Bill Mantlo, todo un caballero de Galador
A la hora de hablar sobre Rom y los Micronautas, resulta obligado referirse a la figura del guionista Bill Mantlo pues, gracias a su labor, el caballero del espacio y los navegantes microversales trascendieron sus orígenes y se convirtieron en los protagonistas de unos tebeos que, por derecho propio, forman una parte más que relevante de la historia de Marvel durante los años ochenta.
La carrera de Mantlo está íntimamente unida a la de Marvel. En sus inicios, a mediados de los setenta del siglo pasado, trabajó como colorista mas, rápidamente, empezó a hacer sus pinitos como guionista. Pronto se ganará una merecida fama como escritor de números de relleno, merece a su rapidez y capacidad. Su firma aparecerá por esta vía en gran cantidad de colecciones hasta su marcha de la casa de las ideas, en 1989. Esto no impedirá que, durante ese mismo tiempo tenga ocasión de escribir etapas más largas, en series tanto grupales como individuales. Así, pondrá su sello en la colección del Hombre de Hierro -con una aportación prácticamente olvidada, tras la llegada a la cabecera de David Michelinie, John Romita JR y Bob Layton-, en la de los Campeones -el grupo de retales- o en The Spectacular Spider-Man, por citar unas pocas. El trepamuros también se beneficiaría de sus atenciones, con historias tan memorables como el viaje en el tiempo narrado en Marvel Team Up. En todas ellas, Mantlo demostrará ser un guionista sobradamente competente, de los que sacan su trabajo sin grandes dosis de espectacularidad. Un artesano de la casa que lo mismo valía para un roto que para un descosido, para una serie de corte urbano que para una del oeste. A veces con más acierto, a veces con menos, Mantlo cumplía, pero, también, aportó a la casa de las ideas una serie de creaciones y personajes que, hoy en día, aún están vigentes.
El talento de Mantlo no solamente sirvió para transformar unos juguetes de relativo éxito -mayor en el caso de los Micronautas, más bien escaso en el caso de Rom- en los protagonistas de unos tebeos que terminaron por fagocitar el producto de procedencia. De su mano literaria surgirán Mapache Cohete, Capa y Puñal o la Sota de Corazones y, a la hora de trabajar con personajes no creados por su pluma, hay que destacar su larga etapa contando las aventuras del Increíble Hulk. Durante cinco largos años, Mantlo llevó a la Masa por derroteros más arriesgados, explorando la psique de Bruce Banner y sentando las bases del conflicto de personalidades entre el científico y su otro yo de piel esmeralda. El escritor dará el gigante verde la personalidad y la inteligencia de Banner y, posteriormente, se la arrebatará, para forzar un exilio interdimensional en el que dará rienda suelta a su creatividad, así como al talento de un dibujante, Mike Mignola, que estaba prácticamente al inicio de su brillante carrera como ilustrador. Mantlo plantaría las semillas de muchos de los conceptos que, poco después, el guionista Peter David se encargaría de cultivar y cosechar, para convertirse, para muchos lectores, en el escritor definitivo de las aventuras de la Masa. Sin entrar en discusiones bizantinas sobre ese particular, no sería desacertado afirmar que la etapa de Mantlo rivaliza con la de David, por cuanto se anticipó a la estrategia de cambios, en las que la tragedia se cebaba una y otra vez con Hulk, que lograba alcanzarlo todo, para luego perderlo.
A mediados de los ochenta, Bill Mantlo -secundado por el equpo gráfico que le había acompañado en las aventuras de la Masa- intercambió puestos y colecciones con John Byrne, de manera que pasó contar las andanzas del gigante verde a hacer lo propio con los superhéroes canadienses que componían, de forma más o menos inestable, el grupo Alpha Flight. El prolífico autor británico-estadounidense se había cansado de sus creaciones y quería hincar el diente creativo a otra de las creaciones primigenias de Lee y Kirby. El guionista se despedía de Hulk dejándole de vuelta en la Tierra, para afrontar un reto que, de tan temerario, se antojaba insensato: tomar el relevo en un tebeo tan personal y de autor como Alpha Flight. Durante tres años y medio, Mantlo convertiría la serie en una más convencional, donde sus protagonistas hacían por trabajar en equipo, en lugar de ser una colección de individualidades. Visto con perspectiva, hay que destacar el hecho de que, pese a convertir al grupete en una suerte de vengadores canadienses, mantuvo el tono terrorífico que había sido santo y seño de su creación. Con un equipo gráfico más adecuado -por ejemplo, manteniendo las tenebrosas tintas de Gerry Talaoc- quizá hubiera calado más profundamente en la mente de una parroquia que, en el mejor de los casos, recuerda esos tiempos como el lugar de inicio de un novato Jim Lee.
Entre tanto, Mantlo se sacaba la carrera de Derecho y empezaba a compaginar las labores de guionista con las de public defender -lo que vendría ser un abogado de oficio, a este lado de la charca-. Desencuentros editoriales con Marvel le llevarían brevemente a DC, donde firmaría la miniserie Invasion! Su carrera, de manera lamentable, se vería definitivamente truncada por culpa de un atropello, acontecido el 17 de julio de 1992. El autor saldría del coma, pero con severos daños cognitivos que le han mantenido durante los últimos treinta años como persona dependiente. Aquí y aquí se ha comentado el estado de su situación, ya irreversible.
La historia de Bill Mantlo es la de un autor que, sin contarse entre los nombres estelares de la industria, desarrolló un trabajo tan prolífico como notable. Su situación actual, comparada con los rendimientos que han dado las adaptaciones de sus creaciones a otros medios, es otro signo de la capacidad que la industria tiene para olvidar a quienes la alimentaron. No deja de ser doloroso contemplar la paradoja que supone ver vivir de la beneficencia y la solidaridad de parientes, amigos y seguidores a quien concibió personajes que hoy forman parte del universo cinematográfico de la editorial en la que trabajó durante la mayor parte de su carrera. El movimiento empresarial que ha llevado a recuperar dos colecciones protagonizadas por juguetes es testimonio del buen hacer de Mantlo y sus colegas de labor, que lograron que, a cuarenta años vista, sigamos recordando aquellos tebeos. Una oportunidad ideal para que la casa de las ideas rinda homenaje -en el sentido de dar trigo y no solamente de predicar- a quien tanto le dio.
ROM el Caballero del Espacio
ROM es un pequeño milagro. No debería haber funcionado y si lo hizo fue por el empeño de Bill Mantlo. No voy a repetirme mucho con respecto a la labor de Mantlo ya que ya ha sido comentada por otro compañero, pero es imposible hablar de ROM sin hacerlo también un poco de su guionista y cocreador.
En 1979, la empresa juguetera Parker Brothers, especializada en juegos de mesa, lanza al mercado una figura articulada con forma de robot de cartón al que han aplicado una capa de pintura plateada. La publicidad de la época hablaba de cómo ROM contaba con “sonidos de respiración realistas” y varios accesorios también con efectos sonoros como eran el Traductor, el Analizador y el Neutralizador (que serían trasladados a las páginas del cómic).
Cuenta la leyenda que Mantlo, una figura muy secundaria por aquel entonces en Marvel, vio a su hijo jugar con un muñeco de ROM y tuvo la corazonada de que ahí había potencial para un cómic. Bueno, no solo para un cómic sino para una colección mensual. Fue Mantlo quien convenció a Jim Shooter, por aquel entonces Editor en Jefe de Marvel para que licenciara al personaje (como había hecho ya Marvel con Star Wars por ejemplo) y le diera a él mismo las riendas del título.
En aquel entonces, la mayoría de los juguetes eran solo juguetes. Las intrincadas historias que se crearían en los años 80 con las líneas de juguetes (y series de televisión) de G.I.Joe y Transformers apenas se habían insinuado. ROM era un muñeco con características físicas muy definidas pero nada más. No había historia, ni personalidad. Por no haber, no había ni otros muñecos relacionados con ROM, ni aliados ni enemigos. ROM era una hoja en blanco y Mantlo sacó petroleo de ello.
ROM es la historia de un hombre que vive en un lejano planeta llamado Galador y que decide sacrificarse para ayudar a su planeta a combatir a los temibles Fantasmas del Espacio (traducción muy libre del original Dire Wraiths). El sacrificio del protagonista consiste en renunciar a su vida y transformarse en un Caballero del Espacio haciendo suya una armadura-traje de combate que le convierte en una especie de cyborg. En ROM, el héroe, no es difícil ver ecos de Robocop y Estela Plateada. Y mucho ojo quien repase estos cómics porque verá no solo influencias sino ideas que han sido desarrolladas de otra manera años después como el giro que da la serie en el #25 con ROM volviendo a Galador después de años combatiendo a los Fantasmas por distintos planetas para encontrarse un panorama que recuerdo MUCHO a lo escrito por Alan Moore en Wildcats casi dos décadas después.
El punto de partida de la serie es la búsqueda, por parte de ROM, de los Fantasmas por todo el universo, llegando en el #1 a la Tierra -en una extraordinaria introducción del personaje a cargo de Sal Buscema. Los Fantasmas son unos enemigos tan poderosos como inteligentes, contando además con la habilidad de poder adoptar la forma de cualquier otro humanoide. Son unos skrulls mágicos, lo cual no suena muy bien, pero Mantlo los escribe siempre como una amenaza real para los héroes. Y digo héroes porque el guionista, en uno de sus mejores ideas para la serie, crea un grupo de personajes secundarios, otros Caballeros del Espacio, que le sirven para hablar de diversas maneras sobre la guerra y el conflicto, sobre el sacrificio y el honor. Es especialmente recordada la trágica historia del Caballero Terminator, un antagonista/compañero con una historia de pérdida que resuena y amplifica los temas expuestos por Mantlo en este cómic.
ROM es una space-opera que abraza su influencia pulp sin ningún tipo de pudor. Y otro de los grandes méritos de Mantlo es ser capaz de imbricar este relato dentro del Universo Marvel tradicional con una facilidad pasmosa. A lo largo de su periplo editorial en la Casa de las Ideas, ROM se encontraría con los 4 Fantásticos, los Vengadores, la Patrulla X (y acaba siendo fundamental en la evolución a heroína de Pícara), Doctor Extraño, Power Man y Iron Fist, Namor e incluso Shang-Chi. ROM es la belleza de las historias sencillas (que no simples), de un héroe sin pizca de cinismo y unos villanos más malos que la tiña. ROM es un héroe justo y compasivo, y nunca pierde de vista el miedo a perder sus últimos vestigios de humanidad.
El trabajo de Sal Buscema, es uno de sus más, desgraciadamente, olvidados y es una pena porque el Buscema de ROM está alcanzando su madurez gráfica y aquí convierte sus limitaciones en ventajas. Solo hay que ver el casi esquemático diseño de los Caballeros del Espacio, de un aparente simplismo pero tremendamente eficaces. Buscema es aquí dinámico y exagerado, dramático y grandilocuente, lo que pide la historia ni más ni menos.
El muñeco de Parker Brothers fue un fracaso en ventas mientas que la serie de ROM duró el tiempo de validez del contrato de licencia. En total 75 números entre 1979 y 1986 que representan uno de los mejores ejemplos de ciencia-ficción espacial en cómic de todo el siglo XX. La integración de ROM con el resto de los personajes Marvel fue fundamental para su éxito y posterior lugar como cómic de culto. Perder los derechos de ROM no implicó perder los derechos del mundo creado por Mantlo y hemos podido leer, en años posteriores, series limitadas dedicadas a los Caballeros del Espacio; pero también disfrutar de los Fantasmas del Espacio en historias que hablan sobre ROM sin mencionarle una sola vez (como en los Nuevos Guerreros de Evan Skolnick y Patrick Zircher, una etapa que sin poder compararse con la original de Nicieza y Bagley, sigue siendo muy disfrutable). Luego está el caso de Peter David que, muy inteligente él, le hizo aparecer en la boda de Marlo y Rick Jones pero sin su armadura no vaya a ser que los abogados empiecen a ponerse nerviosos.
ROM es un recuerdo y una historia oral. Es encontrar números ajados y con hojas grises en el Rastro o el Mercado de San Antonio. ¿Te imaginas poder tener la ocasión de leer esos cómics perdidos?
Los Micronautas
Sin duda alguna los Micronautas han sido, y siguen siendo, una de las colecciones más deseadas por parte del fandom que pudo llegar a paladear sus aventuras antes de dejar de ser publicados por Marvel Comics por problemas de índole jurídica. No solo eso, sino que son los héroes más pequeños que han aparecido en los cómics de La Casa de las Ideas, con el permiso del Hombre Hormiga. Realmente estamos hablando de un concepto peligroso como lo es la nostalgia. Este sentimiento acerca de tiempos pasados, y de un recuerdo que se ha difuminado sobre algún aspecto que puede incluso estar idealizado, ha colocado la mitología que gira entorno de Los Micronautas en un pedestal. Sumado a la casi imposibilidad de una edición en condiciones de este material clásico, tenemos un caldo de cultivo perfecto para poner en el mercado un producto altamente deseado y con posibilidad de ser un éxito en ventas.
Pero qué ocurrió para que Los Micronautas casi despareciesen de nuestras tiendas, y por aquel entonces quioscos. Ocurrió lo que tenía que ocurrir siempre que el dinero está revoloteando alrededor de algo, problemas legales. Marvel Comics que intentaba hacer negocios lucrativos se asoció con la empresa Mego Corp., obteniendo los derechos para publicar una nueva colección basada en unos muñequitos inspirados en los juguetes de Mego. Bill Mantlo y Michael Golden fueron los arquitectos de una historia que desarrolló en el interior de una molécula: el Microverso.
En nuestro país dichas aventuras fueron parte de la infancia de muchos ya avezados y trillados lectores, que crecieron junto con los Transformers, y los Shogun Warriors. La edición en España de estos héroes corrió de la mano de Mundicomics primero y Surco después, que como sabemos fue creada por Josep Torra tras haber cerrado Ediciones Vértice con la intención de reflotar la editorial. Ambas editoriales consiguieron que los Micronautas fuesen publicados en nuestro país. La primera de ellas constó de 4 números, siendo su primer número de octubre de 1981 e incluyendo los dos primeros números de la serie original. Como era lo esperable las portadas de la colección corrieron de la mano del fantástico López Espí. La segunda edición, de Surco, constaría de 7 números y comenzaría en 1983 continuando donde lo dejó Mundicomics. López Espí también sería el autor de todas las portadas.
Pero ¿quiénes son los Micronautas?
Tal y como he adelantado anteriormente, estos héroes tienen un peculiar origen. Su inspiración viene dada de una línea de figuras de acción de Mego Corp. En realidad, se trata de un cambio denominativo de la marca de una serie de juguetes venidos de Japón, Microman. De esta línea de juguetes podemos hablar de varias ediciones, y la que nos ocupa, que duró de 1976 a 1980, es la clásica como viene siendo denominada entra los coleccionistas. Hay que decir que esta línea derivó en New Microman y luego Microchange. Esta última serie es la semilla de lo que posteriormente se convirtió en parte de Transformers (en concreto aquellos los decepticons que se transformaban en objetos como el caso de Megatron que era una pistola, y Soundwave que se transformaba un reproductor de casetes). ¿Casetes? ¿qué palabra es esa?, tranquilos jovencitos, deciros que antiguamente algunos de los aquí presentes escuchaban música en unos aparatos ciertamente incomodos de llevar a la piscina que, afortunadamente, gracias a las partículas Pym se transformaron en walkman y después en dispositivos de alta tecnología Stark denominados Mp3 y Mp4.
Yendo a lo que nos ocupa, la serie de cómics tuvo una duración bastante larga, en concreto 59 números regulares, más 2 anuales. No podemos olvidar la demandada miniserie, en el mercado de segunda mano, que cruzaba los caminos de nuestros héroes del Microverso con La Patrulla-X, la cual duró 4 números. Posteriormente el título se relanzó como como Micronauts: The New Voyages, con una duración de 20 números (octubre de 1984 a mayo de 1986). La serie fue escrita por Peter Gillis y contó con ilustraciones de Kelley Jones al principio de su carrera. Después de esta serie, la licencia de Marvel caducó. Y llas mentes pensantes ¿cómo solucionaron este problemilla? Cansados ya de la guerra, los Micronautas que han sobrevivido dejan atrás el Microverso y se embarcan en un viaje de exploración. Tras descubrir la verdadera naturaleza del Microverso, en un acto final que restaura su mundo en ruinas, se sacrifican.
La historia y trama de Los Micronautas, en sí, tampoco es muy innovadora y sigue mucho la estela de películas de la época, viniéndome a la cabeza como no podría ser de otra manera, Star Wars e incluso La Fuga de Logan. Los Micronautas son parte de una fuerza de resistencia que se oponía a un imperio del mal dentro del universo subatómico. Si atendemos a los protagonistas, vemos claramente las similitudes con los protagonistas de Una nueva esperanza. Arcturus Rann, alias Planeador, la exiliada princesa Marionette, el forzudo Acroyear, el robótico Microton, y, sobre todo, el malvado Barón Karza, que está claramente influenciado por Darth Vader.
Tras los problemas legales que impidieron a Marvel Comics el uso de los personajes como habían sido concebidos, quedó como imperecedero legado la introducción del concepto del Microverso, una dimensión alternativa a la que uno puede llegar sin reduce su tamaño a nivel subatómico. Entre los habitantes más notables se encuentran Psycho Man y Jarella (amante de Hulk) por ejemplo. Incluso en versión cinematográfica hemos visto su versión en la última película de Ant-Man, Ant-Man y la Avispa: Quantumania.
Además, los Micronautas están estrechamente conectados con el Capitán Universo. El Uni-Power que dota al anfitrión de los poderes de dicha entidad cósmica fuera del Microverso, es en realidad una faceta de la Fuerza Enigma, y la Fuerza Enigma en sí misma es el Microverso. Una de las funciones principales del Uni-Power es mantener la barrera física entre el Microverso y el Macroverso, y con ella ser el muro de contención de los Whirldemons, o Demonios de los Remolinos (traducción al español), vistos por primea vez en la entrega 31 del primer volumen de Los Micronautas. Recordemos por ejemplo la relevancia de esta entidad en el devenir de El Rey de Negro, por ejemplo.
La pérdida de los derechos abocó a la práctica desaparición de estos héroes sin bien han hecho algún cameo en las series de Marvel, sin el uso de armaduras e incluso identidades bajo el nuevo alias de «The Microns«, siendo su aparición más reciente hasta la fecha en el evento Minimal Carnage. No olvidemos la importancia de Bicho en la alineación de Guardianes de la Galaxia de Dan Abnett y Andy Lanning.
En 2002, Image Comics obtuvo la licencia de cómics de la franquicia de Los Micronautas pero esta historia será contada a su debido momento.
¿Qué fue de ROM y los Micronautas?
La noticia de la recuperación por parte de Panini de las colecciones clásicas de ROM y los Micronautas es algo que muchos seguidores estaban esperando desde hace literalmente décadas. Marvel sacó licencias de diversos productos relacionados con juguetes, ahí quedan los cómics de G.I. Joe o Transformers, pero en el caso de los dos que estamos tratando hoy es especial, pues no solo sacaron sus series sino que en ambos casos fueron creadores de un gran entorno para sus personajes y los insertaron dentro del Universo Marvel. Pero, como han contado mis compañeros, esto se truncó en 1986 y ambas colecciones fueron canceladas.
Los temas de los derechos legales de Micronautas y ROM han hecho correr ríos de tinta, en especial los del último, porque unos no podían usar a los protagonistas y los otros no podían ni mencionar muchos elementos que les dieron identidad, incluso algunos de los personajes se quedaron en La Casa de las Ideas. Pero con el tiempo Hasbro, que se fue haciendo con los derechos de los juguetes, llegó a realizar varios movimientos. Así tanto Micronautas como ROM han visto nuevas series en otras editoriales. Empecemos por los enemigos del Barón Karza.
Tras un fallido intento de sacar una serie de dibujos animados a finales de los noventa, Hasbro llega a un acuerdo con Devil’s Due Publishing para lanzar cómics de Los Micronautas. Devil’s Due Publishing era un sello editorial que publicaba por medio de Image Comics, así Los Micronautas tuvieron una nueva serie que mezclaba personajes clásicos con otros nuevos, creados para relanzar la línea de juguetes. Esta colección duró once números, más un especial, que se lanzaron desde junio de 2002 hasta septiembre de 2003, escritos primero por Scott Wherle y luego por Dan Jolley, con un plantel de diversos dibujantes, entintadores y coloristas.
Por esa misma época, de febrero a mayo de 2003, Image también publicó una miniserie de cuatro números titulada Micronauts: Karza, dedicada al origen del villano, con guion de Jim Krueger y dibujo de Steve Kurth.
Pero todo esto se acabó pronto, y no porque se cancelase la serie principal sino porque Devil’s Due Publishing decidió irse de la editorial y publicar por sí mismos. De esta forma apareció en el mercado una nueva serie de Los Micronautas, que seguiría con Dan Jolley a los guiones mientras que del dibujo se encargaba uno de los autores que había hecho lo propio en la serie original de Marvel, Pat Broderick. Sin embargo la jugada no les salió muy bien y esta nueva serie duró solo tres números, que salieron a la venta en 2004.
Mientras tanto de ROM no se sabía nada, el tema de los derechos en su caso era mucho más complejo al estar parte de ellos en manos del creador del juguete, pero pronto la historia de ambas series se acabaría por unir.
Ahora tenemos que dar un salto importante para irnos a 2016. Hasbro ya tenía cómics licenciados a la editorial independiente IDW así que ese año deciden dar el paso con ambas franquicias y lanzar cómics tanto de Micronautas como de ROM.
Los primeros tuvieron menos éxito. Aún con un equipo creativo tan interesante como el formado por Cullen Bunn al guion y David Baldeón a los dibujos, el cual se encargó del rediseño de muchos de los personajes, la primera serie de Los Micronautas en IDW no pasaría de los once números, más un anual de 2017, obteniendo no muy buenas críticas.
Por otro lado ROM entraba en acción por la puerta grande, Chris Ryall y Christos Gage escribían, con diferentes dibujantes involucrados, una serie del Caballero Espacial que comenzaría en 2016 y se alargaría durante quince cómics (catorce números más un especial 0). No es una cifra espectacular, pero ROM sí que ha estado presente en el universo de IDW. Ese mismo año participó en el cruce Revolution, teniendo un especial dedicado a él, donde se veían las caras ROM, Los Micronautas, Transformers y G.I. Joe, lo que viene siendo un universo Hasbro.
Por si esto fuera poco, ya en 2017, ROM y Los Micronautas se volverían a cruzar en el especial First Strike, un one-shot, pero para enfrentamiento el de la miniserie de cinco números Rom vs Transformers: Shining Armor, cuyo título habla por sí solo.
Cullen Bunn volvió a intentar una incursión con los Micronautas ya a finales de 2017, con otra miniserie de cinco números llamada Micronauts: Wrath of Karza, centrándose una vez más en el enigmático villano. Justo después de esta, ya en 2018, Christos Gage se encargaba de otra miniserie que unía ambos títulos, Rom & the Micronauts, también de cinco entregas.
Saltamos a 2020, dejando ya de lado a Los Micronautas y asistimos a la publicación de una serie nueva del caballero de brillante armadura, ROM: Dire Wraiths, una vez más con Chris Ryall al guion y diversos dibujantes en ello, incluyendo a Sal Buscema, ni más ni menos. Desde entonces ya no se sabe nada más de estos personajes. Además hay que recordar que IDW perdió las licencias para realizar cómics de Transformers y G.I. Joe, con lo que la relación con Hasbro se ha tambaleado bastante. Ahora Micronautas y ROM han vuelto a la casa que mejor los trató.
Pues con la ilusión que les habéis puesto a estas series, me han entrado ganas de leerlas. Me suenan algunos personajes por su aparición en cómics posteriores (como Aniquilación) pero me parece que no he leído ningún número de las series originales. Tomo nota y me uno al club de los que esperan la edición española.
P.d. Solo he leído el artículo hasta donde dice que hay un giro en el número 25 de Rom y parece que lo va a destripar. ¡Cuidado con los spoilers!
Jejeje 40 años igual es tiempo suficiente para ese spoiler. No obstante no es un spoiler en sí sino un cambio de rumbo que, si has leído Aniquilación, no te resultará extraño.
El motivo del artículo es precisamente que Marvel va a sacar una reedición de un material pocas veces reeditado. Entiendo que no es descabellado pensar que mucha gente no lo haya leído.
En todo caso, era una sugerencia constructiva (y creo que razonable). Con esto no quiero eclipsar el tremendo artículo que está claro que ha tenido que llevar mucho trabajo de varios redactores. Generalmente esta clase de artículos me gustan mucho, pero este me ha dado un poco de miedo terminarlo por el motivo que comenté.
Nada, puedes leer con calma, simplemente me hizo gracia, pero me lo tomo como algo constructivo.
Como comenté en otro post de la noticia.
Ya solo faltaría editar Atari Force de Lopez, 2001 de Kirby y Atmosfera Cero de Steranko para completar los incunables derivados de juguetes o pelis.
Y sería feliz!