Poco ruido y muchas nueces…
«- Entonces, ¿no existe el vacío?
– Depende. «
Les aseguro que me apetecía mucho hacer esta reseña. Porque la lectura de Ruido, la última obra publicada de Antonio Hitos, es una experiencia única, inigualable, extraordinaria… y estaba impaciente por compartirla con todos ustedes.
Encontramos en Ruido una escena asombrosa donde el protagonista de la historia está durmiendo en el suelo de una habitación, de repente suena una suerte de despertador, lo apaga y se enciende una llama que deriva en una pequeña explosión. El sujeto apaga el incendio con un extintor y acaba rociando todas las paredes, techo y suelo con la espuma blanca. A medida que expande el producto las viñetas van quedándose completamente vacías. Pasa el aspirador y el blanco es nuclear, inmenso, dominante.
Reina la nada alrededor del protagonista. Se dirige hacia una ventana donde se atisba el exterior por una ranura, sube la persiana y el cuadrado visible aumenta. Corte. Viñeta a toda página. Estamos en el exterior y en el primer piso de un edificio en mal estado vemos a nuestro sujeto mirando por la ventana. La calle circundante es abigarrada, llena de pintadas, confusa. Corte. La siguiente página nos describe en seis viñetas, distribuidas en tres tiras de dos cuadros cada una, lo que el personaje divisa desde su atalaya. Ve diversos seres amorfos y extraños inmersos en un mundo urbano insólito y desordenado. Corte. Volvemos a la habitación vacía. En una viñeta que ocupa toda la página el protagonista se aleja de la ventana a toda prisa. Fin del capítulo.
Es un tour de force narrativo espectacular, una escena extraordinaria, muda, que marca el tono de la obra y que define perfectamente la asombrosa capacidad de Antonio Hitos para crear mundos completamente distintos y de explicarlos con una precisión y un talento expositivo excepcionales.
La clave para disfrutar completamente de esta desconcertante historia es soltar el pie del freno, dejarse llevar completamente por donde quiera su asombroso autor, imitar al protagonista principal – un skater lacónico y estoico – y surfear por este universo urbano, abigarrado y caótico que se nos propone.
Ruido es un travelling, subidos a un monopatín, en el que visitamos un paisaje metropolitano lleno de escombros, de humedades, elementos derruidos y seres extraños. Se trata de una street movie que describe un viaje sin un aparente destino fijo, que se ve interrumpido por la invasión de unos alienígenas, por el derrame masivo de blandiblú tóxico o por los múltiples insultos y ataques de seres maliciosos apostados en una esquina. Lo relevante no es a donde vamos si no lo que nos encontramos por el camino.
El protagonista es un ser solitario, poco amante de las palabras y de las normas sociales que viaja por la ciudad a bordo de un monopatín. También encontramos a dos chicles antropomórficos, dos operarios del servicio de mantenimiento urbano, dos ratas parlanchinas y muy filosóficas, dos dependientes disfrazados de peluches risueños, un policía precipitado, una secreción del váter de unos grandes almacenes; paranoico e histriónico y un cubo de la basura, junto con su sombra, de comportamiento sádico y cruel. Esta fauna se verá atacada por una escuadrilla de ovnis que alterará la rutina comunitaria.
Además, Hitos se sirve de los principios básicos de la entropía para hablarnos del cambio, del paso del tiempo y del vacío; de la nada cósmica. Pero en esta obra se perciben otras temáticas como los recortes sociales, el acoso o la soledad.
Tanto en el apartado narrativo como en el artístico, Antonio Hitos nos plantea un enfoque absolutamente radical y revolucionario.
Su puesta en escena es casi monolítica. Estructura cada página con una cuadrícula de tres tiras con dos viñetas casi cuadradas cada una. En ellas mueve a sus personajes en plano figura, no existen ni los planos medios ni los primeros planos. La sensación es de flujo continuo como si estuviéramos ante una pantalla con imágenes en movimiento. En contadas ocasiones interrumpe este discurrir de la acción y lo hace con unas hermosas splash pages de carácter más reflexivo y poético. La parte final se resuelve con dos espectaculares secuencias formadas por viñetas de una página, una con la invasión alienígena como eje, la otra con la conclusión filosófica final del protagonista.
La definición de sus personajes está muy elaborada. Aunque el autor trabaja con personalidades arquetípicas, cada una tiene un carácter propio que adquiere a base de pocos trazos y movimientos muy característicos. Hitos adopta un estilo cartoon, lleno de referencias pero al mismo tiempo muy personal. El uso de las onomatopeyas es esencial para entender las acciones y aporta un enorme componente estético a cada viñeta.
El entintado es rotundo, preciso y elegante y el uso de las manchas negras sobre enormes superficies de blanco – o al revés – está resuelto con una perfección casi absoluta, de una manera magistral y hermosa.
El artista se fija en las obras de los pioneros de las tiras de prensa para alcanzar una cierta abstracción, para volver a los mecanismos básicos de la historieta, para perseguir la sencillez. Con ello alcanza una depuración casi asombrosa eliminando de su trabajo todo lo superfluo, todo lo que sobra, todo el ruido.
Antonio Hitos nació en Huelva en 1985. Sus primeros trabajos se publican en el fanzine muCHOCOmi, colaborando con el colectivo Seis Viñetas. Se licencia en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla. Empieza a colaborar con la revista El Víbora hasta su cierre en 2004. A partir de entonces se dedica a hacer storyboards y a preparar su primera novela gráfica titulada Inercia (2013) que ganará el premio VII Premio Internacional de Novela Gráfica Salamandra-FNAC. En 2015 es nominado como autor revelación en el Saló de Còmic de Barcelona y con su segunda obra, Materia (2016), ha sido premiado con la beca INJUVE. Se traslada a vivir en Angoulême donde realiza su última obra publicada, bajo el título de Ruido (2023) que supone una evolución trascedental en su estilo gráfico y narrativo.
La edición técnica y física del tomo a cargo de Astiberri, siguiendo las indicaciones del propio autor, es realmente sobria. El libro es en rústica, tiene un tamaño reducido, casi cuadrado, aunque no es ninguna molestia para la correcta lectura de la obra y le acaba confiriendo al producto un aspecto único y original. Está muy bien impreso y cuenta con un papel muy correcto, mayoritariamente de un tono entre amarillento y crema, salvo las páginas del prólogo y el epílogo que son de un blanco radiante. El precio es algo alto, pero les aseguro que la obra vale cada céntimo que se gaste en ella.
Con Ruido, Antonio Hitos busca eliminar todo lo superfluo, todo lo accesorio de su obra. Eliminar el ruido… Y en esta búsqueda de lo esencial, en su obsesión por la depuración constante consigue que el resultado final sea un trabajo sobresaliente.
Con su tercera publicación el autor onubense ha alcanzado la madurez artística y narrativa. Ahora solo nos queda disfrutar de esta esplendida propuesta, digerirla lentamente y esperar a las siguientes con impaciencia y avidez.
Le rogamos a Hitos que la espera no sea demasiado larga, no sé si podremos soportarlo.
Salut!
Lo mejor
• Todo.
Lo peor
• Nada.
Guion - 9
Dibujo - 10
Interés - 9.5
9.5
Skater
Estamos ante la obra de madurez de un autor único e inimitable. Un relato absorbente y desconcertante
Magnifica redeña. Es alucinante este tebeo, como juega con la página y el movimiento, las onomatopeyas, la sencillez y el trasfondo, el diseño y la elección de ese color en lugar del blanco, y el humor mezclado con la filosofía, con momentos de puro slapstick
De lo mejor del año junto a Por Culpa de una Flor de María Medem.