdió en el limbo.
Pues sí, hay tebeos muy interesantes durante esta etapa. Y lo que aún me parece más meritorio es que las historias se continuaban de una colección a otra (había 4 y hasta 5 cabeceras). Es decir, pongamos que ideaban una historia en seis partes, que hoy en día te duraría medio año publicar, pues estos equipos se la zampaban en un mes, de manera que habían de estar continuamente inventando nuevas tramas para que el ritmo no decayera.
Espléndidos Simmonson y Bogdanove, que por sí sólos merecían una colección aparte que no estuviese sujeta al dichoso triangulito.
Impactante también la historia de Luthor, que en América vino recogida en el TPB «They saved Luthor’s brain».
No comparto lo de Conduit, creo que fue un revulsivo para la serie, al tiempo que me gustaba su diseño, reconociendo aún lo noventero que queda hoy en día. Salvando las distancias, me recordaba un poco al Chacal de Spiderman, un enemigo inquietante que aparece de la nada y parece conocerlo todo acerca del héroe, incluso su identidad secreta.
Y sobre su reedición aquí … Hace poco me puse en contacto con la editorial en cuestión, preguntando si tenían planeado reeditar, por poner una saga con gancho, la Muerte de Clark Kent, a lo que respondieron que no, que no entra en sus planes. Es decir, imagínate lo que puede entrar en los planes el resto de historias aquí comentadas.
Eso sí, a finales de año tenemos otra vez la Muerte de Superman en formato novela gráfica, que se unen a las ediciones deluxe y jibarizada anteriormente publicadas. Unos tanto y otros tan poco.
Hombre, lo conseguiste! A mi me encanta este sistema de varias series pero es verdad que seguir sólo una era imposible. Lo de Luthor pertenece al número 678 de Action, creo, de los que Zinco sacrificó para llegar a la muerte sin mucha diferencia editorial, por tanto es anterior a lo que cuento aquí aunque muy significativo. Visto así, Conducto no parece tan malo, quizá es q llevaba ya un buen empacho de historias… Respecto a reediciones, seguiremos soñando, Hijo!
Pedazo de etapa, lástima que quedase cortada tan pronto. Fastidió sobre todo que tras el cierre de zinco llegaba un par de números de García López y después la saga Juicio a Superman que Vid tampoco publicó y a dia de hoy siguen ineditas en España.
No entiendo bien eso de que las portadas eran uno de los fallos de zinco. Mira que yo soy crítico con ellos y mucho pero esto no lo veo. Bien es cierto que al ser una etapa (que yo particularmente considero como un solo volumen aunque realmente sean dos) de especiales, una de las dos portadas de cada número queda para páginas interiores pero casi siempre la portada elegida era la mejor. Eso sí se dejaron inedita una de Bogdanove de la saga Dead again.
En cuanto a Jurgens no me parece para nada desganado en esta época, más bien todo lo contrario. Es que en esta época se salía tanto como guionista como como dibujante. Cuando entró Inmonem para dos números fue para cubrirle mientras hacía la primera miniserie de Doomsday, de manera que en dos meses en que debería haber hecho 44 páginas hizo casi 150 y no se aprecia bajón alguno. Poco después, lo mismo pero con Brent Anderson otro par de números para realizar Hora cero de unas 120 páginas. Lo que sí ocurrió ya casi llegado el número 100 es que estaba cansado de dibujar a Superman lo que llevaba haciendo unos 7 años y siguió solo como guionista,pero la verdad es que no noté desganaen ningún momento.
Algunas curiosidades que recuerdo de esta etapa:
– La pifia del intercambio de cubiertas de los números 4. Aunque esto es de El reinado de los superhombres.
– Las historias contenidas en el 8 de Superman venían en orden inverso pero como eran autoconclusivas nadie notó nada raro.
– En el número 18 no se indica en portada que se trata de ese número, ¿por qué? pues porque es un extra y se incluyen los dos prólogos de Hora cero peeeeeero en el correo del número anterior te decían que ya deberías haber leído Hora cero.
– En el correo del último número, aunque no sabían que era el último, amenazaban con volver a saltarse un buen puñado de números como ya habían hecho con La muerte. No pudieron hacerlo.
Como fallos que podrían haber solucionado diría el hecho de sacar un solo número al mes con dos ejemplares americanos al mes aumentaba más y más. Lo podrían haber mitigado un poco por ejemplo sacando la saga Dead again en esos tomos otoñales y un tercer tomo para La muerte de Clark Kent con 4 números que fueron en las grapas, y también haber colocado el prólogo al principio del tomo 1.
Por cierto, hablando de otoñales ¿es posible que Mundos en colisión 3 sea el único rústica de zinco perfectamente encuadernado?
Bueno, lo dejo aquí, gracias por traerme estos recuerdos.
Hombre Mick, todo un connoisseur, muchas gracias! Lo de las portadas era porque siempre faltaba alguna y tenías suerte si venía en el ejemplar siguiente o alguno anterior (y no te digo ya si era un tomito, que faltaban la mitad). Sobre Jurgens, no hay nada escrito ;P Me das un poco la razón por la cantidad d trabajo q estaba desarrollando a la vez, lo que inevitablemente repercutía en la calidad, a lo que me refería con desganado y quizá era por falta de tiempo (viñetas enormes pero sin objetivo narrativo, fallos anatómicos, poco perfilado…). En todo caso, qué tiempos aquellos y qué lástima el abrupto final.
Enrique, para avisarte que no están activados los comentarios en el post de los Titanes
Ottia! Gracias Kadok! yata arreglado