Amistades que cambian en la eterna ciudad cambiante
La amistad no deja de ser algo verdaderamente fortuito y caprichoso. Aquellos que durante nuestros primeros años se convierten en amigos del alma lo suelen ser por algo tan trivial como ser vecinos de escalera o caer en la misma clase por la proximidad entre las iniciales de nuestros apellidos. Durante nuestra infancia nuestros amigos son, por decirlo de algún modo, los mejores peces que podemos encontrar en nuestro pequeño acuario. Pero la vida pasa, la madurez llega como un tren de mercancías y las lealtades son puestas a prueba. Porque la madurez significa cambio, y cuando cambiamos nada nos garantiza que sigamos siendo del agrado de las mismas personas, y viceversa. La vida nos lleva por caminos distintos, y quien fue nuestra alma gemela de pronto se convierte en un extraño.
De amistad precisamente le gusta mucho hablar a Mariko Tamaki. Hace tiempo que la autora canadiense está en primera línea del cómic mainstream, con trabajos en las dos grandes tan relevantes como Harley Quinn: Cristales Rotos, Batman: Detective Comics, Hulka o X-23. Sin embargo, ha sido en el cómic de autor donde definitivamente nos conquistó por completo, con aquella maravilla llamada Laura Dean me ha vuelto a dejar, en la que junto a Rosemary Valero-O’Connell diseccionaba las relaciones tóxicas y arrasaba con todos los premios habidos y por haber.
Sin embargo, no solo de Laura Dean… vive el currículum de la señora Tamaki. Los más sagaces recordarán muy bien Aquel Verano, la obra con la que la autora se hizo notar en la escena estadounidense allá por 2014 con gran fuerza, curiosamente de la mano de su prima, la artista Jillian Tamaki. Juntas lanzaron una magnífica novela gráfica publicada por First Second que exploraba la infancia y el despertar sexual de la mano de dos amigas durante unas vacaciones estivales, y que conquistó a la crítica y se hizo con un Eisner y un Ignatz. Un trabajo que, sumado a su debut con Skim, hacía prever una exitosa carrera conjunta.
Nueve años sin embargo han sido los que han tenido que transcurrir para poder volver a ver juntas a las primas Tamaki en los créditos de una portada, pero esperar por las cosas buenas siempre merece la pena. Porque por fin ha desembarcado Roaming, el nuevo trabajo de las autoras, una nueva demostración de cómo un slice-of-life puede cautivarnos el corazón. Una obra publicada originalmente por la prestigiosa Drawn & Quarterly pero que ha contado con la peculiaridad de haber visto la luz en España prácticamente a la vez que en su país natal. Una premura que desde luego le agradecemos con el corazón a Ediciones La Cúpula, encargada de la edición en castellano.
La obra nos presenta a Zoe y a Dani, dos amigas íntimas desde pequeñas que, ya en edad universitaria, vuelven a juntarse para realizar su viaje soñado: Nueva York. Juntas esperan descubrir las maravillas de la Gran Manzana, solo ellas y… Fiona. Una amiga de Dani se apunta a última hora al viaje y, con su estilo descarado y su alma de espíritu libre, comienza a tensar el soñado viaje y a poner en peligro la antigua amistad de ambas amigas.
Quizás no suena a mucho, ¿verdad? Roaming es uno de esos cómics con cuya sinopsis no lograremos despertar la curiosidad de casi nadie. Y es que la historia de las Tamaki tiene, desde un punto de vista meramente efectista, poca chicha. Amigas de viaje que se enfadan. Vaya cosa, ¿no? Pero es en esas historias aparentemente sencillas donde los autores con talento nos demuestran que no necesitan más que poner una viñeta detrás de otra para cautivarnos. Y a las Tamaki se les desborda el talento por los bolsillos.
Roaming es un slice-of-life fascinante. Inspirado ampliamente en un viaje personal de la propia Mariko Tamaki durante su juventud, el relato de Dani y Zoe es un perfecto retrato de ese momento crítico en cualquier amistad que supone la madurez de sus partes. Roaming nos habla del paso de la adolescencia a la madurez, ese instante en el que descubrimos en qué personas nos vamos a convertir, y en cómo esos cambios pueden desbaratar las amistades que habíamos logrado hasta entonces. Mariko Tamaki aprovecha la figura de Fiona, la tercera en discordia, para personificar esas diferencias de gustos, expectativas y deseos entre amigos, que se van acentuando según cada uno conforma su personalidad y su vida y ya no hay un aula o una escalera común que los mantenga unidos.
Resulta también imposible no encontrar similitudes con el anterior trabajo de autor de Mariko Tamaki, pues uno de los puntos fundamentales de Roaming es sin duda el retrato de las personas tóxicas. Fiona es el perfecto ejemplo de tía molona y cautivadora que disfruta siendo el centro de atención, pero también poniendo a unos en contra de otros y renegando de cualquier tipo de deferencia o esfuerzo por los demás. Así, de algún modo Roaming se siente como una secuela prima-hermana de Laura Dean me ha vuelto a dejar, y se convierte en otra de esas historias que viene bien leer de cara a reconocer los rasgos de las personas a las que hay que mantener a raya.
Todo esto funciona gracias a la increíble capacidad de Mariko Tamaki para verbalizar la mayor de las naturalidades. Cada diálogo en Roaming es cercano, es terrenal, es real. No hay un solo momento en el que las palabras de los personajes no suenen exactamente como deben sonar tres chicas de 19 años charlando y discutiendo, y es gracias a ese realismo por el que esta es una obra tan poderosa, porque respira juventud por todos sus poros. Un logro que, en el caso de nuestra edición, es de rigor reconocerle también al traductor Rubén Lardín, cuyo trabajo para trasladar toda esa naturalidad es completamente genial.
Por supuesto, no podemos olvidarnos del apartado artístico, porque Roaming es un todo y el tándem Tamaki no funcionaría igual sin sus dos mitades. Como ya hiciera en Aquel Verano, Jillian Tamaki vuelve a deslumbrar con un trabajo incontestable. Puede que al ojear una de sus páginas no parezca más que uno de tantos estilos de dibujo cuqui, redondeadito y con pocos detalles, muy luminoso y con color bitono apastelado. Pero cuando uno va leyendo cada hoja se queda maravillado aquí y allá con la pasmosa naturalidad que la artista es capaz de darle a cada postura y cada movimiento de sus personajes. Cada manera de presentar a los personajes tiene siempre la posición perfecta para sentir que estamos viendo una instantánea real, que los protagonistas están al otro lado de la página vivos y coleando.
Hay también un elemento complementario, pero muy importante para la historia, que es la fascinación que produce visitar un lugar como Nueva York. Gustos aparte, es un hecho que Manhattan es uno de esos destinos turísticos soñados por mucha gente y que suele maravillar a quienes van allí con cada uno de sus rincones emblemáticos. Jillian Tamaki lo sabe, y logra transmitir esa fascinación gracias a una buena colección de páginas que mezclan los planos detalle de la ciudad con composiciones simbólicas para representar experiencias del grupo de amigas, como una tarde de compras. Unas composiciones que resultan igual de potentes y certeras a la hora de representar también las escenas de tensión sexual y conflicto entre las protagonistas. Uno de los trabajos de fluidez narrativa más brillantes que recuerdo.
En definitiva, Roaming es otra obra maravillosa del dúo Tamaki. Un viaje por la Gran Manzana en el que visitamos el Empire State y Times Square, pero también la madurez, los socavones de la amistad y las relaciones tóxicas. Un relato tan sencillo como cautivador que ocupará las listas de lo mejor del año.
Lo mejor
• El increíble trabajo de desarrollo de personajes y relaciones.
• Jillian Tamaki da una masterclass de narrativa y arte emocional.
Lo peor
• Que te deja ganas de ir a Nueva York.
Guion - 9
Dibujo - 9
Interés - 9
9
Excelente
El regreso de las primas Tamaki nos sorprende con un trabajo brillante sobre las complajeas relaciones juveniles en medio de la belleza de la Gran Manzana.