Revenge, de Jonathan Ross e Ian Churchill

Reseñamos la violenta serie del cómico de la BBC y el dibujante de Cable

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Edición original: Revenge 1-4 USA (Image Comics, 2014)
Guion: Jonathan Ross
Dibujo: Ian Churchill
Color: Ian Churchill y Arif Prianto
Rotulación: Rcihard Starkings y Jimmy Betancourt
Formato: Tomo. 112 páginas. $14,99

La matanza de Hollywood

«Debe pagar por lo que hizo… por lo que está tratando de hacer»

A los lectores nos encanta la violencia en los cómics, mucho más de lo que estamos dispuestos a admitir. Nos gusta ver a los protagonistas rebanar el pescuezo de sus enemigos. Nos gusta la sangre que brota del cadáver de un personaje secundario inocente o del villano de turno. Nos gusta ver sesos desparramados por el suelo. Por eso no nos molesta que los cómics superhéroes de Marvel y DC se hayan vuelto tan violentos desde los años 90. Autores como Garth Ennis han llevado al límite la depravación y la casquería, y los lectores les hemos aplaudido por su valentía desafiando tabús. Hay incluso una editorial americana especializada en la violencia más explícita, salvaje y desagradable que un ser humano podría concebir. Me refiero, cómo no, a Avatar Press, que tiene tan buenas ventas que sus series se publican en Europa desde hace años mientras que otras series de mayor calidad jamás llegan a cruzar el charco.

Sorprendentemente, Revenge fue editada por Image Comics en vez de Avatar Press, una situación insólita dado el alto grado de violencia e imagenes ofensivas que contiene. Jonathan Ross, popular presentador y cómico de la BBC y guionista de cómics ocasional, e Ian Churchill, dibujante de la Marvel de los 90, se propusieron crear un cómic cuyos excesos no dejen a nadie indiferente. Madre mía, ¡vaya si lo consiguieron! Este es un cómic para léctores con estomago fuerte, para quienes la violencia en la mayoría de cómics americanos se les queda corta.

Como el nombre indica, Revenge es la historia de una venganza. Es la historia de Griffin Frank, un actor en declive traicionado por su novia, que ha orquestado un sádico plan: arrancarle la cara y las yemas de los dedos a Griffin para implantárselas a un doble (sospecho que a los autores les gusta la película Face-Off). En una situación así, lo razonable sería desmayarse del dolor y morir desangrado. Pero Griffin Frank es un macho alpha. Armado hasta los dientes y hasta arriba de analgésicos y cocaína, se dispone a matar a todos y cada uno de los responsables de su sufrimiento y a recuperar su cara y dedos.

Si hay un adjetivo que describa Revenge a la perfección, ese no es violento, sino desagradable. No solo por su excesiva violencia y sadismo, desagradables de por sí, sino también por las toneladas de mala leche y cinismo que Ross y Churchill vierten en cada página. Los autores obtienen un placer inmenso dando vida a un mundo grotesco, aberrante, de sufrimiento y miseria. Se cagan con ganas en la industria del cine, una que parecen odiar con toda su alma. Se burlan cruelmente de todos los colectivos posibles, como los blancos heterosexuales, las lesbianas, los enanos, los afroamericanos y los alemanes. Y en cada número se muestran más y más salvajes, atentando contra la moral y llevando al límite la tolerancia del lector a imágenes perturbadoras.

En consecuencia, Griffin Frank, nuestro protagonista, es un grandísimo hijo de p*ta desalmado y el mundo que le rodea, uno de productores de cine insufribles y actores colocados con sustancias nocivas, es caldo de cultivo para una depravación y egoísmo sin precedentes. Más crueles aún son los villanos, auténticos psicópatas sádicos y adictos al sexo duro (según esta serie, cuanto más duro el sexo, más malvado es uno). Un solo amigo tiene Frank en el mundo sin moral ni Dios que Ross y Churchill concibieron: un enano mutilado físicamente y con una insaciable sed de venganza.

No hay más imágenes de Revenge en Internet que sean apropiadas para Zona Negativa, web preocupada por salvaguardar la inocencia de cualquier menor que acceda por error a esta reseña.

El único refugio ante tanta acritud es el retorcido sentido del humor de los autores, que asumen correctamente que quien no se amilana tras las diez primeras páginas debe estar disfrutando de la orgía de excesos del cómic y, por lo tanto, se reirá con ellos. Confieso que ese fue mi caso: las carcajadas me acompañaron durante toda la lectura. Me reí incluso en los momentos más enfermizos, esos que ponen en entredicho la salud mental de los autores.

Os estaréis preguntando si Revenge es algo más que un intento de Ross por ser despedido de la BBC y posteriormente encerrado en un sanatorio. Sí y no. La serie solo quiere ser entretenimiento violento; pero el mejor entretenimiento violento que uno pueda leer. El guion, si bien carente de gran ambición, consiguió mantenerme interesado desde la primera página en el devenir del protagonista, cuya evolución moral en la recta final de la historia me gustó sorprendentemente mucho. Como el buen cómico que es, Ross sabe cuándo es el momento para sorprender al lector con más humor negro o giros inesperados que llevan la historia a terrenos insospechados, un arte más difícil de dominar de lo que parece.

Como no tengo más imágenes apropiadas, os muestro a Ian Churchill y Jonathan Ross sosteniendo con orgullo el cómic que podría valerles la exclusión social si sus vecinos leyesen cómics.

Ahora bien, la estrella de la función es Churchill. Dibujando esta serie se permite reencontrarse con los excesos que definieron los 90. Véase el protagonista, que es retratado como si perteneciera a una versión realista de un cómic de Rob Liefeld, pues es una masa de venas hinchadas y músculos a los que la edad pasa factura. Las mujeres que dibuja también tienen aspecto digno de Liefeld, es decir, curvas que sobrepasan lo ridículo y enormes pechos que desafían la gravedad. Pero mientras que Liefeld forjó su famoso estilo a causa de su incapacidad para aprender a dibujar, Churchill hace años que supo desprenderse de las influencias que estaban estancando su estilo. Revenge está dibujada como un cómic grotesco y excesivo de los 90 porque así lo quiere su dibujante, una decisión completamente acertada. Cada página que dibuja Churchill atraviesa graves dificultades conteniendo la perversión de la serie a un nivel aceptable para el público americano. En todo momento quiere llevarse al extremo y cuando tiene permiso para dejarse llevar un poco, el resultado son viñetas que sacuden como pocas, imágenes que hacen sentir en carne propia la interminable pesadilla de dolor en la que vive el protagonista. Tardaré un poco en olvidarlas.

En resumen, Revenge es una obra para un público muy concreto. Uno que quiere sangre, sangre, sangre y más sangre, sazonada con vísceras, sexo y un lenguaje ofensivo. Si formáis parte de ese círculo de lectores, no tengáis dudas. Este es vuestro cómic.

Lo mejor

• El dibujo de Churchill.
• El perverso sentido del humor.
• Una historia de acción que mantiene el interés.

Lo peor

• No deja de ser una lectura ligera con muy poca ambición
• Ross y Churchill podrían haber invertido sus esfuerzos en una propuesta más memorable

Edición original: Revenge 1-4 USA (Image Comics, 2014) Guion: Jonathan Ross Dibujo: Ian Churchill Color: Ian Churchill y Arif Prianto Rotulación: Rcihard Starkings y Jimmy Betancourt Formato: Tomo. 112 páginas. $14,99 La matanza de Hollywood "Debe pagar por lo que hizo... por lo que está tratando de hacer" A los…
Guion - 7
Dibujo - 8.3
Interés - 5

6.8

Violento

Un cómic entretenido, hecho con mucho oficio... pero solo apto para estómagos fuertes

Vosotros puntuáis: 5.04 ( 2 votos)
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