El enemigo interior
«Un gran trabajo, hijo»
No todo el mundo es capaz de aceptar que los demás tienen otros gustos, otras opiniones y otras formas de actuar que, por ser distintas a las suyas, no significa que sean malas. Este es el mantra del arte, una obra puede estar entre las grandes maravillas del mundo que si no te gusta, no te gusta y punto. Sin embargo todos los días podemos ver o leer a alguien que se eleva del suelo por encima de los mortales creyendo que lo que lee, ve o escucha es lo mejor, y eso le hace superior. Esto ocurre también en la moral y en la sociedad, inevitablemente ética, estética y política son tres reflejos del yo. Pero hay que saber respetar a los demás. Enseñarles, sí, compartir, por supuesto, pero siempre teniendo en cuenta que nuestras experiencias vitales son diferentes y eso nos hace recorrer otros caminos que, a priori, pueden parecer no adecuados para uno, pero que si se escucha atentamente la justificación en ocasiones podemos aprender. Básicamente es el autoritarismo contra el respeto. Ese es el argumento del tercer tomo de Rogue Sun.
Para los elevados moralmente es difícil aceptar que las vivencias del resto les llevan a otras elecciones, pero si encima hablamos de una persona más joven ya surge la pregunta ¿Qué me va a enseñar este a mí que no sepa? La falta de respeto hacia la gente joven es también una parte del edadismo, no solo hacia los más mayores, que también, y este tomo de Rogue Sun refleja muy bien este tema, disfrazado de cómic de superhéroes y plagado de acción.
La verdad que en este sentido Rogue Sun es una serie que dentro de lo “normalita que es” no deja de sorprender. Estamos ante el típico cómic de “chico que adquiere poderes y tiene que seguir un legado” pero sus autores son capaces de retorcer todo lo justo como para que cada paso, cada diálogo y cada lucha tenga dos cualidades que la hacen sobresalir: que importan y que emocionan.
En el anterior tomo nos habían dejado un nuevo planteamiento interesante, cuando uno de los antiguos Rogue Sun se hace con el cuerpo de Dylan, encerrando a este en la Piedra Solar y sustituyéndolo en el mundo real. ¿A cuántos se os ocurren historias de este tipo? A mí me vienen a la mente unas cuantas, si embargo Ryan Parrott y Abel logran que todo esto siga sonando fresco.
Al igual que ocurre con otros cómics que comparten este universo, como los Radiants o Inferno Girl Red, los autores son conscientes que estamos en tiempos modernos y que los personajes deben actuar de otra manera, ese es el poder de esta colección y también lo que se plantea en esa lucha entre un Rogue Sun de la época medieval y Dylan. Los tiempos cambian, el bien y el mal ya no es lo que era, ni siquiera el entorno lo es, por lo que esa lucha entre la heroicidad de antes y la de ahora es un tema que se alza como muy interesante en su ligereza. Que al fin y al cabo estamos ante un cómic de acción. Y esto es un foco que los autores no pierden.
Uno de los puntos fuertes de Rogue Sun en su temática es cómo plantea la lucha generacional y la forma en que cada tomo toca un aspecto de esta, con arcos argumentales muy bien cerrados, no exentos de su buen cliffhanger característico del género y de la acción. Porque ante todo es un cómic de acción y en este tercer volumen me atrevería a decir que hay más que nunca, pero Ryan Parrott sigue siendo un guionista excelente, capaz de escribir diálogos muy significativos y de manejar buenas pausas, siempre dejando espacio para que Abel se luzca en las grandes peleas.
Ahí es donde hay una mejoría con respecto al tomo anterior, el dibujo de Abel, con ayuda de Marco Renna en la mitad del tomo, tiene más soltura y más profundidad. Quizás sea por una cuestión de tiempo, puede que aquí fuera con algo más de espacio para desarrollar ciertas escenas, pero las luchas entre héroes y contra los villanos lucen más que nunca.
Me quedo con que me falta un poco de desarrollo en ciertos personajes, en especial en los villanos, pero ¿cómo dar más páginas a esos personajes cuando ellos no son el enemigo real? Puede que más adelante sea el momento. Personalmente estaría años leyendo esta serie a este nivel y tengo muchas ganas de ver qué es lo siguiente que Abel y Parrott planean para Dylan tras dejarnos con ese final.
Lo mejor
• El desarrollo del mito de los Rogue Sun.
• Dylan es un gran personaje y lo están haciendo evolucionar de una manera excepcional.
• El apartado gráfico. Abel sigue siendo un gran narrador del género y la ayuda de Marco Renna le viene genial.
Lo peor
• Puede que se empiece a necesitar algo más de espacio para los villanos, aunque no es lo que la historia pide a estas alturas.
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Guión - 8.8
Dibujo - 8.6
Interés - 9
8.8
...Y Rogue Sun sigue convenciendo al mismo nivel.