Edición original: Robin: Son of Batman núms. 1 a 6 USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Patrick Gleason
Dibujo: Patrick Gleason
Entintado: Mick Gray
Color:.John Kalisz
Formato: Rústica, 160 págs. A color.
Precio:.
14,95 euros
Desde 1940, año en el que Batman se alió con un joven Dick Grayson, son varios los que han portado el antifaz a lo largo de todos estos años. Con Grayson el dúo formado por el Caballero Oscuro se dulcificó, se añadió un nuevo punto de vista a las historias de Batman y gracias a la buena caracterización por parte de Bill Finger se consolidó a uno de los personajes más relevantes del Universo DC. Dick era y es diametralmente opuesto a Bruce, su forma de encarar su cruzada personal contra el crimen siempre ha sido desde el optimismo y no desde la rabia y la frustración, siendo siempre fiel a Bruce y lo que es más importante, siempre guardándole el respeto que merece. Pero Grayson no tardó en crecer y recondujo su propia carrera como héroe, dejando el puesto de Robin vacío para ser ocupado por un segundo Robin, mucho más indomable y temperamental llamado Jason Todd.
Jason nunca respetó a Batman. Siempre pensó estar por encima de su cruzada, alejado de los miedos que atenazan a Bruce, con un espíritu más salvaje e indisciplinado. Tan árida era su forma de ser que no tardó en ser un personaje odiado por aficionados que consideraban a Robin una desagradable molestia dentro de las colecciones dedicadas al Hombre Murciélago. Tantas quejas no tardaron en llegar a oídos de los mandamases de DC que decidieron dejar en manos de esos propios aficionados el futuro de Jason. Se abrió una votación en la cual, durante el trascurso del arco argumental Una Muerte en la Familia, se determinaría si Jason iba a continuar vistiendo la capa amarilla o por el contrario acabaría sus días de forma dramática. Dicen que la diferencia fue muy pequeña, pero que los lectores determinaron que Jason debía morir y dejar libre a Batman.
Tras su impactante salida de la colección, Batman vivió un largo desierto personal en lo que a compañeros se refiere. El trauma que le dejó la muerte de Jason hace que se niegue a volver a tener otro Robin, otro niño, como pupilo y mucho menos ponerlo en peligro luchando en una guerra que tan solo le pertenece a él. DC no tenía nada claro a quien odiaban los lectores, si a Jason Todd o a Robin, por lo que se decidió dejarlo volar en solitario una temporada.
Pero con los años noventa llegó el momento de que Robin volviera a aparecer y para ello se reformuló el concepto, tanto, que el nuevo Robin no iba a ser huérfano e iba a estrenar un nuevo uniforme, más acorde con los nuevos tiempos, diseñado por el mismísimo Neal Adams. Así conocíamos a Tim Drake, un joven que llegaba a descubrir la identidad de Batman, demostrando unas dotes impresionantes para la investigación metódica, salvándolo del Espantapájaros y haciendo que se convirtiera en el tercer Robin.
Con Tim todo cambia. Es el primer Robin en tener serie propia, donde se exploran nuevos conceptos como su faceta de estudiante, como oculta su identidad de Robin a su padre, sus problemas amorosos… por primera vez Robin se aleja de la sombra del murciélago para volar solo y generar su propio microcosmos. Tim Drake había triunfado donde Jason Tood había fracasado estrepitosamente.
Pero como nada es eterno, Tim renuncia a su identidad de Robin al descubrir su padre que todas las noches sale a luchar contra el crimen exponiéndose al peligro de manera consciente. Colgar el uniforme es lo más duro que hace, pero demuestra, consecuentemente, que por encima de todo está la familia. Y es entonces cuando su amor de instituto, Stephanie Brown, comienza a entrenarse para sustituirle.
Brown, conocida como Spolier, hija de Cluemaster, el principal villano de Tim, ante la dimisión de este intenta convertirse en Robin, siendo rechazada por Batman tras tres meses por su carácter indisciplinado y desobediente. Incapaz de digerir el rechazo, Brown intenta hacerse valer durante la saga Juegos de Guerra, en la que, tras ser torturada por máscara Negra, aparentemente muere.
Llegados a este punto aparece el más controvertido de todos los Robin, Damian Wayne, introducido por Morrison durante su estancia en las series de Batman, como el hijo natural de Bruce Wayne con Talia. Con este pedigrí y gracias sobre todo al trabajo de Morrison con el personaje, Damian se perfila como el Robin definitivo siendo la relación padre-hijo real y no fruto de las circunstancias como había ocurrido con los demás portadores del manto.
Con Damian llega la segunda serie dedicada a Robin en solitario bajo la tutela unipersonal de Patrick Gleason como autor completo y de mano de ECC tenemos el primer tomo que encarta los primeros seis números de la serie regular USA.
¿Qué nos encontramos en esta serie?
Pues a un Damian que sigue siendo fiel a sí mismo y que quiere enmendar lo que se vio obligado a tener que hacer durante los años de entrenamiento a los que fue sometido por la Liga de la Sombras, devolviendo a sus dueños una serie de objetos mágicos que robó como parte de una serie de pruebas. Una forma de expiación de sus pecados al ser consciente de que se debe a un legado que es mucho mayor que cualquier otra cosa que haya podido vivir o experimentar antes. Visto así, sin diseccionar más, estamos ante un planteamiento interesante, un punto de partida con el que seguir añadiendo capas a un personaje que necesita seguir perfilándose, con el que salir de la espiral de tierna rebeldía infantil asesina en la que está estancado. El personaje de Damian cuesta de digerir por estar tan alejado de lo que todos pensamos que debe ser un niño de 12 años. Su forma de ser, hablar y de enfocar la vida es la de un adulto con demasiados años de experiencia, lo que le resta credibilidad. No importa si ha sido educado de esa forma, para ocultar al niño, porque la final es lo que es por mucho que lo quiera encerrar en su interior. Verlo asumir la responsabilidad de sus actos, a falta de ver el camino que emprende, lo hace madurar y ayuda a poder verlo de forma mucho más tridimensional.
Patrick Gleason acierta en el enfoque, pero no en la forma de abordarlo. Su trabajo tras los lápices solo puede resumirse como excelente, pero se hace a sí mismo la zancadilla a la hora de narrar lo que quiere contarnos. Su desarrollo es tosco y confuso, tanto en la narrativa visual como en la narrativa literaria. En la primera se nota en exceso que está supeditada al guion, lo que no es malo en sí, pero si es malo cuando ese guion quiere ir más lejos y el dibujo se esclaviza a la parte literaria de la historia. Los diálogos son rimbombantes, forzados y carentes de interés, como si Gleason se esforzara a poner bocadillos de texto porque es lo que hay que hacer si eres el guionista. El conjunto no está equilibrado. Hay momentos en los que tenemos a un Gleason condicionando la historia para poder dibujar lo que quiere dibujar, rompiendo en el proceso el ritmo, y momentos en los que los textos se atragantan por falta de fluidez.
Gleason opta por desarraigar a Damian, alejarlo del entorno urbano, donde tal vez hubiera podido controlar mejor la situación, con historias más pequeñas y sin verse obligado a empezar por un arco argumental de seis partes que a duras pena es capaz de controlar. Su enorme talento para el dibujo se ve mermado en el conjunto por las razones expuestas y lastran todo el tomo hasta hacerlo de difícil lectura. Un desarrollo menos ambicioso, optando por la sencillez, para ir tomándole el pulso al personaje, tal y como hizo Tomasi en su momento, le hubiera permitido a Gleason aplacar el ansia por sobresalir con un argumento muy por encima de sus posibilidades como autor completo.
Un tomo irregular, pretencioso, confuso y desconcertante, con un dibujo excelente en todo momento que se desluce por los tropezones literarios y la puesta en escena forzada con la Gleason quiere hacernos comulgar. Una historia decepcionante, donde se mezclan conceptos muy interesantes, pero mal aprovechados, en la que se nos quiere contar tanto que al final no se nos cuenta nada.
Edición original: Robin: Son of Batman núms. 1 a 6 USA Edición nacional/ España: ECC Ediciones Guión: Patrick Gleason Dibujo: Patrick Gleason Entintado: Mick Gray Color:.John Kalisz Formato: Rústica, 160 págs. A color. Precio:. 14,95 euros Desde 1940, año en el que Batman se alió con un joven…
Robin: Hijo de Batman #01
Robin: Hijo de Batman #01
2016-05-28
Gustavo Higuero
Guion - 5
Dibujo - 8
Interés - 5
60
6
Desconcertante.
Un trabajo demasiado grande para un Gleason primerizo en las tareas de guion. Una obra débil, incapaz de atrapar al lector, dejando tan solo como relevante la faceta del dibujo.
Vosotros puntuáis: 4.96 ( 8 votos)
Gracias por la reseña Gustavo, tras leerte creo que de momento no la comprare, pero se que al final caera ya que Damian es un personaje que me gusta mucho, tanto con Morrison como con Tomasi.
Como bien dices el sacarle de la urbe puede que no encaje con la visión que tenemos de él (así como su acompañante).
Por otra parte muchisimas ganas de leer como se desarrolla el personaje en rebirth.
Un saludo
En los 80s Jason Todd no gustó a los lectores por ser un Robin demasiado «malote». En la actualidad, Damian es un personaje muy popular precisamente por ser el Robin más «malote» de todos (bueno, por eso y por ser el hijo de Batman). Bien pensado, es un poco paradójico, ¿no?