Edición original: Robocop Vs terminator # 1-4 (Dark Horse comics).
Edición nacional/ España: Aleta ediciones.
Guión: Frank Miller.
Dibujo: Walt Simonson.
Entintado: Walt Simonson.
Color: Rachelle Menashe.
Formato: Tomo rústica, 144 páginas.
Precio: 15, 95 Euros.
Resulta como mínimo sorprendente que esta obra publicada originalmente en EEUU en 1992 no haya tenido una edición en castellano hasta ahora. Después de todo, a lo largo de los años hemos visto en el idioma de Cervantes multitud de lanzamientos en cómic relacionados con ambas franquicias cinematográficas ochenteras cibernéticas. Los cómics de Terminator empezaron a proliferar en el mercado español desde aquella miniserie llena de dinamismo dibujada por Chris Warner, y los cruces hasta con personajes como Superman tampoco han faltado. Si el kryptoniano ha sido valorado como adecuado oponente de los malévolos cyborgs venidos del futuro en el que John Connor lucha por que la humanidad sobreviva ¿cuánto más no lo es Robocop? Parte hombre, parte maquina, todo policía, el biónico Alex Murphy es también un producto de esa mezcla de cine de acción y de ciencia ficción de la misma década que esas películas protagonizada por Arnold Schwarzenegger. Sus cómics -como Robocop: el superpolicía del futuro, aquella serie que lanzase editorial Forum en 1990 procedente de material de Marvel- por dudosa calidad que tuviesen sus páginas también han tenido la oportunidad de verse en español.
Volviendo a la relación entre ambas franquicias, la verdad es que estaban hechas para encontrarse: tanto o más que las de Alien y Depredador, y seguro que el público hispanoparlante hubiese recibido esta miniserie de cinco episodios con el mismo entusiasmo que las dedicadas a los encuentros entre Xenomorfos y Yautjas. Entonces, ¿por qué no se ha publicado aquí esto antes?.
Para colmo de males, no se puede decir que el equipo creativo de la presente obra no gozase precisamente con el beneplácito de la afición. Resulta que está escrita por Frank Miller. Si, el mismísimo y GODDAMN Frank Miller. El Frank Miller que escribiese los guiones (muy poco respetados en su traslación final a la pantalla, eso sí) de las secuelas de Robocop, asegurando cierta familiaridad con el personaje, vaya. Los guiones originales de estas películas adaptados al cómic, mira tú por dónde, sí han sido editados también en castellano según iban apareciendo en USA. Y mientras los años pasaban y esto seguía sin aparecer.
Además, estamos hablando de una obra de un Miller que a principios de los años 90, recién publicado el primer arco argumental de Sin City, era un autor en plena forma, uno de los primeros nombres del medio y no el cuestionado personaje que conocemos hoy por hoy. Quizás ya había dejado atrás los años de Born Again y Dark Knight returns, pero no se puede negar que su ya consagrado nombre en aquel entonces todavía era garantía de calidad, y uno asume que también de un nivel de ventas mínimamente respetable. Y visto el resultado, se puede decir tranquilamente que cosas mucho peores hemos visto editadas con total alegría en castellano, tanto del autor como de los personajes.
Que el dibujo de Robocop Vs Terminator esté a cargo de Walter Simonson, otro de los nombres que junto con John Byrne, Jim Starlin y el propio Miller marcaron el concepto de autor completo en la Marvel de mediados de los años ochenta, no hace sino aumentar la perplejidad ante este retraso de 23 años. Puede que a pesar del reconocimiento de Simonson su viabilidad comercial sea algo más dudosa que la de Miller, pero lo cierto es que aquí hemos visto sus Star Slammers, su adaptación de Alien, su Manhunter, y hay que pensar que su fundamental Thor ha sido reeditado en varias ocasiones.
Por todo esto, es inexplicable que a nadie se le haya ocurrido hasta ahora que editar Robocop Versus Terminator tal vez era una buena idea. Los nombres asociados a ella, tanto de autores como de personajes parecen garantizar una acogida minimamente buena a pesar de la calidad real que pudiese haber en sus páginas, ¿no? Pero es que, además de todo resulta que el tebeo es bueno. Nada que pueda calificarse de revolucionario, pero sí de una entretenidísima historia de acción y ciencia ficción a partes iguales, sin muchas pretensiones pero con mucho saber hacer.
El libro con el que Aleta ediciones ha reparado el agravio de más de dos décadas se abre con una página en negro en cuya parte inferior podemos ver unas características onomatopeyas de las que suele usar Simonson. Es el sonido de la guerra en el futuro postapcalíptico de Terminator, descubrimos en la siguiente página, y este mismo efecto llevando a la misma situación será usado al comienzo de cada uno de los cuatro episodios que componen el volumen.
Una mujer de la resistencia humana contra la tiranía genocida de las máquinas pensantes hace un importante descubrimiento en una base Terminator en la que se ha conseguido infiltrar aprovechando la refriega: para que Skynet, la computadora que puso en marcha toda esta pesadilla, alcanzase la autoconsciencia y se rebelase contra la humanidad hace años, una mente humana tuvo que fusionarse con el software dando lugar al nivel de inteligencia artificial necesario para tal singularidad. Esa soldado del futuro utilizará la máquina del tiempo que conocemos por las películas de Terminator para retroceder hasta una época en la que pueda eliminar al ser humano que acabó en comunión con la máquina. Así evitará retroactivamente los acontecimientos que darán lugar al infernal mundo de guerra perpetua contra las máquinas en el que vive.
Por supuesto, esa persona no es otra que el agente del Departamento de Policía de Detroit llamado Alex Murphy, más conocido desde que fue trasformado en un cyborg como Robocop. Murphy todavía no ha dado el paso que le llevará a fusionar su mente, ya idónea dada su cibernética naturaleza, con Skynet, pero pronto lo hará. Los Terminator, para asegurar su supervivencia lanzarán a su vez a varios de los suyos a través de la corriente temporal a evitar el asesinato de Murphy, y a forzarle a que una su consciencia a la máquina que cobrará vida dando lugar al imperio de Skynet. El conflicto entre todas las partes involucradas está servido.
Decíamos antes que éste cómic no descuida la ciencia ficción en aras de la acción, como podría pensarse que es fácil que sucediese dados los personajes, situaciones y guionista. Robocop Versus Terminator, sin para nada olvidarse de los tiroteos y choques entre puños de acero, es entre otras cosas una historia de viajes en el tiempo. Miller establece su propias reglas para ese concepto, y asistimos a la reiterada reescritura de líneas temporales mediante no uno, sino varios viajes sucesivos que intentan alterar lo que a su vez ha sido anteriormente alterado. Se juega a repetir viñetas, páginas y escenas, o a ofrecerlas desde otro punto de vista cuando se ven modificadas por los actos algún cronauta. Miller y Simonson se apoyan en la complicidad con el lector, que queda familiarizado visualmente con lo que está volviendo a pasar, pero que sabe que esta vez va a transcurrir de una forma de algún modo distinta. Un despliegue de recursos narrativos enormemente rico en una dirección que no es la habitual en un Miller que suele establecer recursos mas digamos noir o hardboiled, propios de historias de ámbitos mas mundanos y menos de ciencia ficción. Quizás el mérito de estas ideas hubiese que otorgárselo a Simonson, quien sabe.
También es una historia sobre la humanidad de Alex Murphy. Pocas veces se le ha prestado tanta atención a este aspecto del policía del futuro como aquí, y parece justificar ingeniosamente que es lógico que así sea, abundando en cómo se refugia en su parte de máquina, en su trabajo, para escudarse de la melancolía que le produce su enorme perdida y el sonido de la lluvia sobre su pecho metálico. Resulta paradójico que esto sea así, ya que en uno de los giros de la obra
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Podemos encontrar también en Robocop Versus Terminator un curioso efecto que usa la escritura de Miller, en el que el narrador onmisciente cambia su tono, la dirección de su empatía, según esté hablando de Murphy o de los desalmados endoesqueletos que sirven a Skynet, sirviendo para que el lector conozca el punto de vista de cada uno, pero sin caer en el recurso del texto de apoyo en primera persona. También tenemos momentos de psicodelia cibernética. Y una coprotagonista femenina (la viajera del tiempo inicial) cuyo nombre no conoceremos hasta casi la conclusión de la historia. Miller, a pesar de ser su prosa perfectamente reconocible, se aleja un tanto de los estilos que le hemos conocido a lo largo de los años. Simonson, con su dibujo, su dinámica y sus siempre presentes espectaculares onomatopeyas, está simplemente increíble.
De las pocas cosas que se puede achacar negativamente a esta historia es una batalla final que comienza con tintes absolutamente épicos, pero que se desarrolla de un forma un tanto apresurada y sabe a poco dada la expectación que se ha creado previamente. Pero los emotivos momentos que le suceden nos compensan de alguna manera. Quizás habrá quien diga que tal vez todo acaba en un final demasiado feliz que parece poner fin permanentemente a la franquicia creada por James Cameron. Y es verdad que además de una historia de acción, y viajes en el tiempo, al final éste es sobre todo un relato de superhéroes (a pesar de no ser nominalmente Robocop parte de tal gremio) en el que su protagonista Alex Murphy se enfrenta a quien es inequívocamente el villano (Skynet y sus Terminators) y consigue vencer gracias a su perseverancia y nobleza.
Pero lo cierto es que esa tal vez edulcorada conclusión queda rematada con un gamberro guiño final que se nos gana como lectores, y que consigue un triple efecto: Primero que se explique de forma tramposa (pero lógica y consecuente con lo que se nos viene diciendo casi desde el principio) por qué no usar otra vez mas el viaje en el tiempo para cambiar lo acontecido en esta historia y que todo vuelva a empezar. Segundo, que Simonson pueda darse el gustazo de dibujar una de sus conocidas pasiones, y que nosotros lo disfrutemos. Y tercero y mas importante, que una sonrisa de satisfacción y complicidad se forme en nuestro labios.
Sr. Aguirre, no me haga caso, pero creo que el retraso en la publicación se debia a por problemas de derechos relacionados con las productoras cinematográficas.
A mi me ha parecido un entretenimiento cojonudo. Ni Miller ni Simonson lo abordan como si fuese el trabajo de sus vidas, pero si como algo más que una excusa para cobrar un cheque. La forma que tienen de unir el argumento de ambas franquicias me parece muy inteligente y el uso de las paradojas temporales y sus ramificaciones está muy bien manejado (muy en la linea del Ray Bradbury de «El sonido del trueno»). Miller se luce con los textos de voz en off de Robocop (antes de que él mismo convirtiese ese recurso en un chiste) y da gusto ver como Simonson se lo pasa pipa con la planificación de cada pagina.
Para mi lo peor de la obra es constatar que el Miller actual ya ni siquiera sea capaz de casacarse un divertimento tan potable como este. 🙁
«Quizás el mérito de estas ideas hubiese que otorgárselo a Simonson, quien sabe».
Pues no sería de extrañar, recordando la etapa de Simonson al guión de «Los 4 Fantásticos», donde ya mezcló viajes en el tiempo y acción.
El texto narrativo de «…el olor de la victoria» que se ve en la última imagen sí es muy de Miller, inequívocamente XD.
Gracias por comentar a todos. Totalmente de acuerdo con lo de El sonido del trueno y con lo de la etapa de Simonson en 4F. Y lamentablemente con que es una pena que Miller ya no pueda alcanzar este nivel, que un su dia era de trabajo alimenticio.
Ignoro (por eso pregunto insistentemente) las razones del retarso de publicación de esta obra. Lo que dices, New Rodro, es muy razonable, pero me parece extraño por lo que digo en los primeros párrafos: hemos visto por aquí crossovers de franquicias a cascoporro y cómics de justo éstas en la misma medida. Me llama mucho la atención que no se haya conseguido los derechos hasta ahora.
Ignacio, sí, un ocho. ¿Por? ¿Te parece poco o mucho?
Me llama, me llama… aunque solo sea por leer el trabajo de estos dos monstruos en su única (creo) colaboración.