Rey Carbón

La línea nos nuestra el camino.

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Edición nacional/ España:Ediciones La Cúpula
Guión:Max
Dibujo:Max
Color:Max
Formato:Rústica, 160 Páginas
Precio:16,9€

 

Viejo Rey Carbón era un alegre cabrón
Y un viejo cabrón era el alegre Rey Carbón.

Rey Carbón es la consecuencia lógica de la evolución de la obra de Max. Desde Vapor sus últimas obras se han caracterizado por la experimentación y un dibujo que va prescindiendo de todo lo que no sea imprescindible para narrar la historia. Aquí prescinde prácticamente de la palabra dejando que sea el dibujo quien hable por sí solo. En esta aventura le acompaña Ediciones La Cúpula, como siempre desde hace casi cuarenta años.

Max es el seudónimo de Francesc Capdevila, un historietista e ilustrador nacido en el año 1956 en Barcelona. Su carrera comenzó en los setenta donde fue una de las figuras más destacadas del movimiento underground barcelonés, formando parte del colectivo El Rrollo Enmascarado. En 1979 fue uno de los autores fundacionales de El Víbora donde se convirtió en uno de sus puntales, comenzando su larga colaboración con Ediciones La Cúpula. Para la revista creó sus dos personajes más conocidos, Gustavo y Peter Pank, pero además publicó gran cantidad de historias cortas, que están recopiladas en la colección Todo Max. En ellas vemos cómo su trazo se iba suavizando y acercándose a la línea clara. Tras las crisis de las revistas de los noventa se produce un cambio en su obra que se vuelve más oscura con un trazo más brusco y unos argumentos más lúgubres como vemos en obras como El prolongado sueño del sr. T o en Como Perros. En esta época funda junto a Pere Joan Nosotros somos los muertos una revista que se convierte en un oasis para el cómic más innovador. Su nuevo personaje Bardín le saca de esa etapa tan oscura, Bardín el superrealista la recopilación de sus historias le vale ser el primer Premio nacional del cómic en 2007. Vapor, Paseo astral, Conversación de sombras, ¡Oh diabólica ficción! y El tríptico de los encantados son sus últimas obras. Además en los últimos años ha colaborado con una tira para Babelia, el suplemento cultural de El país, algunas de las cuales fueron recopiladas en Las aventuras de Guillermo & Miguel y otros trampantojos literarios. Paralelamente a su trabajo en el cómic ha desarrollado una exitosa carrera como ilustrador. En las dos vertientes de su carrera ha acumulado una enorme cantidad de premios, destacando entre otros el Premio Nacional de Ilustración Infantil y Juvenil (1997), Ignatz (1999), el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona (2000) y el Premio Nacional de Cómic del Ministerio de Cultura (2007).

Rey Carbón es un cómic difícil de describir, así que copió la información que aparece en la contraportada “La palabra latina filum significa por igual hilo, contorno y perfil. Max imagina, a partir de la fábula de Plinio, una historia en la que hilo (narrativa) y contorno (imagen) son una y la misma cosa, y nos propone un flujo visual libre en el que el dibujo habla por sí mismo y sobre sí mismo”.

Max nos ofrece una historia que bajo su aparente sencillez gráfica esconde un sinfín de ideas pero que solo están sugeridas y que requieren la interpretación del lector. Todo el cómic es un intricado juego de equilibrios no solo entre Max y el lector, también lo hay en la esencia de la historia que nos cuenta y él cómo lo cuenta, entre los dos personajes principales, y entre el Rey que hace equilibrios con su personalidad fluctuando entre ser compasivo y ser un cabrón despiadado. Esto provoca que los lectores no hagan una interpretación unívoca de la historia y cada uno se imagine parte de la historia según sus vivencias. Es bueno que sea una lectura que nos exige y obligue, algo que multiplica su valor y nos da diferentes matices en las sucesivas relecturas.

Tras Conversación de sombras, Max vuelve a las fuentes clásicas para construir una historia. Así pues, siguiendo la fábula de Plinio sobre el origen de la pintura, vemos un posible origen no solo del arte sino de la comunicación gráfica, algo que adquiera más sentido al ser contado en formato cómic ya que es el medio más similar a las primeras pinturas prehistóricas. Cuando el Rey Carbón descubre la pintura como forma de comunicación no puede parar de dibujar lo que conoce, lo mismo que nos sucede a todos nosotros cuando descubrimos un medio para expresarnos que nunca abandonamos, sea la palabra, el dibujos, la música, etc.. Esto, al igual que le sucedió a la humanidad, es la espoleta que el Rey necesita para comenzar un progreso que será imparable. A partir de eso momento, el capitulo titulado Combar Eyr, es cuando la historia se desboca y comienza a tocar temas circundantes y la historia se extravie un poco. Esto es debido a que no estamos ante una historia de narrativa convencional ya que no tiene un estructura clara de planteamiento, nudo y desenlace.

Una parte muy importante de la obra es el humor, que está presente en toda la obra pero adquiere más importancia en el último capítulo, Teatrillo, donde descubrimos que no somos sino títeres de un juego al que no sabemos jugar y todo hay que tomárselo con humor. Un humor socarrón y gamberro que nos recuerda al Max de Peter Pank, pero que siempre ha sido una constante en su obra aunque tratara de temas muy serios.

En el apartado gráfico vemos al Max de sus últimas obras pero llevando a la historia a una desnudez visual en la que solo aparecen los elementos realmente necesarios para narrar. La línea es la base con la que no solo se sostiene el dibujo sino toda la historia, en las prodigiosas primeras páginas siguiéndola nos métenos de lleno en la historia. Así tenemos unas viñetas minimalistas pero cargadas de potencia visual y perfectas transmisoras del mensaje. Narrativamente estamos ante una obra soberbia en la que Max despliega un amplio abanico de recursos para contar su historia. Tenemos viñetas horizontales para potenciar las alturas, paginas completas, viñetas sin márgenes, etc… nada que no esté inventado ya, pero todo usado a la perfección. Un cómic que además de contarnos los orígenes de la pintura y de manera indirecta del cómic también nos enseña como hacerlos.

Ediciones La Cúpula hace una gran edición con buena reproducción, papel de buen gramaje y un diseño precioso desde la portada hasta la última página. Ojala en breve se animen a publicar un recopilatorio de sus Trampantojos y de cualquier obra que no hayan publicado ya de Max.Como complemento al libro podéis visitar el blog de Max donde explica la génesis del libro.

Rey Carbón es un cómic de infinitas lecturas ya que con cada una tu percepción del mismo cambia. Max da una lección maestra de narrativa, explotando todas las herramientas que ofrece el lenguaje del cómic y lo hace sin recargar la página de manera innecesaria. Sin duda estamos ante uno de los cómics del año. ¡Viva el Rey Carbón y sobre todo viva Max!

  Edición nacional/ España:Ediciones La Cúpula Guión:Max Dibujo:Max Color:Max Formato:Rústica, 160 Páginas Precio:16,9€   Viejo Rey Carbón era un alegre cabrón Y un viejo cabrón era el alegre Rey Carbón. Rey Carbón es la consecuencia lógica de la evolución de la obra de Max. Desde Vapor sus últimas obras se…
Guión - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 9

8.8

Obra maestra

Un cómic de los que vemos cada poco tiempo, reflexivo, brillante y profundo. Narrativamente es impecable con Max en todo su esplendor demostrando que menos es más.

Vosotros puntuáis: 5.28 ( 3 votos)
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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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