Los felinos tienen algo que los hace fascinantes. Su insinuante andar, su mirada inteligente y astuta, sus movimientos armoniosos que les permiten moverse por el mundo sin tocarlo, sin hacer ruido, pero sin perderse ni un solo acontecimiento de cuantos los rodean. Son profundos y orgullosos. Eficaces cazadores, crueles con sus presas, dotados con extraordinarias herramientas evolutivas que les otorgan características inéditas en otros animales, vista y oído que hacen que la noche no sea tan tenebrosa. En resumen son misteriosos seres vivos cuya majestuosidad no se limita a los grandes felinos, pudiendo ver el porte de un pequeño rey de la selva hasta en el más humilde de los gatos callejeros de nuestras ciudades.
Tal vez por ello es por lo que en la primavera de 1940 Bill Finger crea un ambiguo personaje para una de las historias incluidas en el número 1 de Batman: Catwoman. Si bien es cierto que no usa tal nombre en dicha historia , se refieren a ella siempre como la gata, sin lugar a dudas es el germen de lo que vendría después. Desprovista de uniforme felino y disfrazada como una anciana, Selina Kyle, se dedica a robar joyas con el único fin de lucrarse, rehuyendo la violencia en todos su robos que ejecuta con elegancia y sigilo. En esta versión de la Edad de Oro (Tierra-2) su origen quedaría definido en otoño de ese mismo año cuando se narra que Selina es una azafata de aerolíneas que sufre un aparatoso accidente que la deja amnésica y cuyos únicos recuerdos son los de la tienda de animales, en especial de los felinos, de su padre. Esta versión acabaría por reformarse, abandonando su vida delictiva y casándose con Bruce Wayne. Años más tarde tendrían una hija, Helena, que con el tiempo y con el detonante de la muerte de sus padres, acabaría asumiendo la identidad de La Cazadora.
En la versión de la Edad de Plata y Bronce, por el contrario, no abandonaría su vida delictiva y continúa siendo un interés romántico esporádico de Batman, un ir y venir de enfrentamientos donde la tensión sexual mal resuelta es la tónica hasta que llega el año 1985.
Con Crisis todo cambia y lo hace de manera contundente.
En 1987 Frank Miller toma las riendas de lo que va a ser el relanzamiento de Batman con la miniserie Batman Año Uno. En ella Miller convierte a Selina en una prostituta dominatrix amante de los gatos que comienza a robar joyas que, incitada por la presencia de Batman en Gotham, acaba por hacerse un disfraz de inspiración felina con el que esconder su identidad en los robos. Esta Catwoman se presenta como una anti heroína, un personaje fuerte con un origen sórdido que se rehace y se aleja de la imagen de la Catwoman de la Edad de Oro y Plata.
El personaje gozaría de una serie limitada en 1989 de manos de Mindy Newell que se dedicaría a profundizar en cómo se entrenó para ser Catwoman, su relación con su hermana Maggie y en desarrollar al personaje para dotarlo de más aristas que definieran más su característico doble juego entre héroe y villano.
Ya en los años noventa, Jim Balent, un nuevo talento emergente de DC, se encargó durante los años 1993 hasta 1999, con Jo Duffy, Chuck Dixon, Doug Moench y Devin Grayson en este orden a los guiones, de la serie regular de Catwoman. Una serie que alcanzó los 94 números y marcó al personaje de manera profunda.
Con el cambio de siglo Ed Brubaker presenta su personal y vital visión de la gata más carismática de DC. La serie de los años noventa estaba ya muerta y precisaba de una renovación profunda que en manos de Brubaker se tradujo en convertir a Selina en una heroína de los bajos fondos, apartándose de esta forma de su figura de villana de forma definitiva.
El guionista Justin Gray retoma a la Catwoman de los años 90 para Convergencia y la introduce en una historia que la tiene atrapada bajo la cúpula durante todo un año que hace que termine por convertirla en la salvadora de los barrios bajos. Pero su mayor desafío no es lidiar con los criminales convencionales, sino la llegada del Batman de Kingdom.
El apartado gráfico de esta serie recae en manos de Ron Randall que aunque su nombre pueda decirnos poco, su trabajo lo hemos podido ver en series tan relevantes como La Liga de la Justicia de Europa, Warlord o el Sargento Rock. Un dibujante de trazo rígido pero que nos llega tremendamente evolucionado con este trabajo del que esperamos mejores resultados que los conseguidos por la serie de los noventa en sus últimos números.
La etapa de Brubaker es una delicia. Aquí dio muestras que estaba para hacer cosas impresionantes. Que manera de cambiarle el rumbo a este personaje con historias cargadas de suspenso y acción, un hard bolied a la vieja usanza.
Si a esto sumamos el artes de Darwyn Cooke, Cameron Stewart y Paul Gulacy los que vivimos esta etapa en su minuto quedamos impresionados.
Los personajes secundarios, los villanos, las tramas, el trabajo gráfico, el nuevo traje, había tanto pero tanto talento que de verdad dolió cuando Brubaker dejó DC, claro que para hacer otro obra soberbia como fue su Capitán América.
Pero la diferencia estaba que con Selina el guionista contaba sagas de 5 o 6 números donde no perdía ni una sola página para contar algo relevante.
Todos hablan del Ojo de Halcón de Fraction, pero es porque no se leyeron el Catwoman de Brubaker.
La etapa de Brubaker es una delicia. Aquí dio muestras que estaba para hacer cosas impresionantes. Que manera de cambiarle el rumbo a este personaje con historias cargadas de suspenso y acción, un hard bolied a la vieja usanza.
Si a esto sumamos el artes de Darwyn Cooke, Cameron Stewart y Paul Gulacy los que vivimos esta etapa en su minuto quedamos impresionados.
Los personajes secundarios, los villanos, las tramas, el trabajo gráfico, el nuevo traje, había tanto pero tanto talento que de verdad dolió cuando Brubaker dejó DC, claro que para hacer otro obra soberbia como fue su Capitán América.
Pero la diferencia estaba que con Selina el guionista contaba sagas de 5 o 6 números donde no perdía ni una sola página para contar algo relevante.
Todos hablan del Ojo de Halcón de Fraction, pero es porque no se leyeron el Catwoman de Brubaker.